Reflexión sobre el Concepto de “Trabajo” en Marx
Marx sostiene que el trabajo puede convertirse en algo muy diferente a la realización y desarrollo del ser humano. En este sentido, Marx utiliza un concepto heredado de Hegel y de Feuerbach: la alienación. La alienación consiste en una situación que convierte al ser humano en algo distinto, ajeno o diferente a su plena realización. El hombre queda deshumanizado, cosificado. A esta situación llega cuando el trabajo se da en condiciones opuestas a su propia esencia (el trabajo no realiza, sino que explota y deshumaniza al ser humano). Es un trabajo alienante.
Hay cuatro dimensiones de la alienación:
- Respecto a la naturaleza: Deja de ser el medio en el que todo ser humano trabaja para realizarse. Se convierte en la propiedad privada de alguien, perdiéndose la propiedad común de la naturaleza.
- Respecto al trabajo mismo: El propietario real del trabajo (el obrero) pierde esta propiedad, que pasa a manos del capital (dueño de la empresa). Además, el trabajo deja de realizar al individuo, convirtiéndose en una parte del mecanismo de producción, en una mercancía más.
- Respecto al producto de su trabajo: El beneficio obtenido por el trabajo pasa a ser beneficio del capitalista.
- Respecto a la sociedad: El trabajo alienante provoca división en clases sociales (explotados y explotadores).
En definitiva, la alienación económica, que es la principal, provoca otro tipo de alienación en el ser humano.
En el sistema capitalista, este trabajo se pervierte y se convierte en trabajo alienado: el obrero no se reconoce en lo que produce, pierde el control sobre el proceso de trabajo y queda subordinado a la lógica del capital. Esto deshumaniza al trabajador, reduciéndolo a una pieza del engranaje económico. Así, el trabajo, que debería dignificar, termina siendo una forma de dominación. Marx propone entonces una transformación revolucionaria para devolver al ser humano el control de su actividad productiva.
El Concepto de “Dialéctica” en Diversos Autores
Hegel concibe la dialéctica como el método que explica el desarrollo del Espíritu (o la Idea). La realidad es un proceso racional que avanza superando contradicciones: una tesis genera su antítesis, y su confrontación produce una síntesis.
Marx toma este método, pero lo invierte. Para él, no es la conciencia la que mueve la historia, sino la materia. Aplica la dialéctica a la historia y a la economía: las contradicciones entre clases sociales generan conflictos que dan lugar a nuevas estructuras sociales. La historia avanza por la lucha de clases.
Nietzsche rechaza la dialéctica hegeliana y también la marxista. Para él, la contradicción no se debe superar ni resolver, sino afirmar. La vida es lucha, conflicto permanente, y eso es precisamente lo que la hace valiosa. Nietzsche se opone a toda forma de reconciliación racional o histórica.
Superhombre y su Interpretación (Nietzsche vs. Nazismo)
El Superhombre (Übermensch) es anunciado por Zaratustra como el nuevo ser humano. Este concepto no debe vincularse ni a raza ni a biología; es un concepto moral. El Superhombre es el fruto de tres transformaciones:
- El espíritu se convierte en camello: Es la primera transformación. El camello es sumiso, se arrodilla para portar la carga. Su expresión es “yo debo” (obediencia y sumisión).
- La segunda transformación es el león: No es un animal de carga. Se rebela ante la sumisión. Su expresión es “yo quiero” (libertad). Pero es incapaz de crear nuevos valores.
- Llega la tercera transformación, el niño: Es el comienzo de los nuevos valores. Representa la inocencia y la capacidad de crear.
La influencia de Nietzsche va más allá de la Filosofía, llegando al cine, literatura, arte, música, etc. Sin embargo, también ha existido una influencia a partir de la interpretación desviada de su pensamiento. El pensamiento nazi utilizó terminología de Nietzsche para apropiársela y utilizarla en la difusión de su ideología.
Aunque el nazismo utilizó el término “Superhombre”, su interpretación fue completamente errónea y manipuladora. Nietzsche nunca vinculó al Superhombre con razas, naciones o superioridad biológica. El Superhombre es una figura ética, simbólica, que representa la capacidad de crear valores propios, vivir sin dogmas y afirmar la vida incluso en su aspecto trágico. Nietzsche despreciaba el nacionalismo, el antisemitismo y el autoritarismo, por lo que es completamente erróneo relacionarlo con Hitler.
Nietzsche y las Filosofías de la Contradicción
En la Grecia anterior a Sócrates, se contemplaba la vida en su totalidad, aceptando lo apolíneo, pero también lo dionisíaco, en la base de esta estructura. La aceptación de que la vida es una permanente lucha de contrarios, sin reconciliación posible, se ha visto en autores griegos (anteriores a Sócrates) como Anaximandro y Heráclito. Para ellos, suprimir los contrarios es suprimir la vida.
Sócrates fue quien inició la sobrevaloración de la racionalidad apolínea; su discípulo Platón introdujo la división entre mundo sensible y mundo suprasensible (Ideas). El cristianismo extendió esta concepción y la impuso en Occidente.
Frente al racionalismo originado por Sócrates, Nietzsche recupera el pensamiento de Anaximandro y Heráclito: la vida es permanente lucha dialéctica de contrarios. Pretender suprimir las contradicciones es querer suprimir la esencia de la vida.
Además de enfrentarse a la posición racionalista, Nietzsche se opone a la dialéctica marcada por Hegel y Marx. Para estos autores, las contradicciones forman parte de la historia (Marx) o del espíritu (Hegel), pero se superan y desaparecen. En cambio, en Nietzsche, las contradicciones se aceptan como parte integrante de la vida. La lucha y la contradicción (representada por las figuras de Apolo y Dionisos) se aceptan con un “optimismo trágico” frente al “pesimismo trágico” de Schopenhauer.
Nietzsche: ¿Identifica la Vida con el Conocimiento?
Nietzsche no identifica vida con conocimiento, al menos no con el conocimiento racional o científico. En su crítica, también ataca el concepto de verdad. No existe la verdad porque no hay hechos sobre los que refiera la verdad. Lo único que hay son perspectivas o interpretaciones de los hechos, que nacen desde la voluntad de poder de cada uno de nosotros.
En el fondo, nuestras interpretaciones de los hechos se ajustan a lo que sirve a la vida, a lo que está a favor de ella. Por eso el arte es adecuado a la vida. Aunque el arte disfrace la realidad, lo hace intensificando la vida, resaltando la vida como algo tan rico que no puede ser comprimido por definiciones.
Relación entre Heráclito y Nietzsche
Nietzsche reconoce a Heráclito como uno de sus grandes referentes filosóficos. Ambos entienden la realidad como devenir constante, como un flujo en el que todo cambia y nada permanece. Heráclito expresó esta idea con su célebre frase: “no se puede entrar dos veces en el mismo río”.
Nietzsche retoma esta visión y la enriquece con el concepto de “voluntad de poder” y el “eterno retorno”. Ambos coinciden en que el conflicto y la contradicción son esenciales. La vida no es un orden fijo ni un sistema estable, sino lucha, caos y transformación constante. Esta coincidencia los opone a Platón, Aristóteles o Kant, quienes buscan lo estable, lo eterno y lo universal.
Negar y Aniquilar como Condiciones para Decir Sí
Nietzsche busca sanar su propia salud perdida y prolonga esta misión a la de sanar a la civilización enferma (la civilización occidental). Su filosofía es negativa por la carga destructiva que lleva (“dinamita”), pero también es positiva y esperanzadora, porque afirma y defiende la vida con todos sus componentes. Por ello, su obra lleva una propuesta de creación de nuevos valores.
“Negar y aniquilar son condiciones del decir sí”.
Los rasgos de la filosofía vitalista de Nietzsche pueden resumirse en:
- La vida es un fenómeno físico y biológico, pero también es el fundamento instintivo y primario que produce todos los fenómenos.
- Para conocer la vida y expresarla es esencial el arte y la estética, aunque erróneamente se haya utilizado la razón y la ciencia para ello.
- Nietzsche asume la importancia del lenguaje, aunque denuncia el intento de la civilización occidental de confundir la definición de la vida que se hace con el lenguaje con la vida misma. La vida no debe ser reducida a conceptos y definiciones; eso la empobrece.
El Nihilismo de Nietzsche
Nietzsche anuncia la llegada del nihilismo. La palabra procede del latín (nihil = nada). El término tiene dos sentidos:
- Un sentido activo, como signo del creciente poder.
- Un sentido pasivo, como signo de decadencia de la civilización occidental.
Los falsos valores, contrarios y enemigos de la vida, son ilusiones sin consistencia alguna. El nihilismo llega por necesidad, por el agotamiento de los engaños y falsedades creados por Occidente. Todos sus referentes se derrumban y llega el nihilismo pasivo.
El nihilismo activo es potencia destructiva. La voluntad de poder destruye todo aquello que es contrario a la vida. Es la condición para, una vez destruidos, crear nuevos valores a favor de la vida. Nietzsche pretende adelantarse a la llegada del nihilismo pasivo (que llegaría inevitablemente) para destruir desde el nihilismo activo.
Se distinguen, pues, dos nihilismos: el optimista y el pesimista. El pesimista se identifica con la resignación y con el abandono de los valores de la vida; se identifica con la moral de esclavos. El optimista es creativo; se identifica con la moral de señores.
Relación entre Marx, Hegel y Feuerbach
Marx recoge de Hegel la importancia de la dialéctica y las contradicciones. La realidad está en movimiento constante, en una lucha entre elementos que son contradictorios y que deben ser superados. Marx acepta esta lucha constante en la realidad y la superación de las contradicciones.
Sin embargo, Marx critica al Idealismo por tener una visión de la realidad totalmente falsa. Del Idealismo de Hegel se derivan dos movimientos: la derecha y la izquierda hegeliana. De la izquierda hegeliana salen opositores al idealismo, que defenderán posiciones materialistas y críticas frente a la religión.
Feuerbach es el principal representante de esta reacción materialista contraria a Hegel, aunque Marx criticará a Feuerbach por defender un falso materialismo y porque su crítica a la religión mantiene elementos propios del idealismo, sin alejarse de ellos. Marx debe a Feuerbach la importancia de la alienación.
Marx sintetiza a ambos: toma el método dialéctico de Hegel y la crítica materialista de Feuerbach, pero los supera con una visión transformadora de la realidad, centrada en el trabajo y la praxis revolucionaria.
Relación entre Historia y Dialéctica en Marx
El Materialismo no solo se opone al Idealismo, también se opone al materialismo clásico (presocráticos/atomismo de Demócrito) y al materialismo mecanicista moderno (la realidad es como una gigantesca máquina). En contra de estos materialismos, Marx defiende una posición crítica de la realidad y a la vez transformadora (suprimir las contradicciones y transformar la naturaleza con el trabajo). El otro materialismo solo describe la realidad y la contempla, pero no la transforma. De esta manera, Marx presenta una visión en la que el trabajo (acción o praxis transformadora) actúa sobre el medio natural y sobre el propio ser humano (realizándolo y desarrollándolo).
En resumen, para Marx, la historia es el resultado de un proceso dialéctico: avanza a través de contradicciones materiales, especialmente las que surgen entre clases sociales. Cada forma de sociedad contiene en su interior las tensiones que llevarán a su superación. Este proceso implica lucha de clases y revolución. Así, la historia es conflicto, transformación y superación de contradicciones, no un proceso lineal ni estático.
Nietzsche y la Crítica al Concepto Kantiano
Nietzsche critica duramente la “cosa en sí” kantiana, es decir, la idea de que existe una realidad más allá de los fenómenos, inaccesible al conocimiento. Para Nietzsche, esto es una negación de la vida: es evadirse del mundo real y refugiarse en ficciones metafísicas. La vida debe afirmarse como tal, no esconderse detrás de conceptos como “deber” o “verdad”. Rechaza tanto el conocimiento trascendental como la moral formal de Kant.