Teorías de la Realidad y el Conocimiento: Un Enfoque Comparativo (Descartes, Spinoza, Hume)
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Comparación de la Teoría de la Realidad
Descartes define la sustancia como “una cosa que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra para existir”. Según esta definición, sólo Dios sería propiamente sustancia. Sin embargo, Descartes argumenta que sustancia tiene varias formas de significar según se refiera a la sustancia creadora o a las sustancias creadas. Así, dice que podemos llamar también sustancia a aquellas “cosas que necesitan del concurso de Dios para existir”, pero no de las otras sustancias creadas. De este modo, considera también sustancias a la sustancia corpórea y a la sustancia pensante. Dios, sustancia corpórea y sustancia pensante constituyen los tres tipos de sustancias que componen la realidad.
La sustancia pensante se rige por leyes propias que no coinciden con las que rigen para la sustancia extensa. Cada yo, cada sustancia individual, es una sustancia pensante e inmortal, ya que toda destrucción natural se produce por división. La sustancia corpórea es el reino de lo cuantitativo, su estudio corresponde a la física y en ella rige un determinismo absoluto. Los atributos son lo que constituye la esencia de una sustancia. El atributo de los cuerpos es la extensión; el de la conciencia, el pensamiento; y los de Dios son infinitos, de los cuales conocemos su infinita bondad, eternidad, omnisciencia…
Spinoza parte de la misma concepción de sustancia de Descartes, pero a diferencia de este, considera que solo Dios es propiamente sustancia y la extensión y el pensamiento serán los atributos de esa sustancia única.
Hume critica el concepto de sustancia de Descartes:
- Crítica a la sustancia extensa cartesiana: Descartes distinguía entre cualidades primarias. Hume considera que tales cualidades son dependientes de las secundarias, es decir, no percibimos un movimiento si no percibimos una figura que se mueve. Y no percibimos la figura, si esta no posee el color, textura, olor… En este sentido, Hume asume la crítica de Berkeley.
- Crítica a la sustancia infinita, Dios: De Dios no hay percepción. Aquellos que defienden la existencia de Dios, la demuestran recurriendo a principios causales (Tomás de Aquino), o a ideas innatas (Descartes). Pero Hume niega valor a las ideas innatas, no puede haber ideas sin la Impresión correspondiente. Y también niega validez objetiva al principio de causalidad, éste no es más que un fruto de nuestra imaginación. Luego no hay base alguna para defender la existencia de Dios. A veces, Hume dice que tampoco hay base para defender su no existencia, con lo cual su posición parece ser el agnosticismo.
- Crítica a la sustancia pensante cartesiana: Aun admitiendo la validez de todo el proceso de la duda metódica; ésta únicamente demuestra que hay pensamientos indudables, pero no que haya tras esos pensamientos una sustancia -llámese alma, conciencia o yo-, en la que se den esos pensamientos. Si nos atenemos al principio de que toda idea ha de responder a una impresión, hay efectivamente, impresiones, internas, de reflexión, por ejemplo, angustia, agrado… pero no hay impresión de alguna conciencia. Todo lo más, suponemos que tras esas impresiones dispersas hay algo que las unifica, pero es una suposición indemostrable.
Comparación de la Teoría del Conocimiento
Partiendo de la duda, Descartes ha arribado a la primera verdad: “pienso, luego existo”. Examinando esta primera verdad ha encontrado el criterio y, a su vez, aplicando el criterio descubrirá las reglas del método:
- Regla de la evidencia: Es el punto de partida de todo el conocimiento, se refiere a aquella idea que se ha captado a través de la intuición, es decir, que ha aparecido de forma clara y distinta en mi mente. Clara y distinta son las características de la evidencia, pues significa que esa idea se ha manifestado de forma nítida y no está mezclada con ninguna otra idea. A las evidencias se les llama realidades simples.
- Regla del análisis: Consiste en descomponer los problemas complejos hasta las realidades simples que los constituyen.
- Regla de la síntesis: Se refiere a la regla de la deducción, es decir, se parte de una intuición o evidencia y se avanza gradualmente hasta alcanzar conocimientos más complejos.
- Regla de la enumeración: Esta regla constituye un repaso de las dos anteriores, los recuentos comprueban el análisis y las revisiones la síntesis. Lo importante es seguir el método adecuado, extremar las precauciones a fin de evitar todo juicio precipitado.
Intuición y deducción son, según Descartes, los dos caminos que conducen a la ciencia de la manera más segura. La intuición capta las percepciones simples; la deducción, en cambio, consiste en una sucesión de intuiciones.
Hume, sin embargo, considera que el conocimiento se elabora a partir de las percepciones que se dividen en impresiones e ideas, y la propia actividad del entendimiento, que combina las ideas simples formando ideas complejas.
- Las impresiones son los datos que recogemos de los objetos del mundo exterior a través de los sentidos. Hay también impresiones de reflexión que nos remiten o se refieren a nuestros estados internos.
- Las ideas son huellas derivadas de las impresiones cuando éstas han desaparecido; por lo que no aportan ningún conocimiento nuevo que no haya sido dado por la impresión correspondiente. Las ideas se diferencian de las impresiones en que: son más débiles que las impresiones y pueden aparecer en un orden temporal distinto.
Hume sostiene que el entendimiento, a través de la imaginación, produce ideas complejas agrupando las impresiones o ideas simples. Esta agrupación se produce siguiendo tres leyes de asociación:
- Ley de semejanza: nos hace agrupar ideas en virtud de un parecido o identidad.
- Ley de contigüidad en el espacio y en el tiempo: tendemos a establecer una relación entre las ideas en base a su proximidad temporal y espacial.
- Ley de la causalidad: según Hume no hay ninguna impresión sensible que fundamente la relación causa y efecto; en lugar de encontrar esta causa, lo único que advertimos es una sucesión de acontecimientos que por hábito o costumbre denominamos causa.