El Pensamiento Medieval: Un Legado Filosófico y Teológico
La Edad Media abarca un periodo que transcurre desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476 d.C. hasta el Renacimiento (siglo XV). El pensamiento medieval es predominantemente religioso, y cristiano en particular. Por ello, los hombres cultos de la época eran clérigos y las cuestiones debatidas poseían un marcado sesgo teológico.
El cristianismo se introdujo en la cultura occidental como una doctrina de salvación, cuya verdad se fundamenta en la revelación y la fe. Aunque esto lo alejaba de la filosofía, la innovación más eficaz del cristianismo consistió en asumir elementos filosóficos en un esfuerzo por racionalizar la creencia y los contenidos de fe. Esta racionalización de la fe posibilitó la formación de un pensamiento filosófico-religioso y cristiano, heredero de la filosofía griega, sobre todo del platonismo y el aristotelismo.
Periodos Clave de la Filosofía Medieval
La filosofía medieval suele dividirse en dos etapas principales:
- Patrística: Abarca hasta los siglos VI-VII, de inspiración platónica y cuyo máximo representante es Agustín de Hipona. Se inicia con figuras como los Padres Apologetas (ej. Clemente), continúa con Agustín de Hipona y finaliza con el Pseudo-Dionisio.
- Escolástica: Se extiende desde el siglo VII hasta el XIV, y tiene en la figura del aristotélico Tomás de Aquino a su autor más destacado. La Escolástica, por su parte, transita desde sus siglos iniciales (como San Isidoro de Sevilla) hasta su ocaso en el siglo XIV con Guillermo de Ockham. Durante este periodo, también destacan grandes pensadores judíos (como Maimónides) y árabes (como Averroes, responsable clave de la incursión del aristotelismo en Occidente).
El esplendor de la Escolástica se produce en el siglo XIII, con figuras aristotélicas de la orden de los Dominicos de la talla de Alberto Magno y Tomás de Aquino. Estos convivieron con el agustinismo practicado por franciscanos como San Buenaventura y con el averroísmo latino de la Universidad de París, cuyo representante más destacado fue Siger de Brabante.
Problemas Centrales de la Filosofía Medieval
A continuación, nos centraremos en dos problemas fundamentales que atraviesan todo el Medievo: las relaciones entre razón y fe, y la cuestión de los conceptos universales.
La Relación entre Razón y Fe
Respecto a esta primera cuestión, la solución más generalizada fue subordinar la razón a la fe y la filosofía a la teología. Esta subordinación alcanzó su máxima expresión en Agustín de Hipona, al no establecer una clara demarcación entre ambas esferas.
El primer intento serio de separar fe y razón lo protagonizó Averroes y sus seguidores latinos, desarrollando la teoría de la doble verdad. Esta teoría sostiene que, sobre un mismo tema, fe y razón pueden ofrecer respuestas distintas. Tomás de Aquino se situó en una posición intermedia entre Agustín de Hipona y el averroísmo.
El siguiente cuadro resume las distintas posiciones en torno al problema fe-razón:
MODELOS | FE – RAZÓN | REPRESENTANTES |
Iluminista | No hay una clara separación. La fe es superior e ilumina a la razón. Subordinación de la razón a la fe. | – Agustín de Hipona – Anselmo de Canterbury |
Racionalista | La fe expresa de forma imperfecta la verdad; la razón expone la verdad de forma clara y precisa. Esto explicaría las contradicciones entre ambas. | – Pedro Abelardo – Averroístas (Siger de Brabante) |
Ponderado | La razón queda subordinada a la fe, pero ambas gozan de cierta autonomía. | – Tomás de Aquino |
Fideísta | La fe es la única vía hacia la verdad; la razón no puede alcanzar el verdadero conocimiento. Independencia y autonomía de ambas. | – Guillermo de Ockham |
La Cuestión de los Conceptos Universales
La segunda cuestión fundamental es la relativa a los conceptos universales. Se pueden distinguir tres posiciones principales respecto a los universales en la Edad Media:
- Realismo Exagerado (o Platónico): Inspirado en Platón, sostiene que los universales o esencias existen realmente en la mente de Dios y son anteriores a los singulares. Son las ideas o ejemplares eternos con los que Dios crea el mundo. Esta es la postura de Agustín de Hipona (siglos IV-V).
- Realismo Moderado (o Aristotélico): Inspirado en Aristóteles, afirma que en la realidad existen singulares cuyas semejanzas capta el intelecto, elaborando así el concepto universal para designarlas. Esta es la tendencia de Tomás de Aquino. Para él, el universal existe en la mente como un concepto que se puede aplicar a muchos individuos porque, de alguna manera, está presente en los singulares y, por ello, el entendimiento puede abstraerlo. Tomás de Aquino distingue que el universal está:
- Ante rem: en la mente de Dios (antes de las cosas).
- In re: en el singular (en las cosas).
- Post rem: en el entendimiento (después del proceso intelectivo de abstracción).
- Nominalismo: Sostiene que los conceptos universales no designan nada real, pues en la realidad no existen más que singulares. Esta fue la posición de Guillermo de Ockham y sus seguidores nominalistas del siglo XIV. Con Ockham, la Escolástica llega a su epílogo. Tras él, aparecen nuevas escuelas de pensamiento como el tomismo, el escotismo y el ockhamismo. Frente al tomismo, que representaba la «vía antigua», el ockhamismo se impone como la «vía moderna», alumbrando así el Renacimiento y la Modernidad.