La Crítica Aristotélica al Rey Filósofo y el Imperio de la Ley
Aunque este *rey filósofo* surja y ejerza el poder de decisión de leyes del gobierno y nos obligue por la fuerza y las armas, nunca podremos garantizar que no se corrompa, dado que no tiene a nadie por encima que limite su poder. **Aristóteles** critica el idealismo ingenuo del Estado ideal de Platón, que espera líderes perfectos y virtuosos que vigilen y organicen el bienestar de todos sin usar ese poder —sin supervisión de otros— en beneficio propio. De ahí surge la famosa pregunta: *«¿Quién vigila a los vigilantes?»*
Platón mismo había planteado —en el relato del anillo de Giges— que un poder sin límites corrompe, y por eso proponía infundir creencias religiosas en un más allá con dioses o *karma* que ‘limitase’ las acciones de quien ejerce poder, por temor al castigo de consecuencias inevitables o de un poder divino que ‘desde lo alto’ sabe y vigila el interior del alma.
Aristóteles resuelve esta dificultad proponiendo preservar y aumentar el bien común desde el «escarmiento de la experiencia» en la historia, acudiendo al «sentido común» acumulado en la tradición e historia compartida en un pueblo. Propone el principio de que «no gobierne el capricho del gobernante, sino el **imperio de la ley**»:
«Que los gobernantes o dirigentes se limiten a desarrollar y adaptar a los cambios de circunstancias los principios de la constitución histórica de la sociedad que se sedimentaron en la tensión y ‘equilibrio’ orgánico entre las distintas clases o ‘partes’ de la sociedad, preservando la concordia y consenso mínimo en la gestión del ‘bien común’ legitimada en la tradición y experiencia del pasado de cada pueblo».
La *Politeia* como Término Medio y la Importancia de las Clases Medias
Debido a que en la historia las formas de gobierno oscilan entre los extremos de oligarquía y democracia, que pondrían en peligro la existencia de todo el cuerpo social y causarían inestabilidad, con excesos o defectos en medidas que harían imposible preservar el florecimiento individual en la comunidad, Aristóteles propone medidas políticas y legales de corrección para acercarlas al ideal de una *Politeia* o «república».
La *Politeia* se concibe como un «término medio» en la práctica, buscando potenciar unas «clases medias» que compensen los extremos de las oligarquías y el populismo de la fuerza de la multitud.
La Articulación de la Justicia en la Sociedad Aristotélica
Aristóteles toma el principio genérico de Justicia-en-sí de Platón de «dar a cada uno lo que le corresponde o lo que se merece»: «que cada elemento adquiera la posición y cumpla la función que le corresponde por su formación y cualidades naturales». A partir de este principio, presenta cómo se articula la justicia en dos especies diferentes en toda sociedad:
Especies de Justicia
- Justicia Retributiva, Conmutativa o Correctiva: Con leyes que regulan la relación entre individuos en la que uno se considera ofendido o dañado por otro y exige que se resarza o alivie el daño. Se establecen tribunales con árbitros o jueces independientes del conflicto e imparciales, que se guíen por el principio de «igualdad ante la ley»: «mirar la naturaleza del daño y no la naturaleza de la persona». Que dicten sentencia según ley, comprobando si se ha cometido el delito, y no qué tipo de persona es o su posición social. Y que la pena o castigo sea proporcional y se considere que «conmuta» el delito o el daño.
- Justicia Distributiva: Que establezca por ley el conjunto de deberes y derechos que regulan la relación de los individuos con la comunidad. Que cada individuo aporte a las instituciones, funciones públicas, infraestructuras o proyectos que preservan el bien común proporcionalmente al mayor beneficio que obtiene de ellas (p. ej., que los «tributos» o impuestos sean proporcionales a la riqueza obtenida de la vida en comunidad). Que cada individuo reciba como beneficio de la comunidad proporcionalmente al mayor valor que aporte al bien común.
El Principio de Equidad (*Epikeia*)
Aunque Aristóteles considera sobre «la ley justa» que «la ley es expresión de la razón sin el capricho del deseo», sin embargo, ante casos particulares que no haya contemplado o previsto el legislador, propone complementar la ley con el «principio de equidad» (*epikeia*). En este principio se contempla y juzga específicamente sobre ciertos casos particulares o singulares no contemplados o imprevistos, para compensar y corregir el rigor de la universalidad de la ley del legislador que no los haya incluido.
La Unidad Inseparable de Ética y Política
La ética y la política en Aristóteles forman una unidad inseparable, porque la misma concepción del bien humano que desarrolla en su ética se prolonga en su teoría del Estado. Al rechazar el «Bien en sí» platónico, Aristóteles sitúa el bien en la vida concreta, en lo que la prudencia es capaz de
