Aristóteles: Biografía, Obras y Filosofía

Aristóteles (Biografía)

Nace en Macedonia en una familia de médicos, viaja a Atenas y permanece 20 años en la Academia. El pensamiento aristotélico pasa por varias fases, partiendo de una posición platónica, y se aleja progresivamente, finalizando en un planteamiento intelectual. Como Aristóteles es extranjero no puede heredar la Academia, por lo que abandona Atenas. Más adelante será llamado a la corte macedónica para hacerse cargo de la formación intelectual de Alejandro Magno, hijo del monarca Filipo. Cuando Alejandro asciende al trono, Aristóteles regresa a Atenas y funda el Liceo. Tras la muerte de Alejandro, vuelve a huir, se refugia en Calcis y muere al año siguiente.

Obras

Hizo dos tipos de obras, unas exotéricas que estaban destinadas al público y otras esotéricas ya que estaban hechas para ser escuchadas o leídas por los lectores del Liceo, y para ayudar en sus investigaciones. Temas principales:

  • Metafísica: principios generales y fundamentales de la realidad física. En los tratados se analizan los planteamientos ontológicos característicos de la sustancia y la teoría hilemórfica. También se abordan cuestiones groseológicas y epistemológicas que se concretan en la teoría de las causas.
  • Física: se centra en los planteamientos ontológicos que explican los procesos de cambio que experimentan los seres naturales.
  • Ética a Nicómaco y Ética a Eudemo: ensayos sobre concepciones éticas, es decir, criterios que determinan la conducta virtuosa.
  • Política: tratado que analiza las condiciones de vida social características de los seres humanos.

Los elementos centrales de la física y la metafísica

La filosofía aristotélica se centra en reivindicar las aportaciones de los presocráticos para explicar el mundo físico, pero lo más característico es la crítica hacia su teoría de las ideas. Aristóteles sostiene que la realidad está hecha de seres naturales que observamos, y por los procesos de cambio que experimentan. En consecuencia, se defiende la existencia de un único mundo, rechazando el dualismo ontológico de Platón y reivindicando la posibilidad de investigar los cambios del mundo natural. Los seres naturales se identifican como una sustancia que tiene materia y forma. La materia es el componente físico de cualquier sustancia, y la forma, características principales de los seres naturales. Aristóteles distingue entre sustancia primera, que son cada uno de los seres individuales, y la sustancia segunda, que son las características por las cuales se intentan clasificar esos seres. Los procesos de cambio se explican mediante la potencia y el acto. La potencia son cada una de las características que puede desarrollar un ser natural, y el acto es la realización de esas características. Aristóteles admite que el origen del entendimiento está en la experiencia sensible, y a través de los contenidos sensibles, la razón es capaz de elaborar, mediante un proceso, los procesos intelectuales. La ciencia es considerada como una modalidad de conocimiento que pretende explicar las causas de los seres y fenómenos naturales:

  • Causa material: explicación sobre la composición corpórea.
  • Causa formal: explicación sobre las características específicas.
  • Causa eficiente: explicación del responsable del origen del ser natural.
  • Causa final: explicación sobre el propósito en el desarrollo de un ser natural.

El conocimiento científico verdadero es capaz de identificar estas cuatro causas, y tiene la orientación finalista presente en el planteamiento intelectual aristotélico, ya que se le concede especial importancia a la causa final. En el libro Física, Aristóteles analiza el cambio y reconoce 4 tipos: cambio substancial (generación y corrupción de ser natural), cambio cualitativo (adquisición de cualidades), cambio cuantitativo (aumento y disminución) y cambio local (movimiento en el espacio).

Aristóteles tiene interés en la estructura del universo. Sostiene que tiene forma esférica y dimensiones finitas. La Tierra ocupa el lugar central en el universo y está inmóvil, alrededor de ella giran el resto de los astros, y se propone una organización de dos regiones. La zona sublunar, comprendida por la Tierra y los elementos (tierra, agua, aire y fuego), y es donde tienen lugar los cambios físicos de Aristóteles. La zona supralunar abarca desde la luna hasta los límites de la esfera, y su constituyente material es el éter, donde hay ausencia de cambios.

La ética de Aristóteles

Entiende al ser humano como un ser natural compuesto de materia y forma. La materia es el cuerpo, y el alma es la forma, teniendo esta una consideración biológica que en consecuencia muere a la vez que el cuerpo. El alma se divide en 3: el alma nutritiva o vegetativa, realiza las funciones vitales que no requieren consecuencia; el alma sensitiva, con la forma de las acciones voluntarias, como los deseos o la locomoción; y el alma racional, que preside la elaboración de conceptos y razonamientos. En relación con el análisis de la naturaleza humana se encuentra la reflexión de Aristóteles acerca de la acción ética y la convivencia política. En Ética a Eudemo y Nicómaco, destaca la asociación de todo ser humano a ser feliz, y para la cual recomienda la práctica de las acciones virtuosas. Aristóteles sostiene que hay un acuerdo común a la hora de entender que el bien supremo es la felicidad, y que se busca por sí misma, mientras que no hay tal acuerdo en qué es y en qué consiste la felicidad. Para contestar a la pregunta acerca de cuál es el bien supremo, y qué puede hacer feliz al ser humano, indaga en la causa final y afirma que la felicidad es un saber vivir conforme a la virtud, entendiendo esta como la excelencia en la realización de la función propia al ser humano. Aristóteles sostiene que las almas sensitiva y racional están implicadas en la realización del comportamiento virtuoso. El alma apetitiva es denominada ethos (carácter) y es responsable de las virtudes éticas que se definen como hábitos para decidir bien atendiendo a un término medio que se encuentra entre dos elementos (vicios). El alma racional es denominada dianoia (pensamiento) y tiene que ver con las virtudes dianoéticas, que son las capacidades racionales que permiten comprender qué es lo más adecuado para el ser humano. Se destaca la prudencia, que es la capacidad de regular la práctica de las virtudes éticas. La contemplación está vinculada con el estudio y la investigación teórica. Por ello, para Aristóteles, la vida feliz es la vida contemplativa. En el tratado de Política, Aristóteles expone sus concepciones acerca de la sociabilidad humana y de los fines de convivencia política, y se defiende que el ser humano tiende a relacionarse con sus semejantes, lo que está facilitado por el lenguaje. La institución social que regula la convivencia en el estado, una entidad natural cuya comprensión requiere identificar las 4 causas: causa material (territorio y miembros que integran la comunidad política), causa formal (expresada en la constitución y son las aspiraciones de bienestar de los ciudadanos de un estado), causa eficiente (gobernantes o responsables de la dirección política) y causa final (atención a todas las demandas de los ciudadanos).

Filosofía helenística

Epicureísmo: encaminar al hombre a la serenidad feliz, y para eso es necesario conocer la realidad y deshacer los temores mediante 4 reglas llamadas tetrafármaco: la divinidad no debe dar miedo, la muerte no es espantosa, es fácil procurarse el bien y es fácil soportar el dolor. Para conocer la verdadera realidad, Epicuro nos enseña con su doctrina del canon de la verdad, la vía fuerte de conocimiento es la sensación, que siempre refleja una realidad. De la repetición de sensaciones nace la anticipación (prolepsis), que es verdad en cuanto es confirmada por la experiencia. La fuente del error debe buscarse en el pensamiento, ya que puede atribuir sin fundamentos las cualidades sensibles a la realidad, creando hipótesis sin confirmación empírica. Para corregir el error, se debe buscar nuevas sensaciones. Epicuro considera que puede llegar a una física basada en la reducción del universo a un conjunto de átomos, pero él no comprende plenamente el valor de la concepción de Demócrito y hasta considera que puede integrar ideas de la física aristotélica. A los átomos también les atribuye el peso, dejándose influir por Aristóteles, y una vez admitido que los átomos se mueven por efecto del peso, Epicuro deberá postular la desviación para explicar el origen de sus choques. Epicuro reconoce la existencia de otros seres con átomos parecidos a los del alma, los dioses, que viven serenamente sin interesarse en lo que ocurre entre los hombres. La moral de Epicuro tiende a guiar al sabio hacia una serenidad parecida a la de los dioses (ataraxia), basada en la eliminación de los falsos miedos. Vinculada a la finalidad señalada está la virtud de la prudencia, basada en la experiencia, que nos enseña la incompatibilidad de algunos placeres y la necesidad de renunciar a unos si queremos escoger otros. Nos enseña a anteponer el placer de la amistad.

Estoicismo: fundado por Zenón, un célebre estoico (stoa), se ocupó activamente de la realidad política y alentó a sus alumnos para intervenir en ella. En 262 se suicidó coherentemente con lo que había enseñado sobre la muerte. Para el estoicismo, el conocimiento se inicia en los sentidos y admiten la existencia de nociones comunes, pertenecientes a todos los hombres, que aparecen cuando están en condiciones de formárselas de la misma manera con la reflexión; obtiene una mayor dignidad por este consenso de todos los hombres. La física estoica se refiere a Heráclito, con influencia de los médicos vitalistas. Dicen que el mundo está compuesto por un principio activo (fuego) y otro pasivo (materia). El mundo es un proceso continuo y sin fin, en el cual, al extinguirse parcialmente el fuego, da lugar al aire, al agua y a la tierra, para volver al estado primitivo con una conflagración universal y recomenzar el ciclo (año cósmico). El fuego es la divinidad inminente en el mundo, pneuma o espíritu divino. Cada ser, incluidos los inanimados, contiene en sí mismo una chispa del pneuma universal, y estas chispas son las razones seminales de todas las cosas existentes en el fuego divino. La divinidad inminente en el mundo es su racionalidad, constituye el Hado, que mueve con absoluta determinismo cada proceso de transformación, y constituye el fin del universo. Como este Hado se identifica con la racionalidad y, por tanto, solo puede hacer el bien, un pensamiento erróneo nos hace pensar que algunos hechos son el mal, siendo en realidad una condición para la realización del bien. La ética consiste en que un hombre no puede sustraerse a la necesidad del Hado, y la sabiduría consiste en aceptar lo inevitable. Esta es la expresión más alta de la racionalidad, «seguir la razón» es «seguir la naturaleza», o sea, aceptarla sin rebelarse y comprendiendo su orden perfecto. La virtud consiste en seguir la razón y para el hombre es el único bien verdadero y, por tanto, la única felicidad. En la vida cotidiana, la virtud es el control de la razón sobre las pasiones (apatía), pues nos hacen confundir el mal con el bien. Esta apatía es el gran ideal del sabio estoico y, por medio de esta, alcanza la independencia frente a cualquier acontecimiento.

Escepticismo: orientación de pensamiento que tuvo una gran influencia en la filosofía de la época. Surge de un malestar por parte de los estudiosos por no conseguir resolver los máximos problemas de la filosofía, y en vez de investigar el objeto, se investiga el sujeto (el filósofo) para buscar en la estructura del conocimiento humano la razón última de sus límites. El iniciador fue Pirrón de Elis, y según él, las apariencias sensibles no son erróneas si son pura apariencia, pero las conclusiones que derivan de ellas carecen de toda certidumbre. En cuanto a los razonamientos, si no puede demostrarse un punto de partida, tampoco logra ninguna prueba de la verdad, solo una convención nos hace considerar las cosas de una manera u otra, y como no queremos contentarnos con esos convencionalismos, hay que recurrir a la «suspensión del juicio». Esta postura es muy útil en el campo moral, ya que, al deshacer nuestras ilusiones sobre el mundo y demostrándonos su intrínseca vanidad, la espoje logra dejarnos indiferentes ante cualquier preocupación. De esta manera, podemos alcanzar la imperturbabilidad del espíritu (ataraxia) y, a través de ella, la paz y la verdadera sabiduría. El sabio, encerrado en su propia imperturbabilidad, hasta se abstendrá de hablar (solipsismo: creencia de que lo único real es la propia existencia).

Teoría Política: la iglesia es depositaria del poder divino, y las leyes del Estado deben coincidir con los propósitos de la tarea de salvación del poder eclesiástico. Según Tomás de Aquino, la ley justa se inspira en los preceptos de Dios.

Teoría Cosmológica: los cristianos creen en un Dios providente que interviene en el orden de la naturaleza para modificarlo mediante milagros.

En cuanto a la actitud religiosa, se dice que Dios cristiano merece ese nombre porque es el único Dios verdadero. Todas las ideas cristianas eran absurdas a los ojos de los griegos y, además, la actitud con la que se presentaba el cristianismo rompía con el talante integrador que había en la época.

Filosofía Medieval

Religión Cristiana y Filosofía Medieval

La filosofía medieval se desarrolla en la Edad Media y consiste en el esfuerzo de la religión cristiana por dotarse de una estructura intelectual que toma prestada de la filosofía griega, es decir, es la síntesis de la racionalidad griega y el cristianismo. Las principales figuras son San Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, y tiene como mérito haber platonizado y aristotelizado el cristianismo respectivamente. El cristianismo es una religión que se inicia en Palestina, en el siglo 1, y supone la creencia en la vida y milagros de Jesús de Nazaret. Los datos seguros de los que ahora podemos disponer de Jesús son que fue un predicador milagrero del norte de Palestina, envuelto en una trama política, razón por la cual los romanos lo ajustician en Jerusalén.

Razones que justifican el éxito de la religión cristiana: compleja construcción de un relato articulado y coherente con antiguas profecías, que conduce a un libro sagrado; la favorable acogida que tuvo la doctrina de una vida futura más allá de la muerte; la labor intelectual de Pablo de Tarso (San Pablo), que permitió ampliar el campo de personas al que iba dirigido el mensaje cristiano; aparición de rituales como la Navidad; la posición inflexible e intolerante que adoptan los cristianos; la eficaz estructura organizativa de la iglesia que le permitió adquirir enormes privilegios. Para esto, el cristianismo necesita dotarse de una estructura intelectual de la que carecía. Los representantes de la filosofía helenística denunciaron las incoherencias de las ideas cristianas y los pensadores cristianos encontraron en el propio pensamiento griego. Esta fue la tarea de los llamados «doctores de la iglesia», entre los que destaca Agustín de Hipona.

Sistema Ideológico Cristiano

Teoría ontológica: los cristianos decían que Dios había creado el universo de la nada, esta idea era impensable para los griegos, pues para ellos la nada no era nada. Teoría gnoseológica: los instrumentos del conocimiento son la fe y la razón. Se sostiene que el conocimiento que nos suministra la fe siempre es superior al pensamiento por las explicaciones racionales, de tal forma que la religión justifica y tutela la indignación filosófica y científica. Teoría antropológica: los cristianos afirmaban a la vez la idea de un alma inmortal con una vida eterna sin cuerpo. Teoría ética: el comportamiento virtuoso exige el cumplimiento de los preceptos de la fe (10 mandamientos). Se introduce el concepto de pecado y la existencia de un mal moral determinado por Dios.

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