La Vigencia del Pensamiento Cartesiano en la Era Contemporánea

La Persistencia del Pensamiento Cartesiano en la Era Contemporánea

El pensamiento de Descartes sigue siendo de actualidad, por más que gran parte de sus particularidades hayan sido superadas en los tres últimos siglos. Por ejemplo, la idea que aporta del sujeto o la necesaria matematización de lo real para el conocimiento científico. La informática es la última expresión en la actualidad del proyecto cartesiano. Tanto es así que se habla de un mundo digital, de un mundo expresado únicamente con ceros y unos. Cuando estamos frente a un ordenador estamos frente a lo que Descartes calificaría de modelo perfecto de conocimiento: un marco absolutamente axiomatizado en el que a partir de unos primeros principios se deduce todo lo demás. En un ordenador no hay contradicciones, no hay elementos que no se deduzcan de los principios establecidos. Si el programa funciona es porque está mal diseñado. La deducción siempre es perfecta y la conclusión necesaria. El Discurso del Método propone un método heredero de las matemáticas. La matematización es una característica que impregna casi todos los ámbitos de la ciencia occidental, incluso en las ciencias sociales y humanas. El conocimiento de las cosas se consigue cuantificándolas. Pero la matematización por sí sola no hubiera propiciado el desarrollo científico si no hubiera ido acompañada por la autonomía de la razón.

Conceptos Cartesianos y su Resonancia Actual

La Razón Autónoma y la Búsqueda de la Verdad

Solo una razón independiente de la religión puede llegar a la verdad. Esta separación ha contribuido a la aparición de posiciones ateas, aunque Descartes no lo era. Las demostraciones de la existencia de Dios han caído en desuso; se considera que no es posible demostrar la existencia de Dios ni desde la ciencia, porque su propio método se lo impide, ni desde la filosofía, ya que no existe ningún argumento válido.

La Sospecha de la Realidad: Sueño, Vigilia y el Genio Maligno

Hay otras ideas cartesianas que vuelven una y otra vez. Por ejemplo, la sospecha de que la realidad en la que el hombre se mueve no sea tal, sino una mera ilusión de los sentidos que nos aleja de lo real, ha sido retomada por varias producciones cinematográficas. El argumento de la indistinción entre sueño y vigilia se refleja en la producción española de Alejandro Amenábar, Abre los Ojos. El director nos presenta el tormento en el que vive el protagonista, incapaz de distinguir cuándo está viviendo y cuándo está soñando que vive. El argumento del genio maligno es actualizado en Matrix, producción que nos describe un mundo habitado por hombres que, creyendo conocer a través de sus sentidos un mundo sensible, realmente solo reciben impulsos eléctricos controlados por un poderosísimo sistema informático.

Es decir, unos hombres a los que un genio maligno, reinterpretado como un inmenso ordenador, engaña, convirtiendo la realidad digital en la realidad que se impone y esconde la verdad.

El Dualismo Antropológico: Mente y Cuerpo

El dualismo antropológico, o el problema mente-cuerpo, es una de las cuestiones más interesantes en la filosofía. Es difícil encontrar hoy día algún defensor del dualismo de sustancias; sí existen, sin embargo, partidarios del dualismo de propiedades, que sostiene que no existe más sustancia que la material, y la actividad mental se realiza en el cerebro. Así, se distinguen propiedades físicas del cerebro y propiedades mentales. Defiende esta posición Jerry Fodor.

El Sujeto Cartesiano: Conciencia y Pensamiento

El sujeto cartesiano es el sujeto de la enunciación que se hace cargo de su pensar. De modo que, más allá del contenido de cualquier enunciado, hace coincidir el acto de enunciación con el supuesto yo que enuncia, y que es el verdadero mundo, pues el visto y experimentado por los sentidos no es más que un añadido a lo esencial pensado.

El Legado Cartesiano en la Ciencia y la Sociedad Moderna

Ahora bien, el pensar debe ser guiado por un método apropiado para descubrir racionalmente ideas claras y distintas, evidentes. Es una tarea que queda lejos de los medios científicos actuales, que deben conformarse con conjeturas eventuales y en continuo proceso de revisión y falsación. Sin embargo, la mirada cartesiana sobre el sujeto sigue iluminando su carácter esencialmente pensante. Fue Descartes quien introdujo la idea de la autoconstrucción soberana del hombre; fue su simplificada matemática la que impulsó el dominio técnico sobre el mundo. Pero a la vez también sembró una duda universal sobre toda autoridad, difícil de clausurar. Fue el inicio de la conciencia moderna fijada en la certeza de un mundo tecnificado y matematizable, pero desorientada y a la búsqueda de su destino. En oposición al inexorable progreso técnico, la soberanía del individuo vino a ser el motivo central del pensamiento político y social moderno.

El principio cartesiano supone una prerrelación del pensamiento sobre la extensión, sobre la materia, pero abre problemáticamente la cuestión de la relación mente-cuerpo. Una relación que actualmente sigue siendo investigada por la psicología, la neurología y diversas otras perspectivas más o menos científicas.

Descartes y la Ciencia Contemporánea

¿En qué medida el pensamiento intercede en los procesos biológicos y viceversa? Es un tema de actualidad en la medicina. O ¿en qué medida la genética o la bioquímica inciden en los procesos mentales? Es objeto de multitud de investigaciones. Se creía que solo el pensar podía hacer ciencia de lo matemático y físico del mundo, pues las propiedades cualitativas de la materia, el color, que nos llega a través de los sentidos, tan solo podían construir una experiencia privada o subjetiva, propia del arte, pero no de la ciencia. Sin embargo, la matematización de la realidad ha ido mucho más lejos de lo que nuestro filósofo podía imaginar. Las nuevas ciencias ya no cuentan con los sentidos desde hace ya mucho tiempo, pues los instrumentos de medida y registro son exponencialmente mucho más potentes.

Además, la ciencia como conocimiento se ha fundido con la técnica, creándose una nueva unidad: la tecnociencia, más dirigida a las aplicaciones técnicas que al mero conocimiento. Pero aun así se puede considerar que la matematización para toda la ciencia sigue partiendo del registro de magnitudes, figuras y desplazamientos. Pongamos por ejemplo la luz. Según la teoría cuántica, la luz estaría formada por fotones emitidos a una cierta velocidad. Pues bien, pese a su comportamiento ondulatorio, habría de considerarse como formada por partículas, por partes, por porciones de espacio, es decir, por extensiones. La noción de partícula no es más que una prolongación de lo que Descartes recogía con los términos de magnitud y extensión.

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