Tomás de Aquino: El Problema de Dios en la Etapa Medieval
Elegiré a Tomás de Aquino para desarrollar el problema de Dios en la Etapa Medieval por ser el máximo exponente de la Escolástica del siglo XIII. Todo su pensamiento se caracteriza por racionalizar la religión cristiana a partir de la filosofía aristotélica. Sus obras más importantes son la Suma contra gentiles y la Suma Teológica.
Fe y Razón
En primer lugar, analizaremos la respuesta que da Santo Tomás al problema medieval de la relación entre la verdad aportada por la religión y la aportada por la filosofía. Frente a fideístas, dialécticos y averroístas, Santo Tomás defiende que la razón y la fe son dos caminos distintos pero válidos de llegar al conocimiento de la misma y única verdad. Admitió que la razón no puede comprender toda la verdad contenida en la revelación y que, por ello, su camino es más limitado que el de la fe. Dejó también claro que si la razón llegaba a alguna conclusión contraria a la que afirmaba la fe, era la razón y no la fe la que estaba equivocada debido a un error en el razonamiento.
La filosofía de Santo Tomás es, consecuentemente, una teología, una racionalización de la fe cristiana. Al afirmar que la razón es limitada, el Aquinate diferencia la teología natural de la teología revelada. La primera estudia las verdades de fe que pueden ser comprendidas por la razón, mientras que la segunda se centra en el estudio de las verdades de fe que son incomprensibles para la razón humana.
Demostración Racional de la Existencia de Dios: Las Cinco Vías
La teología natural se centra fundamentalmente en demostrar racionalmente la existencia y la esencia de Dios.
Santo Tomás demostró que se encuentran los efectos de la existencia de Dios observando la naturaleza. Así dedujo las Cinco Vías o las cinco demostraciones a posteriori de la existencia de Dios. Estas pruebas mantienen el mismo desarrollo argumentativo:
- Primero, parten de la observación de un fenómeno natural (el movimiento, la contingencia y los distintos grados de perfección de los seres, los fenómenos causa-efecto y el comportamiento inteligente que parecen tener los seres que carecen, sin embargo, de inteligencia).
- Segundo, aplican el principio de causalidad.
- Tercero, afirmando que la cadena de causas no puede ser infinita, concluyen que Dios necesariamente existe porque es necesario que exista una primera causa no causada de todos estos fenómenos naturales.
Por lo tanto, se deduce que Dios existe porque es necesario que exista un Primer Motor, una Primera Causa, un Ser Necesario, un Ser Sumamente Perfecto y un Ser Sumamente Inteligente.
Conocimiento de la Esencia de Dios y la Creación
Por otra parte, el Aquinate también defiende que la razón nos permite conocer la esencia de Dios. Lo demuestra en la Vía de la negación y en la Vía de la analogía. La primera se basa en definir cómo no es Dios; así, su esencia no es nada que le suponga tener una limitación o imperfección (no es mortal, no es finito, no cambia, no es temporal, etc.). La Vía de la analogía afirma de Dios todo lo que reconocemos como positivo en las criaturas, pero elevándolo a grado máximo. Así, Dios es absolutamente bueno, absolutamente libre, todopoderoso, eterno, infinito, etc.
Por otra parte, Tomás de Aquino afirma que Dios ha creado a partir de la nada (ex nihilo) toda la realidad por un acto de amor y absoluta libertad. Por su perfección y suma inteligencia, crea el mejor de los mundos posibles, siendo Causa eficiente y formal. Dios es el único ser necesario de la realidad, pues es el único ser en cuya esencia está la existencia, frente a los seres de la creación que son contingentes y que siempre necesitan una causa para existir.
El Problema del Mal y la Libertad Humana
Dios crea al hombre a su imagen y semejanza, es decir, le hace libre e inteligente. Santo Tomás ve en la libertad humana la causa del mal. El mal no tiene existencia propia porque si la tuviera habría sido creado por Dios, y esto es imposible. La libertad del hombre introduce el mal en el mundo cuando decide no actuar bien, es decir, cuando desobedece los preceptos morales de la ley natural, que es la providencia de Dios para los hombres.
El Problema de los Universales
Para finalizar, debemos hablar del problema de los universales, pues Santo Tomás lo resuelve afirmando que los universales tienen una realidad propia y que se encuentran en la mente de Dios. En la creación, Dios los pone en las cosas como su esencia y, finalmente, el hombre los extrae de las cosas mediante el proceso de abstracción, transformándolos así en productos mentales, en nombres generales de las cosas.
Karl Marx: El Problema Sociopolítico en la Edad Contemporánea
Elegiré a Karl Marx como autor representativo del problema sociopolítico en la edad contemporánea.
Este influyente autor nació en la antigua Prusia y, desde que terminara sus estudios de Filosofía en la Universidad de Berlín, dedicó su vida a combatir las consecuencias sociales y humanas del sistema capitalista. Convencido de que la filosofía debía interpretar la realidad con el objetivo de transformarla, se separó de movimientos como la Izquierda Hegeliana o el socialismo utópico. Los consideraba ideológicos por no servir para cambiar la situación de la clase proletaria.
El Materialismo Histórico
Marx desarrolla una nueva teoría de la realidad y de la historia que denomina materialismo histórico. A su juicio, se trata de una teoría no ideológica ni utópica que sirve para transformar de verdad la sociedad capitalista. En ella, como él mismo afirma, pone a Hegel cabeza abajo: ni las ideas ni Dios han determinado la historia. La historia la han hecho y la hacen los hombres por su necesidad de sobrevivir. Son las condiciones materiales de la vida las que explican la historia y también el surgimiento de la propia idea de Dios. De esta forma, Marx desvela tanto la ideología de la filosofía de Hegel como la ideología de la Religión.
A consecuencia de lo dicho, el hombre no es solo un ser racional, sino un ser que actúa racionalmente para sobrevivir. Esta acción se denomina trabajo y diferencia al hombre del resto de los animales. Con el trabajo, los hombres materializan sus ideas, resuelven sus problemas y crean bienes que les permiten sobrevivir. El trabajo es, por lo tanto, la actividad que humaniza al hombre.
La tesis fundamental del materialismo histórico es afirmar que la historia es la sucesión de los modos de producción. Estos son la infraestructura de toda sociedad, los que determinan sus ideas o superestructura. Cada modo de producción da lugar al siguiente por la confrontación inevitable de las clases sociales.
Crítica al Capitalismo
Esta teoría de la realidad (materialismo histórico) fundamenta la propuesta sociopolítica del socialismo científico. Marx adjetiva de científico a su socialismo para demarcarse del socialismo utópico; quiere dejar claro que él propone una revolución real y transformadora.
Las verdaderas claves del modo de producción capitalista son la propiedad privada de los medios de producción y la alienación y deshumanización del trabajo. El burgués tiene la propiedad privada de los medios de producción y el proletario se ve obligado a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir. De esta forma, se cosifica y deshumaniza al tratarse a sí mismo como una mercancía. El sueldo que recibe no es equitativo al valor que genera por su trabajo. El burgués se apropia de la plusvalía, que es la fuerza de trabajo no remunerada y base de la explotación del capitalismo. En este sistema, el burgués acumula riqueza proporcionalmente a la acumulación de pobreza por parte del proletario. Esta es la ley del capitalismo que acabará por autodestruirle. Llegará un momento que la clase proletaria será tan pobre que la lucha de clases hará inevitable la revolución y la llegada del comunismo.
La Revolución y el Comunismo
Aunque el advenimiento del comunismo sea inevitable, Marx considera necesario anticipar su llegada. Una vez desveladas o desenmascaradas las ideologías, los proletarios adquieren conciencia de clase y pueden iniciar la revolución. Esta consistirá en una dictadura del proletariado que les dará el poder para abolir la propiedad privada de los medios de producción, primera causa de la esclavitud y alienación capitalista. La dictadura del proletariado es una medida provisional para anticipar la llegada del comunismo. Marx enfatiza especialmente que la revolución transcenderá fronteras, pues el trabajador no tiene patria; todos están unidos por las mismas necesidades: «¡Proletarios de todos los países, uníos!»
El modo de producción comunista impondrá una sociedad sin clases, sin propiedad privada de los medios de producción y sin división del trabajo. Estará organizada mediante un poder público no opresor donde el ser humano recuperará su libertad y su humanidad trabajando de forma autónoma y creativa. Este poder público funcionará como un gestor de los recursos, dando a «cada uno según su capacidad, a cada uno según sus propias necesidades».