Disertación: Fundamentos de la Verdad y el Bien Común
Siguiendo el método propio de Santo Tomás de Aquino, conviene comenzar estableciendo los principios fundamentales. La verdad es la conformidad del entendimiento con la realidad, y no una simple construcción interesada del discurso. El bien común, a su vez, no se identifica con la ventaja de una mayoría circunstancial ni con la utilidad inmediata, sino con aquel orden de justicia y virtud que permite a la comunidad política alcanzar su perfección racional. Desde esta perspectiva, la degradación de la verdad no es un problema accesorio, sino una amenaza directa al fundamento mismo de la vida política.
La Crisis de la Verdad en la Era Digital
En la actualidad, la esfera pública se encuentra profundamente afectada por la difusión sistemática de informaciones falsas o engañosas. Las redes sociales y los medios digitales se han convertido en instrumentos de movilización emocional más que de esclarecimiento racional. Durante recientes procesos electorales, por ejemplo, se han propagado acusaciones sin fundamento sobre fraude electoral, datos manipulados sobre inmigración o relatos distorsionados sobre crisis sanitarias, generando desconfianza en las instituciones y una creciente polarización social. Este fenómeno no busca el conocimiento de la verdad, sino la conquista del poder mediante la excitación de las pasiones.
La Injusticia de la Mentira y la Corrupción del Bien
Desde el punto de vista tomista, tal práctica constituye una grave injusticia. La política, como parte de la ética, debe ordenarse al bien común y no al beneficio de una facción. Cuando la mentira se normaliza como estrategia política, se rompe el vínculo de confianza que hace posible la convivencia civil. Como enseña Santo Tomás, el mal no tiene entidad propia, sino que consiste en la corrupción de un bien; en este caso, la corrupción de la verdad como principio ordenador de la vida social.
Tecnología y Manipulación: El Desafío de los Deepfakes
Un ejemplo particularmente actual es el uso de tecnologías capaces de crear vídeos o audios falsos de figuras públicas, presentándolas como autoras de declaraciones que jamás realizaron. Estos artificios han sido utilizados para desacreditar adversarios y manipular la opinión pública, dañando tanto a las personas implicadas como al juicio prudente de los ciudadanos.
Hacia una Solución: Educación Moral y Virtud
Frente a esta situación, la solución no puede ser exclusivamente legal o técnica. Siguiendo a Santo Tomás de Aquino, es necesaria una educación moral que forme ciudadanos virtuosos, especialmente en la prudencia y en el amor a la verdad. Sin verdad no puede haber justicia política, y sin virtud no puede sostenerse auténticamente el bien común.
Contraposición Filosófica: Aristóteles y Santo Tomás de Aquino
La filosofía de Santo Tomás de Aquino se inspira en Aristóteles, pero la adapta al pensamiento cristiano. Ambos comparten una visión racional del mundo y la idea de que todo tiene un fin (teleología). Aristóteles sostiene que la naturaleza actúa orientada hacia la eudaimonía, entendida como vida racional y virtuosa. Tomás acepta esta idea, pero la completa afirmando que el fin último es Dios, principio trascendente y personal. Así, la teleología aristotélica se subordina a la teología cristiana.
Razón, Fe y el Camino hacia el Conocimiento
En cuanto al conocimiento, Aristóteles confía en la razón y la experiencia para alcanzar la verdad. Tomás también valora la razón, pero añade la fe como fuente complementaria, integrando ambas sin conflicto. Para él, la filosofía es útil, pero insuficiente sin la revelación divina.
Ética, Virtudes y la Búsqueda de la Felicidad
Respecto a la ética, Aristóteles centra la virtud en el justo medio y en el hábito, mientras que Tomás incorpora virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), que orientan la conducta hacia Dios. La felicidad, para Aristóteles, se logra en esta vida mediante la actividad racional y la participación en la polis; para Tomás, la felicidad plena solo se alcanza en la visión de Dios en la otra vida.
La Ley y la Organización de la Comunidad Política
En política, Aristóteles defiende la autonomía de la ley humana y la importancia de la comunidad cívica. Tomás, en cambio, considera la ley divina superior a la humana y subraya la relación entre Iglesia y Estado. En síntesis, Tomás no rechaza a Aristóteles, sino que lo asume y lo trasciende, integrando su filosofía en una visión cristiana.
