La ética, según la perspectiva nietzscheana, no depende de reglas descubiertas por la razón, sino que es fabricada por la voluntad de poder que tiene el hombre y por su tendencia a ejercer el dominio sobre los demás. La vida es un sistema de pugnas y combate en el que destacan dos tipos de humanos: aquellos llenos de poder afirmativo (fuerza) y los humanos mediocres, débiles y dependientes que acatan las normas para conformarse.
Crítica a la Moral Occidental
El principal error de la moral occidental es su antinaturalismo, pues va en contra de la vida. Esta moral se fundamenta en el platonismo y el cristianismo, ya que su división en dos mundos implica una minusvaloración de la vida terrenal. Asimismo, estas concepciones siempre proponían el sometimiento del cuerpo y de las pasiones, limitando los instintos. Esto se compara con dos dioses griegos:
- Apolo, que refleja la moderación, la mesura y la proporción en nuestro actuar.
- Dionisio, el dios de la desmesura, de la vida libre y de la libre actuación de nuestras pulsiones vitales.
Para Nietzsche, el hombre occidental acepta la creencia falsa por miedo y angustia ante la muerte y la impotencia ante sí mismo.
Moral de Señores y Moral de Esclavos
En su ética, Nietzsche distingue una “moral de señores” frente a una “moral de esclavos”. Con su método genealógico y su obra Más allá del bien y del mal, Nietzsche pretende explicar el origen y la evolución de los conceptos morales. Originalmente, lo “bueno” había sido definido por los aristócratas como sobresalir sobre los demás, valor, fortaleza, etc., mientras que lo contrario, la moral plebeya, era lo cobarde, lo mezquino, lo miedoso y, sobre todo, lo mentiroso.
La Transvaloración de los Valores y el Resentimiento
Pero después, de un modo u otro, ocurre una transvaloración, un cambio de valores, pasando de lo bueno como elevado a lo bueno como débil, a la moral del rebaño que actúa por mímesis. En la genealogía de Nietzsche, se afirma que la transvaloración de la palabra “bueno” se produjo a causa del resentimiento, que es la emoción que siente el oprimido, consistente en la imaginaria venganza de quienes son incapaces de reaccionar contra la opresión directa que sufrían. Los plebeyos, que no podían aspirar al estilo de vida de los aristócratas, invirtieron su frustración en cambiar los valores. Pero esto es absurdo para el filósofo, porque no se puede negar a quienes son poderosos por naturaleza su poder.
Características de las Morales
En resumen, Nietzsche establece dos tipos opuestos de moral:
- La moral de esclavos: Es la moral de los débiles que, no pudiendo realizar los valores de la vida a causa de su cobardía y por resentimiento, elevan a la categoría de “bueno” valores como la obediencia y el control de los instintos, porque creen que así se asegurarán un consuelo en otra vida. Esta moral considera malos todos los valores de un hombre vitalista.
- La moral de señores: Es la moral de los fuertes, de los que pueden realizar los valores de la vida y no se someten a ninguna voluntad que no sea la suya propia. Esta moral es la de los espíritus elevados y aristocráticos que aman la vida. Esta es la moral que debe encarnar el superhombre.
El Ascetismo
La moral contraria, la moral de los esclavos, es la que impulsa el ascetismo, que otorga a la abstinencia y al sacrificio valores supremos. Los ascetas deliberadamente dan la espalda a los placeres y las satisfacciones que ofrece la vida. Nietzsche considera a los ascetas personas que disfrutan no cumpliendo sus deseos y “haciéndose daño” a sí mismos. Además, usan esta autotortura como último recurso al no ser capaces de ejercer su voluntad en el mundo, por lo que la han convertido en un ideal moral que, según ellos, debemos compartir.
Conclusión sobre el Valor y la Voluntad de Poder
En conclusión, las cosas no tienen un valor en sí mismas, sino que su valor depende de las interpretaciones. Y como la fuerza se manifiesta en la interpretación que se impone, lo único que hay es voluntad de poder.
Crítica al Cristianismo
Nietzsche efectúa una dura crítica al cristianismo, que retoma la idea platónica del dualismo. Para él, el error de la religión es que, en vez de ser un medio entre otros para contribuir a la formación integral del hombre, se convierte en un fin último que presenta a todos, incluso a los débiles, como “iguales ante Dios”, lo cual es falso, pues siempre hay hombres superiores a otros. El cristianismo es una “enfermedad de la vida” porque predica la supremacía de los pobres de espíritu y de los débiles; además, sus valores supremos son los contrarios a los que, según el filósofo, deberían ser. El cristianismo niega la belleza de la vida y presenta como odioso lo sensual y terrenal. Rechaza este “platonismo para el pueblo” porque sus valores encarnan la degradación de la especie humana. Por eso, sostiene un ateísmo axiológico, pues no puede entender que los cristianos tengan un dios tan perfecto cuando ellos mismos son imperfectos. Esta religión nihilista promete una felicidad irreal.
Crítica al Socialismo
El socialismo también se considera la nueva ideología que sustituye al cristianismo. El socialismo no es más que el gobierno de los débiles unidos que se agrupan para doblegar a los espíritus libres, predicando la igualdad, que es el fin de todo progreso espiritual. Esta forma de gobierno nace de la envidia del débil que, no pudiendo vivir la vida del fuerte, quiere que el fuerte no tenga ninguna libertad. Además, los débiles necesitan este Estado para su seguridad y protección, lo que lleva al filósofo a pensar que hay que destruir el Estado, siendo esta la política que debe llevar a cabo el superhombre, en la que todo sea llevado por la libre expansión de las fuerzas vitales.