1. Tipos de Ciencias: Formales y Empíricas
Las ciencias se clasifican principalmente en dos grandes categorías:
Ciencias Formales
- Se ocupan de objetos abstractos, que no existen en la realidad natural.
- Utilizan el método deductivo y el silogismo clásico.
- Ejemplo: «Los hombres son mortales, Sócrates es hombre; por lo tanto, Sócrates es mortal.»
Ciencias Empíricas
- Se ocupan de hechos que podemos conocer mediante la experiencia.
- Utilizan el método inductivo.
- Este método parte de hechos y de la experiencia para llegar a generalizaciones.
- Tratan acerca de realidades que pueden observarse y cuyas propiedades podemos conocer empíricamente.
2. El Método Hipotético-Deductivo
Este método, inicialmente propuesto por Galileo, se basa en la elaboración de hipótesis que después se contrastan experimentalmente para comprobar su veracidad o falsedad. Por esta razón, se le conoce como método hipotético-deductivo.
La aplicación del método científico se puede sintetizar en cuatro grandes fases:
Definición del Problema
Es necesario determinar con precisión cuál es la pregunta que se pretende responder.
Planteamiento de Hipótesis
Basándose en lo que ya se conoce del problema, se elaboran una serie de conjeturas que, en caso de ser verdaderas, serían la respuesta a la pregunta de interés.
Contrastación de las Hipótesis mediante Experimentos
Las hipótesis se ponen a prueba experimentalmente para comprobar si son verdaderas o falsas. En este paso, se deben comparar los resultados del experimento realizado con las consecuencias que habrían de darse si las hipótesis fuesen ciertas.
Obtención de Conclusiones
Si el experimento muestra resultados diferentes de las predicciones que se derivan de nuestras hipótesis, es necesario revisar esa hipótesis y tratar de elaborar otras nuevas. Si, por el contrario, el experimento ha confirmado la hipótesis, estas pueden ser aceptadas.
3. Posiciones Filosóficas sobre la Existencia de Dios
Existen diversas posturas filosóficas en torno a la existencia de una divinidad:
Teísmo
Los pensadores teístas creen en la existencia de un Dios creador, todopoderoso y benevolente, que interviene en la historia de la humanidad y que puede mantener una relación personal con los individuos. Los teístas consideran que es posible conocer a Dios tanto a través de la fe como mediante la razón, ya que ambas formas de conocimiento de la divinidad se complementan. Así, el teísmo es una postura filosófica que aporta argumentos racionales para apoyar una visión acerca de Dios muy parecida a la que se puede encontrar en la Biblia y en la religión cristiana.
Ejemplos: Agustín de Hipona (nacido en el siglo X d.C., cuando empieza la Edad Media) y Tomás de Aquino (nacido en el siglo XIII), máximo representante de la escolástica, son filósofos teístas.
Deísmo
Para un deísta, las únicas verdades acerca de Dios que podemos conocer con seguridad son las que nos muestra la razón. Según el deísmo, la filosofía puede mostrar que debe existir un ser todopoderoso y benevolente que ha creado todo cuanto existe, pero no hay ninguna prueba racional de que Dios pueda intervenir en la historia. La principal diferencia con el teísmo es que, para el deísmo, Dios no interviene en la historia una vez creada.
Ejemplos: Voltaire y Rousseau son dos ejemplos muy conocidos de filósofos ilustrados defensores del deísmo.
Ateísmo
Es la postura filosófica que niega la existencia de Dios. Para los filósofos ateos, ninguno de los argumentos empleados para tratar de demostrar la existencia de Dios tiene validez. Argumentan que hay una diferencia muy grande entre imaginar algo y afirmar que eso que hemos imaginado realmente existe. Según este planteamiento crítico, si se quieren ofrecer pruebas de la existencia de Dios, se deben emplear argumentos más sólidos, basados en la experiencia. Además, la idea de Dios es considerada innecesaria a la luz de los últimos descubrimientos científicos.
Los filósofos ateos también creen que existen poderosos argumentos para demostrar que Dios no existe. Por ejemplo, en sus reflexiones acerca de la religión, el filósofo ateo Karl Marx señala cómo la creencia en Dios ha sido empleada como una poderosa herramienta para manipular y someter a la población.
Agnosticismo
A diferencia del ateísmo, un agnóstico no cree que sea posible ofrecer una respuesta definitiva al problema de la existencia de Dios. Mientras que los ateos niegan que Dios exista, los agnósticos prefieren no pronunciarse de manera concluyente sobre esta cuestión. El agnosticismo es una posición escéptica, porque considera que no resulta posible saber si hay un Dios o no.
Según este punto de vista, como es posible ofrecer argumentos racionales tanto a favor como en contra de la existencia de Dios, la actitud más sensata consiste en reconocer que se trata de un asunto que no podemos conocer con seguridad. Esta es la postura que defendieron algunos filósofos de la antigüedad, como Sexto Empírico. El agnosticismo ha tenido posteriormente algunos famosos defensores, como David Hume (del siglo XVIII), Bertrand Russell (del siglo XX) y Thomas Henry Huxley (del siglo XIX), filósofo y científico.
4. Determinismo y el Problema de la Libertad
El determinismo afirma que todo cuanto hacemos está prefijado y sucede de un modo inevitable. Según esta corriente, la sensación de libertad proviene de la ignorancia de las causas reales que nos impulsan.
La filosofía de Spinoza puede tomarse como ejemplo de esta visión determinista. Spinoza pensaba que todo lo que ocurre está predeterminado. Nuestras acciones no dependen de la voluntad, sino que obedecen a causas que pueden investigarse y descubrirse. Pero como las personas ignoran estas causas, tienen la impresión de que actúan libremente.