Grandes Pensadores de la Filosofía Moderna: Descartes, Hume y Kant

Filosofía Moderna: Racionalismo, Empirismo y Criticismo

1. René Descartes (1596-1650)

Descartes fue un filósofo que consideraba la razón como la vía principal para alcanzar la verdad. Creía que las matemáticas eran el modelo de ciencia por su claridad, certeza y universalidad. Según él, nacemos con ideas innatas en la mente que nos ayudan a conocer, y desconfiaba de la información sensorial, por su potencial engaño. Solo la razón podía conducir al conocimiento verdadero.

Para Descartes, la metafísica (el estudio de la realidad última) es la ciencia fundamental y base de todas las demás. Propuso dos vías de conocimiento:

  • Intuición: la aprehensión inmediata de verdades claras y distintas.

  • Deducción: la derivación lógica de conclusiones a partir de principios evidentes.

Descartes valoraba mucho tener un buen método para pensar, el cual explicó en su obra Discurso del Método (1637). Este método se rige por cuatro reglas:

  1. No aceptar nada como verdadero si no se presenta con claridad y distinción.

  2. Dividir cada dificultad en tantas partes como sea posible para su mejor resolución.

  3. Conducir ordenadamente los pensamientos, comenzando por los objetos más simples y ascendiendo gradualmente hasta los más complejos.

  4. Realizar recuentos y revisiones tan completas que se asegure no haber omitido nada.

También propuso una duda metódica, es decir, dudar de todo al principio, para buscar una base segura. Dudaba de:

  • Los sentidos, por su propensión al engaño.

  • La distinción entre vigilia y sueño, dada la similitud de sus experiencias.

  • La existencia de un genio maligno o demonio engañador que pudiera manipular incluso las verdades matemáticas.

Pero de toda esa duda surge una certeza inquebrantable: «Pienso, luego existo» (cogito ergo sum). Esta es la primera verdad segura. El yo que piensa es una res cogitans (sustancia pensante).

Después, intenta probar que las ideas que tenemos representan cosas reales. Distingue tres categorías de ideas:

  • Facticias: aquellas que construimos nosotros mismos (ej., un centauro).

  • Adventicias: las que provienen de la experiencia externa (ej., el calor del sol).

  • Innatas: las que nacen con nosotros y son inherentes a la razón (ej., la idea de Dios, la de perfección).

La idea de Dios, al ser la de un ser infinito y perfecto, no puede haber sido creada por un ser finito e imperfecto como el ser humano, por lo que debe tener su origen en Dios mismo. Usa también otro argumento: si Dios es perfecto, la existencia es una de sus perfecciones inherentes, por lo tanto, debe existir (argumento ontológico). Además, dado que somos seres imperfectos y contingentes, no podemos ser la causa de nuestra propia existencia; por ende, Dios debe ser nuestro origen.

Una vez que demuestra que Dios existe, también cree en la existencia del mundo material como garantía de la veracidad de nuestras percepciones claras y distintas, ya que un Dios sumamente bueno no permitiría que viviéramos en un engaño constante.

Distinguió entre:

  • Cualidades primarias: aquellas propiedades objetivas y cuantificables de los cuerpos (extensión, figura, movimiento, número).

  • Cualidades secundarias: aquellas propiedades subjetivas que dependen de nuestra percepción (color, sabor, olor, sonido).

Para él, el mundo funciona como una gran máquina regida por leyes mecánicas y matemáticas. Su metafísica se fundamenta en la existencia de tres sustancias:

  • Res cogitans (sustancia pensante): el alma o el yo, cuya esencia es el pensamiento.

  • Res infinita (sustancia infinita): Dios, la sustancia perfecta y creadora.

  • Res extensa (sustancia extensa): el mundo material, cuya esencia es la extensión y que puede ser explicado mediante las matemáticas.

2. David Hume (1711-1776)

Hume fue un filósofo escocés del siglo XVIII, figura central del empirismo, que sostenía que todo nuestro conocimiento se origina en la experiencia sensible. Negaba la existencia de ideas innatas. Para él, la mente opera exclusivamente con el material proporcionado por los sentidos.

Estableció una distinción fundamental entre:

  • Impresiones: percepciones vivas e inmediatas que recibimos directamente de la experiencia (sensaciones, pasiones, emociones).

  • Ideas: copias o imágenes más débiles de las impresiones, que surgen de la memoria o la imaginación.

Según Hume, toda idea debe derivar de una impresión; de lo contrario, carece de validez. Por ello, criticó radicalmente la idea de causalidad (conexión necesaria entre causa y efecto), argumentando que solo observamos una sucesión constante de eventos, no una conexión intrínseca. La creencia en la causalidad es, por tanto, un producto de la costumbre o el hábito, no de la razón. Esto implica que el conocimiento científico sobre hechos futuros no puede ser absolutamente cierto, sino solo probable, basado en la experiencia pasada («hasta ahora, siempre que ha ocurrido A, le ha seguido B»).

Hume extendió su crítica a la metafísica, cuestionando las tres sustancias cartesianas:

a) El Yo (sustancia pensante): Argumentó que no tenemos una impresión directa de un «yo» sustancial y permanente. Lo que experimentamos es un flujo constante de percepciones; la idea de un yo unificado es una ficción de la imaginación o la memoria, un «haz de percepciones».
b) Dios (sustancia infinita): Al no poseer ninguna impresión sensible de Dios, y al haber invalidado el principio de causalidad, Hume rechazó las pruebas racionales de la existencia de Dios.
c) El Mundo (sustancia extensa): Sostuvo que solo conocemos nuestras impresiones y las ideas que de ellas derivan, no el mundo exterior en sí mismo. La creencia en una realidad externa independiente es una suposición basada en la coherencia y constancia de nuestras impresiones.

Esta postura se conoce como fenomenismo: solo podemos conocer los fenómenos, es decir, lo que se nos aparece a través de las impresiones. De este modo, la filosofía se orienta hacia un psicologismo, centrada en el estudio de los procesos mentales y las asociaciones de ideas.

3. Immanuel Kant (1724-1804)

Kant, influenciado por el racionalismo de Descartes y el empirismo de Hume, buscó sintetizar ambas corrientes filosóficas. Su sistema filosófico es conocido como idealismo trascendental o criticismo. Se propuso responder a tres preguntas fundamentales:

  1. ¿Qué puedo saber?

  2. ¿Qué debo hacer?

  3. ¿Qué me cabe esperar?

Estas tres preguntas se resumen en una cuarta: ¿Qué es el ser humano?

En su obra cumbre, Crítica de la Razón Pura, aborda la primera pregunta. Estableció una clasificación de los juicios y el conocimiento:

  • Conocimiento empírico (a posteriori): aquel que deriva de la experiencia.

  • Conocimiento puro (a priori): aquel que es independiente de la experiencia y reside en la estructura de la mente.

  • Juicios analíticos: el predicado está contenido en el sujeto (ej., «El triángulo tiene tres ángulos»). Son explicativos y universales, pero no amplían el conocimiento.

  • Juicios sintéticos: el predicado añade información nueva al sujeto (ej., «La mesa es de madera»). Son extensivos, pero pueden ser particulares.

  • Juicios sintéticos a priori: son juicios que amplían el conocimiento (sintéticos) y son universales y necesarios (a priori). Constituyen la base del conocimiento científico.

Kant, aceptando la premisa humeana de que todo conocimiento comienza con la experiencia, añadió que la mente no es una tabla rasa, sino que posee estructuras a priori que organizan y dan forma a esa experiencia. Esta síntesis es la clave de su idealismo trascendental, uniendo elementos del racionalismo y el empirismo.

A este cambio de perspectiva lo denominó «giro copernicano«: no es el objeto el que determina al sujeto, sino que el sujeto (la mente humana) es quien estructura y posibilita el conocimiento del objeto.

Kant analizó el conocimiento a través de tres facultades principales de la razón:

  • Sensibilidad (Estética trascendental): Es la facultad de recibir impresiones. La mente impone a estas impresiones las formas a priori de la intuición: el espacio y el tiempo, que no son propiedades de las cosas en sí, sino condiciones subjetivas de nuestra percepción.

  • Entendimiento (Analítica trascendental): Es la facultad de pensar los objetos de la intuición. Opera mediante las categorías o conceptos puros del entendimiento (ej., causalidad, sustancia, unidad), que son estructuras a priori que permiten unificar y organizar las impresiones sensibles en objetos de conocimiento.

  • Razón (Dialéctica trascendental): Es la facultad de las ideas. Busca la unidad incondicionada del conocimiento, generando ideas trascendentales (Alma, Mundo, Dios) que, aunque no tienen un correlato empírico directo, son necesarias para la razón en su búsqueda de la totalidad. Sin embargo, al intentar aplicar estas ideas más allá de la experiencia posible, la razón cae en antinomias y paralogismos.

Kant concluyó que solo podemos conocer los fenómenos (lo que se nos aparece, lo que es objeto de nuestra experiencia posible), pero no el noúmeno (la «cosa en sí», la realidad independiente de nuestra percepción). De esta manera, estableció los límites del conocimiento humano, afirmando que la metafísica no puede ser una ciencia en el sentido estricto, aunque las ideas metafísicas (Alma, Mundo, Dios) conservan un valor regulativo y moral, como aspiraciones inherentes a la razón.

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