Ley de la correspondencia entre la base económica y la superestructura

NIETZSCHEANA


GENEALOGÍA.
Es un método de investigación que aplica Nietzsche en varias de sus
obras, pero de un modo especial en la titulada La genealogía de la moral.
La idea
central de este método es investigar el origen y desarrollo de los conceptos clave de la
de la moral, los conceptos de “bueno” y “malo”. Nietzsche señala que tendemos a dar
por sentado lo que significan estas palabras, pero si investigamos su origen y su
desarrollo descubrimos que su significado original era, precisamente, el opuesto al
que tienen en el momento actual estas palabras. En el caso concreto de la moral, el
método genealógico lleva a Nietzsche a descubrir la existencia de una «inversión» en
el significado de los conceptos morales.
MORAL DE SEÑORES.
También la llama “moral de los fuertes”, “moral aristocrática”,
“moral de los superiores”. Los valores propios de esta moral son los valores que afirman
“la vida” (valores vitales): la fuerza, el placer, la superación, el riesgo, el orgullo… Es
una «moral jerárquica» ya que defiende el mantenimiento de “la diferencia y distancia”
entre “unos” hombres (“los señores”, “los superiores”) y “los otros” (“los débiles”, “los
inferiores”, “los esclavos”).

MORAL DE ESCLAVOS


También la llama “moral del hombre vulgar”, “moral de los
débiles”, “moral del miedo”. Los valores propios de esta moral son “la igualdad” “la
benevolencia”, “la solidaridad”, “la compasión”, “la fraternidad”, “la obediencia”, “la
sumisión”, “la docilidad”, “la humildad”… Es una «moral antijerárquica» ya que hace una
defensa de “la nivelación y la igualdad” (dice Nietzsche que “sólo los mediocres defienden la igualdad”). Es, también, una “moral del miedo”. Según Nietzsche, “el
miedo” es el factor desencadenante de “la moral de los esclavos” pues ésta se funda en
“el temor al peligro” y tiene como fin la conservación colectiva del rebaño. Por eso, para
“los esclavos y los débiles” es “bueno” lo que garantiza la supervivencia del rebaño (la
igualdad, la solidaridad, el altruismo…), y es “malo” aquello que es peligroso para la
subsistencia y pervivencia del “rebaño”. La moral cristiana es una “moral de esclavos” y
es la que ha acabado imponiéndose en la cultura occidental.

Nihilismo


El término «Nihilismo» (palabra derivada de la palabra latina “nihil” que
significa “nada”) se refiere a la situación en la que se encuentra la humanidad a partir de
lo que él llama «la muerte de Dios». La expresión «Dios ha muerto» fue utilizada por
Nietzsche para diagnosticar la existencia de un fenómeno que se ha ido produciendo en
la cultura occidental: la secularización (pérdida de la fe en un Dios supremo), y la crisis
de la creencia en valores trascendentales y absolutos. Nietzsche distingue entre un
Nihilismo negativo y pesimista, y un Nihilismo positivo y optimista. El Nihilismo negativo
y pesimista se caracteriza por representar el fin toda esperanza humana. La pérdida de
la fe en Dios y la caída de los valores e ideales de la cultura occidental desemboca en
una situación de “vacío”, de “angustia existencial”, de “incertidumbre vital” en la que el
hombre se encuentra como “desorientado y perdido”. En este sentido, “la muerte de
Dios” representa “un gran peligro” para el Hombre ya que la ausencia de los valores e
ideales que han sustentado toda una tradición cultural hacen que su vida sea “un
absurdo”. Sin embargo, el Nihilismo positivo y optimista se caracteriza por representar
una situación de apertura a nuevas posibilidades humanas. La muerte de Dios
representa “una gran esperanza” para la humanidad. Nietzsche habla de que, frente al
“eclipse” que representa la falta de sentido a la vida por la pérdida de los valores
tradicionales, tras “la muerte de Dios”, una “nueva aurora”, “un nuevo amanecer” se
vislumbra para la humanidad.

SUPERHOMBRE.
Es el modelo antropológico que nos propone Nietzsche, y sería
esa “nueva humanidad” capaz de vivir al margen de la moral y la religión, capaz de
crear sus propios valores y ser fiel a la vida, sin permitir que cualquier abstracción de
la razón le distraiga de lo que le dicte su instinto y sus pasiones. Para Nietzsche, el
superhombre es la meta final del ser humano y la tarea pendiente de su tiempo
consistía precisamente en “dar el salto” del hombre al superhombre. Para explicar el
proceso que conduce al superhombre Nietzsche utilizó la metáfora de las
transformaciones (camello, león y niño).


VOLUNTAD DE PODER


La voluntad de poder es un impulso primario que empuja a
todo ser vivo a “crecer”, a “renovarse”, a “expandirse”, a “desarrollar todas sus
potencialidades” y a “superarse a sí mismo”. En el mundo vegetal y animal la
“voluntad de poder” se concreta en la lucha por la supervivencia y en la perpetuación
de la especie. En la especie humana “la voluntad de poder” se concreta en las ansias
de vivir del individuo, en su lucha por superar los obstáculos que la realidad le
presenta, y en su reconocimiento personal como una individualidad diferente que
busca su autoafirmación. Así pues, la voluntad de poder no consiste en “querer el
poder o el dominio sobre los demás” sino “adquirir poder sobre uno mismo”.

ETERNO RETORNO.
La idea del «eterno retorno» es una de las
ideas más misteriosas y complejas de Nietzsche. Desde una
interpretación cosmológica se trata de una idea que apuesta por la
eterna repetición de todo lo que ha existido y existe. Si el tiempo es
infinito pero la base de la realidad de las cosas es finita, cabe pensar
que todas las combinaciones que existen se repetirán una y otra vez (al igual que un
reloj de arena que, cuando bajan todos los granos, se invierte y se vuelve a repetir
todo). Desde una interpretación «más filosófica» centrada en la vida individual la idea
del eterno retorno tiene mucha relación con la expresión «amor fati» («amor al
destino»). Esta expresión se utiliza para describir la actitud de quien ve todo cuanto le
sucede en la vida, incluido el sufrimiento, como positivo y dispuesto a aceptar que
todo lo que se vive se pueda repetir eternamente. Ante la vida, dice Nietzsche,
podemos reaccionar de dos maneras: «negando la vida», viéndola como una carga y
esperando algún «desenlace maravilloso» que le dé un sentido (la vida celestial de las
religiones), o «afirmando la vida», aceptándola como lo que es, un juego trágico en el
que suceden triunfos y derrotas, alegrías y penas. «Afirmar la vida» equivale a
aceptar la vida que hemos querido tener y estar dispuesto a repetirla eternamente.

MARXISTA

DIALÉCTICA


Se trata de un esquema conceptual que Marx hereda del filósofo
alemán Hegel y que serviría para ofrecer una explicación del devenir de la realidad y
de la historia de la humanidad. La tesis central de la dialéctica consiste en afirmar que
el conflicto, la lucha y la oposición son el fundamento último de los cambios que
experimenta la realidad en su conjunto.
Siguiendo el esquema hegeliano, la
dialéctica estará organizada en tres
momentos: tesis-antítesis-síntesis. El
tercer momento, la síntesis, que supera el
conflicto de tesis y antítesis conservando
alguno de sus rasgos, sería el punto de
partida para un nuevo proceso dialéctico.

MATERIALISMO HISTÓRICO


Teoría según la cual los cambios sociales, políticos e
ideológicos que se producen a lo largo de la historia se explican a partir de los cambios
que se dan en la manera como los seres humanos producen los bienes de consumo, es
decir, en la organización de la actividad económica. Aplicando a la Historia el esquema
de la dialéctica, la tesis central del materialismo histórico consiste en afirmar que la
lucha de clases es el motor de la historia. Así, para Marx, las condiciones materiales
de vida estarían en la base de la historia, y habría que buscar en la oposición de
clases sociales y en la economía la explicación de todo cuanto acontece. La historia de
la humanidad se podría resumir en la sucesión de los diferentes modos de producción,
y en cómo en cada uno de ellos una clase social domina sobre otra en la producción
de riqueza y esta dominación se traslada a la sociedad y la cultura, configurando
todos los ámbitos de la vida.

PRAXIS.
La «praxis» es la acción mediante la que el ser humano, a través de su
trabajo, transforma la realidad y obtiene los bienes que necesita para sobrevivir. En la
«praxis»(actividad productiva) el individuo establece relaciones sociales con otros
individuos. De ahí que Marx hable de “producción social de la vida”: el hombre se
“relaciona” con otros hombres para “producir” aquellas cosas que permiten satisfacer
sus “necesidades vitales” (comida, vivienda, vestido, etc.). El concepto de “praxis”
también tiene mucho que ver con la concepción que Marx tiene de la filosofía como una
disciplina fundamentalmente «práctica», volcada a la acción transformadora de la
realidad. Esta concepción marxista de la Filosofía aparece claramente reflejada en su
frase: “Hasta el momento los filósofos han interpretado el mundo, y de lo que se trata
es de transformarlo”.


ALIENACIÓN


La palabra «alienación» es utilizada por Marx para hacer referencia a
la situación de «distorsión» y «deformación» en la que se encuentra la clase social
explotada en aquellos modos de producción en los que la clase social explotadora tiene la
propiedad privada de los medios de producción, especialmente en el modo de producción
burgués o capitalista. Karl Marx habla dediferentes tipos de alienación: económica,
social, jurídica y política, y religiosa. La principal de todas es la económica pues es la
base de las otras formas de alienación. La alienación económica consiste en afirmar que
en los modos económicos de producción en los que existe la propiedad privada de los
medios de producción, especialmente en el capitalista, el trabajo (actividad
específicamente humana) «no dignifica» al trabajador sino que es un instrumento de
explotación que hace que el trabajador se encuentre «extrañado» realizándolo.

INFRAESTRUCTURA. Es la estructura o base económica de una época histórica. La
infraestructura es el modo de organizar la producción, distribución y producción de
bienes en una sociedad determinada. En este sentido la infraestructura es equivalente
a lo que es el modo de producción de una sociedad. La importancia de la
infraestructura dentro de una etapa o sociedad histórica es clave según Marx ya que la
organización de la actividad económica condiciona las otras esferas de la vida de esa
etapa o sociedad histórica: la esfera jurídica, la esfera política, y la esfera ideológica (la
superestructura).

SUPERESTRUCTURA.
Uno de los elementos estructurales de cada sociedad o época
histórica (el otro elemento estructural es la estructura económica o modo de
producción).Incluye el entramado político, jurídico, ideológico y cultural vigente en una
época o sociedad. La superestructura jurídica y políticase refiere a las leyes (el Derecho)
y a las instituciones políticas vigentes en un momento dado. La superestructura
ideológica, espiritual o “formas de conciencia social” hace referencia a las ideas
(filosóficas, artísticas), creencias religiosas y costumbres vigentes en una época o
sociedad histórica determinada. Este elemento estructural está condicionado por la base
o estructura económica, de ahí que cuando cambia la base económica cambia también,
más o menos rápidamente, la superestructura.

FUERZAS PRODUCTIVAS.
Es el conjunto de todos aquellos factores que
intervienen en la actividad económica. Incluye las actividades económicas, los “medios
de producción” (materias primas; instrumentos de trabajo: herramientas y máquinas;
conocimientos científicos y técnicos) y a los hombres que participan, de una manera u
otra, en el proceso de producción y reparto de los bienes. Es uno de los elementos que
se diferencian dentro de un modo de producción (el otro elemento son las relaciones de
producción). El desarrollo de las fueras productivas dentro de una determina sociedad
entra en conflicto con las relaciones de producción existentes y al producirse este
«choque» el modo de producción entra en crisis y se inicia un periodo de «revolución
social» que acabará por sustituir el modo de producción vigente por un modo de
producción nuevo más acorde con ese desarrollo de las fuerzas productivas.

RELACIONES DE PRODUCCIÓN


Son las relaciones sociales que se establecen entre
los diferentes hombres que participan, de una u otra manera, en el proceso de
producción, distribución y reparto de los bienes materiales producidos. Básicamente,
estas relaciones de producción son las relaciones que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los productores directosen el proceso de
producción. La esclavitud, la servidumbre o el trabajo asalariado son ejemplos de lo que
Marx llama “relaciones de producción”. Las dos formas de las relaciones de producción
son la relación de explotación entre los propietarios de los medios de producción y los
trabajadores directos (modos de producción antiguo, feudal y burgués) y la relación de
colaboración recíproca en la que no hay explotación (futuro modo de producción
comunista). 

LUCHA DE CLASES


Es la oposición y el enfrentamiento entre dos clases sociales,
que constituye el motor fundamental del cambio social y de la historia. En los modos
de producción históricos se constituye una clase social dominadora que por definición
es la negación (“la antagónica”) de la otra clase social. Esta negación se refleja en
diferentes ámbitos: en la base en la producción y distribución de bienes y riqueza,
pero después en el resto de espacios, como la cultura, la política y la sociedad. La
lucha de clases es necesaria para que la historia progrese y se termine produciendo el
hundimiento del capitalismo, dando paso a la sociedad comunista, que al abolir la
propiedad de los medios de producción se caracterizará precisamente por ser una
sociedad sin clases sociales.


TRABAJO


Es la actividad transformadora ejecutada por el ser humano y que tiene
como finalidad la transformación de la naturaleza para producir bienes. El trabajo
puede considerarse como lo definitorio del ser humano, su esencia. Somos
fundamentalmente «seres trabajadores», y esta actividad tiene un carácter ético: el
trabajo es la actividad mediante la que el ser humano «se humaniza», «se
autorrealiza». Ahora bien, en los modos de producción basados en la explotación
laboral el trabajo se vive como una “actividad alienante” y no como una actividad que
contribuya a la autorrealización del ser humano. De ahí, la reivindicación marxista de
un “nuevo modo de producción” (el comunista) en el que, en ausencia de explotación
laboral, el trabajo recobre su «carácter humanizador».

PLUSVALÍA


Es el beneficio que obtiene el burgués capitalista con la venta de
mercancías producidas por el trabajador. Este beneficio es la diferencia entre el coste
de producción de un bien determinado y el precio de mercado del mismo. El precio de
cualquier producto es resultado de la suma de la materia prima, los medios de
producción y el trabajo necesario para producirlo. El capitalismo funciona añadiendo a
este precio una cierta cantidad, que es precisamente la plusvalía o valor añadido, que sirve precisamente para señalar la contradicción fundamental del capitalismo. La
burguésía niega al proletariado porque se apropia en exclusiva de esta plusvalía que
ha sido producida gracias a la colaboración de ambos, pues los burgueses aportan
materias primas y medios de producción (ambos conceptos podrían englobarse bajo el
término «capital») y los proletarios contribuyen con su trabajo. Esta colaboración no
se refleja en el reparto de beneficio, del que se apropian únicamente los burgueses.
Así en el sistema capitalista los proletarios ven cómo los burgueses se apropian de
algo, la plusvalía, que han producido de forma conjunta.

Ortega Y Gasset

MUNDO


Según Ortega, el hombre jamás se encuentra en soledad consigo mismo
(no es un “yo aislado”) sino siempre en comunicación con “un mundo”. “El mundo” no
es algo exterior a nuestra vida sino algo que forma parte de ella como uno de sus
ingredientes. A este mundo Ortega lo denomina también “circunstancia”. De aquí
procede la famosa frase de Ortega: “Yo soy yo y mi circunstancia”. La palabra
“circunstancia” o “mundo” hace referencia a toda esa realidad que rodea y afecta a la
vida de cada hombre: el mundo físico, el entorno cultural, histórico, social en el que el
sujeto está instalado, pero también nuestro cuerpo, nuestras habilidades, nuestras
capacidades psicológicas. El “yo” y “el mundo” son como esas parejas de divinidades
(Dióscuros) de la antigua Grecia y Roma que nacían y vivían juntas. “Yo soy inseparable
del mundo”, y “el mundo es inseparable de mí” porque se compone de lo que me afecta
a mí.

CIRCUNSTANCIA.
Es todo aquello que me rodea hasta el punto de formar parte
de mi yo. En cierta forma es una palabra sinónima de la de “mundo”. Circunstancia es
por tanto mi mundo, todo el cúmulo de situaciones que estoy obligado a tener en
cuenta a la hora de tomar una decisión, y que forman una parte esencial de mi propia
vida. La noción de circunstancia nos recuerda que la vida está siempre en un
contexto, que está «situada», y que no es posible vivir al margen de ese contexto, que
llega a configurarnos como personas.

PERSPECTIVA


Es el punto de vista individual, la visión del mundo y de la vida que
cada uno de nosotros tiene y representa. Según Ortega, «todo conocimiento está
anclado siempre en un punto de vista, en una situación, en una perspectiva, en un lugar
vital concreto». Este concepto implica cierta «subjetivización» del conocimiento y la
realidad”, pero ello no supone “romper con la verdad”. Tal y como lo entiende Ortega,
la perspectiva no anula la búsqueda de la verdad: más bien es la aportación individual
a la misma, y así se podría entender que la verdad emerge precisamente de la suma
de perspectivas.
RAZÓN VITAL.
En la Historia del pensamiento occidental ha prevalecido y
dominado una concepción de la razón, la razón pura o razón físico-matemática, según
la cual la razón ha de “trabajar” prescindiendo de las peculiaridades de cada sujeto y
de su cultura con el objetico de alcanzar un conocimiento duradero y permanente que
sirviese para todos los tiempos y para todos los lugares, en definitiva, un conocimiento
“válido para todos los hombres”. La teoría perspectivística que defiende Ortega, teoría
que sostiene que todo conocimiento está anclado siempre en un punto de vista, en una
situación, lleva al filósofo español a proponer una sustitución de la “razón pura” por una
nueva razón, la “razón vital”. Se trata de un concepto de “razón” que no solo reconoce
el contexto vital del individuo a la hora de conocer la realidad sino que también destaca
la importancia de la razón para definir y anticipar proyectos de vida.


RAZÓN HISTÓRICA


Este concepto de razón acuñado por Ortega pretende
responder a la desilusión generada por la razón físico-matemática o, lo que es lo
mismo, el cientificismo, para comprender el sentido de la vida del hombre. La ciencia
no satisface al ser humano porque éste es fundamentalmente “historia”. Por ello, es
preciso impulsar una nueva forma de entender la razón como algo construido y
generado a lo largo de la historia, y no como independiente de ella, como sí hace la
razón físico-matemática. El objeto propio de la razón histórica es el acontecer, el
proceso, el flujo de acontecimientos que conectan el pasado con el presente.

IDEAS


Son aquellos pensamientos o incluso ocurrencias que han sido creadas por
el sujeto o al menos adquiridas conscientemente por el mismo. Una idea puede
copiarse o podemos llegar a ella después de un trabajo de reflexión o investigación
personal. Las ideas incluyen por tanto todo nuestro pensamiento consciente, así como
lo que hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida. Las ideas (filosóficas,
religiosas, políticas, científicas…) se formulan, se discuten, se propagan, se sostienen… Se puede llegar incluso a morir por ellas. Las ideas dependen de nosotros
para su existencia pues son “resultado de nuestra capacidad intelectual”, es decir, una
elaboración nuestra. 

CREENCIAS


Son aquellos pensamientos que no creamos nosotros, sino que más
bien nos crean, pues nos preceden en el tiempo, y en cierta forma vivimos en ellas,
estamos en ellas sin percatarnos de ellas. Las creencias nos preceden y nos
“vertebran” sin que seamos capaces de darnos cuenta. No dependen de nuestro
pensamiento consciente, no las elegimos ni decidimos copiarlas o identificarnos con
ellas, sino que estas creencias “nos hacen”, están ya presentes en un fondo social y
cultural cuando comenzamos a pensar. Por ello dice Ortega que “Las ideas se tienen;
en las creencias se está”. Si las ideas constituyen el “estrato más superficial” del
pensamiento, las creencias son “el estrato más profundo”. Para explicar la diferencia
entre “ideas” y “creencias” Ortega se sirve de los siguientes ejemplos. El primero es lo
que ocurre cuando alguien decide salir a la calle: para hacerlo no necesita reflexionar
sobre el hecho de que la calle existe. Esa existencia de la calle, con la que contamos
sin necesidad de meditar sobre ella, Ortega la considera una “creencia”. El segundo
ejemplo que pone es que cuando alguien camina ya por la calle lo hace sin intentar
atravesar los muros de los edificios. Tiene la profunda “creencia” de que los muros son
impenetrables.

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