Contexto histórico cultural del Renacimiento

«Renacimiento» es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa durante los siglos XV y XVI, aunque en Italia ya se puede hablar de Renacimiento incluso en el siglo XIV. Fue un periodo de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después por toda Europa.

El término «Renacimiento» se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa medieval. En esta nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias.

Aunque la economía del Renacimiento sigue siendo básicamente agraria, van adquiriendo cada vez más importancia la artesanía y el comercio, actividades que desarrolla la nueva clase social emergente, la burguesía, que se instala en las ciudades, burgos. Estas últimas experimentan un notable apogeo. La burguesía será la responsable de la descomposición del feudalismo y de la aparición del capitalismo. Aparecen los bancos.

En política cabe destacar que se fundan los nuevos Estados europeos, los Estados modernos. Para ello los monarcas, que habían perdido poder durante la Edad Media en favor de la nobleza y el clero, van a intentar recuperarlo, ayudados por la burguesía, que espera obtener a cambio los privilegios que no tiene y de las riquezas que vienen del nuevo mundo. Europa amplía horizontes al ponerse en contacto con el nuevo continente, América.

Aparece una sociedad con una mentalidad nueva: el HUMANISMO, que defendía una concepción del hombre y del mundo caracterizada por el antropocentrismo y el naturalismo. Se destacan los aspectos naturales del hombre versus los aspectos sobrenaturales. Ahora el hombre confía en la capacidad de su propia razón, es libre y autónomo y busca la felicidad y la belleza en el contacto y la admiración de la naturaleza. «Carpe diem» es un canto a la vida, al presente, a la belleza y a la juventud, invita a vivir en un mundo de luz que puede ser dominado, frente al ”valle de lágrimas” y al miedo al castigo divino característicos de la Edad Media.

En filosofía las principales características son:

  • HUMANISMO.
  • Dios y el cristianismo dejaron de ser el punto central del pensamiento para dar paso al antropocentrismo.
  • Pensadores como Guillermo de Ockham desarrollaron teorías para independizar la fe de la razón y el poder temporal del Estado del poder espiritual de la iglesia.
  • Se hace una lectura nueva de la filosofía grecolatina, generándose un notable interés por los grandes filósofos griegos (Platón y Aristóteles) y buscando en sus escritos un modelo de educación capaz de hacer a los seres humanos más cultos y más libres.
  • Asistimos a un importante avance de la ciencia que cambiará el sentido de la filosofía hacia un mayor predominio del racionalismo. Heliocentrismo, matematización de la naturaleza y desarrollo del método experimental. Copérnico, Galileo, Kepler, serán figuras centrales.

Adquiere gran importancia el pensamiento político, en el que podemos destacar dos corrientes:

  1. El realismo político. Maquiavelo.

Maquiavelo está considerado como el fundador del pensamiento político moderno. Su obra más conocida es “El Príncipe”, que trata la figura del gobernante.

Rechaza los planteamientos utópicos o idealistas, pues parte de la convicción de que los seres humanos son malos por naturaleza, son perversos y egoístas si encuentran la ocasión. En su pesimismo antropológico piensa que la maldad de los hombres no ha cambiado con el tiempo y por ello el conocimiento de la historia puede ayudarnos para no incurrir en los mismos errores del pasado.

Si el gobernante se basa en valores que considera inmutables no podrá organizar convenientemente el Estado, se tendrá que ajustar a criterios morales cuando sea posible, pero llegado el caso tendrá que utilizar los recursos necesarios, incluso en contra de sus convicciones.

El gobernante deberá practicar la virtú, que entre otras cualidades de tipo práctico también comprende la prudencia y la justicia, y la capacidad para para defender un proyecto colectivo de convivencia: el Estado, cuyo proyecto político debe anteponerse si es necesario a la propia moral del gobernante. Ahora bien, la violación de los valores morales, aunque puede ser necesaria es siempre condenable, siendo preferible actuar moralmente si es posible.

Su conocida teoría de que “el fin justifica los medios” ha sido a menudo interpretada como una defensa de la tiranía y de la práctica del poder utilizando medios inaceptables y perversos. Pero esa consideración se aleja del verdadero propósito de Maquiavelo: construir un proyecto político para el beneficio común.

El utopismo.

“La República” de Platón influye en los filósofos del utopismo, que escriben obras en las que se imaginan sociedades perfectas, basadas en el humanismo vigente.

Inspirado en Platón, Tomás Moro elabora una fantasía política que titula “La isla Utopía” (que significa lugar que no existe). El Estado ideal que defiende Moro en su obra está basado en la propiedad comunal de los bienes y en la defensa de la igualdad de los hombres, así como en Ia democracia representativa y la tolerancia religiosa.

Otros representantes del utopismo fueron Francis Bacon con “La nueva Altlántida”, Tommaso Campanella con “La ciudad del Sol” y Cristina de Pizán, autora feminista de “ la querella de las mujeres”.

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