El Contexto Ilustrado y la Pregunta Fundamental
El pensamiento de Kant surge motivado por una exigencia de clarificación del hombre y de la sociedad de la Ilustración, ya que, según él, los seres humanos viven su época de un modo no ilustrado, «en minoría de edad». Viven de espaldas a la verdadera razón, oprimidos por agentes externos como los prejuicios, las supersticiones, las tradiciones y las costumbres. Sin embargo, como la razón no puede abarcarlo todo porque está sujeta a límites, Kant se propone elaborar un examen crítico acerca de las posibilidades y los límites de la razón dentro del marco del pensamiento ilustrado.
Las Preguntas Clave de Kant
Este examen se articula en torno a varias preguntas fundamentales:
- ¿Qué puedo saber? Esta pregunta abarca el campo de la epistemología y Kant la aborda en su obra Crítica de la Razón Pura.
- ¿Qué debo hacer? Esta segunda pregunta se relaciona con la ética y Kant la trató en su obra Crítica de la Razón Práctica.
- ¿Qué me cabe esperar? Esta pregunta está asociada a cuestiones metafísicas y religiosas.
Para Kant, estas tres cuestiones están recogidas en una cuarta que las engloba: ¿Qué es el hombre?
Tipos de Juicios Kantianos: La Base del Conocimiento
Para entender el conocimiento, Kant distingue diferentes tipos de juicios de acuerdo con dos criterios:
1. Según la relación entre el sujeto y el predicado:
- Juicios analíticos: El predicado está comprendido en el sujeto. Son explicativos y no extensivos.
- Juicios sintéticos: El predicado aporta información nueva. Son extensivos, amplían nuestro conocimiento, nos descubren aspectos nuevos de la realidad y nos dan información.
2. Atendiendo a la relación de los juicios con la experiencia:
- Juicios a priori: Son aquellos independientes de la experiencia.
- Juicios a posteriori: Son aquellos que dependen de la experiencia.
Sin embargo, Kant considera que existen también los juicios sintéticos a priori. Este tipo de juicio cumple las condiciones para ser científico, ya que es extensivo y aporta información de aquello a lo que se refiere (sintético), y es universal y necesario (a priori, es decir, el conocimiento de su verdad no procede de la experiencia). La experiencia proporciona la materia del conocimiento, mientras que el sujeto se encarga de darle forma para que adquiera significado.
El Giro Copernicano en el Conocimiento
Según Kant, para entender el conocimiento humano no hay que centrarse en la realidad exterior, sino en el modo que tenemos de captar, organizar e interpretar lo que percibimos. Lo que propone Kant es un cambio de método, realizando una verdadera revolución filosófica análoga a la de Copérnico en astronomía. Hasta él, se había admitido que el hombre se veía condicionado por los objetos, pero Kant pretende demostrar que sucede lo contrario: es el hombre el que condiciona el objeto para hacer posible su conocimiento. Por tanto, el giro copernicano consiste en aceptar cómo la realidad tiene que adaptarse a las estructuras cognitivas que la mente del sujeto impone a todo lo que percibimos. Estas leyes son «a priori», están en el espíritu independientemente de la experiencia y son condición de toda experiencia posible.
La Síntesis entre Empirismo y Racionalismo
En Kant se produce una síntesis entre el Empirismo y el Racionalismo, ya que afirma, por una parte, que hay principios a priori universales que tenemos todos los hombres y que no provienen de la experiencia (Racionalismo), pero al mismo tiempo afirma que esos principios a priori solamente tienen aplicación en el ámbito de la experiencia (Empirismo). A la capacidad de juzgar Kant la llama Entendimiento y a la facultad de razonar la llama Razón.
Las Facultades del Conocimiento en la Crítica de la Razón Pura
La Crítica de la Razón Pura se divide en varias partes, cada una dedicada al estudio de una facultad del conocimiento:
1. Estética Trascendental: La Sensibilidad y las Matemáticas
En la ESTÉTICA TRASCENDENTAL, Kant estudia la sensibilidad, que es el primer nivel de conocimiento. Además, establece las condiciones que hacen posible que las Matemáticas sean una ciencia. Por otro lado, está la forma o estructura que nos permite dar sentido a lo que percibimos, que no proviene de la experiencia, sino que es aportada por el sujeto, y que nos permite organizar los datos de los sentidos: el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo no provienen de la experiencia ni son realidades externas, sino que son el marco impuesto por nuestra propia mente dentro del cual percibimos la realidad. Kant llama intuiciones al contenido de la sensibilidad. Así pues, podemos distinguir dos tipos de intuiciones: las intuiciones empíricas, que nos son dadas por la experiencia, y las intuiciones puras, que son el espacio y el tiempo, puestas por el sujeto. Por eso, todas las afirmaciones sobre espacio y tiempo nos sirven para establecer los juicios sintéticos a priori en Matemáticas y hacer afirmaciones generales y universalmente válidas acerca del espacio y del tiempo. La posibilidad de elaborar juicios sintéticos a priori sobre el espacio y el tiempo hace posible considerar a las Matemáticas (compuestas por la geometría y la aritmética) como una ciencia.
2. Analítica Trascendental: El Entendimiento y la Física
En la ANALÍTICA TRASCENDENTAL, Kant estudia la segunda facultad de la racionalidad teórica, que es el entendimiento, y establece las condiciones que hacen posible que la Física sea una ciencia. A diferencia de la sensibilidad, que es pasiva porque únicamente se encarga de percibir los datos sensoriales, el entendimiento es activo, ya que elabora esos datos para darles significado. También en el entendimiento es necesario distinguir una parte que nos es dada con la experiencia y otra que es puesta por nuestra actividad mental.
Así, la materia con la que trabaja el entendimiento son los datos de la sensibilidad, adecuadamente enmarcados en el espacio y el tiempo. Esto es posible porque nuestra mente dispone de categorías que nos permiten organizar y estructurar los datos de la sensibilidad. Las categorías son conceptos a priori del entendimiento que sirven para interpretar y dotar de significado a nuestras percepciones. Los conceptos puros o categorías son las condiciones trascendentales que hacen posible comprender lo percibido mediante el entendimiento; están vacías de contenido empírico y deben aplicarse siempre a lo percibido por la sensibilidad, a los fenómenos de la experiencia, para comprenderlos.
Kant llama «Deducción de los conceptos puros del entendimiento o deducción metafísica de las categorías» al proceso que desarrolla para determinar cuántos tipos de conceptos puros o categorías existen a partir de las formas lógicas de los juicios. Existen 12 categorías o conceptos puros que permiten formar los diferentes tipos de juicios según cuatro criterios: cantidad, calidad, modalidad y relación. La existencia de las categorías del entendimiento permite a Kant explicar por qué la Física es una ciencia.
3. Dialéctica Trascendental: La Razón y los Límites de la Metafísica
Finalmente, en la DIALÉCTICA TRASCENDENTAL, Kant estudiará la tercera y última facultad que interviene en el proceso del conocimiento: la razón. Además, establecerá si la Metafísica es posible como ciencia. La razón tiene la función de elaborar generalizaciones a partir de los conceptos y los juicios del entendimiento. Por eso, hay en nosotros una inevitable inclinación a tratar de sintetizar nuestros conocimientos, intentando englobar todo lo que sabemos mediante tres grandes ideas reguladoras que son el mundo, el alma y Dios, a las que Kant denomina «conceptos puros de la razón» o ideas incondicionadas.
Las Ideas Reguladoras de la Razón
- Con la idea de mundo, intentamos englobar en un solo concepto todo lo que conocemos acerca de los fenómenos físicos y naturales.
- La segunda idea reguladora es la del alma, con la que aspiramos a unificar todos los fenómenos psíquicos que experimentamos en nuestro interior.
- Finalmente, la idea de Dios es la más amplia y completa de todas, porque con ella intentamos agrupar la totalidad de la realidad, remitiendo todo cuanto existe a un supremo creador.
Un postulado básico de la teoría del conocimiento de Kant es que para conocer es preciso disponer de una materia, es decir, de un contenido dado por la experiencia, de igual manera que una forma aportada por el sujeto. Por tanto, en la Metafísica es imposible formular juicios sintéticos a priori sobre sus objetos, ya que las ideas trascendentales y, en consecuencia, la Metafísica no puede ser una ciencia. Para Kant, el error de la metafísica dogmática ha sido intentar aplicar las categorías (ilegítimamente) a las ideas trascendentales. Aunque no puede haber conocimiento metafísico, Kant considera que es una tendencia esencial inevitable, ya que las personas tenemos la propensión natural a intentar unificar todos nuestros conocimientos, englobándolos en las tres grandes ideas reguladoras: mundo, alma y Dios.
Fenómeno y Noúmeno: Los Límites del Conocimiento
El estudio que hace Kant sobre los límites del conocimiento humano tiene una importante consecuencia: para él, solo podemos conocer gracias a la combinación del contenido captado por los sentidos (que es la materia del conocimiento) y de una estructura espacio-temporal y categorial impuesta por el sujeto (que es la forma del conocimiento). Estas dos dimensiones de la realidad hacen que distingamos, por una parte, el fenómeno —que es lo que se nos muestra, es decir, la cosa tal y como la percibimos los seres humanos— y, por otra parte, el noúmeno —que es la cosa en sí misma, independiente de nosotros. Eso significa que, aunque nos resulte imposible conocerlas, sí somos capaces de pensar en ellas.
La Ética Kantiana: El Uso Práctico de la Razón
Para Kant, toda la realidad, incluido el hombre, tiene un ámbito fenoménico (lo que percibimos) y otro nouménico (lo que es realmente la cosa en sí). El ser humano también necesita saber cómo ha de obrar. La razón tiene, por tanto, una función moral (uso práctico de la razón), que se corresponde con la pregunta «¿Qué debo hacer?», determinando cómo debe ser la conducta humana y reflejándose en su obra Crítica de la Razón Práctica.
De acuerdo con los ideales de la Razón, Kant aspiraba a diseñar una ética universal, válida para todos los seres humanos, ya que pensaba que los principios éticos debían proceder de la propia razón y ser a priori, universales y necesarios.
Crítica a las Éticas Materiales
Kant criticará a las éticas materiales, que son aquellas que tienen un contenido concreto, ya que orientan la vida a la consecución de un bien (por ejemplo, la felicidad). Sus imperativos o mandatos son hipotéticos y tienen la forma «si…».
La Ética Formal de Kant: El Imperativo Categórico
Su ética es formal, carente de contenido concreto, está vacía de contenido empírico, no busca ninguna finalidad ni tiene normas concretas; solo nos indica la forma en la que debemos obrar. Es necesaria porque es universal y válida para todos los hombres. Es autónoma porque es el individuo quien elabora sus propias normas en lugar de seguir las reglas que proceden del exterior, y es a priori porque no tenemos que recurrir a la experiencia para saber cómo tenemos que actuar.
Las máximas de conducta, es decir, las normas individuales de comportamiento que cada persona debe elegir por sí misma (ya que el sujeto es autónomo para escoger sus propias máximas), estas reglas de conducta deben cumplir un requisito formal muy importante: deben respetar el imperativo categórico. Se dice que es un requisito formal porque este mandato no nos dice cuáles han de ser nuestras máximas, sino que únicamente establece cómo debemos elaborarlas. El imperativo categórico constituye la forma en la que se expresa cualquier imperativo. Es una guía para la voluntad para que cualquier máxima se convierta en una acción legisladora universal. Es universalmente válido y debe seguirse, aunque vaya en contra de nuestras inclinaciones, y está dictado por la razón, desde sí misma a priori (independiente de la experiencia). La obligación que tenemos de ajustar nuestras normas de comportamiento al imperativo categórico justifica que para Kant la ética esté basada en el deber, que es la necesidad de una acción por respeto a la ley, excluyendo de todo acto moral cualquier tipo de inclinación. En este caso, una acción es moralmente correcta cuando se ajusta al deber, aunque esto suponga sacrificar nuestros deseos y aspiraciones personales.
Tipos de Acciones según el Deber
- Contrarias al deber: En cuyo caso es inmoral e ilegal.
- Conformes al deber: En este caso es legal pero no moral.
- Por deber: Es el único tipo de acción que es moral; son aquellas que se realizan cuando la razón dicta lo que ha de hacerse (siguiendo el imperativo categórico), sin esperar nada a cambio.
La realización del deber por el puro deber, por respeto a la propia razón, supone la buena voluntad. Así pues, el valor moral de una acción no radica en el fin que se pretende conseguir, sino en la máxima, en el móvil que determina su realización, cuando este móvil es el deber. Cuando la voluntad es absolutamente buena, es una voluntad santa, es decir, es aquella voluntad que actúa siempre siguiendo el imperativo categórico. No tiene por qué ser feliz necesariamente la persona virtuosa.
Postulados de la Razón Práctica y la Visión Política
¿Qué me cabe esperar? La Felicidad y los Postulados
«¿Qué me cabe esperar?» Kant reconoce que esta propuesta ética no sirve para asegurarnos la felicidad, sino que, como mucho, puede hacernos dignos de merecer ser felices. Para Kant, la libertad humana, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios escapan al conocimiento humano porque de ellos no tenemos ninguna evidencia empírica. No se trata, por tanto, de realidades fenoménicas, sino solamente de noúmenos.
La Insociable Sociabilidad y el Progreso Social
La clave de la organización política consiste en saber manejar nuestra insociable sociabilidad, tratando de encaminar a las personas hacia un futuro donde las tendencias particularistas puedan ser superadas con ayuda de la racionalidad. Kant, como ilustrado que era, confiaba en la posibilidad de alcanzar el progreso con ayuda de la razón, la ciencia y la cultura. Para lograr el avance de la sociedad hacia la libertad y el respeto de la dignidad humana, hacía falta fomentar la racionalidad humana tanto en el campo del conocimiento como en el de la moral, y así avanzar hacia el reino de los fines, que sería la sociedad futura en la que siempre se respetase la dignidad humana de todas las personas y donde los seres humanos se tratasen los unos a los otros como fines en sí mismos.
Hacia una Paz Perpetua: La Federación de Estados
Para conseguir esto, Kant creía que era indispensable garantizar la libertad humana, limitando el poder de los gobernantes para evitar la opresión y la tiranía. Para evitar la catástrofe que suponen estos enfrentamientos bélicos y promover la paz mundial, haría falta crear una federación mundial de Estados.