El Estado de Naturaleza en Rousseau
Rousseau explica su hipótesis del «hombre natural» o salvaje. Con esta hipótesis no se refiere a una realidad cronológicamente determinable. El hombre natural sería el verdadero hombre una vez que se despoja de los aditivos de la cultura, sirviéndose de base y norma ideal para juzgar a la sociedad presente. En el estado natural no habría ni vicios ni virtudes. Tampoco existiría el Estado, ni el lenguaje, ni opresión, ni infelicidad, ni desigualdad, ni reglas morales.
El hombre en ese estado de naturaleza es concebido por Rousseau como un ser fuerte y robusto, cuya preocupación fundamental sería la conservación de la vida y con algunas diferencias con respecto a los animales. En la puesta en práctica de esta libertad se manifestaría su alma, cuyo funcionamiento no podría explicarse simplemente por las leyes de la física, sino que albergaría una dimensión espiritual. Otra característica sería su capacidad para perfeccionarse y su bondad innata.
Rousseau se plantea qué hizo perder su inocencia al hombre natural. La sociedad, con la propiedad privada, es la que crea la desigualdad entre los hombres; son los ricos, por querer asegurarse sus propiedades, los que obligan a pactar a los que tienen poco. Este pacto destruye la libertad humana e incrementa la desigualdad, lo que lleva a la guerra. Desde esa libertad, el hombre puede desear todo cuanto le apetezca. Para Rousseau, el hombre es bueno por naturaleza, pero se corrompe cuando entra en un proceso de convivencia en sociedad.
Rousseau quiere desenmascarar al hombre ilustrado que vende una aparente felicidad y libertad a través del progreso de la ciencia y la técnica. Para proponer una solución, escribe el «Discurso sobre la Economía Política» y su obra cumbre, «El Contrato Social».
El Contrato Social de Rousseau
En su «Discurso sobre la Economía Política», Rousseau aborda tres temas que aparecerán después de forma muy importante en su obra «El Contrato Social».
La Voluntad General
Rousseau se plantea la necesidad de un contrato social y sus consecuencias. Se trata de proponer un nuevo orden social donde los hombres recobren su libertad e igualdad naturales. En la época de la Ilustración, unos hombres nacen para ser dominados y otros para dominar; esto es un estado corrupto. Hay que determinar cuándo un poder es legítimo y bajo qué condiciones puede ejercerse la autoridad de unos hombres sobre los otros. Todo acuerdo no es válido porque el hombre no debe perder su libertad y esclavizarse. Se necesita encontrar la forma que proporcione tranquilidad y seguridad y que, a su vez, permita que cada hombre sea dueño de sí mismo.
El «Contrato Social» es un tipo de acuerdo gracias al cual los hombres adquieren la condición de ciudadanos, recuperando su igualdad y libertad esenciales. Las condiciones son renunciar a sus intereses y seguir la voluntad general por el interés común. No es la suma de voluntades particulares, sino establecer un vínculo social aceptado por todos y constituir un cuerpo moral y político en el que el deber sustituye el mero apetito, y la moralidad y la justicia al instinto. El pacto garantiza la igualdad para todos. Con el pacto social se pasaría del estado de naturaleza al estado civil. Se sustituye la conducta del instinto por la de justicia.
El Valor de la Ley
La ley debe ser la expresión de la voluntad general, y el poder de hacer la ley pertenece solo al soberano o pueblo. Si el pueblo se da la ley a sí mismo, es lógico que quiera obedecerla. Necesita un legislador que no tendrá el poder legislativo ni el ejecutivo para evitar la corrupción del sistema. Es necesario alguien capaz de redactar las leyes que el pueblo persigue y de expresar la voluntad en decretos; esto lo hace el legislador. El gobierno es la fuerza que ha de ser dirigida y aplicada por el pueblo. Si el gobierno dispone de la fuerza pública, la usa sin ajustarse al pueblo o a la voluntad general, y el Estado se descompone. El sujeto ya no es tan solo súbdito, sino un ciudadano. Lo que legitima el Estado no es el deseo de seguridad por parte de sus miembros, sino la recuperación de la libertad y la igualdad perdidas.
El Poder Ejecutivo y la Democracia
Rousseau se plantea cuál sería la mejor forma de gobierno, es decir, a quién corresponde gobernar. El soberano se encarga del poder legislativo, que es el encargado de elaborar las leyes. El gobierno será el ejercicio legítimo del poder ejecutivo, que aplica, ejecuta y administra las leyes que emanan del poder legislativo. Son el rey, el príncipe o el magistrado. Para evitar la corrupción del poder, Rousseau insiste en celebrar frecuentes asambleas y en limitar el tiempo de representación y gobierno. En cualquier caso, las leyes deben ser aprobadas por el pueblo tras un libre sufragio.