Aristóteles esquema

METAFÍSICA,


A pesar de la admiración que Aristóteles manténía por Platón, esto no le impidió desarrollar su propio pensamiento. Aristóteles realizará una distinción de la filosofía en dos tipos: la primera, aquello universal e inmovible; y la segunda, lo particular y cambiante.Aristóteles compartía con Platón la convicción de que la realidad tiene un orden y, de una forma u otra, es inteligible, es decir, puede ser conocida en su orden interno, en su racionalidad. Sin embargo, no acepta la necesidad de afirmar la existencia de un mundo suprasensible (mundo de las Ideas) que separado del mundo material le sirva de fundamento y, además, represente el objetivo final del conocimiento humano. A juicio de Aristóteles, es en el mundo de entes físicos que nos rodea donde se encuentra dicho orden y racionalidad inteligible y nosotros, seres humanos, podemos conocerla. Además, la realidad es teleológica, es decir, la realidad tiene un orden racional orientado hacia una finalidad, pero esta finalidad (telos) no está en el Mundo de las Ideas, sino que es inmanente al mundo sensible. Este mundo empírico, sin recurrir a otro, posee todas las carácterísticas que lo convierten en un mundo real, auténtico, no engañoso como ocurría en la filosofía de Platón.En su vocación naturalista, encontramos suficientes razones para entender su afirmación de que solo el mundo material es real. Esta postura se conoce como Realismo, en oposición al idealismo platónico.
Aristóteles encontró en la teoría platónica acerca de las Ideas, que conlleva una dualidad de mundos (mundo sensible y mundo inteligible), un conjunto de contradicciones y problemas filosóficos de difícil solución. Entre los más relevantes cabe mencionar: el argumento del tercer hombre, la innecesaria duplicidad de mundos, tendría que haber Ideas de lo positivo y lo negativo, y por último, que las Ideas son incapaces de explicar el movimiento.

LAS 10 Categorías O PREDICADOS DE LA REALIDAD

Aristóteles describe los diferentes tipos de realidad a partir de las diferentes clases de predicados que podemos atribuir a un sujeto.
Cuando Aristóteles habla de un sujeto (hipokeimenon) se refiere al sustrato que subyace a la predicación, es decir, al ser, que también denomina sustancia (ousía). Por lo tanto, Existe un predicado esencial (sustancia, entidad) que no cambia y el resto de predicados accidentales (cantidad, tiempo, pasión…) que sí cambian. Con esta clasificación Aristóteles ofrece un nuevo modelo, alternativo al platónico, de superar el problema del cambio.

Por un lado, concede razón a Heráclito cuando afirma que existen cambios en las cosas (en los predicados accidentales); pero por otro, concuerda con Parménides en que hay cosas que no cambian (predicado esencial).Es por esto por lo que, en Aristóteles, a diferencia de Platón, las cosas individuales y concretas que nos rodean y percibimos por los sentidos son la realidad primera o fundamental, a la que llama sustancia primera;
Mientras que a las esencias universales (Ideas en Platón) las llamará sustancias segundas (ya que solo son conocidas a través de la sustancia primera).

TEORÍA HILEMÓRFICA

La sustancia primera (ousía) es un compuesto de materia (hyle) y forma (Eidos). La materia es aquello que está hecho de sustancia y la forma, aquello que caracteriza, define a la sustancia y le hace ser lo que es. 

EL MOVIMIENTO

 Aristóteles va a explicar el movimiento a través de su teoría hilemórfica, aplicando a la sustancia como compuesto, los conceptos metafísicos de potencia y acto. El ser en acto hace referencia a algo que existe ya, mientras que el ser en potencia expresa la posibilidad del ser, es decir, algo que no es ahora pero que puede ser. El movimiento, el cambio, será precisamente el paso de la potencia (materia)
Al acto (forma)
.Así, con estos conceptos, Aristóteles puede mirar a la naturaleza y explicar sus cambios, sin que por ello la naturaleza pierda su orden interno, su inteligibilidad. Aristóteles distingue dos tipos de cambios:

Cambio sustancial

Se produce cuando desaparece una forma y es sustituida por otra distinta. Por eso dice Aristóteles que este cambio afecta a la generación y corrupción de las sustancias.

Cambio accidental

Son los cambios que afectan a la sustancia, pero sin quebrar su naturaleza, su identidad individual. Pueden ser: cuantitativos, cualitativos o locales.

CAUSAS DEL SER,

Las causas que explican los principios de la realidad y sus transformaciones son: la causa eficiente, que es el agente que produce algo; la causa material, que será aquello a partir de lo cual algo cambia; la causa formal, que determina la estructura del cambio; y la causa final, que es aquello por lo que algo cambia, el objetivo. Por último, Aristóteles incluye una reflexión global sobre la realidad y la causa primera del movimiento. Esto le lleva a afirmar la existencia de un Primer

Motor


Inmóvil (algo así como un Dios, no creador, sino energético, activo, que transmite el movimiento, la fuerza primera a todo lo que existe).


EPISTEMOLOGÍA,


Aristóteles afirma en el comienzo de su Metafísica que “todos los hombres tienden por naturaleza al saber”, así pues, estaría de acuerdo con Platón en su oposición al escepticismo y relativismo de los sofistas. Por el contrario, también afirma que sin la información que nos dan los sentidos nuestro pensamiento estaría vacío, como una hoja en blanco, lo cual es típicamente empirista. Ahora bien, los sentidos son solo el punto de partida, pues el verdadero conocimiento es obra del entendimiento y consiste en el conocimiento de las sustancias por sus causas y principios.La sensación, la facultad de sentir, consiste en la capacidad de percibir las formas de los objetos sensibles. Tiene varios modos: ver, oír, oler, gustar y tocar; que son coordinados por otro sentido, el común, cuya función es discernir y agrupar las diversas sensaciones. De este modo, la manera en que Aristóteles explica “cómo conocemos” es un proceso que podría plantearse de la siguiente manera:En primer lugar, los sentidos captan la información de los objetos del entorno, de las sustancias primeras, y el sentido común coordina la información aportada por los sentidos. Después entran en juego las facultades de la imaginación y la memoria.

Que nos permiten reproducir el objeto sin que esté presente y compararlo con las experiencias pasadas, respectivamente.Sin embargo, para que se produzca el fenómeno inductivo (de lo concreto/particular a lo general/universal) de la abstracción que nos lleve al conocimiento de lo universal, necesitamos el concurso del entendimiento agente, o activo, que es capaz de tomar la imagen del objeto y desprender de ella todo lo que sea particular, es decir, es capaz de captar lo universal, la Forma de la sustancia, separándola de la materia. El entendimiento paciente o pasivo recibe el universal, dotándola de sentido y permitiendo aplicarla a los objetos particulares pertinentes. Una vez alcanzado el concepto universal, se puede poner en relación con otros particulares, y establecer razonamientos que sirvan para ampliar el ámbito del conocimiento humano hasta una completa sistematización de este. Para esta tarea Aristóteles establecíó una serie de procedimientos válidos que hoy conocemos como “lógica.En suma, la epistemología de Aristóteles, frente al intelectualismo platónico, supone la negación del innatismo del conocimiento, así como una defensa de la importancia del conocimiento sensible


ÉTICA,


La ética es un saber práctico que versa sobre la acción, sobre lo que puede y debe ser la vida humana; su objeto no es tanto el conocimiento del bien, desde una perspectiva estrictamente teórica, como el ejercicio de acciones que convierten a un ser humano en hombre bueno. Este punto de partida, como veremos más adelante, otorga a la ética de Aristóteles una peculiaridad distinta con respecto a la de Platón.La ética aristotélica es teleológica y eudaimonista.
Aquí es donde nuestro filósofo introduce el concepto de Felicidad (eudaimonía). Este es el bien supremo al que aspira todo ser humano, y al que subordinamos todos los demás fines. El problema reside en que hay también muchas propuestas a la hora de definir qué es la felicidad.
Otros la identifican con los placeres, los honores o la riqueza, mientras que Aristóteles cree que la felicidad la otorga la tranquilidad y no dejarse llevar, por lo que la asocia a la parte racional, aunque afirma que no se puede ser feliz sin tener un mínimo de necesidades satisfechas.Ahora bien, la razón es activa de dos maneras:
teórica (se orienta a la búsqueda del conocimiento) y práctica (la acción); de modo que la razón teórica se ocupa de reflexionar, pensar…; mientras que la razón práctica se encarga de orientar nuestro comportamiento, nuestras acciones diarias, orientados a un término medio que dependerá de cada persona.Para Aristóteles la felicidad consiste, pues, en esta “doble” actividad racional que busca la perfección, y que para ayudarse en la tarea se acompaña de una serie de virtudes, intelectuales (dianoéticas) para la razón teórica en las que destacan la sabiduría y la prudencia; y éticas

para la razón práctica, que son hábitos que orientan nuestras acciones a un término medio. Por eso concluye que la felicidad consiste en la actividad racional conforme a la virtud.Para Aristóteles la virtud no se reduce a un conocimiento teórico, sino que requiere también fuerza, tenacidad, constancia; esta capacidad de seguir los dictados de la prudencia depende del carácter, del que se derivan las virtudes éticas. Alguien podría saber teóricamente qué es lo que le conviene, lo que debe hacer y, sin embargo, no haber desarrollado la fuerza de voluntad suficiente para llevarlo a cabo. Así, critica el intelectualismo moral socrático.
Además de la generosidad, la valentía, la templanza, la amistad o la sinceridad, Aristóteles señala una virtud ética especialmente importante: la justicia.
Aristóteles define la justicia como la virtud que consiste en “dar a cada quien lo que le corresponde”. Sin embargo, esta definición puede interpretarse de dos maneras, por lo que Aristóteles distinguíó dos tipos de justicia:
Justicia conmutativa, exige una equivalencia entre lo que damos y lo que recibimos.
Justicia distributiva, se aplica al reparto de los bienes y honores entre los ciudadanos según sus méritos y necesidades.En conclusión, hemos visto que, en la ética de Aristóteles, la razón, como cualidad específica del ser humano, se convierte en la clave de nuestra felicidad, ya que perfeccionarnos a nosotros mismos no es otra cosa que perfeccionar lo que somos, seres racionales. Por eso, Aristóteles terminará sus reflexiones éticas con una referencia a la Filosofía como la actividad más auténtica, aquella que garantiza el desarrollo de la razón, el cumplimiento de sus potencialidades.


POLÍTICA,


Aristóteles parte de la idea del Estado como hábitat natural del ser humano.
El hombre es una animal social o político, no solo porque necesita de la comunidad para su subsistencia, sino porque únicamente en compañía de los demás puede perfeccionarse en el ámbito moral e intelectual. Por tanto, la sociedad y la organización política no es algo artificial, sino que nace de la misma naturaleza humana.
De este modo, el Estado nace de unas organizaciones previas como la familia o la aldea, cuyo fin estriba en la satisfacción de las necesidades cotidianas del ser humano, pero solo en el Estado este puede ser feliz, pues el Estado es un todo autosuficiente.
Nuestro pensador se opone, por tanto, de forma rotunda al convencionalismo de los sofistas.
El hombre tiene que vivir en una polis si quiere desarrollarse plenamente.Aristóteles también hace un análisis de las distintas formas de gobierno, pero no señalando una forma como ideal y criticando las otras, sino estableciendo la clave que determina que una forma de gobierno está encaminada hacia el bien común.
Hay, por tanto, dos grandes grupos de constituciones políticas: aquellas que van encaminadas hacia el bien común; y aquellas que van encaminadas hacia el bien particular de los que gobiernan. Así pues, la justicia y la consecución del bien común no dependen del tipo de gobierno,

sino de la intención de los que gobiernan.

Monarquía

Es el gobierno de uno solo, que si únicamente atiende a su beneficio, y no al bien común, hace degenerar su gobierno en una Tiranía.

Aristocracia

Es el gobierno de unos pocos, los cuales si se dedican solo a sus intereses harán degenerar su gobierno en una Oligarquía.

República

Es el gobierno de todos, si estos únicamente observan sus intereses particulares convierten el Estado en una Demagogia.
En cualquier caso, Aristóteles señala que para que se desarrolle un Estado de forma adecuada debería cumplir ciertas condiciones:
Que no haya grandes diferencias entre miembros de distintas sociedades, que se trate de un gobierno moderado que evite los excesos, que el Estado encuentre un término medio para lograr la autosuficiencia; y la importancia de la educación para que los ciudadanos desarrollen una vida justa y virtuosa. Por lo tanto, entendemos que el Estado existe para el logro de la felicidad por parte de los individuos.
Podemos señalar, en suma, que en la política aristotélica se aprecia ese sentido común nacido no solo del estudio teórico de la naturaleza humana, sino también de la experiencia práctica diaria, que permite a Aristóteles elaborar un pensamiento político sólido en sus ideas centrales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *