Del Mito al Logos: El Origen del Pensamiento Racional

El Pensamiento Mítico

El pensamiento mítico explica el mundo por medio de relatos fantásticos. Sostiene que los fenómenos de la naturaleza no se pueden conocer, porque suceden según el capricho de los dioses. Las explicaciones míticas no aceptan la revisión, constituyen un conocimiento acabado y cerrado. Se trata, por tanto, de una explicación tradicional y dogmática.

El Pensamiento Racional

Frente al mito, surge el pensamiento racional, que defiende que todos los fenómenos tienen una naturaleza y unos principios o causas naturales que permiten su conocimiento. Se vale de la razón para conocer las leyes que rigen el mundo. El conocimiento racional está en constante revisión y, por ello, es sensible a nuevas explicaciones que mejoren las existentes. Se trata de una explicación crítica. Sus características principales son:

• Racional: Porque se basa en argumentaciones lógicas y en observaciones de la experiencia.
• Sistemático: Ya que exige que todas sus afirmaciones estén relacionadas y jerarquizadas.
• Crítico: Pues no admite nada sin un examen racional previo.

Divisiones Fundamentales de la Filosofía

• Metafísica: Significa «más allá» (meta) de la «física» (physis) y designa la parte de la filosofía que se ocupa del ser, de la realidad en su totalidad.
• Lógica: Estudia la estructura, la forma y la corrección de los razonamientos, y establece cuándo un razonamiento está bien construido.
• Epistemología: También conocida como teoría del conocimiento, se ocupa de cuestiones como qué es el conocimiento, sus tipos y formas. Esta rama es una de las que goza de mayor popularidad actualmente.
• Ética: Tiene como objeto los códigos morales, su fundamentación y legitimidad. Analiza conceptos como el bien, la virtud y el deber, y puede ayudarnos a llevar una buena vida.
• Estética: Es la rama interesada por el arte y la belleza en general. Su desarrollo como disciplina filosófica es relativamente reciente.

Recorrido por la Historia de la Filosofía

La Filosofía Antigua

Periodo Cosmológico

Sus primeros representantes, los presocráticos, se preguntaron sobre el origen de la naturaleza (physis) y si la multiplicidad de las cosas que vemos a diario podría manifestarse a partir de un único principio (arkhé). Entre ellos figuraron pensadores como Tales de Mileto, Pitágoras, Heráclito o Parménides.

Periodo Antropológico

Esta etapa de la filosofía antigua está protagonizada por los sofistas, quienes se centraron en el concepto de verdad y exploraron las posibilidades lógicas del lenguaje, y por Sócrates. Este les reprochó su atención por lo útil en detrimento de lo verdadero.

Periodo de los Grandes Sistemas

Platón, discípulo de Sócrates, afirmó que además del mundo físico, material y cambiante, existía otro plano del ser, de carácter inmutable y perfecto, al que denominó Mundo de las Ideas. Según Platón, el conocimiento verdadero consiste en llegar a recordarlas (anamnesis), pues al introducirse el alma en el cuerpo, se produce una amnesia.

Aristóteles mantendrá también una posición crítica con los sofistas y defenderá la existencia de verdades objetivas. Permaneció durante 20 años en la Academia platónica, siendo después tutor del joven Alejandro Magno, hasta que creó en Atenas su propia escuela: el Liceo.

Periodo Helenístico

Tras la muerte de Alejandro Magno se inicia la etapa de la filosofía helenística, donde el paso de la polis al imperio va a dar lugar a nuevas escuelas. El estoicismo, el epicureísmo y el escepticismo serán las propuestas filosóficas que alcanzarán mayor reconocimiento. Las tres se van a caracterizar por preguntarse cómo hemos de vivir para alcanzar una existencia más feliz. Cabe destacar también que en el siglo III adquiere gran notoriedad en Egipto el neoplatonismo, en el que destacaron Plotino e Hipatia de Alejandría.

La Filosofía Medieval

Durante la llamada Edad Media se entendió que la función de la filosofía era, fundamentalmente, la de ayudar a clarificar el significado de la doctrina teológica cristiana, por lo que buscó explicaciones complementarias a través del ejercicio racional. La primera escuela filosófica cristiana medieval recibe el nombre de Patrística, y su principal figura es San Agustín de Hipona. Tratará todas las cuestiones que se van a convertir en temas fundamentales de este periodo: la relación entre razón y fe, la iluminación y el amor como vía de conocimiento. Según el obispo de Hipona, es necesario creer para entender.

Posteriormente, ideas aristotélicas como las del orden y la finalidad aplicadas a la naturaleza fueron asimiladas por el pensamiento cristiano y dieron lugar al movimiento de la Escolástica, cuyos principales representantes fueron Santo Tomás de Aquino y Duns Escoto.

Renacimiento y Filosofía Moderna

El Renacimiento fue una corriente de renovación cultural inspirada en los clásicos griegos y latinos. Aunque persiste una visión cristiana del mundo, este periodo se caracteriza por el Humanismo, que sitúa al ser humano en el centro de la reflexión.

El Racionalismo

Inaugurado por René Descartes, el Racionalismo sostuvo la superioridad de la razón sobre los sentidos para alcanzar el conocimiento. Según los racionalistas, si la ciencia se limitaba a lo experimentable, la filosofía debía ir más allá, en busca de los primeros principios del conocimiento, solo alcanzables por la razón.

El Empirismo

Pensadores como David Hume mantenían que la razón debía tomar siempre como punto de partida los datos de los sentidos, pues de lo contrario nada garantizaba que sus especulaciones pudieran ser verdaderas. Según los empiristas, cuando nacemos, nuestra mente no posee ningún contenido; es una «tábula rasa».

La Filosofía Contemporánea

Fenomenología

Surge como reacción frente al exagerado cientificismo del siglo XIX. La principal aportación de la fenomenología es situar al sujeto, al «yo», en el centro del conocimiento y considerar que la filosofía ha de ser una descripción de la realidad fenoménica.

Neopositivismo y Filosofía Analítica

Ambas corrientes se caracterizan por su clara inspiración empirista, por su interés por la ciencia y el conocimiento, pero sobre todo destacan por la importancia atribuida al lenguaje como herramienta de análisis filosófico.

Existencialismo

Se desarrolla en un momento histórico de especial crudeza y desarraigo: el periodo de las dos guerras mundiales y la tensa Guerra Fría que las sucedió. Reflexiona sobre la condición humana, la libertad y la responsabilidad individual.

Personalismo

Es una corriente filosófica que se caracteriza por el reconocimiento del valor y la dignidad de la persona como principio fundamental.

La Vigencia de la Actitud Filosófica

La filosofía se define más por su actitud que por un cuerpo cerrado de doctrinas. Sus rasgos distintivos siguen plenamente vigentes:

• Problematizadora: Se ha caracterizado por ser una manera peculiar de abordar los problemas, más que de resolverlos definitivamente. El valor de la filosofía no reside tanto en las respuestas que proporciona como en las preguntas que formula.
• Universalista e interdisciplinar: Trata de abarcar toda la realidad. La filosofía sirve para establecer uniones entre distintas ciencias, y entre la ciencia y la vida cotidiana.
• Crítica: Supone una investigación radical, pues ataca los temas de raíz sin dar nada por supuesto. Intenta descubrir errores, falacias y manipulaciones ideológicas.
• Clarificadora: Muchos problemas se deben a confusiones creadas por una comprensión deficiente de nuestro lenguaje. La filosofía es una actividad consistente en el análisis conceptual, y su objetivo es liberador.
• Práctica: Su interés es, casi siempre, orientarnos en la vida. Por eso se ha dicho que la filosofía es un «arte de vivir» y que, si no sirve para la vida, no sirve para nada.