Contexto Histórico-Cultural
La vida intelectual de Nietzsche ocupa parte de la segunda mitad del siglo XIX. Se consolidan las sociedades democráticas y liberales, además de un nuevo modelo económico y social en Europa. La economía alcanzó un estado de prosperidad, pero fue un periodo de gran agitación a nivel social y político. Es el siglo del socialismo, el anarquismo, de la contrarrevolución y el conservadurismo. En este mismo periodo, Prusia emprendió la unificación de Alemania que culminó con la fundación del II Reich. El nacionalismo y el antisemitismo actuaron como una barrera en contra de los movimientos revolucionarios.
En cuanto a la cultura de la segunda mitad del siglo XIX, dominaban el realismo y el positivismo, movimientos que Nietzsche rechazaba. Triunfaba la ideología burguesa, que promovía el ahorro, el aumento de la producción y una moral conservadora. Destaca el romanticismo, movimiento en el que los sentimientos, emociones y las pasiones prevalecen sobre la razón. La literatura romántica tuvo un pensamiento cercano al pensamiento nietzscheano, como las tendencias irracionales del individuo y la capacidad creadora del ser humano. Novelistas como Dostoievski tuvieron gran influencia en el espíritu del filósofo alemán. También la música de Wagner y la amistad que los unió tuvo un papel decisivo en su vida. Nietzsche prestó atención a los avances de la ciencia, aunque realizó críticas contra la debilidad y el servilismo de los científicos.
Contexto Filosófico
El siglo XIX surgen nuevos movimientos filosóficos muy distintos:
- Positivismo: La ciencia como única forma válida de conocimiento. Comte es su principal representante.
- Historicismo: La historia es lo más importante para los seres humanos. Lo importante no es la naturaleza sino la historia, el devenir de las cosas. El ser humano es historia y tanto él como la sociedad se van constituyendo con el paso del tiempo.
- Vitalismo: La vida como centro de la tarea filosófica. Nietzsche impone la vida por encima del despotismo del yo pensante y, frente a la filosofía tradicional, sostendrá que la razón está subordinada a la vida y no la vida a la razón.
- Schopenhauer: El ser humano es la individualización de una fuerza ciega, la voluntad de vivir, de existir. Tras la razón hay algo más fuerte que es de naturaleza irracional. Nietzsche reaccionó contra el pesimismo de Schopenhauer incompatible con su vitalismo dionisíaco, pero su concepto de voluntad de poder se inspiró en la voluntad schopenhaueriana.
“Yo no soy hombre, soy dinamita” dejó escrito Nietzsche en Ecce Homo. Si lo más representativo de una época es su cultura, la dinamita de Nietzsche va dirigida, en nombre de la vida, contra una cultura decadente, vieja y sin vigencia que, según su criterio, dominaba la sociedad en la que existió. Frente a esta cultura, Nietzsche hará su propia propuesta formulada en la llamada cultura del superhombre y creerá llegado el momento de que afloren la creación, el arte, lo dionisíaco frente a lo apolíneo. En una palabra, ha llegado la hora de la alternativa irracional.
Nietzsche intentó darle la vuelta de una forma radical a la metafísica socrático-platónica y al pensamiento tradicional tal como se había desvelado en la metafísica cartesiana, kantiana y hegeliana. El pensamiento filosófico de Nietzsche era, como ha planteado alguno de sus comentaristas, el de un desclasado que atacó la ideología predominante en la sociedad burguesa. Tampoco fue simpatizante del movimiento obrero y socialista. El filósofo alemán arremetió contra la moral de rebaño y apostó por la fuerza del individuo.
En sus libros plantea asimismo una crítica ácida contra la cultura alemana y la occidental, así como contra el pensamiento tradicional encarnado en el platonismo y en el cristianismo, que constituía el fundamento de la forma de vida y de pensar más conservadora.
Parece extraño que un pensador del siglo XIX ponga en el punto de mira de su crítica a un filósofo griego del siglo IV a. C. Pero Nietzsche entendió el cambio producido en Grecia a partir del pensamiento socrático y platónico como una traición al hombre de su tiempo, que además se prolongó durante muchos siglos para desgracia del género humano.
Nietzsche inaugurará la llamada filosofía de la sospecha: la verdad no existe, es una ficción que elabora la razón para encubrir necesidades como el consuelo o la necesidad. El punto de partida de Nietzsche es la sospecha que planea sobre el camino equivocado de la humanidad, de manera que su filosofía será una negación extrema del pasado, un rechazo de todas las tradiciones.
Obra Comentada: El Crepúsculo de los Ídolos
La obra El crepúsculo de los ídolos fue escrita en muy pocos días. Es el último libro que publicó antes de caer en la demencia. Ya el título del libro es una ironía contra Wagner, pues parodia El crepúsculo de los dioses que es el nombre de una de sus óperas.
El propio autor nos aclara que “lo que en el título se denomina ídolo es sencillamente lo que hasta ahora fue llamado verdad”. Es decir, pretende mostrar la falsedad de lo que se ha aceptado hasta entonces como verdad. El subtítulo es bastante expresivo de su contenido: Cómo se filosofa con el martillo.
El Crepúsculo de los ídolos es una declaración de guerra contra todos: los moralistas, los filósofos, los científicos, los artistas… Esta crítica al mal uso que los filósofos han hecho de la razón se puede resumir en estos aspectos:
- La mayoría de los filósofos han olvidado a Heráclito. Este supo comprender que la realidad no es única, sino múltiple, y, por tanto, que existe un movimiento natural en las cosas que hacen que cambien. Excepto Heráclito, todos los filósofos han odiado la vida, por eso su filosofía ha sido la del resentimiento.
- Los falsos filósofos han negado que los sentidos puedan proporcionar un conocimiento verdadero: tienen la manía de momificar, fosilizar y detener el dinamismo de la realidad, negando el movimiento y la pluralidad que percibimos por los sentidos, y afirmando lo inmutable y fijo que solo conocemos por la razón.
- La evolución de los falsos filósofos ha desembocado en la creación de un concepto negativo: el de Dios. En la crítica al concepto de Dios se encierra toda la crítica a la moral desde Sócrates-Platón hasta la actualidad. Esa “moral de esclavos” le impone a los hombres una religión que va contra la vida al negar las pasiones y lo sensible.
- Todos estos errores se han podido cometer gracias a un enemigo oculto: el lenguaje. Este representa la gran mentira que se basa en la imposibilidad de traducir en palabras la vida. ¿Cómo traducir en palabras las pasiones, los sentimientos, el amor?
- Cierra Nietzsche el texto con una crítica a la filosofía occidental. Comienza por Platón y critica ese supuesto mundo verdadero, solo accesible al virtuoso, al sabio. El cristianismo se apoya en esta idea, pero defiende que este mundo solo se promete al que cree y que se accede a él después de la muerte. La tercera crítica es contra Kant: el mundo verdadero se convierte en una obligación. Sin embargo, el positivismo niega ese mundo verdadero al no ser conocido. Pero según Nietzsche, para negar el mundo verdadero, hay que negar también el mundo aparente, pues ya no tiene sentido oponer un mundo sensible y cambiante que se considera falso, a un mundo de esencias, inmutable y que se considera real, pues este ya no existe. El superhombre es el que crea el nuevo mundo en el que habrá que desechar la “moral de los esclavos”, propia del cristianismo y crear una nueva “moral de señores” centrada en los instintos de la vida.
Filosofía Negativa o Filosofía del Martillo
Anteriormente hemos dicho que los martillazos de la crítica de Nietzsche se dirigen contra la filosofía, la religión, la moral y la ciencia tradicional. Nietzsche pretende con ello destruir estas formas culturales occidentales para dar un nuevo enfoque al proyecto creador de la existencia.
La imagen del superhombre se esconde en el hombre y hay que hacerlo aflorar: si este nuevo hombre debe ser el futuro humano, entonces resulta necesario destruir la tradición occidental que representa la degradación de la vida, es decir, una humillación de los instintos vitales del hombre.
La Filosofía del martillo consiste, pues, en negar o destruir y adquiere la forma de una “transmutación” o “transvaloración de todos los valores”. Por eso, descarga sus martillazos sobre varios momentos fundamentales de la historia occidental:
- Sócrates y la etapa clásica de la filosofía griega. Según Nietzsche, la auténtica grandeza griega se da en la tragedia, que supone la fusión artística de las dos dimensiones fundamentales del pueblo griego. Por una parte, aparece la dimensión de equilibrio, de serenidad, claridad y medida. Esta dimensión está representada por el dios Apolo. Por otra parte, aparece la dimensión de lo excesivo, lo desbordante, la afirmación de la vida, representada por Dioniso, dios de la desmesura, de la noche, de la oscuridad. Según Nietzsche, con Sócrates “el feo”, se destruyó el equilibrio entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Por eso, Sócrates es el máximo responsable de la degradación de lo que había de vital en Grecia al instaurar la racionalidad extrema. Es, por tanto, el gran corruptor, puesto que con su filosofía triunfa el hombre teórico sobre el hombre trágico.
- La filosofía platónica y la filosofía idealista alemana. La filosofía occidental fue instaurada por Platón al afirmar la existencia de un mundo perfecto y absoluto. La filosofía parte de la consideración del ser como algo estático e inmutable, un ser que existe en un mundo diferente del mundo sensible. Por eso, para el metafísico la verdadera realidad debe ser estática e inmutable, completamente fuera del mundo del devenir. De esta forma, Nietzsche considera que el ser del metafísico es la construcción más abstracta que el hombre ha podido imaginar y equivale a la “pura nada”.
- La moral. Nietzsche se refiere a la moral como contranaturaleza, es decir, a la moral que se opone a la vida, que establece leyes en contra de los instintos vitales. La crítica de la moral platónica-cristiana señala que la moral enseñada hasta ahora se dirige contra los instintos de la vida, es una condena de esos instintos. La base filosófica de esta moral contranatural es el platonismo; el mundo de las ideas sirve al más allá religioso de los cristianos, de tal forma que el platonismo acabó convirtiéndose en la metafísica cristiana. Esta moral pone el centro de gravedad en el mundo de las ideas, en el más allá, no en esta vida. De forma que la moral, según ha sido impuesta como norma en Occidente, es un síntoma de decadencia, de nihilismo. Lo que se critica aquí es la idea de un orden moral, exterior al hombre mismo, que servía para dirigir la historia del ser humano. El hombre tiene metas, leyes propias que son parciales y humanas. Una vía absoluta, como propone la moral tradicional, solo es posible si imaginamos a alguien fuera de la vida. Esta idea es la imagen trasnochada de la moral cristiana, cuyo resentimiento hacia la vida, le ha obligado a buscar principios externos a la propia vida. Como este orden moral no viene dado por el propio ser humano sino de Dios, Nietzsche combate esta idea con la siguiente tesis: si Dios ha sido hasta ahora la gran objeción contra la vida, contra la existencia, nosotros negamos a Dios; de esta forma redimimos al mundo. El cristianismo solo fomenta los valores mezquinos, por ejemplo, la obediencia, el sacrificio o la humildad, propios del rebaño. Es una afirmación de los valores débiles, de los valores de los esclavos que se rebelan contra sus señores. La superación de este estadio solo podrá llevarla a cabo el hombre nuevo, el superhombre creador de nuevos valores.
- La ciencia moderna. Nietzsche critica la matematización de lo real que está en la base de la ciencia moderna: tiende a anular las diferencias que existen entre las cosas ya que el “modelo matemático” de la naturaleza se basa en la cantidad (tiende a la igualación) y no en la cualidad propia de cada cosa. La ciencia investiga el curso de la naturaleza, pero no puede orientar al hombre: nada sabe de la pasión, de la fuerza, del amor, del placer, etc. La ciencia está muy lejos de poder hacer juicios valorativos sobre la vida. Finalmente, Nietzsche cuestiona el proceso de tecnificación de Europa como algo que terminará deshumanizando al mundo. La ciencia está al servicio del Estado “el monstruo más frío de todos los monstruos”.
Filosofía Positiva
El Nihilismo y la Transmutación de los Valores
Nietzsche considera que la cultura europea ha llegado ya a su ruina, a la decadencia, y esto conduce al nihilismo que desemboca en un pesimismo absoluto y demoledor. El nihilismo no es una doctrina filosófica, sino que debe ser entendido como la negación de todos los valores vigentes. Es la terrible situación en la que se encuentra el hombre occidental tras la destrucción de los valores platónicos-cristianos que constituían toda la tradición cultural. Ahora bien, esos valores tradicionales suponían la anulación y la humillación del hombre, pues se oponían a la vida. En este estado de cosas, el nihilismo adquiere un sentido positivo, pues, tras conseguir la erradicación de los valores antivitales de Occidente, abre la posibilidad de crear nuevos valores fundamentados en el amor a la vida.
El resumen del fenómeno del nihilismo está representado en la frase “Dios ha muerto”. Sus características esenciales son:
- El dios cristiano ha dejado de influir en los seres humanos. La Muerte de Dios (nihilismo pasivo) no es un hecho determinado, es un proceso en el que muere el Dios monoteísta, el Dios de los metafísicos, el que dice lo que es bueno y lo que es malo, lo que es verdad y lo que es mentira, sin posibilidad de que cada uno de nosotros, en su libertad, pueda valorar y decidir. Nietzsche nunca usa la expresión “Dios no existe” o “Dios no vale”, sino que cuando dice “Dios ha muerto”, se refiere a la muerte de valores religioso-culturales ligados al cristianismo y al platonismo, fundamentos de la concepción del mundo occidental reflejada en la metafísica.
- Nietzsche también habla de la muerte de los ideales, de los valores en general, de lo suprasensible. Se ha valorado durante mucho tiempo mirando hacia arriba, hacia Dios. Ahora hay que mirar hacia el propio ser humano. Tenemos que cambiar los valores y tenemos que cambiar también la forma de valorar (nihilismo activo). La “transmutación de los valores” no solo significa cambiar los valores, sino sobre todo cambiar la forma de valorar. El fin es el nacimiento del superhombre, que con su nueva forma de valorar superará el nihilismo.
El Superhombre y la Voluntad de Poder
La idea de superhombre de Nietzsche es una de las más complejas y peor entendidas. Los ideólogos del nazismo se la apropiaron y la deformaron para justificar la supuesta superioridad de la raza aria, pero nada más alejado del significado de este término. El superhombre representa las nuevas virtudes de aquel que es capaz de decidir y valorar desde su propia voluntad. Así, el superhombre es el estado al que llegará el hombre que rechaza los valores de la cultura occidental, el ideal cristiano y que practica la “moral de los señores”, es decir, que no es un esclavo de la moral (“moral de rebaño”), sino su creador y señor.
Es el superhombre, por tanto, quien debe superar el desierto del nihilismo para llegar a la transmutación de los valores que es la rehabilitación de los instintos, de las fuerzas vitales.
Para explicar cómo surgirá el superhombre, nuestro autor propone tres metáforas, las tres transformaciones del espíritu:
- El camello representa la aceptación de las cargas que nos asfixian, está cargado de normas, de costumbres, de creencias. El camello solo acepta su carga en su camino. Pero llega un momento en que se da cuenta de que la carga es demasiado pesada y lo hace ir muy lento. El desierto se cruza mejor sin cargas. El camello se convierte en león.
- El león representa el “yo quiero”, aspira a la libertad; para ello destruye todos los valores que lo limitan. A pesar de su carácter destructivo, se enfrenta al deber (representado por un dragón) y lo destruye, destruye la autoridad, los valores tradicionales…
- El niño. Sin embargo, la fuerza del león no es suficiente para cambiar y crear una nueva vida con unos valores innovadores. Para esto se necesita al niño. El león lo destruye todo, pero no crea. La originalidad, la creación están en el niño. El juego del niño es creación constante, es crear valores nuevos. Esta liberación no es solo un cambio de valores, sino una inversión de la idea de valorar.
De esta forma, si la vida ya no tiene un sentido preestablecido, un sentido determinado, tenemos que crear constantemente su sentido. Así, el arte –elemento fundamental para la creación– se convierte en la pieza clave de la filosofía de Nietzsche. Cada uno de nosotros es voluntad de poder, tiene capacidad concreta para determinar su destino. Todos nuestros actos están dirigidos por nuestros instintos. Estos instintos se reducen a uno muy poderoso: la voluntad de poder. Cada uno de nosotros tiene deseo de poder, una voluntad de predominio de las cosas. La voluntad de poder es la encargada de la transmutación de los valores, de crear nuevos valores sobre la vida, la moral o la religión. No es algo racional sino instintivo, que solo el superhombre es capaz de activar.
La tarea de Nietzsche es desenmascarar a aquellos que creen que lo importante está en otro lugar que no es la vida. La vida es lo único que cuenta, la vida como juego que crea y asume la función de crear.
Comparación: Nietzsche y Platón
El texto que estamos comentando es un ejemplo destacado de la crítica de Nietzsche a Platón. Todo lo que se consideró como valioso en el seno de la filosofía platónica quedó desvalorizado en la esfera de la crítica nietzscheana. Ahora se exaltan el devenir, el conocimiento de los sentidos, lo histórico, el cuerpo, el carácter finito y temporal de la vida humana y aceptación del dolor, de la enfermedad y de la muerte como representativos de lo humano.
El modelo racionalista queda pulverizado. A la razón se opone la fuerza de la vida; a lo apolíneo, lo dionisíaco; y a la unidad, la pluralidad. Nietzsche atribuye a Platón todos los errores de la filosofía tradicional de Occidente. Platón es el gran filósofo dualista: dividió al ser humano en alma y cuerpo, dotando de características positivas y divinas al alma, mientras que despreció y responsabilizó al cuerpo de los males y deficiencias del ser humano. Para Nietzsche, las consecuencias negativas de esta filosofía eran evidentes: aquellos elementos que caracterizan la vida, como las pasiones, los sentimientos, los sentidos, eran destruidos y anulados.
Esa misma lógica llevaba a Platón a distinguir entre un mundo suprasensible, el mundo de las ideas, imperecedero e inmutable, y un mundo sensible, ligado al mundo de las sombras, erróneo y mutable. Esta distinción representada en el mito de la caverna, recogido en el libro VII de la República, ha dominado la interpretación del mundo hasta el siglo XX sobre todo por la incorporación que el cristianismo hizo de este mito a su doctrina.
Pero la crítica nietzscheana no es tanto metafísica y epistemológica como moral; es decir, Nietzsche no critica a Platón principalmente (aunque también) porque falsee la realidad y nos lleve al error, sino porque ataca la vida. Aliado del cristianismo, ha servido para condenar los valores propios del hombre superior en favor de los del hombre débil; frente a la audacia, la alegría, la violencia, etc., ha opuesto la compasión, la resignación, la humildad, etc. Nietzsche propone dar la vuelta a la situación y recuperar los valores del hombre fuerte (transvaloración de los valores), y encarga esta tarea al superhombre, que se define como el hombre capaz de crear nuevos valores.
Actualidad del Pensamiento de Nietzsche
En cuanto a la vigencia de su pensamiento es innegable la influencia de Nietzsche en movimientos tan distintos como las vanguardias artísticas o la posmodernidad. Conceptos como “muerte de Dios”, “nihilismo”, “superhombre”, “voluntad de poder” han inspirado a literatos como Thomas Mann o a filósofos como Heidegger.
Casi toda la filosofía del siglo XX parte del concepto de “crisis de la cultura”, de la metafísica y de la filosofía que introduce Nietzsche en su pensamiento. El nihilismo es la enfermedad de la Europa moderna, que se caracteriza por el “cansancio” en el que una humanidad demasiado reflexiva ha caído bajo su propia razón, mediante una voluntad de aniquilación (Primera y Segunda Guerras Mundiales). Nietzsche aborrecía este nihilismo, ya que para él, la vida es el único valor verdadero. A partir de la posmodernidad, Nietzsche se convierte en antídoto de todo dogmatismo y la tarea de la filosofía será desarrollar un pensamiento flexible e integrador de las diferentes perspectivas de la filosofía.
La Posmodernidad es un amplio movimiento cultural que se caracteriza por desconfiar de las grandes teorías que explican el mundo desde una sola perspectiva. Más bien, defiende la pluralidad y el relativismo cultural. El posmoderno no tiene certezas absolutas, nada le sorprende y sus opiniones se pueden modificar en un instante.