La Paradoja de la Libertad Humana y la Omnisciencia Divina
La idea de la libertad humana surge para responder al problema del mal: tenemos la capacidad de elegir entre dos caminos, el del bien y el del mal. Sin embargo, esto negaría la omnisciencia de Dios, quien todo lo sabe, incluso nuestros actos futuros.
Este conocimiento del futuro implicaría la predestinación. Si bien creemos tener el poder de elegir, un ser superior ya conocería nuestra elección antes que nosotros, lo que anularía nuestra capacidad de libertad. La solución que Boecio propone es entender que Dios no percibe el tiempo de forma lineal, como los humanos, sino que ve el pasado, presente y futuro simultáneamente, como una unidad. Por lo tanto, no nos ve en un momento determinado del presente con un futuro posterior; su conocimiento no anula nuestro libre albedrío.
Gobierno y Religión en la Edad Media: Agustín y Tomás de Aquino
Las teorías de Santo Tomás de Aquino y San Agustín coinciden en la gran importancia que la Iglesia debe tener sobre el Estado, con el matiz de que San Agustín defiende una teocracia, mientras que Santo Tomás de Aquino considera que la Iglesia debe orientar el poder político, no ejercerlo directamente.
La Doctrina de las Dos Ciudades de San Agustín
San Agustín relaciona la Iglesia y el Estado con la lucha de dos ciudades: la Ciudad de Dios (compuesta por quienes aman a Dios) y la ciudad terrenal (compuesta por quienes se aman a sí mismos). Según él, el Estado solo es justo cuando los virtuosos gobiernan sobre los pecadores. Por ello, defiende la teocracia, postulando que la ciudad terrenal debe estar al servicio de Dios.
El Derecho Natural en Santo Tomás de Aquino
Para ambos pensadores, existen las leyes divinas, las naturales y las positivas, siendo estas últimas propias de cada sociedad. Santo Tomás de Aquino afirma que existe una ley natural que establece que el ser humano posee ciertos derechos inherentes, como el derecho a la vida. Esta ley sirve de base para la idea de los derechos humanos.
Las Vías de Santo Tomás de Aquino para Demostrar la Existencia de Dios
A continuación, se analizan dos de las célebres Vías de Santo Tomás de Aquino:
La Segunda Vía: La Causa Eficiente
En la Segunda Vía, encontramos la influencia de Aristóteles. Los pasos son los siguientes:
- El primer paso se encuentra entre las líneas 1 y 3.
- El segundo paso se halla en la misma sección: «Hallamos que en este mundo de lo sensible hay un orden determinado entre las causas eficientes; pero no hallamos que cosa alguna sea su propia causa».
- Entre las líneas 4 y 9, encontramos el tercer paso: «Tampoco se puede prolongar indefinidamente la serie de causas eficientes, y puesto que, suprimida una causa se suprime su efecto, si no existe una que sea la primera, tampoco existiría la primera ni la última. Si se prolongase indefinidamente la serie de causas eficientes, no habría causa primera ni efecto último».
- El paso 4 se encuentra en la última línea: «Es necesario que exista una causa eficiente primera».
- En esta última línea, encontramos también el paso 5: «a la que todos llamamos Dios».
La Tercera Vía: La Contingencia y la Necesidad
En la Tercera Vía, encontramos también influencias de Aristóteles, pero sobre todo de Avicena. Los pasos son:
- Entre las líneas 2 y 4, encontramos el primer paso: «Vemos seres que se producen y seres que se destruyen, por tanto, hay posibilidad de que existan y de que no existan».
- Entre las líneas 4 y 11, encontramos el paso 2: «Es imposible que los seres de tal condición hayan existido siempre; ya que lo que tiene posibilidad de no ser, hubo un tiempo que no fue. Pero si esto es verdad, tampoco debería existir ahora cosa alguna, porque lo que no existe no empieza a existir más que en virtud de lo que ya existe, y en consecuencia, ahora no habría nada, cosa evidentemente falsa. No todos los seres son contingentes, sino que entre ellos, forzosamente, ha de haber alguno que sea necesario».
- El paso 3 lo encontramos entre las líneas 12 y 13: «Como no es posible aceptar una serie indefinida de cosas necesarias».
- El paso 4, «es forzoso que exista algo que sea necesario por sí mismo y que no tenga fuera de sí la causa de su necesidad», lo encontramos en las líneas 14 y 15.
- Y por último, el paso 5, lo encontramos en la línea 15: «a lo cual todos llaman Dios».
El Legado Filosófico de Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino ha ejercido una influencia significativa, especialmente en el intento de la Iglesia de demostrar la existencia de Dios.
Fe y Razón en el Pensamiento Tomista
Para demostrar su existencia, Santo Tomás relaciona la fe con la razón, declarando que hay verdades que sobrepasan la razón humana, otras que son accesibles a esta, y otras que pueden ser demostradas tanto por la razón como por la fe. Sin embargo, siempre prioriza la fe, afirmando que, en caso de que la razón llegara a conclusiones contrarias a la fe, estas serían erróneas.
Las Cinco Vías y la Metafísica
Finalmente, demuestra la existencia de Dios a través de las Cinco Vías, donde utiliza argumentos basados en el movimiento, la causalidad, la contingencia, la perfección y el orden para llegar a la existencia de Dios.
Para entender la realidad, utiliza la teoría ontológica de Aristóteles, añadiendo la distinción entre esencia y existencia. La esencia está en potencia respecto de la existencia, y la existencia es el acto de la esencia. Los seres contingentes pueden tener únicamente esencia o también existencia, pero Dios es un ser necesario en el que su esencia ya incluye la existencia.
Ética Eudemonista de Santo Tomás
En cuanto a la ética, Santo Tomás es eudemonista y considera la felicidad como el bien supremo. Esta debe ser un objetivo que el ser humano puede y debe conseguir. La felicidad, para él, consiste en el conocimiento, y el conocimiento máximo es la contemplación de Dios; por lo tanto, la felicidad más plena se consigue en la otra vida.