Análisis trascendental del conocimiento científico

FILOSOFÍA KANTIANA

1. Análisis trascendental del conocimiento científico

1.1. Condiciones del conocimiento científico

El conocimiento científico busca establecer, mediante leyes regulares y constantes, que sean válidas universal y necesariamente, una descripción sobre un área de la realidad basándose en la experiencia y en los hechos. La ciencia es la descripción de las regularidades naturales, basada en experimentos anteriores y cuantificando valores y resultados. El conocimiento científico se expresa en leyes de la naturaleza, que son manifestaciones de la racionalidad humana en forma de ideas y conceptos que vinculan los acontecimientos y establecen una relación de proporcionalidad entre ellos. Estas leyes tienen un doble componente:

  • la existencia de un mundo exterior (los objetos, hechos y acontecimientos)
  • el ser humano que intenta comprender y explicar los hechos

Es decir, por una parte un soporte experimental (los acontecimientos que ocurren) y, por otra, las condiciones propias de la inteligibilidad y de la comunicación a los demás; así pues, sus contenidos deben expresar una relación con validez universal y establecer una relación necesaria para quedar vinculados de modo que siempre que ocurra el primero, seguidamente aparecerá el segundo. Por tanto, la ciencia -que es una elaboración de la mente para comprender y relacionarse con su entorno- exige racionalidad, universalidad y necesidad, que son condiciones del conocimiento científico; así, todas las leyes científicas establecen conexiones necesarias y universales entre determinados acontecimientos: ‘Siempre que ocurre A, el resultado es B’. Por ello, según Kant, ‘si en las ciencias hay inteligibilidad, algo se debe conocer de ellas a priori’ pero, ¿qué es ese a priori que se conoce con anterioridad a los objetos y a las ciencias sino las características innatas del ser humano en el momento de conocer? De este modo, todo conocimiento científico contiene un doble paquete de condiciones: las naturales, exteriores al ser humano, y las propias y exclusivas del ser humano, adaptando e interpretando lo recibido del exterior. En resumidas cuentas, el conocimiento científico tiene unas características que no pueden ser transgredidas: estar elaborado con las propiedades de validez universal y necesaria. Además de estas características, entre sus propiedades figura el conocimiento elaborado a partir de los datos y las experiencias, puesto que un conocimiento sobre cosas o seres que no existen no tienen ninguna posibilidad, del mismo modo, no podríamos decir nada de cosas que sólo ocurrieran una sola vez. El conocimiento científico necesita de una acumulación de datos sobre un determinado hecho, por ello se basa en la experiencia. Por tanto, el conocimiento científico es la fusión de los informes que recibimos de la experiencia pero organizados y elaborados por las ‘exigencias de la racionalidad humana’ (las estructuras o categorías mentales que, según Kant, las adquirimos al llegar a este mundo). Aquí surge una aparente contradicción, porque de las experiencias sensibles que recibimos no se pueden extraer las condiciones de necesidad y universalidad porque no sabemos si en el futuro las cosas seguirán funcionando, ya que la experiencia da un conocimiento a posteriori anclado al hecho que describe. Pero sabemos que la racionalidad humana exige que las leyes científicas sean universales y necesarias, es decir, que sean a priori, expresando un vínculo de necesidad y universalidad entre los objetos que relaciona. El problema es cómo combinar esta serie de condiciones contradictorias, pero necesarias para poder hablar de un conocimiento científico. Con anterioridad a Kant, los racionalistas negaban el valor de la experiencia, mientras que los empiristas lo hacían con las exigencias de la racionalidad; aunque para Kant ambas corrientes cometían el error de confundir el fundamento del conocimiento con su origen. Es decir, por el hecho de saber el origen del conocimiento no quiere decir que sepa cuál es su fundamento lógico o racional; y es que el origen del conocimiento es una cuestión genética o psicológica, mientras que el fundamento de este es una cuestión de índole lógico. Kant afirma que el conocimiento, que tiene que estar basado en la experiencia, está elaborado bajo una serie de condiciones que impone la naturaleza del ser humano -el sujeto cognoscente-: que no tienen nada que ver con los objetos que se perciben y son independientes de los objetos, es decir, a priori. Resulta ser, pues, una exigencia que el conocimiento científico esté circunscrito a las condiciones ‘universales’ y ‘necesarias’, es decir, que se cumplan siempre ‘de la misma manera’ en cualquier parte del mundo y para un mismo acontecimiento presente, pasado y futuro. Es una ‘exigencia de la vida’ y de la ‘racionalidad humana’ porque, de no serlo, nunca podríamos organizarnos ni saber qué y qué no podríamos y deberíamos hacer y todo nos resultaría una novedad y nunca sabríamos qué hacer. Para Kant, las condiciones del conocimiento científico vienen sintetizadas en lo que él califica como juicios sintéticos a priori. Un ‘juicio’ es una expresión verbal que relaciona un sujeto con un predicado por medio de un verbo, p. ej. ‘La mañana está soleada’; ‘mañana’ es el sujeto y ‘soleada’ el predicado. Así, todo nuestro conocimiento se manifiesta en expresiones de este tipo. En esas leyes científicas, sujeto y predicado quedan vinculados de una manera universal y necesaria; es decir, ‘Siempre que ocurre A, se produce B’ (ejemplos: ‘Si un cuerpo recibe calor, se dilata’; ‘Si derribo los cimientos de mi casa, se caerá’). Todas las expresiones/leyes científicas son juicios, y hay dos tipos de juicios:

  • unos que dependen de la experiencia→a posteriori
  • otros que son independientes de la experiencia→a priori

Frente a esta disyuntiva, Kant propone un tercer tipo de juicios: los juicios sintéticos a priori, que reúnen las características de los juicios sintéticos (que aumenta nuestro conocimiento) y las de los a priori (ser válidos universal y necesariamente), que son los principios de todas las ciencias. Pues todo nuestro conocimiento se basa en la experiencia pero no es ella la forma cómo conocemos; es decir, como humanos que somos tenemos que acomodar los estímulos del mundo exterior a ‘nuestra forma’ de interpretarlos. Así pues, todo conocimiento es la conjunción de informes recibidos del mundo exterior mediante los sentidos y la forma humana de adaptarlos para ser válidos e inteligibles; por lo tanto, los juicios científicos son juicios sintéticos (experimentales) y a priori [exigencias innatas de la racionalidad humana (estructuras mentales/categorías de conocimiento)]

1.2. Concepción trascendental del a priori

El término ‘a priori’ puede significar ‘anterior a la experiencia’; pero también significa ‘independiente de la experiencia’, ya que por ‘anterior’ a esta, es también ‘independiente’; y un tercer significado que lo identifica con la idea de ‘necesidad’, pues lo que se identifica con independencia de la experiencia y es anterior a ella es ‘necesario’, al no depender de objetos. Kant acepta todos estos significados pero se decanta por la idea de que algo a priori es independiente de la experiencia, porque el enfoque kantiano consiste en averiguar qué es lo que puede hacer que un conocimiento que tiene su apoyo en la experiencia, sea ‘universal’ y ‘necesario’, porque la ciencia es experimental, universal y necesaria.

1.3. El giro copernicano

A diferencia del tratamiento dado en filosofías anteriores, que partían de la idea de que existía una correspondencia entre el mundo exterior y los contenidos de la mente (las ideas), y que el conocimiento humano era la adaptación de la mente a los objetos. Kant, por el contrario, propone un procedimiento -método- totalmente nuevo en el tratamiento de las cuestiones epistemológicas (relativas al conocimiento y la verdad). Esta propuesta, que invierte el sentido de la relación entre los objetos del mundo y el sujeto, ha sido llamada ‘el giro copernicano’, tiene como objetivo principal hacer ver que, aun teniendo que partir de la experiencia, tiene una serie de elementos que son independientes de los objetos, a priori, por tanto, y que los aporta el sujeto. Kant expone toda la construcción (trascendental) de su doctrina bajo el nuevo modelo metodológico:

  • Uno que siempre es ajeno al sujeto que conoce y que le llega del exterior
  • Otro que es ‘algo’ que siempre lo aporta el sujeto cognoscente y que, solo por él, se puede hacer inteligible el objeto percibido. Esto es el a priori.

Por sí solo, ninguno es suficiente para que exista el conocimiento; dar prioridad a la razón es acabar cediendo a la metafísica dogmática, mientras que dar prioridad a los datos sensibles sólo sirve para concluir en el escepticismo de los empiristas. Precisamente, por medio del componente a priori, se puede efectuar El Paso de la posibilidad de lo sensible y experimental a lo universal y necesario, que se precisa en el conocimiento. Este paso, que siempre es difícil de precisar, puede quedar plasmado en el siguiente esquema:

  1. No hay conocimiento sin experiencia
  2. La experiencia nunca puede lograr que un conocimiento sea universal y necesario (porque siempre está asociada a intuiciones sensibles particulares)
  3. Resulta que la ciencia es universal y necesaria
  4. La posibilidad de que la ciencia sea universal radica en que proviene de lo que el sujeto aporta, es decir, de aquello que es independiente (a priori) de la experiencia
  5. Por tanto, sólo en el sujeto cognoscente radica la posibilidad de convertir a la ciencia en lo que es: un conocimiento universal y necesario

Este cambio de método es lo que se llama método crítico (Filosofía crítica), que pretende reconstruir todo el edificio del conocimiento

2. Crítica trascendental de la metafísica

Kant entiende por ‘Metafísica’ uno de los siguientes significados:

  • tradicional o dogmática: Puesto que los tradicionales sistemas de filosofía no atendían a la crítica de su propia capacidad de conocer
  • Tendencia natural del ser humano por interrogarse y pretender alcanzar los absolutos
  • crítica y método: Pues la propia filosofía de kantiana en cuanto que contiene una crítica a la facultad de conocer y desarrollar sistemas derivados de sus propios principios
  • moral: Trascendido el universo de la experiencia permanece un territorio ajeno a ella en el que se desarrolla el mundo especulativo de los valores.

En la crítica trascendental a la metafísica hay que entender que se refiere a la acción crítica ejercida sobre la ‘metafísica tradicional’ y ver si ésta ha sido elaborada trascendentalmente, como ha ocurrido con la ciencia natural, o si, por algún error, sigue anclada en un camino equivocado. La metafísica tradicional mantiene que todo lo que conocemos de las cosas es lo que las mismas cosas nos dicen que son; según esto, todo conocimiento es a posteriori, pero a la vez afirma que tiene un conocimiento a priori de determinadas cosas, en forma de ideas innatas. Frente a esta contradicción, Kant aplica su método trascendental y se pregunta: ¿Qué puede saber a priori la metafísica tradicional de los objetos si tiene que esperar a conocerlos para saber algo de ellos? o ¿Cuál es el a priori que dice conocer y que le permite fundamentar toda la realidad? En este último caso, serían algunas ideas innatas por las que tenemos determinados conocimientos verdaderos de cosas incluso antes de percibirlas y conocerlas (es decir, con total independencia de la experiencia) A Kant este planteamiento le parece contradictorio porque se dice conocer a priori lo que es conocido a posteriori, y dogmático porque al no poder justificar sus incongruencias las establece como principios indiscutibles, más allá de cualquier crítica y sin consentir que se la hagan.

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