Método critico

III. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

A) Crítica a los sofistas:


Platón admite, con Protágoras, que el conocimiento sensible es relativo; pero no admite que sea la única forma de conocimiento, ni que la verdad o falsedad no pueden existir como absolutos, estando sometidas a la relatividad de la sensación. Cree, por el contrario, con Parménides, que hay otra forma de conocimiento propia de la razón, y que se dirige a un objeto distinto del objeto que nos presenta la sensibilidad: las Ideas.  

El verdadero conocimiento nos lo ofrece la vía de la razón, que ha de versar sobre el ser, no sobre el devenir, y no puede estar sometido a error, ha de ser infalible. El conocimiento sensible, pues, no puede ser el verdadero conocimiento ya que no cumple ninguna de esas carácterísticas.

B) Reminiscencia:


la primera explicación del conocimiento que encontramos en Platón, antes de haber elaborado la teoría de las Ideas, es la Teoría de la reminiscencia (anámnesis) que nos ofrece en el Menón. Según ella el alma, siendo inmortal, lo ha conocido todo en su existencia anterior por lo que, cuando creemos conocer algo, lo que realmente ocurre es que el alma recuerda lo que ya sabía. Aprender es, por lo tanto, recordar. 

C) Dialéctica:


en la República nos ofrecerá una nueva explicación, la dialéctica, al final del libro VI, basada en la teoría de las Ideas. En ella se establecerá una correspondencia estricta entre los distintos niveles y grados de realidad y los distintos niveles de conocimiento. 

Fundamentalmente distinguirá Platón dos modos de conocimiento: 

1. La «doxa» (o conocimiento sensible) y

2. La «episteme» (o conocimiento inteligible)

A cada uno de ellos le corresponderá un tipo de realidad, la sensible y la inteligible, respectivamente. El verdadero conocimiento viene representado por la «episteme», dado que es el único conocimiento que versa sobre el ser y, por lo tanto, que es infalible. 


Efectivamente, el conocimiento verdadero lo ha de ser de lo universal, de la esencia, de aquello que no está sometido a la fluctuación de la realidad sensible; ha de ser, por lo tanto, conocimiento de las Ideas.

D) Pasaje de la línea y grados del conocer:

1.Grados del ser (ámbito ontológico): Platón nos lo explica mediante la conocida alegoría de la línea (Libro VI de la “República“). 

Representemos en una línea recta los dominios de los sensible y lo inteligible, uno de ellos más largo que el otro, y que se encuentre en una relación determinada con él, nos dice Platón. Dividamos cada uno de dichos segmentos según una misma relación, igual a la precedente. Sobre la parte de la línea que representa el mundo sensible tendremos dos divisiones: la primera correspondiente a las imágenes de los objetos materiales -sombras, reflejos en las aguas o sobre superficies pulidas-, la segunda correspondiente a los objetos materiales mismos, a las cosas -obras de la naturaleza o del arte-. De igual modo, sobre la parte de la línea que representa el mundo inteligible, la primera división corresponderá a las imágenes (objetos lógicos y matemáticos), y la segunda a los objetos reales, las Ideas. 

2. Grados del conocer (ámbito epistemológico): Ahora bien, si el mundo sensible es el mundo de la opinión (doxa) y el mundo inteligible el dominio de la ciencia (episteme) estamos autorizados a formular la proposición siguiente: la opinión es a la ciencia lo que la imagen es al original. 

Las imágenes de los objetos materiales dan lugar a una representación confusa, que llamaremos imaginación (eikasía); 

los objetos materiales dan lugar a una representación más precisa, que comporta la adhesión del sujeto que las percibe, y a la que llamaremos creencia (pístis); 


por su parte, en el mundo inteligible, las imágenes de las Ideas (objetos matemáticos) dan lugar a un conocimiento discursivo (diánoia), 

mientras que las Ideas mismas da lugar a un conocimiento intelectivo (nóesis), el conocimiento de la pura inteligencia. 

La dialéctica es, pues, el proceso por el que se asciende gradualmente al verdadero conocimiento, al conocimiento del ser, de lo universal, de la Idea. Veamos más ampliamente los grados del conocer.

Al igual que existen dos grados de realidad (dualismo ontológico), existen dos grados de conocimiento (dualismo epistemológico) que garantizan distintos niveles de certeza: 

– Un conocer inteligible, fiable, llamado ciencia (episteme), que tiene por objeto las Ideas.

– Un conocer sensible, poco fiable, llamado opinión (doxa) que tiene por objeto el mundo material y sensible.

—La OPINIÓN (doxa): imaginación (eikasía) y creencia (pistis)

-El nivel más bajo de la opinión lo llama eikasía: se basa en la percepción que tiene por objeto las representaciones de la realidad sensible (dibujos, sombras, reflejos…)y la imaginación construida a partir de ellas. Quienes profieren juicios equivocados sobre el mundo exterior se encuentran en una situación de eikasía, es decir, de imaginación. Parece que Platón quiere decir que el estado mental del que profiere un juicio falso es parecido al de aquel que toma las visiones de las imaginaciones o de los sueños como cosas reales o verdaderas.

– El segundo nivel, más elaborado, pero también fundado en la observación sensible es la pistis o creencia: intenta dar razón de lo sensible a partir de hipótesis explicativas ajustadas a las observaciones. Se sirve del método hipotético-deductivo. Tiene por objeto las cosas particulares, sin embargo, para Platón no puede haber ciencia de ellas por carecer éstas de estabilidad y plena realidad.


La CIENCIA (episteme): pensamiento (dianoia) e inteligencia (noesis)

La ciencia no sólo apunta a un objeto diferente, también es de naturaleza distinta, se basa en el Entendimiento.

– Su primer grado se denomina dianoia: razonamiento o razón demostrativa (discursiva) Su objeto son las entidades matemáticas y su método el axiomático-deductivo: se parte de unos axiomas (por ejemplo: punto, segmento, triángulo, etc.) -que no se demuestran- y se obtienen conclusiones. No es perfecto porque los axiomas son hipótesis y porque se ayuda de representaciones sensibles para facilitar su discurrir. Las matemáticas sirven de puente, facilitan el tránsito del mundo sensible al inteligible.

Lo específico de este tipo de conocimiento radica en que se trata de un conocimiento deductivo, así como en su coherencia interna, es decir, en la carencia de toda contradicción. Lo carácterístico de los sensibles particulares es que en ellos anida la contradicción.

– El grado más elevado es la noesis: visión inmediata, intuición intelectual, de las Ideas, saber absoluto pleno y verdadero. Para alcanzar la noesis Platón nos remite a la dialéctica como método de análisis conceptual que permite descubrir el orden jerarquizado de las Ideas y ubicar a cada una en su lugar correspondiente, ese orden es a su vez el conocimiento al que muy pocos ser humanos tienen acceso.

El entendimiento en la noesis que deja de lado todos los elementos sensibles, captando las Ideas y sus relaciones, vínculos de inclusión-exclusión (como hacía en el Sofista), elevándose de Idea en Idea hasta la suprema: la Idea de Bien. A este momento se le denomina dialéctica ascendente. (Recordar que aquí la dialéctica sigue siendo el método socrático de indagación y depuración de conceptos, que en Platón son Ideas objetivas).

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