La filosofía de Descartes y la Época Moderna

Descartes, filósofo y matemático francés

Nacido en La Haya en 1596, muere en Estocolmo en 1650 debido a la crudeza del clima y a que la Reina Cristina de Suecia le hacía madrugar para darle clases de filosofía. Entre sus obras destacan: Las reglas para la dirección de la mente y el Discurso del método, entre otras. Fundador del racionalismo. La pretensión final de la filosofía de Descartes es averiguar cómo debemos guiarnos en la vida para alcanzar la felicidad. Para ello debemos juzgar bien acerca de la realidad y del ser humano para saber qué nos conviene, y esto exige estar seguros de la verdad de nuestros conocimientos, ya que equivocarnos podría conducirnos a la infelicidad. Para resolver esta primera incógnita Descartes estudiará el problema del conocimiento e intentará descubrir cuál es el método fiable para alcanzar dicho conocimiento. Esta preocupación por el conocimiento muestra la sintonía del autor con su época, el pensamiento moderno.

La Época Moderna

Se denomina Época Moderna al tiempo histórico que transcurre desde la caída del Imperio Bizantino, a manos del Islam en 1453, hasta la Revolución Francesa en 1789. Dentro de la Época Moderna suelen distinguirse tres períodos diferenciados: el Renacimiento, que abarcaría los siglos XV y XVI; el Barroco, que comprendería el siglo XVII, y la Ilustración, que se circunscribiría al siglo XVIII. La historia de la Época Moderna se caracterizó en sus inicios por el progresivo aumento del poder de los monarcas, la constitución de los estados nacionales europeos y la continua guerra de unos contra otros por la hegemonía política, económica y religiosa en Europa. Así mismo, esta época se define por la progresiva independencia del Estado respecto a la Iglesia y por la crisis del Antiguo Régimen (modo de organización social medieval), como consecuencia de las revoluciones políticas, sociales y económicas del siglo XVIII. Estas revoluciones condujeron a Europa a un nuevo sistema económico (el capitalismo), a un nuevo tipo de sociedad (la sociedad industrial) y a un nuevo marco político (la democracia parlamentaria).

La filosofía moderna y Descartes

Dentro de la filosofía moderna, Descartes pertenece concretamente al barroco, al siglo XVII. Dicho siglo se caracterizó por la polémica entre dos corrientes antagónicas: el racionalismo continental (Descartes, Malebranche, Espinoza y Leibniz) y el empirismo inglés (Locke, Berkeley y Hume). La polémica entre racionalistas y empiristas se planteó principalmente en relación con el problema de los límites y el alcance del conocimiento humano. Para los racionalistas la verdad se deriva de la razón, por lo que el método válido para alcanzarla será la deducción, y el modelo de ciencia a seguir las matemáticas. Los empiristas, por su lado, considerarán que la verdad proviene de la experiencia, que el método válido para acceder a ella es la inducción, y el modelo de ciencia ha de ser la física. En el ámbito político se planteó también una polémica entre los defensores del absolutismo político y los que lo atacaron. En este siglo el poder de los monarcas ya había logrado sus objetivos primordiales: la indivisibilidad e irrevocabilidad. Pero la burguesía enriquecida por el capitalismo comercial reclamaba su derecho a participar en el gobierno con la pretensión última de llegar a ostentarlo de forma exclusiva. En este siglo se logró la primera quiebra del absolutismo político con la revolución inglesa de 1688. Este hito se alcanzaría por la labor de Locke que teorizó la defensa de un sistema político en el que el poder esté dividido y pueda ser revocado. Locke inauguró así una concepción democrático-liberal del Estado.

Filosofía del autor

Para Descartes el origen del saber está en la razón y siendo esta única, cualquier conocimiento en ella fundado debería llevar al éxito. La filosofía cartesiana parte del anhelo de construir un saber cierto y válido universalmente frente a las filosofías precedentes que constituyen un mosaico de opiniones distintas y contradictorias. Para nuestro autor la filosofía ha de tomar ejemplo del método matemático, es decir aplicar su modelo. Dicho método consistirá en buscar una verdad evidente cuya negación sea imposible y después, a partir de esta verdad, deducir otras verdades derivadas de esta mediante razonamientos correctos. Así el método cartesiano se orientará a dirigir los mecanismos mentales que intervienen en el proceso de organización del conocimiento: la intuición, que es una especie de luz natural que permite a la razón captar inmediatamente ideas simples sin posibilidad de error, y la deducción, es el modo de conocimiento por el que la razón descubre las conexiones que se dan entre ideas simples. Descartes establece 4 principios o reglas para pasar con seguridad de unas verdades a otras. La aplicación del método conlleva la certeza, definida como el estado intelectual que excluye la posibilidad de toda duda en relación con el objeto de demostración. Las reglas del método son: regla de la evidencia, no admitir como verdadera cosa alguna que no supiese que lo es con seguridad, es decir que se me aparezca con claridad y distinción, siendo la claridad la propiedad de una idea de imponerse con su presencia a una mente atenta y la distinción, la propiedad de la idea que permite delimitarla con precisión, regla del análisis, consiste en dividir cada una de las dificultades en cuantas partes sea posible para entenderla mejor, regla de la síntesis, consiste en ordenar mis pensamientos empezando por los más simples y fáciles de conocer hasta los más complejos, regla de la enumeración, que consiste en repasar y revisar los pasos dados. En aplicación de la primera regla y para encontrar esa primera verdad desde la que partir, Descartes plantea la necesidad de dudar de todo conocimiento previo. Las características de la duda son: universal, hay que dudar de todo sometiendo a duda las certezas admitidas hasta ahora, metódica, es decir es un proceso metodológico para encontrar la verdad, teorética, no debe extenderse al plano de las creencias o de los comportamientos éticos, se limita al plano de la reflexión filosófica. Planteadas las características de la duda Descartes presenta los motivos por los que dudar: es posible dudar de la información dada por los sentidos porque éstos pueden engañarnos, es posible dudar de nuestros razonamientos puesto que a veces nos equivocamos, en ocasiones tenemos dificultad para distinguir el sueño de la vigilia y la hipótesis del genio maligno. En el ejercicio de la duda, Descartes encuentra algo de lo que no puede dudar y dado que la duda es una acción de pensamiento, termina concluyendo con certeza que Piensa, luego existe. No obstante a nuestro filósofo parece haber caído en otro problema: el solipsismo, el solipsismo es la doctrina filosófica según la cual la existencia del mundo y de los otros es cuestionable, y sólo hay seguridad absoluta de la propia existencia. Para salir de esta situación, nuestro autor analiza (2ª regla de método) la afirmación pienso, afirmando que lo que piensa son ideas y que estas pueden ser de tres tipos: ideas adventicias, son aquellas que provienen de nuestra experiencia sea interna o externa. Nos informan de las realidades que supuestamente existen en el mundo, ideas facticias, son aquellas que la mente humana es capaz de construir mediante la combinación de ideas adventicias, ideas innatas, son aquellas que el pensamiento posee y que no provienen de la experiencia externa, ni tampoco resultan de la combinación de éstas. Estas ideas son la idea de pensamiento, de mundo y de Dios, estas ideas son ideas en nuestro pensamiento sin que podamos decir que se corresponden con una realidad externa al propio pensamiento, pero su carácter innato son el fundamento a partir del cual podemos construir el edificio entero de nuestros conocimientos. Si analizamos la idea de Dios vemos que es la idea de un Dios infinito y perfecto, inicialmente Dios es una idea en el pensamiento humano pero Descartes afirma que también que es una realidad exterior y utilizará varios argumentos para demostrarlo: el argumento ontológico de s. Anselmo, el argumento noológico de s. Agustín y la 3ª vía tomista. Dados estos argumentos Descartes afirma la existencia de la substancia infinita: Dios, hasta el momento tenemos según Descartes dos tipos de realidad la substancia pensante y la substancia infinita, la existencia de la realidad física y de todas las cosas corpóreas las demuestra a partir de la existencia de Dios. Lo argumenta del siguiente modo: estamos inclinados a pensar que nuestras percepciones sensibles provienen de un mundo de realidades físicas existente y dado que esta inclinación está puesta en nosotros por quien es la causa y fundamento de todo, siendo Dios bueno y veraz no puede permitir que nos engañemos en aquello que se nos presenta con claridad y distinción, así afirma la existencia del mundo físico, de este modo Dios se convierte en garantía de veracidad, garantía del conocimiento y por ello podemos hablar de la veracidad divina. Tenemos ya las tres substancias. Para Descartes substancia es una cosa que existe de tal modo que no necesita ninguna otra para existir. Descartes distingue dos órdenes de realidad: materia y espíritu, pero habla de tres tipos de substancia una infinita (Dios) y dos finitas (el alma y los cuerpos), las substancias finitas se definen por sus atributos, el pensamiento (alma) y la extensión (cuerpos), las substancias finitas son independientes y no necesitan la una de la otra para existir, así Descartes garantiza la libertad del alma y su autonomía respecto al cuerpo que, por ser material se encuentra sometido a las leyes deterministas del mundo material. No obstante las substancias finitas dependen de la substancia infinita que las ha creado y las conserva.

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