Nietzsche conocimiento

Comparación Descartes – Nietzsche

-Descartes es dogmático, por el contrario, Nietzsche, critica a la filosofía por ser dogmática.

-Descartes piensa que somos libres, actuamos voluntariamente, pero para Nietzsche la voluntad es un invento.

-Descartes piensa que la realidad es inmutable, racional y única, mientras que Nietzsche afirma lo contrario.

-Nietzsche piensa que su moral tiene que estar a favor de la vida y la ciencia, a lo cual Descartes se opone.

-Descartes defiende el método matemático mientras Nietzsche dice que el cualitativo es mejor.

-Descartes está a favor de la existencia de Dios, y Nietzsche de la muerte del mismo.

-Descartes define a la realidad mientras que Nietzsche dice que es imposible llevar a cabo, una comprensión definitiva de la realidad, por su carácter cambiante.


Valoración de la actualidad de Nietzsche

Hoy en día, parece que hemos depositado en la ciencia todas nuestras expectativas de verdad y conocimiento y que la filosofía juega aquí un mero papel secundario. Pero no podemos olvidar que gran parte del Siglo XX ha sido también el escenario de la dictadura “tecnocientífica”, que, a fin de cuentas, es otra verdad parcial erigida en un nuevo “ídolo”.

Las profecías de Nietzsche al respecto, por llamarlas de algún modo, resuenan con claros ecos. La crisis del proyecto ilustrado, tan destacada por los posmodernos, encontró ya en la obra de Nietzsche una clara oposición. Según el mismo Nietzsche, nada cambia si sustituimos a Dios por otras grandes palabras, sean éstas las de Razón, Progreso o Humanidad, pues el fondo del problema

permanece invariable: seguimos necesitando sucedáneos para la vida, somos una cultura decadente que vive de espaldas a lo inmediato. El Nihilismo, ya sea en su vertiente indolente o pasiva, ya en la desesperada búsqueda de un sentido que nos Oriente, es un rasgo permanente de nuestra cultura. Además, nuestro tiempo es el de la masificación, el del gregarismo llevado hasta sus últimas consecuencias, aunque todos nos sintamos únicos y diferentes…

Finalmente, hay que hacer constar que el valor de la obra de Nietzsche radica precisamente en sus contradicciones, tan parecidas a las nuestras. Nietzsche ha puesto de relieve como nadie la hipocresía de la moral occidental y nos ha invitado a desarrollar nuestros impulsos creadores. Pero también dejó escritas rotundas y solemnes frases en las que manifiesta su desprecio por otros valores que también forman parte de la “vida”, sobre todo de aquellas vidas corrientes que también constituyen la historia de la humanidad. Su elitismo, su falta de sensibilidad ante los problemas sociales y políticos de su tiempo, son claras lacras en alguien que pretendíó analizar a fondo los “problemas modernos”.

Pero tampoco podíamos esperar de Nietzsche un “programa” político y social: sus incoherencias y contradicciones nos revelan a un ser humano que se debatía consigo mismo y con su época: solo entre la gente pero buscando con ahínco, a veces casi infantil, el reconocimiento y aprecio de los demás. ¿Qué más se le puede pedir a un ser humano sino que sea eso mismo: humano, demasiado

humano…?

Actualidad y valoración de Descartes

Descartes es el iniciador del pensamiento racionalista y su obra tiene repercusión definitiva en la filosofía moderna. Se considera que su pensamiento da origen a la Modernidad. Según Heidegger, toda la metafísica moderna, incluido Nietzsche, se sustenta en Descartes. Es por tanto, la filosofía de este pensador básica para entender el mundo moderno e, incluso, el pensamiento de nuestro Siglo XXI.

En nuestros días, aunque la filosofía racionalista haya dejado de estar de moda y haya sido criticada duramente durante los siglos XIX y, sobre todo, el XX, el Racionalismo como elemento cultural, como parte de nuestra manera de enfrentarnos a la realidad, no sólo no ha desaparecido sino que se convierte cada vez más en una actitud generalizada. Se adopta esta actitud cada vez que se interpreta la realidad recurriendo a teorías, a modelos explicativos coherentes (racionalmente) al margen de los hechos.

El Racionalismo atrae por su transparencia, por su belleza coherente, por su deducción lógica, pero en un gran número de ocasiones, como ha demostrado la historia reciente, la razón matemática, calculadora, fría, eficiente, utilitarista,… ha proporcionado grandes progresos en el ámbito científico-técnico, pero no ha superado, e incluso, en algunos casos ha multiplicado los casos de opresión, muerte, destrucción medioambiental,… Se impone, por tanto, en nuestros días seguir repensando los usos y abusos de la razón para que, de este modo, su uso adecuado nos permita lograr un mundo más humano y, al mismo tiempo, evitar los excesos de Racionalismo que puedan provocar la deshumanización de la vida. Ni razón ni experiencia en exclusiva. Ambas forman parte del conocimiento humano, como mostrará Kant.

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