La Reminiscencia en el Fedón de Platón: Argumentos para la Inmortalidad del Alma

TEXTO 1:


Platón nace en Atenas en la primera mitad del siglo IV a. C. Podemos clasificar sus diálogos en tres grupos en función de sus viajes a Siracusa y los contenidos filosóficos. Así los de juventud, como la Apología de Sócrates y el Protágoras. Los de madurez Fedón, Banquete, Fedro y la República. Por último destacamos el Timeo en su vejez. El texto a comentar pertenece al Fedón una de sus obras centrales en la que están presentes todos sus presupuestos filosóficos. Con respecto a la localización del fragmento dentro del Fedón, decir que la obra tiene tres partes. En la primera desarrolla argumentos para demostrar la inmortalidad del alma basados en los elementos contrarios, la reminiscencia, los elementos simples y compuestos; también expone su teoría de la reencarnación. En la segunda parte narra su mito escatológico, la geografía del otro mundo.
En la tercera vuelve con el relato de la muerte de Sócrates. El fragmento que nos ocupa lo situaríamos en la primera parte del libro cuando Platón propone diversos argumentos para demostrar la inmortalidad del alma, en concreto cuando desarrolla su argumento basado en la reminiscencia o “anamnesis”. Tras la contextualización paso a enunciar las que me parecen ideas principales del fragmento y a determinar su estructura. Es posible dividirlo en tres secciones que irían respectivamente de la línea 1 a la 10, de la línea 11 a la 18, y de la línea 19 a la 25. En la primera de la secciones Platón alude a la “reminiscencia”(“anamnesis”) desde la contemplación de “cosas semejantes”, así cuando dice: “¿Entonces no ocurre que, de acuerdo con todos estos casos, la reminiscencia se origina a partir de cosas semejantes…?”. Más adelante en la segunda sección enuncia otra de las ideas centrales cuando identifica “lo igual en sí mismo” como algo recordado (del mundo inteligible) netamente distinto de las cosas sensibles iguales, así en la expresión: “No me refiero a un madero igual a otro madero….Sino a algo distinto que subsiste al margen de todos esos objetos, lo igual en sí mismo”. 


Por último en el párrafo final, anuncia en su tercera idea, un conocimiento intuitivo (“nous”) distinto del conocimiento sensible de cosas iguales (piedras o maderos iguales), pero que solo surge desde la contemplación del sensible, “¿De dónde hemos obtenido ese conocimiento?, …, o a partir de las cosas lo hemos intuido siendo diferente a ellas”. Una vez que hemos enunciado y localizado las ideas principales podemos relacionarlas entre sí y con la teoría del recuerdo y la ontología del autor. La idea inicial indica uno de los puntos de partida del recuerdo o “anamnesis”, es decir, señala que la contemplación de las cosas sensibles promueve la reminiscencia en el alma del hombre, ya que como Platón expone en su ontología, lo sensible es una copia, mejor autocopia, de las formas inteligibles en la materia prima. Observando las cualidades de los objetos físicos el alma recuerda los modelos absolutos de dichas cualidades del mundo inteligible. Lo anterior enlaza con la segunda afirmación platónica del texto, el recuerdo de lo “igual en sí mismo”, un tipo de objeto totalmente distinto de las cosas sensibles, un objeto absoluto, por tanto una forma inteligible. La teoría del recuerdo del autor alcanza su finalidad con esta segunda idea principal: el alma humana debe llegar a reconocer el mundo de las Ideas y sus formas inteligibles, que una vez conocíó antes de estar encarnada y que olvidó por el contacto con la materia. Por último en la tercera de las ideas se relacionan los dos tipos de conocimientos presentes en ambos mundos sensible e inteligible, y se menciona la capacidad del alma de alcanzar el segundo, el conocimiento intuitivo o “nous” desde el primero o conocimiento sensible, “eikasia”, “pistis”. Como conclusión del comentario resaltar la presencia implícita en el texto de toda la teoría del recuerdo y de la visión de la realidad platónica. Los presupuestos tomados por Platón del orfismo están aquí: la doctrina de la inmortalidad del alma, de la reencarnación, de la existencia de un mundo metafísico. También las vías platónicas para recordar, a saber, la contemplación de los objetos sensibles, el camino de la introspección en el alma, el estudio de la filosofía platónica. Así mismo su ontología, por ejemplo tal y como la describe en la analogía de la línea, se puede extraer de la lectura del fragmento. Presupone la existencia de dos mundos sensible e inteligible, que en la línea se ampliarán a cuatro. En cada mundo encontramos objetos y tipos de conocimientos, destacando los propios del mundo sensible “eikasia” y “pistis”, y del mundo inteligible “dianoia” y “nous”. Después las relaciones miméticas entre objetos y conocimientos y las dialécticas ascendente y descendente establecidas (“anamnesis” y “sinopsis”).

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