Edad moderna hume

«Investigación del conocimiento humano«(1748), 12 partes y «el origen de las ideas» pertenece a la sección 2. Pretende fijar los límites del conocimiento humano. Se retoman los temas «Tratado sobre la naturaleza humana», presentados con mayor rigor, según Hume, debiendo tomarse como referencia de su pensamiento en lugar del Tratado, que queda desautorizado por el autor. La 1 edición se publicó con el título de «Ensayos filosóficos sobre el entendimiento humano», a partir de la 2 apareció con el nombre anteriormente citado. Otras obras: «Tratado sobre la naturaleza humana», «Ensayos sobre moral y política», «Investigación sobre los principios de la moral». Hume (1711-1776) fue un filósofo moderno, empirista e ilustrado; Moderno ya que su preocupación principal era el conocimiento; Empirista por su corriente de pensar que el origen del conocimiento está en la experiencia; ilustrado porque acepta la física moderna recién formada como modelo de conocimiento y confía en la razón para descifrar los enigmas del mundo. A Hume se le denominó como «El mentor de la antropología» ya que intentó reducir la explicación sobre el comportamiento humano a las 3 leyes de la imaginación, del mismo modo que Newton redujo la explicación del movimiento de los cuerpos físicos a la ley de la gravitación universal. Las corrientes filosóficas de la Edad Moderna fueron el racionalismo, afirma que el conocimiento se adquiere a través de la razón; el empirismo que presenta a la experiencia como fuente de conocimiento, y la filosofía de Kant. Además, la filosofía se libera de la teología. La verdad va a parecer de la «subjetividad humana» que es el punto de referencia de las cosas, pues es el lugar de la racionalidad, la cual es el único juez de la actividad y el comportamiento humano. Por ello se intentará llevar la conciencia racional a todos los ámbitos de la realidad. De este modo, se establece la autonomía absoluta de la filosofía y de la razón. Por otro lado, el Problema del Conocimiento pasa ahora a 1º plano debido al balance negativo de la tradición escolástica, que condujo a la necesidad de plantearse la cuestión de si verdaderamente se puede conocer algo, y en caso afirmativo, de qué criterios pueden garantizar la verdad del conocimiento. Para ello se ocuparán las corrientes filosóficas de la época de este problema. Plantearán el método que nos permite obtener conocimientos y la naturaleza y alcance de nuestros conocimientos. De esta forma analizarán nuestra capacidad de conocer para determinar sus límites y saber hasta dónde se puede llegar. La teoría del conocimiento racionalista y empirista es representacionista, ya que el conocimiento se entiende como una «representación» en la mente humana de lo que hay fuera de ella. Hume fue una figura fundamental para el desarrollo y la formulación del criticismo Kantiano. Kant en su «Crítica de la razón pura» afirmó que gracias a Hume despertó de su sueño dogmático. Encontramos la filosofía de Hume en el positivismo lógico, corriente filosófica centrada en el análisis del lenguaje cientifico.


 Impresiones e ideas. Hume coincide con Locke, empirista, en su teoría de las ideas. Afirman que la experiencia es la única fuente de conocimiento, adquirimos nuestras ideas a través de los sentidos. Hume matiza las ideas de Locke introduciendo como percepciones los contenidos de la mente. Propone entonces dos tipos: las impresiones, las que entran con mayor fuerza y violencia y forman el sentir, las que forman las base de datos y el punto de partida de la experiencia, y por otro lado las ideas, que forman la imagen de la impresión cuando pensamos y razonamos, el pensar. La diferencia es el grado de intensidad con la que inciden sobre la mente. Las impresiones se componen por la sensación, la cual se deja llevar por los sentidos externos, siendo originarias, pues nos producen sensaciones que nos permiten conocer el mundo exterior, y por la reflexión  que surge de nuestra actividad o dinamismo interno, siendo esta las pasiones, deseos o emociones mediante las cuales conocemos nuestros estados  de conciencia y el estado de nuestro cuerpo. Tanto ideas como impresiones pueden ser “simples” las que sólo pueden ser así y no admiten separación ni distinción, o “complejas” si pueden dividirse en partes. Cada idea procede de una impresión simple, ya que cada impresión produce una idea simple. Pero la inteligencia puede crear ideas complejas que mezcle ideas simples, de forma que crea así el conocimiento, aunque siempre habrá ideas complejas que carezcan de impresiones. Hume admite como ideas cognoscitivas aquellas  que tienen impresiones sensibles, como la física, pero rechaza las ideas que carecen de referente empírico, como la metafísica. Para la elaboración de ideas complejas la mente se sirve de la memoria y la imaginación. Con la memoria podemos retener las ideas o impresiones pasadas, y recordarlas así cuando queramos. La imaginación asocia las ideas para crear ideas más complejas y abstractas. Esto lo hace a través de contigüidad, la imaginación termina asociando ideas que se dan en la cercanía espacio-temporal; semejanza que saltará de una a idea a otra por su parecido  y causa-efecto, dos ideas que al aparecer de forma repetida se terminarán asociando de forma que una de ellas sea la causa de la otra, y a su vez el efecto. -Límite de pensamiento y principio de copia. Las ideas son siempre copias de impresiones. De esta forma establecemos las bases empiristas. Todas nuestras ideas provienen de nuestras impresiones y nunca podemos pensar en nada que no hayamos visto o hayamos experimentado en nuestras mentes. La verdad y significación de nuestros pensamientos es determinada por las impresiones en que se basan. Una idea no tiene sentido si los conceptos que la expresan no pueden ser identificados con alguna impresión. Si existieran impresiones que se puedan asociar a ideas, entonces tendrían significación y pueden ser verdaderas siempre que el contenido coincida con el de idea, sino, será falsa. Así el principio empirista nos proporciona un método sencillo para analizar ciertos conceptos, el fundamento está en examinar aquellos conceptos que se presentan, y buscar la impresión que tiene como origen, rechazarlo si no tiene como origen una impresión. Hume analiza así los conceptos de substancia y causalidad como aspectos básicos de la metafísica.

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