Corrientes Filosóficas de la Edad Moderna: Racionalismo, Empirismo, Contractualismo, Ilustración

Descartes y el Racionalismo

La Edad Moderna abarca desde 1453 (caída de Constantinopla) hasta finales del siglo XVIII (Revolución Francesa). En el ámbito filosófico, este periodo se caracteriza por:

  • Una progresiva secularización del pensamiento: la filosofía y la ciencia se van desvinculando de la tutela de la Iglesia.

  • Gran desarrollo de las matemáticas y la física.

  • Nacimiento de la idea de progreso: el ser humano confía en el futuro como camino de perfeccionamiento.

  • Revalorización del pasado clásico, impulsada por el redescubrimiento de autores griegos y latinos.

  • Invención de la imprenta, que facilita la difusión del conocimiento.

  • Descubrimientos geográficos, que transforman la visión del mundo.

  • Consolidación de nuevos métodos científicos basados en la observación y la experimentación.

  • Ruptura de la unidad religiosa en Europa, con la aparición del protestantismo.

  • Surgimiento de los Estados nacionales como nueva forma de organización política.

Racionalismo y Características

El racionalismo es una corriente filosófica que afirma que la razón es la única fuente válida de conocimiento, rechazando los sentidos, la fe o las tradiciones. El iniciador es René Descartes, y sus características son:

  • Razón única y universal, válida para todos los seres humanos.

  • Confianza absoluta en la razón como instrumento para alcanzar cualquier verdad.

  • Innatismo: la razón contiene principios innatos que guían el conocimiento.

  • Rechazo de la tradición y la experiencia histórica como fuentes fiables de conocimiento.

  • Uso de la inducción racional: se parte de verdades simples para llegar a las más complejas.

  • Preferencia por el método matemático, que aporta claridad y certeza.

  • Correspondencia entre pensamiento y realidad: lo pensado racionalmente se corresponde con el mundo.

  • Recurso a Dios: garantiza que nuestras ideas claras y distintas coinciden con la verdad objetiva.

Descartes: De la Duda al Método

Descartes parte de la duda metódica: decide no aceptar como verdadero nada que pueda ser dudoso. Duda de los sentidos (porque engañan), de la razón (porque puede equivocarse), de la realidad (puede ser un sueño), y hasta plantea la hipótesis de un genio maligno que lo engaña en todo.

En medio de esta duda total, encuentra una verdad indudable: “pienso, luego existo” (Cogito, ergo sum). El hecho de pensar, incluso de dudar, demuestra que él existe como sujeto pensante.

A partir de esta primera certeza, Descartes establece las reglas del método:

  1. Evidencia: aceptar solo lo que se presente claro y distinto, sin posibilidad de duda.

  2. Análisis: dividir los problemas en partes más simples.

  3. Síntesis: avanzar desde lo más simple a lo más complejo.

  4. Enumeración: revisar todo con orden y detalle para no omitir nada.

Este método busca un conocimiento firme y progresivo, como el de las matemáticas, aplicado a todos los campos.

Antropología Cartesiana

Para Descartes, el ser humano es una dualidad:

  • Alma: sustancia pensante (res cogitans).

  • Cuerpo: sustancia extensa (res extensa).

Estas dos sustancias interactúan en la glándula pineal, situada en el cerebro. Las pasiones y sentimientos surgen del movimiento de los espíritus animales, unas partículas que conectan el cerebro con los músculos a través de los nervios.

Aunque el cuerpo funciona mecánicamente, el ser humano posee libre albedrío, lo que permite hablar de moral y responsabilidad ética.

Empirismo

El empirismo, desarrollado en el siglo XVII, sostiene que el origen de todo conocimiento es la experiencia, rechazando así la existencia de ideas innatas que defienden los racionalistas. La mente, al nacer, es como una “tabla rasa”, y solo a través de la experiencia se forma cualquier idea. Esta es la primera gran diferencia entre el empirismo y el racionalismo.

Otra tesis importante es que el conocimiento humano tiene límites, y esos límites los marca la propia experiencia. A diferencia del racionalismo, los empiristas consideran que no se puede ir más allá de lo que la experiencia permite. Esto lleva a una reducción del campo del conocimiento y a la idea de que solo se puede aspirar a un conocimiento probable. La consecuencia más significativa de esta postura es la negación de la metafísica, ya que cualquier realidad no empírica no puede ser objeto de conocimiento racional.

En cuanto al fenomenismo, el empirismo sostiene que todo conocimiento es conocimiento de ideas. No accedemos directamente a las cosas, sino solo a las representaciones que tenemos de ellas en nuestra mente. Tanto racionalistas como empiristas coinciden en que lo que conocemos son ideas, pero los empiristas se enfocan especialmente en los mecanismos psicológicos que explican cómo estas ideas simples se combinan para formar ideas complejas. Así, conocer es básicamente relacionar ideas entre sí.

En conclusión, el empirismo redefine el papel de la razón como una herramienta limitada por la experiencia, aunque esencial para guiar nuestras decisiones prácticas. Y por primera vez aparece una razón crítica, consciente de sus propios límites, algo que los racionalistas no se planteaban.

El Empirismo Científico de John Locke y el Moral de David Hume

El empirismo, desarrollado en los siglos XVII y XVIII como reacción al racionalismo cartesiano, rechaza la existencia de ideas innatas y afirma que todo conocimiento proviene de la experiencia sensible, la cual se convierte en el único criterio legítimo de verdad. Frente al racionalismo, el empirismo insiste en que la filosofía debe limitarse a estudiar el alcance y límites del conocimiento humano, concluyendo que no se puede alcanzar una certeza absoluta.

Dentro de esta corriente, John Locke define las ideas como todo aquello que ocurre en nuestra mente cuando pensamos, y sostiene que todas proceden de la experiencia. Distingue entre ideas simples, que provienen directamente de la sensación (como el color, el olor o el movimiento), e ideas complejas, que se forman cuando la mente combina ideas simples para construir conceptos más elaborados, como la belleza. Este enfoque implica que el conocimiento está encerrado en el ámbito de nuestras ideas y que, al depender estas de la experiencia, las ciencias no pueden aspirar a certezas universales, sino solo a verdades probables basadas en fenómenos observables. Así, incluso las leyes científicas expresan probabilidades, no verdades absolutas.

Teoría del Conocimiento de David Hume

David Hume, mediante su teoría del conocimiento, decía lo siguiente:

En primer lugar, diferencia las percepciones en dos tipos: las impresiones, que son lo primero que aprecias sobre algo y son más intensas, y las ideas, que son copias de impresiones menos intensas. Decía que ambas pasaban a ser primero impresiones y después ideas mediante los sentidos.

Por otra parte, diferenció entre verdades de relaciones de ideas, como las matemáticas, y las verdades de hecho, como la física. Las primeras mencionadas existían debido a las tres leyes de asociación de ideas: la ley de semejanza, la de contigüidad y la de causalidad, o causa-efecto, mientras que las verdades de hecho se establecían mediante las impresiones y las ideas.

Por último, Hume descartó totalmente la metafísica, ya que las definía como ideas confusas al ser un conjunto de ideas sin impresión correspondiente. También consideró que ninguna fuente de sabiduría no explicable racionalmente (como las divinidades) podría ser explicable.

El Contractualismo: Locke y Rousseau

Locke y Rousseau no buscaban hacer historia política, sino proponer un ideal político como herramienta de liberación. En el núcleo de su teoría está la idea de que el gobierno legítimo surge de un acuerdo voluntario entre individuos libres, no de una autoridad política “natural”. El poder político legítimo se basa en el consentimiento de los ciudadanos y en la voluntad humana libre y responsable. Esta teoría está vinculada al individualismo, ya que se fundamenta en los derechos y la dignidad del individuo. Las teorías contractualistas rechazan la visión clásica de la sociedad como un producto natural.

Locke

Locke defendía que en el estado de naturaleza, los hombres son libres, iguales e independientes, con derechos a la vida, la libertad, castigar ofensas y a la propiedad privada de los bienes adquiridos por su trabajo. Sin embargo, este estado resulta difícil para garantizar los derechos naturales, por lo que se necesita una sociedad política para asegurar justicia y un sistema punitivo eficaz.

El objetivo de someterse a un gobierno es la conservación de la propiedad de la vida, libertad y bienes. Los hombres ceden el poder legislativo y ejecutivo a la sociedad política, que tiene la responsabilidad de crear leyes para el bien común y establecer sanciones. Sin embargo, los derechos naturales son inalienables y si el gobierno no los respeta, el pueblo tiene derecho a resistencia.

El poder del Estado no es absoluto ni ilimitado, y debe dividirse para evitar el absolutismo. Para esto, Locke distinguió tres poderes:

  • Poder legislativo (Parlamento): crea leyes y es elegido por voto popular.

  • Poder ejecutivo (Rey): aplica las leyes.

  • Poder federativo: maneja relaciones externas, como declarar la guerra y hacer tratados.

Rousseau

Rousseau habló del hombre en el estado de naturaleza:

Decía que el hombre primitivo vivía aislado, sin sociabilidad natural ni conflictos bélicos. Era el»buen salvaje«, inocente, con bondad innata, ausencia de moral y en total igualdad con los demás. Esta»condición natura» puede no haber existido, pero Rousseau la usa como un ideal utópico para diseñar una nueva sociedad.

Por otra parte, habló del hombre en el Estado y la sociedad política:

Decía que al pasar a la sociedad, el hombre pierde felicidad, libertad y bondad. La sociedad introduce desigualdad, sobre todo con el derecho de propiedad. Rousseau se pregunta si es posible formar un Estado sin sacrificar libertad e igualdad, y propone una asociación donde cada individuo obedezca solo a sí mismo. Esto requiere primero transformar al individuo mediante la educación para rescatar su bondad innata, priorizando los principios de la naturaleza sobre los culturales.

El segundo paso es garantizar la libertad natural mediante un acuerdo en el que cada individuo se entrega a la»voluntad general«, que representa el interés común y establece el poder del Estado. Rousseau diferencia entre la voluntad de todos (suma de intereses privados) y la voluntad general (que busca el bien común). La soberanía en el Estado debe reflejar la voluntad general, obligando por igual a todos los ciudadanos.

La Ilustración

La Ilustración fue un movimiento que surgió en Inglaterra en el siglo XVIII, expandiéndose luego a Francia y Alemania. En Inglaterra se centró en la ciencia y la crítica religiosa; en Francia, en la moral, el Derecho y la Historia; y en Alemania, en la razón y los principios que fundamentan el conocimiento y la acción.

Contexto Sociopolítico

Durante este período, la monarquía absoluta predominó en Europa, aunque Inglaterra tuvo una monarquía parlamentaria. En Prusia, Austria y Rusia surgió el despotismo ilustrado, donde los monarcas, apoyados por las ideas de la Ilustración, buscaban modernizar sus países, con el lema “Todo por el pueblo, pero sin el pueblo”.

Este siglo, llamado»siglo de las luces«, se definió por la confianza en la razón y la ciencia para iluminar al ser humano. Los ilustrados creían en el progreso a través de la razón y promovieron cambios sociales a través de obras como la Enciclopedia. Su objetivo era transformar la sociedad con un orden legal basado en la razón y la libertad, y sus características eran:

  • Centralidad del hombre: El pensamiento iluminista se centra en la condición humana, buscando comprenderla desde una perspectiva más satisfactoria y humilde.

  • Razón: La razón y la experiencia son las únicas fuentes de conocimiento válido. La razón es vista como una fuerza transformadora que cuestiona el modelo cartesiano de racionalidad, proponiendo una razón empírica.

  • Crítica a la tradición: La Ilustración critica el pasado, exigiendo una revisión rigurosa y empírica de la historia. Busca desentrañar la lógica detrás de los acontecimientos históricos, más allá de las crónicas tradicionales.

  • Pragmatismo: La filosofía debe ser útil, orientada al beneficio de la humanidad.

  • Idea de progreso: Los ilustrados creen en un progreso continuo en el conocimiento y en la mejora de las sociedades, que se volverán más felices, virtuosas e igualitarias, superando prejuicios y supersticiones.

  • Educación: La educación es clave para mejorar al ser humano intelectual y moralmente, formando ciudadanos racionales. Rousseau critica la educación tradicional y propone una enseñanza basada en la experiencia directa.

  • Religión natural y deísmo: Los ilustrados buscan una religión racional, el deísmo, que rechaza las religiones dogmáticas y considera a un Ser Supremo creador del mundo, pero que no interviene en él.

  • Política: La Ilustración critica el absolutismo y defiende la legitimidad del poder basado en la razón y el bienestar común.

Alienación

Marx considera que la esencia del hombre es transformar el entorno a través del trabajopraxis«, lo que lo diferencia de los animales. Para él, el trabajo es la acción transformadora que convierte la naturaleza en medios de vida para el ser humano y es a través de esta transformación que el hombre se realiza. Sin embargo, la alienación del trabajador surge con la economía capitalista, que convierte el trabajo en algo ajeno y externo al trabajador, en lugar de ser una actividad que lo conecte con su esencia.

El trabajo alienado se refiere a aquel que no es realizado por la voluntad y creatividad del trabajador, sino que es controlado por las condiciones del sistema capitalista. Marx sostiene que, en este sistema, el trabajo ya no es un acto consciente y transformador, sino una cadena de producción que despoja al obrero de su humanidad. Los frutos de su trabajo, además, no le pertenecen, sino que se entregan a los propietarios capitalistas.

Para Marx, la alienación tiene varias formas:

  • Alienación económica: La producción capitalista convierte al obrero en una cosa, un engranaje dentro del proceso productivo, y le priva de la posibilidad de disfrutar de los frutos de su trabajo.

  • Alienación social: En el capitalismo, las clases sociales se agrupan según sus intereses, lo que genera una división entre productores y propietarios. Esta división niega la unidad esencial de la especie humana, creando conflictos entre las clases.

  • Alienación política: El Estado, según Marx, es un instrumento de la clase dominante que protege sus intereses. Defiende que la legislación y la doctrina jurídica existente solo sirven para mantener el statu quo y las bases del capitalismo.

  • Alienación religiosa: La religión, en la visión de Marx, adormece al pueblo y lo hace aceptar las injusticias sociales, prometiendo una justicia trascendente en lugar de una solución. Así, la religión actúa como un freno a la acción revolucionaria del proletariado.

  • Alienación filosófica: En muchas ocasiones la filosofía ha desviado al hombre de su vocación revolucionaria y lo ha reducido a la mera contemplación.

En resumen, para Marx, la alienación es un proceso integral, impulsado por la estructura económica capitalista, que afecta todos los aspectos de la vida humana: el trabajo, la sociedad, la política, la religión y la filosofía.

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