Espíritu Libre
El concepto de Espíritu Libre simboliza una nueva actitud de Nietzsche hacia la filosofía. Esta actitud emerge a partir de su obra Humano, demasiado humano (1878). En efecto, esta etapa coincide con la época del positivismo, marcando el inicio de su filosofía crítica contra la metafísica, la religión y la moral. Es la actitud necesaria para liberarse de la carga del pasado, especialmente del platonismo.
En segundo lugar, el Espíritu Libre se caracteriza por pensar de manera diferente a los demás, a quienes Nietzsche denomina espíritus gregarios o del rebaño, en contraposición al espíritu libre. Posee una voluntad innovadora y la libertad de interpretar la realidad, lo que se relaciona con su concepción de la verdad como interpretación, no como mero respeto a los hechos.
En tercer lugar, para llegar a ser un Espíritu Libre, el individuo debe experimentar el desarraigo, es decir, la eliminación de sus raíces en las ideas tradicionales para conquistar nuevas metas y valores. Por ello, Nietzsche lo describe como aquel que «va en solitario por el bosque».
Jovialidad
Como se observa, además de ser saludable reírse de uno mismo, la jovialidad es una actitud inherente al Espíritu Libre y al Superhombre.
Antes de profundizar en su significado, es relevante considerar que «La jovialidad griega» fue el título original que Nietzsche concibió para su primera obra, que finalmente se publicó como El nacimiento de la tragedia. Asimismo, el título de otra de sus obras, La gaya ciencia, puede traducirse como La ciencia jovial.
Aclarado esto, procedamos a explicar el término en sí. La jovialidad está directamente relacionada con la vida. Alude al concepto de «amor fati» (amor al destino), la actitud del Superhombre de afirmar la vida con alegría. Representa el instinto dionisíaco del goce por crear, que es la base de la cultura.
Frente a la tragicidad del destino y la ausencia de un destino impuesto a la vida, el Superhombre se enfrenta a ella con alegría, sin temor al bien o al mal, pues para Nietzsche, estos conceptos no poseen una existencia intrínseca.
Nietzsche considera que toda la cultura occidental (su moral, religión y filosofía) es «pesada» y excesivamente seria. Este talante oprime la alegría de vivir. Por tanto, la jovialidad, característica del niño, es la actitud que debe adoptarse frente al platonismo. Es la figura del niño frente al serio camello, una metáfora que ilustra esta transformación.
Verdad
Para Nietzsche, la verdad es ilusión, metáfora e interpretación. Su postura es clara respecto a lo que la filosofía y la ciencia occidental han considerado como verdad.
Tradicionalmente, estas disciplinas han concebido la verdad como correspondencia con la realidad, buscando en ella la objetividad, la estabilidad y la universalidad. Sin embargo, Nietzsche sostiene que esta concepción de la verdad es una mera ficción, al igual que la idea de un «mundo verdadero».
La razón de esto radica en que, para Nietzsche, lo único real es la vida, y esta, impulsada por la voluntad de poder, es un continuo fluir que resulta imposible de definir de manera objetiva y definitiva.
Por tanto, su postura ante la verdad se denomina perspectivismo: toda verdad no es más que un punto de vista, una posible interpretación. Sostener que la verdad es única y estable es, para Nietzsche, un síntoma del platonismo y, por ende, debe ser radicalmente criticado.
Razón
Para Nietzsche, en Occidente, la razón se ha impuesto sobre la vida, llegando a ahogarla y aniquilarla. Este afán desmedido por la razón es evidente tanto en la filosofía como en la ciencia.
Este error es lo que Nietzsche denomina egipticismo: el empeño de la filosofía occidental por detener el devenir de la vida en conceptos racionales estables y universales, a los que él llama «momias conceptuales».
Sin embargo, tras el nihilismo, ha llegado el momento de poner fin a este error y verlo convertido en fábula, como se menciona en el texto. De ahí la expresión «bostezo de la razón». Cabe reflexionar si este «bostezo» anuncia el adormecimiento de la razón o, por el contrario, es un síntoma de su despertar, una razón que ya no es errónea, sino una forma auténtica de comprenderla.
En cualquier caso, para Nietzsche, la razón debe estar supeditada a la vida. Por ello, la razón (la filosofía, la ciencia) no es el camino adecuado para el conocimiento de la vida. En cambio, el arte y la poesía sí lo son, lo que representa un retorno a Dionisos frente a Apolo.
Mundo Verdadero / Mundo Aparente
Para comprender esta contraposición, es fundamental explicar que, para Nietzsche, el platonismo es toda teoría que divide la realidad en dos mundos: uno verdadero y otro aparente (el mundo de las apariencias).
Este es el gran error de toda la filosofía occidental: haber creado un mundo verdadero al que se le otorga todo el valor, desvalorizando el mundo aparente.
Toda la filosofía de Nietzsche reivindica la vida y, para ello, es imperativo superar el platonismo y afirmar la existencia de un único mundo no trascendente: este mundo terrenal.
Nietzsche también se pregunta por qué el platonismo inventa un mundo verdadero. La razón es que el ser humano busca un consuelo metafísico o religioso que lo libere de un mundo trágico que no puede soportar.
Finalmente, Nietzsche anuncia el fin de este error y la eliminación de la dicotomía de los dos mundos. Este es el momento del nihilismo y del mensaje de Zaratustra, que se resume en la muerte de Dios, entendida como el símbolo máximo de ese mundo verdadero.
La Idea (Platónica)
Con este término, Nietzsche se refiere al gran error de toda la filosofía occidental: la invención de un mundo verdadero existente más allá del mundo aparente, al que desvaloriza radicalmente.
La Idea tiene su origen en Platón, y se mantiene en mayúscula para enfatizar su carácter platónico.
A pesar de este origen, la Idea persiste a lo largo de la historia de la filosofía, aunque con algunas modificaciones que se reflejan en los textos. Es crucial profundizar en este concepto y concretarlo según el fragmento específico que se esté analizando.
Virtud
En primer lugar, el concepto de virtud sufre una transformación radical con Sócrates.
En segundo lugar, el concepto de virtud es fundamental no solo en el platonismo, sino también en el cristianismo y en la filosofía de Kant, donde se convierte en una obligación para alcanzar ese mundo verdadero. Se debe hacer hincapié en la perspectiva más relevante según el fragmento.
En tercer lugar, la tarea del Superhombre será precisamente invertir este concepto de virtud a través de la transvaloración de todos los valores, situando al ser humano Más allá del bien y del mal.