HUME

TEORÍADEL CONOCIMIENTO
El objetivo de Hume es establecer una ciencia de la naturaleza humana ya que según éste, todas las
ciencias tienen relación con ella. Hume, influido por el éxito de Newton en el ámbito de la naturaleza,
intentará aplicar los mismos métodos al ámbito humano aunque es consciente que la ciencia de la
naturaleza humana es diferente al resto.
En primer lugar, se ha de estudiar el conocimiento humano para establecer sus límites y luego, la
moral para determinar en qué consiste la conducta virtuosa. Por ello, Hume divide el “Tratado sobre la
naturaleza humana” en tres partes: el conocimiento, las pasiones y los fundamentos de la moral.
Hume emplea la palabra “percepción” para nombrar lo contenidos de conciencia, dividíéndolos en:
– Las impresiones: son los datos inmediatos de la experiencia interna o externa y pueden ser:
– Impresiones de sensación: conocemos realidades del mundo exterior cuya causa nos es
desconocida (un color)
– Impresiones de reflexión: conocemos nuestros estados de conciencia (la alegría)
– Las ideas: son imágenes débiles de las impresiones tal y como se encuentran en el pensamiento
La diferencia entre las impresiones y las ideas se encuentra en el grado de intensidad: las
impresiones poseen mayor fuerza y vivacidad que las ideas. A toda impresión simple le corresponde
una idea simple y viceversa, sin embargo hay ideas complejas que no se corresponden con
impresiones complejas. Las impresiones preceden siempre a las ideas: todas nuestras ideas se
derivan de impresiones, por lo tanto no existen ideas innatas.
La mente puede reproducir las impresiones recibidas de dos modos:
– A través de la memoria, con un grado de viveza intermedio entre la impresión y la idea
– A través de la imaginación, como meras ideas, débiles copias de las impresiones


La memoria y la imaginación se diferencian porque la memoria conserva las ideas simples en el
mismo orden y posición que las recibe; mientras que la imaginación puede combinar ideas simples y
descomponer ideas complejas en otras simples y reagruparlas de nuevo.
La imaginación puede combinar ideas y opera mediante las leyes de asociación:
– Ley semejanza: la imaginación relaciona una idea con otra que se le asemeja
– Ley de contigüidad espacio-temporal: se asocian ideas que son contiguas en el espacio y tiempo
– Ley de causalidad: la imaginación tiende a relacionar las ideas como causas de otras
La asociación entre ideas depende de la distancia o proximidad entre las ideas asociadas. Fruto de
esta asociación surgen una serie de ideas complejas que no se corresponden con ninguna impresión.
Según las leyes de asociación, la imaginación forma ideas complejas de tres tipos:
– Los modos son las cualidades que percibimos de los objetos, que no poseen en sí mismas la
suposición de existir, sino que se consideran dependientes o como afecciones de la sustancia
– La idea de sustancia: por ella suponemos que hay un sustrato permanente de las impresiones
– Las relaciones: distingue entre las relaciones naturales (las ideas son asociadas siguiendo las
leyes de asociación) y las relaciones filosóficas (es la mente la que conecta ideas con tal de que
haya alguna cualidad similar entre ellas) Nuestro conocimiento puede ser de dos clases:
– Relaciones entre ideas: es un conocimiento de las relaciones existentes entre las ideas; se
realiza en las matemáticas o la lógica y se denomina así porque no es necesario recurrir a la
experiencia para comprobar la verdad que se obtiene del mismo
– Cuestiones de hecho: es el conocimiento utilizado por las ciencias empíricas y se puede definir
como aquel que se basa en la experiencia; se basa en el principio de causalidad y por medio de
este tipo de conocimiento podemos prever hechos futuros y establecer el origen de nuestras impresiones


El objetivo de la metafísica en la Edad Moderna consistíó en la demostración de la existencia del yo,
del mundo y de Dios, pero el Empirismo radical de Hume inició la crisis de esta disciplina.
El principio de causalidad se enuncia tradicionalmente como: “Todo efecto tiene una causa que lo ha
producido”. Este principio servía para prever acontecimientos futuros y demostrar la existencia del
mundo externo y de Dios. Sin embargo Hume somete a crítica este principio. Todo nuestro conocimiento comienza por la experiencia por lo que solo podemos conocer impresiones actuales y recuerdos de impresiones pasadas pero no podemos predecir eventos futuros.
En cambio, la relación entre pasado y futuro se da mediante la conexión entre causa y efecto (si en el
pasado me he quemado cuando he puesto la mano en el fuego, en el futuro también me quemaré). La
crítica de Hume a este principio se basa en que si hay una causa, necesariamente se dará un efecto y
establece que nuestro conocimiento de hechos futuros está basado en la suposición, el hábito.
El principio de causalidad solo se puede aplicar a las impresiones; podemos pasar de una impresión a
otra pero nunca de una impresión a algo de lo que no tenemos experiencia. Así pues, concluimos que:
– No podemos demostrar que existe una realidad externa a nuestras impresiones
– No podemos demostrar la existencia de Dios
Hume también somete a crítica la existencia del yo. Considera que la existencia del yo como
sustancia no puede justificarse apelando a una pretendida intuición porque solo tenemos intuición de
nuestras impresiones e ideas y ninguna de esas impresiones es permanente. No existe por lo tanto el yo como sustancia distinta de las impresiones e ideas. Para explicar la conciencia que todos tenemos de nuestra identidad personal, Hume recurre a la memoria: gracias a la memoria reconocemos la conexión entre las impresiones e ideas que se suceden. Como conclusión, la filosofía de Hume termina en fenomenismo y escepticismo.

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