Conceptos Clave de la Filosofía: Libertad, Responsabilidad y Felicidad

La Libertad y la Responsabilidad Humana

El ser humano es un animal libre y esta condición le convierte en responsable de sus actos. La libertad consiste en escoger entre diferentes alternativas, eligiendo aquella que uno desea.

Ser libre implica ser responsable; no se pueden exigir responsabilidades por aquello que no depende de uno mismo, por actos inconscientes o por lo que ha sucedido por azar.

El Postulado de la Libertad según Jean-Paul Sartre

Para Jean-Paul Sartre, el ser humano es libre, y esta libertad se asienta sobre una paradoja: “Estamos condenados a ser libres”. Somos libres para escoger las distintas alternativas de acción, pero no somos libres para decidir si queremos ser libres o no. Ser un individuo de la especie humana significa, intrínsecamente, ser libre.

Alienación: La Perspectiva de Karl Marx

Karl Marx estudió el fenómeno de la alienación en las fábricas, caracterizando el vínculo del trabajador con su puesto de trabajo como alienación, que en su sentido socioeconómico corresponde a la explotación. Este trabajo no tiene como fin la satisfacción de las necesidades propias del trabajador, sino las necesidades del empresario. Por lo tanto, los empleados son medios para la consecución de un fin que se establece de forma externa a ellos.

La Responsabilidad: Decisión y Consecuencia

Ser responsable supone tomar decisiones de forma libre, voluntaria y consciente, y por otro lado, asumir las consecuencias que conllevan esas decisiones. La responsabilidad implica la obligación de reparar el daño causado.

Los conceptos de culpabilidad y responsabilidad están relacionados, pero no deben confundirse.

Características de la Responsabilidad

  • Ser responsable implica actuar con libertad, con plena conciencia y de forma voluntaria. Solo aquel que es dueño de sus actos es considerado responsable.
  • Tener responsabilidad significa tener poder y asumir dicho poder.
  • La responsabilidad supone un compromiso y significa que existe un vínculo de confianza con otros. La confianza implica, en la práctica, una delegación de poder sobre alguien que se ocupará de tomar decisiones que afectan a sus intereses.
  • La responsabilidad supone vivir en comunidad y preocuparse por los que nos rodean.

Filósofos Destacados sobre la Responsabilidad

  • Friedrich Nietzsche: “La libertad consiste en no tener que rendir cuentas a nadie, sino a uno mismo”.
  • Jean-Paul Sartre: Se centra en que “Nada puede ser bueno para nosotros, si no lo es para todos”. En cada acto libre, Sartre considera que hay que tener presente el prototipo de hombre ideal al que se desea aspirar. Si una persona escoge hacerse objetor, su elección está determinada por el hecho de que, para esta persona, esta elección debería ser la que escogiera el resto de las personas. Sartre defiende una noción de responsabilidad en la que no se tiene en cuenta a las personas concretas, sino a una entidad abstracta como es la humanidad. Esta defensa de una responsabilidad abstracta la acompaña Sartre con una concepción en la que los valores y la moral son opciones del ser humano, y que no dependen ni de Dios ni de la naturaleza humana.

La Acción Moral: Conciencia y Elección

La acción moral es aquella que puede ser calificada como buena o mala. Las acciones morales van acompañadas de la conciencia de estar actuando bien o mal; esto se conoce como conciencia moral, la cual actúa como un juez interior que origina sentimientos de culpa o bienestar.

Definición de Acción Moral

Las acciones morales son acciones conscientes. Las acciones inconscientes no se consideran acciones morales. Entre las acciones conscientes, hay acciones que se realizan por costumbre (como saludar) o porque así están establecidas (como cruzar la calle por el paso de peatones). Ninguna de ellas tiene que ver con la moralidad en el sentido de una elección moral profunda, ya que no son actos libres y voluntarios que impliquen una deliberación ética personal.

Las acciones libres y voluntarias que dependen de cada uno de nosotros, aquellas que se realizan de forma libre y pueden ser consideradas buenas o malas, son calificadas como acciones morales.

El Intelectualismo Moral de Sócrates

El intelectualismo moral parte de la premisa de que quien actúa de un modo virtuoso y correcto lo hace porque conoce el bien. De este modo, la virtud y la sabiduría van siempre unidas: el que más sabe es el que mejor actúa. La inteligencia y el saber son el camino que nos conducen a la virtud moral; esta concepción implica que el mal procede de la ignorancia y el error.

Su defensor fue Sócrates, para quien la persona mala o injusta es ignorante. Para Sócrates, los valores morales son objetivos y universales; por lo tanto, son independientes de la conciencia humana. Aquellos que aspiran a un conocimiento verdadero serán los virtuosos y los capaces de distinguir entre el bien y el mal. Sócrates defiende la existencia de unos valores éticos universales.

Su objetivo no era otro que hacer realidad la inscripción del frontispicio del templo de Apolo en Delfos que decía: “Conócete a ti mismo”. Pensaba que la verdad está dentro de cada uno de nosotros y que el papel del maestro consiste en ayudar al alumno a encontrarla por sí mismo, planteándole interrogantes.

La Felicidad: El Fin Supremo del Individuo

Si la felicidad es el fin al que aspira el individuo, significa que no puede ser un medio, sino que tiene que ser un bien supremo. Como último fin, la felicidad ha de tener valor por sí misma y no depender de factores externos.

Aristóteles censura que la felicidad se identifique con la riqueza, el placer, el honor y la gloria:

  • Si para alguien la felicidad y el mayor bien es la riqueza, la vida buena sería la relacionada con los negocios. Aristóteles razona que el dinero es un medio para conseguir otras cosas, no es un fin en sí mismo. Por lo que no puede ser el mayor bien al que aspira un ser humano.
  • Si se identifica la felicidad con el placer, la vida buena es la vida voluptuosa. Aristóteles razona que esta identificación es errónea porque hay placeres que son buenos y hay bienes que no son placenteros.
  • También se puede identificar la felicidad con el honor, la fama y la gloria. La fama depende más de quien la otorga que de quien la recibe, y la felicidad no puede depender de elementos externos a uno mismo.

Para Aristóteles, la felicidad consiste en vivir de forma virtuosa. Añade dos características:

  • La felicidad no puede ser algo pasajero o breve, sino que tiene que abarcar la vida entera. Alguien que haya tenido momentos muy intensos de felicidad seguidos de largos periodos desdichados no consideraría que su vida haya sido feliz.
  • Para ser feliz no basta con placeres, dinero y honores, pero estas propiedades son necesarias para la felicidad.

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