La coherencia entre los principios del conocimiento, los instrumentos del conocimiento y el resultado de conocimiento del proceso de conocimiento

Immanuel Kant vivíó en el Siglo XVIII, coincidiendo con la la Rev. Francesa y los inicios de la Rev. Industrial. Estos cambios estuvieron vinculados a la consolidación del capitalismo y al ascenso social y político de la burguésía, que impuso un nuevo modelo cultural: la Ilustración. Kant compartíó con el resto de los ilustrados los ideales de tolerancia, igualdad, libertad de la humanidad, de los que se hizo eco en sus obras, donde describe la Ilustración como aquella actitud mental por la que el hombre se decide a «salir de su minoría de edad utilizando su razón sin ayuda de otro». En el terreno político, predomina el absolutismo ilustrado, sistema en el que aplicaban las reformas sociales propugnadas por los ilustrados, pero sin contar con la participación popular. La Enciclopedia, que defendía los principios de tolerancia, cosmopolitismo y respeto a la dignidad del ser humano, es la mejor expresión de los ideales ilustrados. Con la Ilustración culmina el movimiento de secularización carácterístico de la Edad Moderna: la razón se libera de cualquier tutela política o religiosa. Todos los ilustrados mantuvieron el ideal del progreso: pensaban que los avances educativos, científicos y tecnológicos harían posible una humanidad más justa e igualitaria. En el terreno científico, la física de Newton, culminaba la obra de Copérnico, Kepler y Galileo, con una concepción de la ciencia basada en la combinación de la experimentación y el cálculo matemático. En este siglo, la ciencia avanzó de forma considerable.

El contexto filosófico
en el que se va a desarrollar la filosofía de Kant está dominado por el enfrentamiento entre racionalistas y empiristas, que manténían concepciones diferentes del conocimiento humano: mientras que los racionalistas sustentaban todo el conocimiento en principios procedentes de la razón, los empiristas apoyaban su explicación del conocimiento en los datos de la experiencia.
Kant, educado en el Racionalismo, pero sensible a los argumentos del Empirismo, sintetizará ambas corrientes en su filosofía trascendental. Desde el Racionalismo dogmático se manténía la posibilidad de la metafísica, es decir, de un saber a priori, independiente de la experiencia, acerca del alma, del mundo y de Dios. Desde el Empirismo, Hume, al fundar el conocimiento humano a posteriori, en la experiencia, consideraba la metafísica una ciencia imposible. Respecto a la Ilustración alemana, debemos destacar que la fragmentación de Alemania en pequeños principados, el humanismo protestante y la libertad de conciencia, hicieron que se diferenciase notablemente de la francesa e inglesa. Su espíritu académico se caracterizó por ser claro y sistemático.


Para poder entender mejor el logro de Kant en lo referente al progreso de la investigación ética es necesario conocer primero en qué consiste una ética material y una ética formal.
Hasta Kant, todas las éticas que se habían formulado eran éticas materiales. Éstas son aquellas que tienen un contenido concreto que determina previamente qué es el bien y qué el mal; es decir, identifican el bien con algún contenido concreto, y en función a esto, ofrecen una guía de conducta encaminada a su consecución. Las éticas materiales que Kant critica, aparte de dotar de contenido al concepto de bien, sostienen que esta idea de bien dependerá de múltiples conceptos, como el de felicidad, placer o la búsqueda de la virtud, y es en función a eso como cada individuo actúa conforme a su propia idea de bien. 1. La primera crítica: son hipotéticas. Son éticas que elabora normas hipotéticas que suponen la necesidad práctica de una acción como medio de conseguir otra cosa que se quiere, es decir, que para conseguir un fin hay que actuar de un determinado modo, y que ese modo de actuar se fija fuera de la voluntad de cada sujeto. 2. Son heterónomas. En las éticas materiales se da un objetivo determinado que tratamos de alcanzar (el bien), así las normas básicas de la conducta están orientadas a alcanzar tal fin. Eso supone que las reglas no las decidimos nosotros mismos sino vienen impuestas por el objetivo a alcanzar. Así pues, son heterónomas, las normas no son establecidas por el propio individuo. Esto significa que el sujeto carece de libertad a la hora de actuar, puesto que está determinado por lo que se prescribe desde fuera. De esta manera, el sujeto puede llegar a obrar bien siguiendo los preceptos que le ordena una ética incluso estando en contra de esos mismos preceptos. La voluntad del sujeto no puede estar condicionada por nada externo, ya que esto supone imposibilitar que actúe libremente. 3. Son empíricas. Para saber cómo tenemos que comportarnos en este marco de las éticas materiales no tenemos más remedio que acudir a la experiencia. B) Ética formal. Si el objetivo es superar los problemas y limitaciones de las éticas materiales, lo que propone Kant será una teoría ética que en vez de hipotética sea necesaria, en vez de heterónoma sea autónoma y en lugar de a posteriori sea a priori. Para Kant, esta ética solo es posible si renunciamos a la búsq. De un objetivo concreto, es decir, que se constituya como una ética formal. La ética formal kantiana, a diferencia de las éticas materiales, no posee contenido determinado posibilitando la autonomía. 


 Así vemos como Kant se mantiene fiel al espíritu de la Ilustración y su lema: “Sapere aude”, atrévete a saber.  Kant no quiere teorizar sobre una ética que tutele al ser humano diciéndole qué debe hacer en cada momento para comportarse bien. La ética formal kantiana tiene como sujeto un individuo que sea capaz de determinar su voluntad sin condicionantes exteriores, por su propia razón, una persona que alcance su mayoría de edad.  El problema que se plantea Kant para poder postular una ética universal no es pequeño. Frente a las éticas anteriores Kant pretende que su ética sea universal, absoluta, necesaria, que no tenga condicionantes. También debe ser autónoma, que sea el individuo quién elabore por sí mismo sus propias normas y no seguir las reglas que proceden del exterior. Finalmente, debe cumplir con el requisito de que sea a prior, que sus reglas sean tan claras y seguras que no haga falta recurrir a la experiencia para conocer cómo debemos actuar. Una ética de normas necesarias, autónomas y a priori. Para ello, nos dirá Kant, debe estar vacía de contenido, ser formal, así no condiciona el modo de acción del hombre indicando qué debe hacer o qué es el bien. No es una ética que indica cuáles deben ser las normas sino cómo deben ser estas normas. Así, cumple con el requisito de autonomía, cada persona decide por sí misma sus normas de conducta y es a priori, porque no dependen de la experiencia. Lo importante de la ética formal kantiana no es qué es lo que debo hacer, sino más bien cómo lo debo hacer. Kant apela a la responsabilidad y el criterio de cada uno a la hora de actuar. Pretender determinar cómo se debe actuar, pero nunca qué es lo que se debe hacer.

Público//Razón//Privado//Ilustración      

No sentirse dueño de sí mismo//Materialismo Histórico//Hegel

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *