Nietzsche: Crítica Radical a la Filosofía Occidental y Afirmación Vital

Crítica a la Tradición Filosófica Occidental

El problema central que Nietzsche aborda en este fragmento es la crítica a la tradición filosófica occidental, especialmente a su rechazo del devenir, la historia y los sentidos en favor de conceptos abstractos, eternos e inmutables. Nietzsche denuncia cómo los filósofos han deshistorizado la realidad, convirtiéndola en algo estático (como «momias conceptuales»), negando así la vida, el cambio y la experiencia sensorial.

Tesis Principal y Argumentos de Nietzsche

Tesis principal: Los filósofos tradicionales han falseado la realidad al privilegiar lo eterno sobre lo cambiante, lo conceptual sobre lo sensible, y lo abstracto sobre lo concreto.

Argumentos e imágenes utilizadas:

  • Falta de sentido histórico: Los filósofos ignoran el devenir y deshistorizan la realidad, analizándola sub specie aeterni (bajo la perspectiva de lo eterno).
  • Egipticismo: Compara a los filósofos con momificadores, pues congelan la vida en conceptos rígidos.
  • Odio al cambio: Ven la muerte, el crecimiento y la transformación como «objeciones» a la verdad, en lugar de aspectos esenciales de la existencia.
  • Engaño de los sentidos: Acusan a los sentidos de ser inmorales y engañosos, negando así el mundo sensible en favor de una realidad estática.
  • Monótono-teísmo: Critica la filosofía tradicional como una visión monótona y ascética, que rechaza el cuerpo y la vida en nombre de una verdad abstracta.

Contexto en la Obra de Nietzsche

Este texto pertenece a la crítica nietzscheana a la metafísica tradicional, especialmente desarrollada en obras como Más allá del bien y del mal y El crepúsculo de los ídolos. Nietzsche ataca aquí el platonismo y su herencia en la filosofía occidental, que privilegia un mundo «verdadero» (eterno, inmutable) sobre el mundo aparente (cambiante, sensible). Esta crítica es central en su proyecto de transvaloración de los valores y su defensa de una filosofía que afirme la vida, el cuerpo y el devenir. Nietzsche critica aquí la metafísica estática de la filosofía tradicional, proponiendo en su lugar una visión dinámica, vitalista y sensible de la realidad. Su ataque no es solo teórico, sino también ético: denuncia cómo esta tradición ha negado la vida en nombre de abstracciones. Este fragmento es clave para entender su rechazo al platonismo y su apuesta por una filosofía afirmadora del devenir.

Aclaración de Términos Clave

  • «Sub specie aeterni»: Locución latina que significa «bajo la perspectiva de lo eterno». Nietzsche la usa irónicamente para señalar cómo los filósofos deshistorizan la realidad, eliminando su dimensión temporal y cambiante.
  • «Momias conceptuales»: Metáfora que ilustra cómo los filósofos petrifican la vida en ideas fijas, negando su dinamismo.
  • «Monótono-teísmo»: Término creado por Nietzsche para burlarse de la filosofía tradicional, que reduce la pluralidad de la existencia a un esquema único, estático y casi religioso (como el monoteísmo, pero aplicado a la metafísica).

Contexto Histórico e Influencias

En esta época tienen protagonismo las ciencias de la vida (biología y química) en su defensa de la vida más biológica y natural. Nietzsche comparte con ellas y con la historia el cambio de paradigma que se produce en el siglo XIX: de un pensamiento esencialista, metafísico, a otro organicista y dinámico ligado a una lógica del cambio y de la contradicción. También influirá la Ilustración con filósofos como Voltaire, que criticaba el dogmatismo, aunque Nietzsche rechaza la Ilustración al modo de Kant, que salva la metafísica desde los postulados de la razón práctica. Por otro lado, también influyen en él Schopenhauer, con su crítica al idealismo alemán y su defensa de la metafísica del arte, y el músico Wagner, aunque posteriormente se distanciará de él por su defensa del cristianismo. Criticará también el racionalismo positivista.

Crítica a la Tradición Occidental

  • Crítica a Platón: La división entre el mundo sensible (lo aparente) y el mundo inteligible (lo verdadero) desvaloriza la vida terrenal.
  • La moral cristiana: Fomenta valores como la compasión, el sacrificio y la humildad, que son propios de una moral de «esclavos», contrarios a los instintos y la vitalidad humana.

Para Nietzsche, la tradición occidental ha creado un mundo lleno de valores falsos que niegan la vida, favoreciendo un ideal trascendental y estático.

Nietzsche y los Filósofos de la Sospecha

En el panorama filosófico de la segunda mitad del siglo XIX, Nietzsche, junto con Karl Marx y Sigmund Freud, son los tres “filósofos de la sospecha”. A los tres pensadores se les relaciona con la crítica al racionalismo dominante en el pensamiento y, en general, en toda la civilización occidental. Aunque desde diferentes presupuestos, consideraron que la conciencia en su conjunto es una conciencia falsa. Así, según Marx, la conciencia se falsea o se enmascara por intereses económicos; en Freud, por la represión del inconsciente; y en Nietzsche, por el resentimiento del débil. Nietzsche parte de este supuesto: la cultura occidental está viciada desde su origen. Es una cultura racional y dogmática y, por eso, es decadente, porque se opone a la vida, a los instintos, empeñada en instaurar la racionalidad a toda costa. Es preciso criticar el dogmatismo platónico para eliminar el error de base. Nietzsche hace una crítica total que abarca todos los aspectos de la cultura europea: el mundo racional, el mundo religioso y el mundo moral. Estos son los tres mundos inventados por el hombre occidental y cuyos valores son interpretados por Nietzsche como síntomas de decadencia.

Vitalismo y Crítica a la Moral Tradicional

Una de las críticas más profundas de Nietzsche es a la moral tradicional, especialmente a la moral cristiana.

  • La moral cristiana y su antinaturalidad: Para Nietzsche, la moral cristiana va contra la naturaleza humana, exaltando la sumisión y la negación de los instintos vitales.
  • Moral de esclavos: Los valores cristianos fomentan la compasión, el sacrificio y la humildad, valores que considera propios de los débiles y que favorecen la decadencia de la humanidad.

Propuesta de Nietzsche

En lugar de esta moral opresiva, Nietzsche propone un sistema ético basado en la afirmación de la vida y la voluntad de poder, buscando siempre la superación personal y la creación de nuevos valores.

  • El Superhombre: Figura central en la filosofía nietzscheana, representa a aquel individuo que crea sus propios valores y vive libre de las ataduras religiosas y morales tradicionales.

La Muerte de Dios y el Nihilismo

El concepto de la «muerte de Dios» es clave para entender la visión nietzscheana sobre la crisis de valores en la cultura occidental.

  • La muerte de Dios: Nietzsche declara que las creencias religiosas tradicionales han perdido su relevancia en el mundo moderno. Esto abre el camino al nihilismo, que es la constatación de que la vida ha perdido su sentido trascendente.
  • El nihilismo y el vacío: La desaparición de los valores religiosos deja un vacío existencial que, según Nietzsche, debe ser enfrentado y superado.

Frente al nihilismo, Nietzsche propone una filosofía que no busque consuelo en ideales trascendentes, sino que se afirme en la vida misma, en su pluralidad, flujo y devenir.

Voluntad de Poder y Eterno Retorno

Los conceptos de voluntad de poder y eterno retorno son dos de los pilares fundamentales del pensamiento de Nietzsche.

  • Voluntad de poder: A diferencia de otros filósofos como Schopenhauer, que vinculan la voluntad con el sufrimiento, Nietzsche entiende la voluntad como el impulso fundamental hacia la superación constante y la creación. No es solo la voluntad de vivir, sino la voluntad de transformarse y evolucionar.
  • Eterno retorno: La vida, para Nietzsche, es un constante devenir, sin fin ni comienzo. La idea del eterno retorno plantea que todo lo que vivimos se repetirá eternamente. Esta concepción del tiempo es una afirmación radical de la vida, sin huir hacia otros mundos o dimensiones.

El reto del eterno retorno: Vivir como si cada momento tuviera que repetirse eternamente implica aceptar completamente la vida tal como es, con sus sufrimientos, desafíos y placeres.

Conclusión: El Legado de Nietzsche

Nietzsche desafía a la cultura occidental a abandonar su visión metafísica y moralista, y a abrazar una filosofía que celebre la vida en su totalidad, en su imperfección.

  • El superhombre: Representa la figura de un ser libre que crea sus propios valores y afirma la vida sin buscar fundamentos trascendentales.
  • Fidelidad a la tierra: Nietzsche invita a permanecer fiel a la vida terrenal, rechazando los ideales de un mundo más allá de la existencia concreta.

En resumen, la filosofía de Nietzsche es una llamada a la superación personal, a la creación de nuevos valores y a la aceptación radical de la vida en su totalidad. La crítica a la moral tradicional y la metafísica, junto con los conceptos de la voluntad de poder y el eterno retorno, presentan a Nietzsche como un pensador revolucionario en la historia de la filosofía.


Ejercicio: Nietzsche frente a Platón

La filosofía de Nietzsche surge como una crítica radical a la tradición metafísica occidental, cuyo principal fundador es Platón. El problema central que Nietzsche identifica en Platón es la dualidad ontológica entre el mundo sensible (aparente) y el mundo inteligible (verdadero). Para Platón, la realidad auténtica reside en las Ideas (como la Justicia, la Belleza o el Bien), eternas e inmutables, mientras que el mundo sensible es solo una copia imperfecta y engañosa. Esta distinción, según Nietzsche, desvaloriza la vida terrenal, el cuerpo y los sentidos, privilegiando una realidad trascendente y estática que él considera una ilusión.

Nietzsche ve en el platonismo (y su heredero, el cristianismo) una moral de esclavos, que niega los instintos vitales en favor de un más allá ficticio. En Así habló Zaratustra y otros textos, propone una inversión: no hay un mundo verdadero detrás del aparente, solo hay este mundo, fluyente y en devenir. Frente al intelectualismo socrático-platónico, que vincula la virtud (ἀρετή) al conocimiento de las Ideas, Nietzsche defiende la voluntad de poder y el eterno retorno como afirmaciones de la vida en su totalidad, sin fundamentos trascendentes.

La relación entre ambos pensadores es, pues, de antagonismo, pero también de dependencia: Nietzsche define su filosofía contra Platón, pero reconociendo su influencia histórica. Mientras Platón busca la verdad en lo inmutable, Nietzsche la disuelve en la perspectiva y la creación activa de valores. Así, la crítica nietzscheana no solo cuestiona a Platón, sino que revela cómo la metafísica ha sido una ficción que ha dominado la cultura occidental.


Preguntas Cortas sobre el Fragmento

1. En el fragmento estudiado, ¿por qué, según Nietzsche, el hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra su tesis acerca de la división mundo “verdadero” / mundo “aparente”?

Con la alusión que hace al artista trágico, Nietzsche parece indicar que la apariencia del artista es más real que la apariencia del pensar conceptual, propio de los filósofos, porque en la apariencia del arte la vida misma se transfigura. El artista trágico ama la apariencia en el sentido en el que dice sí a lo terrible de la vida, es dionisíaco, intenta abrir nuevas posibilidades en el mundo, hacer de la vida una obra de arte.

2. En el fragmento estudiado, ¿qué caracteriza Nietzsche sirviéndose de la metáfora “el último humo de la realidad que se evapora”?

La tradición filosófica desde Platón ha colocado los conceptos al comienzo en vez de al final. Los conceptos, que en verdad no son nada real sino meras generalizaciones, se les considera causa y origen de la verdadera realidad. Estos conceptos no son más que el «último humo» de la realidad. Para explicar esta metáfora basta pensar en qué queda de la Idea de Belleza cuando le sustraemos la realidad tangible de un cuerpo bello.

3. Según el fragmento estudiado de Nietzsche, ¿qué es lo distintivo de la actitud de los filósofos ante la historia?

Su «falta de sentido histórico». Con esta expresión se refiere Nietzsche a la incapacidad del filósofo para reconocer que la temporalidad es un rasgo inseparable del mundo. Desde Parménides se ha entendido que al Ser le pertenece la eternidad. También se le atribuye la inmutabilidad: por ello el filósofo también odia todo aquello que esté afectado por el cambio, por el devenir. Concluye Nietzsche que la idiosincrasia del filósofo es el egipticismo, es decir, el aprecio desmedido por una vida más allá de la muerte, por la conservación, por la perdurabilidad, por la eternidad. Es propio de la cultura egipcia la voluntad de negar el tiempo. Con esta crítica Nietzsche sitúa el origen del error metafísico de Platón no en su adorada Grecia, sino en el decadente imperio egipcio. Platón, infiel al espíritu griego, se dejó conquistar en sus viajes por el odio egipcio al devenir, al tiempo, a la vida.

4. Según el fragmento estudiado de Nietzsche, ¿qué es lo distintivo de la actitud de los filósofos ante los valores supremos?

Todos los valores supremos son causa sui: lo existente (lo que realmente es en contraposición a lo que es mera sombra o engaño, el interior de la caverna platónica), lo incondicionado (el noúmeno kantiano en contraposición a la apariencia fenoménica), lo bueno, lo verdadero, lo perfecto… nada de esto puede estar sujeto al devenir, al tiempo; han de ser realidades eternas. Y todos estos conceptos han de coincidir en uno que los reúna a todos: Dios, lo último de lo último, lo menos real. Así actúan los filósofos con la realidad, terminan matándola en favor de un mundo que no existe. Nihilismo y resentimiento en acción: eso es la filosofía.

5. Según el fragmento estudiado de Nietzsche, dividir el mundo en un mundo “verdadero” y en un mundo “aparente”, ¿de qué es signo?

Es signo de una vida decadente, porque solo existe una realidad en continuo cambio y devenir. Cualquier otra realidad que no sea ésta, considerada más verdadera, no es más que una ilusión de perspectiva con la que es valorada la realidad, resultado del miedo a la aceptación de la propia vida.

6. Según Nietzsche, ¿qué supone para los filósofos el cambio o el devenir?

Supone una objeción contra su necesidad de fijar la realidad en conceptos, los cuales Nietzsche compara con momias, ya que creen que lo que es no deviene y lo que deviene no es; es decir, colocan como real a un mundo imaginario al que después llaman verdadero.

7. ¿Cuáles son los conceptos supremos de los filósofos?

Los conceptos metafísicos, como por ejemplo “ser”, “sustancia”, “unidad”, “identidad”, “causa”, “Dios”.

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