I. La Concepción Política de Platón: El Filósofo-Rey
Convencimiento Platónico: El Principio de Especialización Funcional
La convicción platónica, derivada de su principio de especialización funcional, sostiene que los males sociales desaparecerán cuando los reyes sean verdaderos filósofos.
Críticas Recibidas y Defensa
Las críticas recibidas (la posibilidad de discrepancia o error de los filósofos-reyes y la de apostar por una sociedad totalitaria que anula la libertad individual) no parecen comprender la concepción política de Platón. La defensa es clara: la discrepancia o error entre los filósofos-reyes es imposible, y la pérdida de la libertad individual resulta necesaria y conveniente porque el programa político aplicado siempre será el más beneficioso para la colectividad y, en definitiva, para cada uno de sus componentes.
(Recordemos que también un férreo defensor de la democracia participativa, J.J. Rousseau, considerará necesario contar con un legislador que conozca el «bien común» para evitar todo proceder egoísta.)
Argumentos a Favor
A favor de la propuesta platónica se encuentra la necesidad de una preparación teórica y moral de los gobernantes. En una democracia, esto se traduce en la necesidad de una educación política y moral de la ciudadanía. Es fácilmente constatable que estos requisitos no se cumplen en la actualidad.
Argumentos en Contra
La confianza depositada por Platón en su sistema educativo nos parece ilusoria. Razones:
- Sus intentos de instaurar un régimen noocrático en Siracusa fracasaron.
- No existe conocimiento de un sistema educativo que garantice la «honestidad» de quienes lo han cursado.
Posición Resultante
La posición resultante es la necesidad de un máximo control sobre los distintos poderes, ejercido por una ciudadanía política y moralmente preparada, para que el daño que pueda producir un programa político concreto pueda prevenirse o resulte lo menos perjudicial posible para la colectividad social.
II. Influencias Filosóficas en la Epistemología Platónica
1. El Convencimiento Socrático del Saber
Heredado de Sócrates, Platón asume la posibilidad de acceder al verdadero saber. Sócrates tenía la convicción de que la conducta ética debía basarse en el conocimiento, y que este conocimiento, base de la acción, debe ser de valores eternos, no sujetos a las variables y cambiantes impresiones de los sentidos o de la opinión subjetiva, sino idénticos para todos los hombres, países y edades. Platón extendió esta convicción socrática de la universalidad y necesidad del conocimiento moral a todo tipo de conocimiento (como se observa en la exposición de la teoría de la Reminiscencia en el Menón y en el Fedón).
2. La Reminiscencia como Respuesta a Heráclito y Parménides
La teoría de la reminiscencia será la respuesta a las concepciones enfrentadas de Heráclito y Parménides:
- De Heráclito: Platón aprenderá que los objetos de la percepción sensible se hallan siempre en un incesante fluir, pero no aceptará que todo fluya y nada se sustraiga al cambio. Esto queda reflejado en el Crátilo: “si nada permanece en el mismo estado no es posible el conocimiento, pero si algo se sustrae al cambio, entonces eso se constituirá en objeto de conocimiento.” Así, queda claro que, para Platón, la percepción sensible no puede considerarse verdadero conocimiento.
- De Parménides: Aceptará su concepción de la posibilidad de conocimiento racional de una realidad inmutable tras una clara distinción entre conocimiento sensible y racional; pero no aceptará la tesis parmenídea que afirma que el movimiento y la multiplicidad son un puro engaño de los sentidos.
3. Superación del Relativismo de Protágoras
La teoría de la reminiscencia le permitirá superar el relativismo de Protágoras. Coincide con este sofista al afirmar que la percepción sensible no satisface las exigencias de un conocimiento universal y necesario, pero Platón no aceptará que este sea el único conocimiento posible: defenderá la autonomía del conocimiento racional y establecerá que pensar y percibir tienen objetos distintos.
4. Superación del Escepticismo Sofista
La teoría de la reminiscencia le permite a Platón superar el escepticismo sofista al evitar la dificultad contenida en la aporía que Menón presenta a Sócrates: la imposibilidad de establecer conocimiento filosófico alguno si la adquisición del saber supone un paso del no-ser al ser. La condición necesaria para elaborar una teoría epistemológica válida exigirá, pues, que el punto de partida para tender al saber ha de ser un estado en el que sabiduría e ignorancia participen en su constitución.
Crítica a la Teoría de la Reminiscencia Platónica
El Menón: El Pasaje del Esclavo
En el Menón, Sócrates ofrece una demostración dialéctica, no magistral, de la teoría de la reminiscencia (el pasaje del esclavo).
Crítica: ¡Qué diferente el Sócrates del Menón y el de los diálogos platónicos de juventud! En el Menón presenciamos una lección “magistral” hábilmente enmascarada de un Sócrates que conoce la respuesta al problema planteado al esclavo.
Resultado: Platón reconoce la provisionalidad de lo expuesto, pero está convencido de la utilidad de la teoría de la reminiscencia para combatir el escepticismo sofista.
El Fedón: La Inmortalidad del Alma
En la segunda parte de lo que constituirá su primera prueba de la inmortalidad del alma, Platón volverá a demostrar su teoría de la reminiscencia: los hombres han de tener un conocimiento de las normas y modelos absolutos, por estar este conocimiento implícito en sus comparaciones y juicios valorativos. Al no existir estos “absolutos” en el mundo sensible, tiene que haberlos contemplado el alma antes de su unión con el cuerpo.
Crítica: La crítica a la que se hace acreedor Platón es que sigue siendo posible sostener la hipótesis de que los conceptos universales manejados por los hombres se han obtenido por abstracción a partir de la experiencia. Platón no ha contemplado esta hipótesis porque entonces el conocimiento humano no sería universal y necesario, y él nunca ha dudado de la posibilidad humana de alcanzar el verdadero conocimiento, siendo este el punto de partida y la justificación última de su filosofía.
III. Comparación entre la Psicología Platónica y la Aristotélica
1. Evolución del Pensamiento Aristotélico
En sus diálogos de juventud, Aristóteles mantiene el dualismo platónico y la unión accidental de alma y cuerpo. Más tarde, sostendrá que no son dos realidades extrañas entre sí, pero sí independientes.
2. La Concepción Hilemórfica del Alma
En el De Anima, desaparece por primera vez la dualidad y se funden alma y cuerpo en una unión sustancial, no accidental como en Platón. Esta concepción está ligada a su teoría hilemórfica.
Consecuencias de la Unión Sustancial de Alma y Cuerpo (Aristóteles)
- Abandona la concepción del cuerpo como cárcel del alma y entiende que solo unida al cuerpo puede el alma ejercer sus facultades.
- El alma no precede al cuerpo en cuanto a su existencia.
- El alma no puede adquirir conocimientos independientemente del cuerpo, quedando reducida la “distancia” entre materia y espíritu.
- También considera Aristóteles que la teoría de la reencarnación o transmigración de las almas platónicas es un absurdo, porque un alma no puede ser forma de cualquier cuerpo.
- Niega, en consonancia y dependencia con su teoría hilemórfica, la inmortalidad del alma, adoptando el punto de vista habitual del que solo se apartaban los pitagóricos y Platón. Esto explica que no haya desarrollado ninguna prueba de la demostración de la inmortalidad del alma.
- Nada, por tanto, dice Aristóteles sobre recompensas y castigos ultraterrenos.
3. Paralelismo en las Funciones del Alma
Podemos establecer un cierto paralelismo entre Platón y Aristóteles sobre las distintas partes o funciones del alma. En relación con las distintas partes o funciones del alma que Platón trazó en el Libro IV de la República, en el mito del carro alado del Fedro y en el Timeo, Aristóteles nos habla de tres diferentes tipos de almas, tales que el tipo superior presupone siempre el inferior, pero no a la inversa:
- Alma vegetativa: Propia de las plantas.
- Alma sensitiva: Presente en los animales.
- Alma racional: Específicamente humana.
En el Libro I del De Anima, Aristóteles esboza una historia de la Psicología y considera al alma principio vital de los seres vivientes, aunque, contrariamente a lo sostenido por Platón en el Fedro para demostrar su inmortalidad, no se mueve por sí misma.
IV. Pruebas de la Inmortalidad del Alma en el Fedón
Simmias y Cebes no parecen quedar satisfechos con la primera prueba.
Segunda Prueba
Punto de partida: La muerte ha de ser entendida como separación de lo compuesto (teoría sostenida ya anteriormente por Empédocles y Anaxágoras).
Desarrollo: El cuerpo es semejante a las realidades mutables, multiformes, nunca idénticas a sí mismas, que aprehendemos por vía sensible y que son disolubles y, por tanto, mortales. El alma, por el contrario, se asemeja a la realidad inmutable, uniforme, siempre idéntica a sí misma, de aprehensión inteligible e indisoluble. Como esta realidad, el alma será inmortal.
Críticas a la Segunda Prueba
- Vuelve a tomar como premisa inicial la Teoría de las Ideas: existen dos mundos de naturaleza distinta (dicotomía metafísica), fundamentada en la segunda demostración de la teoría de la reminiscencia (ya criticada).
- No siempre va a poder sostener Platón la simplicidad del alma por la dificultad de conciliar esta teoría con la diversidad y contradicción de los hechos psicológicos (Mito del carro alado del Fedro).
- Parte del supuesto de entender la muerte como separación de lo compuesto, siguiendo el modelo naturalista.
Tercera Prueba
Punto de partida: La existencia de lo bueno, lo bello, lo grande en sí y demás realidades de esta índole.
Desarrollo: Los contrarios se excluyen entre sí. Las cosas que participan esencialmente de los contrarios también se excluyen entre sí. Los cuerpos reciben la vida del alma. Al ser la muerte el contrario de la vida, el alma no puede admitirla.
Críticas a la Tercera Prueba
- El punto de partida (la Teoría de las Ideas) ha sido ya ampliamente criticado.
- No puede establecerse definitivamente el carácter esencial de un ser concreto: la nieve puede considerarse fría o caliente según con qué se compare.
- Platón comete una petición de principio: al considerar el alma como principio de vida, se la considera a priori como inmortal. (Enorme parecido con el argumento ontológico desteologizado, utilizado por Descartes, para demostrar la existencia de Dios).
- Se comete un paralogismo al admitir que el alma como soporte de vida excluye a su contrario: la muerte. Debería concluirse solamente que el alma, mientras existe, no puede ser más que viviente y jamás muerta.
V. El Camino hacia el Conocimiento: Matemáticas y Dialéctica
El Preludio Necesario: Las Matemáticas
El estudio de las matemáticas (el estudio de los números, de las superficies geométricas, de los sólidos en reposo y en movimiento) es el preludio necesario para el estudio de la dialéctica. La liberación de las cadenas y la conversión del alma se produce en el lugar de lo corporal y visible.
Al inicio del Capítulo VII, tras finalizar Platón la exposición de su alegoría de la caverna, ofrecía una primera interpretación: debíamos equiparar el mundo de la caverna con el mundo sensible y el mundo extra-cavernario con la realidad inteligible, iluminada por la Idea del Bien (el sol), que posibilita el conocimiento verdadero que deberán alcanzar quienes gobiernen la República ideal.
En este texto, Platón nos ayuda a interpretar por segunda vez su alegoría, tras haber examinado con anterioridad los estudios necesarios para asegurar la conversión del alma de lo que deviene (mundo sensible) hacia lo que es (mundo inteligible): el estudio de los números, de la geometría, de la estereometría, de la astronomía y de la armonía. Establece la correspondencia entre el aprendizaje de las matemáticas y la liberación del prisionero, su posibilidad de contemplar los objetos del mundo sensible y la luz que los ilumina, el ascenso al mundo inteligible y la “visión” de las sombras o reflejos de las auténticas realidades.
- Las cosas que son: Las cosas conformantes de la auténtica realidad, del mundo inteligible: las Ideas.
- Sol: La Idea del Bien que ilumina el mundo inteligible.
El alma abandona el mundo sensible y asciende hasta el inteligible gracias al estudio de las artes mencionadas, pero cegada por la intensidad de su luz no puede percibir otra cosa que las imágenes o reflejos de las auténticas realidades o ideas. La visión nítida y directa de las ideas, a la luz de la Idea del Bien, queda reservada, como expondrá a continuación, a quienes cursen con éxito el estudio de la dialéctica.
Diferencia entre las Artes Matemáticas y la Dialéctica (Ciencia y Filosofía)
Solo mediante el método dialéctico podemos intentar alcanzar el conocimiento de las Ideas. El arte de la dialéctica nos permite conocer la auténtica realidad, a diferencia de:
- Las artes que versan sobre lo sensible y solo nos proporcionan opinión.
- Aquellas otras como la geometría, la estereometría, la astronomía y la armonía que, a pesar de versar sobre lo inteligible, no alcanzarán a conocerlo porque no aprehenden directamente el universal, sino que parten de su representación y establecen hipótesis como axiomas o primeros principios.
Estas hipótesis, al no estar fundamentadas, no pueden validar las conclusiones que de ellos se deriven. Una hipótesis se define aquí como axiomas o verdades primeras que no han de entenderse como verdades posibles, sino como verdades que no precisan fundamentación y que nos permiten deducir las conclusiones que se derivan de tales supuestos.
La Supremacía del Método Dialéctico
El método dialéctico es el único que, cancelando las hipótesis, alcanza el conocimiento cierto.
Resumen: Para diferenciar el método dialéctico (la filosofía) de las artes (ciencia), Platón dice que la dialéctica, suprimiendo las hipótesis, alcanza el principio mismo (la Idea del Bien) en el que se fundamenta todo lo demás. (Debemos interpretar esta supresión en relación con el texto precedente: suprimir significaría aquí no rechazar las hipótesis por no verdaderas, sino el dejar de verlas como bases seguras para la deducción en tanto que ellas mismas no hayan sido deducidas del principio del que se derivan.)
La dialéctica, para elevar al alma desde aquello tan ajeno e inferior a ella como lo sensible (“fango extranjero” lo llama) hasta lo inteligible, se vale de las artes citadas: la aritmética, la geometría, la estereometría, la astronomía y la armonía. Por apartar al alma de lo sensible, el conocimiento que nos proporcionan estas artes no es mera “opinión”, pero tampoco verdadero conocimiento (en este texto llama a este ciencia, contrapuesto a opinión), porque en su intento de concebir lo inteligible, no renunciando al empleo de imágenes sensibles y de hipótesis tomadas a modo de axiomas, no alcanzan a vislumbrar otra cosa que una “visión aproximada” (sombras o reflejos) de las ideas.
