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Mito de la caverna 

El texto propuesto para comentario es un fragmento de una de las obras más importantes de Platón cuyo título es República , o de la justicia. Platón (427-347 a .C.) fue un filósofo griego de la época clásica, vive el esplendor del siglo v de Pericles y también la guerra del Peloponeso y sus negativas consecuencias para Atenas (Gobierno de los Treinta, restauración de la democracia, muerte de Sócrates, gobierno oligárquico, etc.) El contexto filosófico más inmediato de Platón lo constituyen los sofistas y Sócrates del que fue discípulo durante ocho años. La influencia de su maestro se muestra, ya, en la misma forma de las obras platónicos, casi todas ellas escritas a modo de diálogos y en las que Sócrates aparece como protagonista principal. Como Sócrates, Platón había sido educado en el respeto a los pilares básicos en los que se sustentaba la ciudad: la moderación y el respeto a las leyes y observó, merced a los acontecimientos que le tocó vivir, cómo estos valores se iban debilitando a la vez que se impónían comportamientos individualistas y demagógicos. Y comprendíó, que este comportamiento político de decadencia de la polis, tenía su correlato teórico en las doctrinas relativistas de los sofistas, en la crítica de estos al nomos, en el desarraigo que sus opiniones generaban. Por eso se enfrenta a ellos, como lo había hecho su maestro Sócrates, en su mismo terreno, oponiendo sus argumentos y razones a los argumentos y razones de los sofistas. Podemos señalar otras influencias en la filosofía de Platón procedentes de Parménides (desvalorización del mundo visible y cambiante frente al mundo del ser inmóvil e invisible. Recordemos que las ideas de Platón tienen las mismas carácterísticas que Parménides atribuye al ser) Heráclito (el mundo sensible está en continuo devenir) o la escuela pitagórica (importancia de las matemáticas y teoría de la reencarnación e inmortalidad del alma)
. El diálogo República pertenece, junto con otros diálogos como Menón, Fedón, Fedro o El Banquete, a la etapa de madurez en la que Sócrates sigue ocupando el lugar central que ocupaba en los diálogos de juventud pero exponiendo temas de origen pitagórico, como la inmortalidad del alma, o de la cosecha propia de Platón, como la Teoría de la Reminiscencia o la Teoría de las Ideas. En este caso el fragmento pertenece a uno de los pasajes más conocidos de la obra de Platón: el mito de la caverna

1. Descripción de la situación de los prisioneros (Líneas 1-30) Nos pide Platón imaginar que nosotros somos como unos prisioneros que habitan una caverna subterránea. Estos prisioneros desde niños están encadenados e inmóviles de tal modo que sólo pueden mirar y ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos y en un plano más elevado hay un fuego que la ilumina; entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto al borde del cual se encuentra una pared o tabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima de él, los muñecos. Por el camino desfilan unos individuos, algunos de los cuales hablan, portando unas esculturas que representan distintos objetos: unos figuras de animales, otros de árboles y objetos artificiales, etc. Dado que entre los individuos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre el fondo sólo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos individuos. En esta situación los prisioneros creerían que las sombras que ven y el eco de las voces que oyen son la realidad.

2. Liberación del cautivo (Líneas 31- 85)

A. Subida hacia el mundo exterior: acceso hacia el mundo verdadero. (Líneas 31- 76)

Uno de los prisioneros consigue liberarse de sus cadenas y comienza a ascender. Este observa la luz del fuego más allá del muro, cuyo resplandor le ciega y casi le hace volver a la oscuridad. Poco a poco, el hombre liberado se acostumbra a la luz del fuego y, con cierta dificultad, decide avanzar. Sócrates propone que este es un primer paso en la adquisición de conocimiento.
Después, el hombre sale al exterior, en donde observa primero los reflejos y sombras de las cosas y las personas, para luego verlas directamente. Finalmente, el hombre observa a las estrellas, a la luna y al sol. Sócrates sugiere que el hombre aquí razona de forma tal que concibe a ese mundo exterior (mundo de las ideas), como un mundo superior.

B. Regreso al mundo subterráneo, exigencia moral de ayuda a sus compañeros. (Líneas 76- 85)

El hombre, entonces, regresa para compartir esto con los prisioneros en la caverna, ya que siente que debe ayudarles a ascender al mundo real. Cuando regresa a la caverna por los otros prisioneros, el hombre no puede ver bien, porque se ha acostumbrado a la luz exterior. Los prisioneros piensan que el viaje le ha dañado y no desean acompañarle fuera. Platón, a través de Sócrates, afirma que estos prisioneros harían lo posible por evitar dicha travésía, llegando a matar incluso a quien se atreviera a intentar liberarlos.

3. Explicación de Platón (86- 96)


En este último apartado, Platón hace una interpretación del mito advirtiéndonos que debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho.Recordemos que el mito de la caverna es un relato que en República aparece a continuación de otras dos alegorías: el símil del sol y el símil de la línea. En el símil del sol, Platón intenta determinar en qué consiste la Idea del Bien comparándola con el sol. Así, parte de la distinción entre el mundo sensible, en el que gobierna el sol (causa de la luz que permite a la vista ver las cosas visibles y causa de la génesis y el crecimiento de los seres sensibles) y el mundo de las Ideas, en el que gobierna la Idea del Bien ( causa de la verdad que «ilumina» a las Ideas y a la inteligencia (noûs) del alma para que ésta las conozca y causa del ser y la existencia de las Ideas). En el símil de la línea Platón establece los grados de conocimiento que son proporcionales a los grados de ser. Pues bien debemos referir el relato de la caverna a estas dos alegorías. Y es que en el mito de la caverna se encuentran presentes todos los elementos de las dos alegorías anteriores, lo cual quiere decir que en él se recogen los elementos principales de la filosofía de Platón (elementos ontológicos, gnoseológicos, antropológicos y ético-políticos). Por lo tanto, si la Teoría de las Ideas de Platón es el núcleo de su pensamiento al que están referidos todos estos aspectos de la filosofía del Platón el primer significado del mito debe referirse a esta teoría. De este modo Platón nos ofrece su concepción de la realidad, una realidad que se va a mostrar escindida en dos regiones: el mundo sensible y el Mundo de las ideas. Los símbolos principales del mito son los siguientes: Dice Platón «debemos comparar la regíón que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión, es decir, el mundo de la caverna representa el mundo sensible, el mundo de los objetos naturales y artificiales, que sólo proporciona un saber de opinión (doxa) pero no un auténtico conocimiento. Aunque no aparece explícitamente en este fragmento añadiremos que en el mundo de la caverna las sombras de los objetos que perciben los prisioneros representan el grado más bajo de realidad, es decir, las sombras y reflejos de los objetos sensibles, y correlativamente el estado más ínfimo de conocimiento que Platón denomina conjetura (eikasía). Los objetos de la caverna representan una realidad algo superior a la de las sombras y reflejos de los objetos y, también un grado de saber algo superior que es la creencia (pistis), pero que no llega a ser auténtico conocimiento. La luz del fuego representa el sol del mundo sensible. El mundo exterior simboliza lo que Platón llama mundo inteligible o Mundo de las Ideas cuya aprehensión nos proporciona conocimiento científico (episteme). En este mundo también se observa una gradación tanto en el plano de la realidad como en el plano del conocimiento, así el sol del mundo exterior es comparado con la Idea del Bien que representa el grado más alto de realidad y de conocimiento que captamos mediante un razonamiento intuitivo (noesis).
Inmediatamente por debajo de la Idea del Bien estarían otras ideas superiores (Idea de Belleza, de Justicia, etc.) que están representadas en el mito por los objetos celestes y por los objetos naturales y que también son captadas por un razonamiento intuitivo. Además, las sombras y reflejos que se observan en el mundo exterior simbolizarían las Ideas matemáticas que captamos mediante un conocimiento discursivo o dianoia.
La ascensión del prisionero al exterior de la caverna y finalmente a la contemplación del sol significa la ascensión del alma al conocimiento verdadero, conocimiento de las Ideas en Platón y a la contemplación de la Idea del Bien.Si detenemos en este punto interpretación del mito de la caverna, veremos que no representa ninguna novedad respecto al símil del sol y al de de la línea. Pero no debemos concluir aquí, pues el mito de la caverna contiene elementos genuinos que vienen a completar las alegorías anteriores, dotándolas de una dimensión antropológica y ético-política. Con el dualismo ontológico entre el Mundo de las Ideas (verdaderamente real) y el mundo sensible (sometido al cambio y a la corrupción) se corresponde un dualismo antropológico entre el cuerpo y el alma:
Se trata de dos realidades distintas que están unidas sólo temporal y accidentalmente. El cuerpo pertenece al mundo sensible y es la prisión del alma; sus exigencias y necesidades tratan de imponerse al alma impidiéndole el ejercicio del conocimiento intelectual y la contemplación de las ideas. El alma es afín a las Ideas, pertenece al ámbito de las Ideas al que se siente impulsada por su propia naturaleza. Su uníón con el cuerpo es antinatural, ya que el lugar propio de ella es el mundo de las Ideas, y su actividad la contemplación de éstas. Según esto:

– La situación del prisionero de la caverna simboliza el alma prisionera del cuerpo, Las cadenas simbolizan lo que nos ata al mundo material; los deseos, el cuerpo y los sentidos.

-El ascenso a través del empinado camino es la liberación del alma y el difícil camino del que ha de recorrer desde la ignorancia a la contemplación de la Idea del bien.
Mientras permanece unida al cuerpo, la misión del alma es la de purificarse de las exigencias del cuerpo, prepararse para la contemplación de las Ideas. Este camino es largo y difícil y solo se recorre con una educación esmerada que incluye la ciencia que permite el conocimiento de las ideas, la dialéctica. La dialéctica tiene dos fase:  Ascendente. Es la liberación y el conocimiento en todos sus ámbitos. Y Descendente. Es el retorno del prisionero. Se trata de conocer la comunicación de las Ideas con lo particular. Tiene una dimensión práctica, ético-política.

-El mundo exterior a la caverna el lugar propio del alma, el mundo de las Ideas presidido por la Idea del bien simbolizada por el sol. Además de esta dimensión antropológica el mito de la caverna, como en general toda la filosofía de Platón, tiene un objetivo ético-político. Platón hereda de Sócrates intelectualismo moral; la identificación de la virtud con el saber. Así, el conocimiento (de las Ideas en Platón) hace virtuosos a y justos a los hombres y a las ciudades (recordemos que Platón encomienda el gobierno de la polis a los sabios, los que conocen las Ideas).

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