Pilares del Pensamiento: Dios, Mente y Realidad en Tomás de Aquino, Descartes y Hume

Tomás de Aquino (Filosofía Medieval) – La Existencia de Dios

Para entender a Tomás de Aquino, debemos hablar primero de Anselmo de Canterbury y de Averroes. Anselmo nos presenta el argumento ontológico, que sostiene que la esencia de Dios, al ser la perfección, conlleva necesariamente su existencia. Por otro lado, Averroes plantea en su teoría de la doble verdad que la fe (religión, teología) y la razón (filosofía) son ámbitos independientes que no tienen relación. Según él, cuando fe y razón se contradicen, no hay conflicto real, pues se puede afirmar y negar algo a la vez desde perspectivas distintas.

Tomás de Aquino, sin embargo, argumenta que la existencia de Dios no puede demostrarse a priori, ya que la demostración es siempre a posteriori (después de la experiencia). Para alcanzar a Dios, es necesario partir de sus efectos en el mundo. Dios precede a las criaturas en el orden ontológico como la causa anterior al efecto, pero en el orden psicológico, se llega a Él a través de una meditación sobre el mundo.

Las Cinco Vías para Demostrar la Existencia de Dios

Tomás de Aquino presenta cinco vías para explicar la existencia de Dios. La fuerza probatoria de cada argumento reside siempre en la metafísica. Así pues, las vías son las siguientes:

  1. Vía del Movimiento

    En este mundo hay movimiento, y todo lo que se mueve es movido por otro. Nada se mueve sin ser movido por otro. Quien se mueve está en acto, pues mover no es más que pasar de la potencia al acto. En Aristóteles, hay dos tipos de movimiento: sustancial, que afecta a la sustancia y no se puede decidir no sufrirlo (como la vida), y accidental, que afecta a la cosa o no. Los hechos naturales se explicarán mediante la naturaleza y las acciones humanas mediante la razón. Sin embargo, esto es insuficiente porque apela a realidades mutables, y todo lo que es mutable debe ser reconducido a algo inmutable: Dios.

  2. Vía de la Causalidad Eficiente

    Todo efecto tiene una causa. Las cosas que ocurren son causadas por algo. No es posible que una cosa sea causa eficiente de sí misma, porque tendría que ser anterior a sí misma. Ahora bien, en la serie de causas eficientes no es posible llegar hasta el infinito. Si no existe una causa primera, no existirán ni causas intermedias ni últimas. Por eso, es necesario admitir una causa eficiente primera a la que todos llaman Dios.

  3. Vía de la Contingencia y Necesidad

    Todo lo que existe perece; existe, pero podría no existir. Todo es contingente, nada es para siempre. Si nada existiera, sería imposible que algo empezara a existir. No todos los seres son solo posibilidad, sino que es preciso que alguno sea necesario. Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro. Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de necesidad no esté en otro, sino que él sea causa de necesidad de los demás: Dios.

  4. Vía de los Grados de Perfección

    Esta vía nos habla de la jerarquía de valores que hay en las cosas. Todo lo que existe es imperfecto, pero todo tiene un grado de perfección. Absolutamente perfecto solo es Dios. Si en el mundo hay grados de perfección, es porque Dios existe y Él es la perfección absoluta.

  5. Vía de la Finalidad o Gobierno del Mundo

    Hay cosas que no tienen conocimiento y que, sin embargo, obran por un fin. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden a un fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia. Hay alguien inteligente por quien todo es dirigido; este es Dios. Todo tiende a un fin, y Dios existe porque es la finalidad última.

René Descartes (Filosofía Moderna) – Conocimiento y Realidad

Racionalismo Cartesiano

La razón es la capacidad de representar; la mente es inmaterial. La razón utiliza dos operaciones fundamentales: la intuición y la deducción. La intuición es la captación directa del objeto; cuando lo intuimos, es inmediato y se presenta tal y como es. La deducción es la suma de intuiciones, capta naturalezas compuestas y es también inmediata. El conocimiento es representación. La verdad se convierte en certeza. La verdad no reside tanto en el objeto como en el sujeto, en la representación misma. La verdad se convierte en certeza dado el carácter racional.

La razón necesita un método, y este método tiene cuatro reglas:

  1. Regla de la Evidencia

    Consiste en aceptar como verdadero solo aquello que se muestra de forma clara y distinta. Una idea es clara cuando se reconocen todos sus elementos. La distinción, sin embargo, se da cuando una idea no se parece a otra, no se confunde con su contorno.

  2. Regla del Análisis

    Cualquier problema que tengamos que estudiar no es más que un conjunto vertebrado de ideas complejas. Analizar consiste en descomponer lo complejo en sus elementos simples, elementos que podrán ser susceptibles de ser intuidos como ideas claras y distintas, es decir, evidentes.

  3. Regla de la Síntesis

    Una vez que hemos llegado a los elementos simples de un problema, hay que reconstruirlo en toda su complejidad, deduciendo todas las ideas y consecuencias que se derivan de aquellos principios primeros absolutamente ciertos.

  4. Regla de la Enumeración o Comprobación

    La comprobación intenta abarcar de un solo golpe y de manera intuitiva la globalidad del proceso que se está estudiando. Se parte de la intuición y a ella se vuelve.

Idealismo Cartesiano y Tipos de Ideas

Descartes plantea tres tipos de ideas:

  1. Adventicias: Provienen de los sentidos (ej. la idea de árbol).

  2. Facticias: Creadas por la imaginación (ej. la idea de sirena).

  3. Innatas: Aquellas que poseemos desde el nacimiento y que la razón descubre en sí misma (ej. la idea de Dios, de sustancia, de perfección). Ni las adventicias ni las facticias son verdaderas en sí mismas, ya que su origen externo o su construcción imaginativa las hace dudosas. Las únicas verdaderas son las innatas, ya que las tenemos dentro de nosotros y solo hay que despertarlas. El idealismo, en el sentido de primacía de la idea o la mente, se consolida con Descartes.

Realismo vs. Idealismo

El realismo plantea que el objeto es el protagonista del conocimiento, existiendo independientemente de la mente. La postura opuesta en este siglo es el idealismo, defendido por Descartes, que prioriza la mente y sus ideas en el proceso de conocimiento.

El Proyecto Cartesiano: La Búsqueda de la Certeza

Si el saber es un edificio, es preciso establecer unos cimientos sólidos. La filosofía necesita una verdad absoluta, un fundamento del saber, porque, de lo contrario, no está suficientemente fundamentada y se desmorona. Si de lo que se trata es de encontrar la verdad, buscaremos un método, y este método será la duda metódica. No se trata de negar, sino de suspender el juicio para ver si se encuentra algo indudable. Esta duda tiene tres niveles:

  1. La Falacia de los Sentidos

    La información sensorial debe ponerse en duda porque no es indubitable. Si dudo de que la información sea fiable, dudo de la realidad que me presentan. Se actúa como si todo lo que se capta por los sentidos no fuese verdad.

  2. El Argumento Onírico

    La realidad es dudosa; puede no haber realidad. Si cuando sueño siento que es real, ¿por qué la vigilia no puede ser un sueño? Este argumento no permite distinguir sueño y vigilia, lo que pone en cuestión la existencia de las cosas externas.

  3. La Hipótesis del Genio Maligno (Matemáticas)

    Los objetos matemáticos parecen superar el argumento onírico (un círculo soñado es igual que un círculo en la realidad, por lo que las matemáticas parecen verdades indubitables). Sin embargo, Descartes plantea la posibilidad de un genio maligno o demonio engañador que me haga creer que estoy pensando en un triángulo cuando en realidad no lo es, o que 2+3=5 cuando no es así. Este nivel de duda es el más radical.

A pesar de esta duda radical, Descartes encuentra una verdad innegable: «Yo soy en cuanto dudo». Detrás de la duda, hay un yo que duda. Este discurso no se ve afectado por las pasiones; aunque ame en sueños y en la realidad, está claro que amo, y de eso no cabe duda. Amar es una realidad absoluta para el sujeto que la experimenta.

El Descubrimiento de la Subjetividad: El Cogito

No puedo dudar mientras estoy dudando. Para dudar, es necesario que exista un «yo» que dude. El cogito («yo pienso») es la verdad absoluta. Pienso, por lo tanto, soy; y como soy, existo. Dudar es un modo de pensar. Se puede dudar de todo, excepto del hecho de que se duda. Existo porque dudo. Dudo de lo que sea, pero no puedo dudar de que estoy dudando.

René Descartes (Filosofía Moderna) – La Existencia de Dios y la Realidad

El Cogito y el Problema del Solipsismo

El proyecto cartesiano destaca la búsqueda de verdades absolutas (indubitables). Si las encontráramos, estas constituirían el fundamento del saber. La «duda como método» se emplea para ver si hay algo en lo que no quepa ni un mínimo de duda, que será la verdad absoluta. Esta duda tiene tres niveles:

  1. Falacia de los Sentidos: Se pone en duda que las cosas sean lo que parecen.

  2. Argumento Onírico: La realidad puede ser un sueño; si el sueño parece real, ¿por qué la vigilia no puede ser un sueño?

  3. Hipótesis del Genio Maligno: Aunque los objetos matemáticos parezcan indudables incluso en sueños, Descartes plantea que podría existir un genio maligno que me engañe y me haga creer algo que no es.

La conclusión cartesiana es que el yo, cuando piensa, es absolutamente verdadero. Cuando el yo duda, no puede dudar de que está dudando. Cuando dudo, soy/existo. El cogito no se ve afectado por la duda metodológica. Sin embargo, el cogito de Descartes plantea el problema del solipsismo: «Yo pienso» es absolutamente verdadero, pero solo para mí, no para los demás. El cogito supone el descubrimiento de la subjetividad. Dios es el único que puede aportar objetividad al pensamiento y resolver el problema del solipsismo, lo cual es una prueba de que existe.

Las Tres Sustancias Cartesianas

Tres sustancias componen lo real según Descartes:

  • Mente (res cogitans): La sustancia pensante, inmaterial.
  • Dios (res infinita): La sustancia infinita, perfecta y creadora.
  • Materia (res extensa): La sustancia material, cuya esencia es la extensión (longitud, anchura, profundidad).

La materia en Descartes se reduce a lo que es objetivamente captable a través de la razón: la extensión. Esto da lugar al mecanicismo, un nuevo modelo de realidad y la propuesta filosófica del mundo científico. El mundo es concebido como un mecanismo gigante compuesto por piezas. Dios crea el «reloj» del universo y lo pone en marcha, aunque la interpretación de su intervención posterior varía (Descartes creía en una creación continua, mientras que el deísmo posterior lo veía como un creador que se desentiende).

Laplace, en una época posterior, plantea que si el mundo es una máquina, todo estaba previsto; si conociésemos todas las piezas que operan, seríamos capaces de conocer el futuro. Esto plantea la consecuencia del mecanicismo: nada puede sorprendernos porque ya nos lo esperamos.

El Argumento Ontológico de Descartes para la Existencia de Dios

Descartes también presenta un argumento para la existencia de Dios basado en la idea de un ser perfecto. Si poseo la idea de un ser sumamente perfecto, y la existencia es una perfección, entonces ese ser perfecto debe existir. La idea de ser perfecto se me ha dado por Dios, porque yo no soy perfecto y no podría haberla creado por mí mismo. La perfección en Dios es innata, se capta mediante las ideas innatas, no mediante las facticias ni las adventicias. Si es innata, alguien la ha tenido que poner en mí, y ese es Dios.

El Ser Humano en la Corriente Racionalista

Descartes aborda el problema del ser humano en su obra De Homine y, más profundamente, en las Meditaciones Metafísicas. El ser humano es una dualidad de mente (cogito) y cuerpo (extensión). Descartes postuló la glándula pineal como el punto de interacción entre lo físico y lo mental, aunque la forma exacta en que lo mental causa lo corporal (o viceversa) fue un problema para él.

Otros racionalistas intentaron resolver el problema de la interacción mente-cuerpo:

  • Leibniz: Plantea la teoría de la armonía preestablecida, según la cual Dios estableció todo antes de que ocurriese, de modo que todo está preestablecido; cuando algo ocurre, Dios ya lo había previsto. Si la mente es un reloj y el cuerpo otro, para Leibniz marcan la misma hora porque Dios hizo que los dos funcionaran en perfecta sincronía desde la eternidad.

  • Malebranche: En su obra La búsqueda de la verdad, propone el ocasionalismo. Sostiene que no hay contacto directo entre mente y cuerpo, sino que Dios interviene en cada ocasión para coordinar sus acciones.

  • Spinoza: En su Opera Posthuma y en la Ética, propone la teoría del aspecto dual (o de los atributos). Para él, Dios es la Naturaleza (Deus sive Natura), y nosotros somos parte de Dios; nada está fuera de Dios. Spinoza es monista, considerando la materia como un atributo del espíritu o sustancia única.

David Hume (Filosofía Moderna) – Conocimiento y Realidad

1. Caracterización del Empirismo

En el empirismo, el conocimiento humano tiene límites, y el objetivo del empirismo es determinar cuáles son; es decir, el empirismo investiga los límites del conocimiento (de la razón humana). El lema del empirismo sería «la experiencia»: si no hay captación sensorial, no hay razón.

2. El Empirismo de Hume: Impresiones e Ideas

Hume niega la existencia de las ideas innatas en la razón, ya que nuestro entendimiento es como una página en blanco (tabula rasa) en la que nada hay escrito al nacer. Hume distinguirá dos tipos de percepciones en la mente:

  • Las impresiones: Son las percepciones más vívidas y directas (sensaciones, pasiones, emociones) que experimentamos en el momento.

  • Las ideas: Son copias o imágenes más débiles de las impresiones, que aparecen en la reflexión o el recuerdo. Para que haya conocimiento válido, toda idea debe derivar de una impresión previa. Las impresiones y las ideas pueden ser simples (indivisibles) o complejas (compuestas). Si una idea no proviene de una impresión, no es objeto de conocimiento válido y, por lo tanto, no es ni verdadera ni falsa.

Hume identifica tres mecanismos de asociación de ideas en la mente:

  1. Semejanza: Cuando una idea se parece a otra, la mente las asocia.

  2. Contigüidad: Cuando dos ideas aparecen unidas en el espacio y/o tiempo.

  3. Causalidad: Una idea se asocia a otra de la que ya se tiene experiencia, basándose en la conjunción constante observada en el pasado.

3. Modos de Conocimiento

Hume distingue dos modos de conocimiento cuando la conciencia trabaja:

  • Relaciones de Ideas: Pertenecen a las ciencias formales (matemáticas, lógica). Su verdad se conoce a priori, sin necesidad de recurrir a la experiencia. Son conocimientos totalmente exactos y absolutos, pero no nos dicen nada sobre el mundo real.

  • Cuestiones de Hecho: Pertenecen a las ciencias empíricas y tratan sobre la realidad. Su verdad o falsedad se descubre a posteriori, después de recurrir a la experiencia. El conocimiento es cuestión de probabilidad, ya que solo hay conocimiento absoluto en las matemáticas y la lógica. La exactitud proviene de las ciencias formales, pero estas no nos dicen nada sobre el mundo real. El conocimiento del mundo, captado mediante los sentidos en las ciencias empíricas, es solo probable, ya que se basa en la inferencia a partir de experiencias pasadas.

4. Crítica a la Metafísica

Hume critica los conceptos metafísicos tradicionales como el alma (Yo), el mundo (sustancia externa) y Dios. Si no tenemos una impresión de ninguna de estas «sustancias», no es fiable lo que se sabe de ellas. Esto no significa que Dios no exista, sino que no podemos conocerlo porque no tenemos una impresión de él. La sustancia, definida como aquello que no necesita de otra cosa para existir, no puede ser conocida, ya que de lo que no tenemos una impresión, no tenemos conocimiento.

El yo se reduce a un haz o colección de impresiones sucesivas. La identidad personal, tal como la entendemos como una sustancia permanente, no puede ser conocida, ya que no tenemos una impresión constante de un «yo» sustancial, sino solo de recuerdos y percepciones cambiantes.

5. Escepticismo y Agnosticismo de Hume

El escepticismo de Hume consiste en dudar de la validez y legitimidad del conocimiento humano, planteando argumentos que pretenden derribar cualquier pretensión de verdad absoluta sobre la realidad. Hume es agnóstico en cuanto a la existencia de una realidad objetiva más allá de nuestras impresiones. Considera insoluble el problema acerca de si existe o no una realidad objetiva. Afirma que nosotros no solo no sabemos cómo son las cosas en sí, sino que ni siquiera sabemos si existen.

Texto: Meditaciones Metafísicas – René Descartes (Filosofía Moderna)

Para Descartes, lo fundamental es buscar un conocimiento cierto y seguro, sin ningún tipo de duda. Por ello, su prioridad será buscar un método que nos ayude a razonar. Además, este método debe ser compatible con la forma de pensar de la razón humana, pues de lo contrario sería inútil. Por ello, lo primero que hace es analizar la forma de actuar de la propia razón.

En la razón, que es la misma para todos los hombres, se distinguen dos modos de conocimiento seguros: la intuición o luz natural, conocimiento de las ideas simples que surgen de la propia razón de forma clara y distinta, cuya verdad es evidente e indudable; y la deducción, que es el conocimiento de una sucesión de intuiciones de las ideas simples y de las conexiones que la razón descubre entre ellas para llegar a verdades complejas, juicios o leyes.

Por ello, el método deberá cumplir cuatro reglas que permitan desarrollar estos modos y que nos lleven a un conocimiento seguro:

  1. La primera regla es la evidencia, que consiste en aceptar como verdadero solo aquello que se muestra de forma clara y distinta.

  2. La segunda es el análisis, por el que se dividen las ideas complejas hasta llegar a las ideas simples y evidentes, para que puedan ser intuidas.

  3. La tercera es la síntesis, que busca, desde lo ya intuido, construir las verdades complejas.

  4. Y, por último, la cuarta es la enumeración o comprobación, por la que al final se deben revisar los pasos anteriores para estar seguros de su correcta aplicación.

Descartes aplicará este método para buscar una verdad indudable y llegar así a una metafísica cierta y segura. Para encontrar esta verdad evidente, aplicará la duda metódica: a través de un proceso de duda se buscará llegar hasta aquello que resulte evidente e indudable.

En la primera duda, dudará del conocimiento que proviene de los sentidos, pues estos pueden engañarnos. En la segunda duda, dudará de la existencia de la realidad extramental, ya que resulta imposible distinguir la vigilia del sueño. Y, por último, en la tercera duda, dudará del conocimiento que proviene de la razón, de las ideas racionales o de los razonamientos, pues se puede suponer la existencia de un genio maligno que nos lleva al error cuando creemos estar en lo cierto.

Sin embargo, afirma Descartes, no podemos dudar que dudamos; mientras pensamos, no podemos dudar que estamos pensando y, por lo tanto, que existimos. La primera intuición de una verdad indudable es «pienso, luego existo» (cogito ergo sum). Y si existo, lo hago como un yo pensante, un cogito, afirmando, así, la existencia de la sustancia pensante (la res cogitans) como primera verdad indudable.

Texto: Suma Teológica – Tomás de Aquino (Filosofía Medieval)

El Problema de la Razón y la Revelación

El tema o problema del texto: Para la salvación humana no basta la razón (la filosofía); hace falta también la revelación divina (la teología).

Ideas principales: El argumento que demuestra la necesidad de la teología para la salvación es que Dios, fin al que el hombre se dirige y que, por tanto, debe conocer, no puede ser comprendido solo por la razón; además, hace falta la revelación. Solo con la razón, la verdad de Dios sería conocida por muy pocos y con muchos errores. En cambio, la revelación proporciona un conocimiento siempre verdadero.

Además de la filosofía (ciencia de la razón), es necesaria una doctrina sagrada o teología (ciencia de la revelación).

Relaciones entre las ideas principales: Para justificar la tesis de la necesidad de la teología, además de la filosofía, para lograr la salvación, se exponen dos argumentos:

  1. El fin del hombre es conocer a Dios, pero el conocimiento de Dios excede la comprensión de nuestra razón.

  2. Si no pudiéramos conocer a Dios por revelación, solo unos pocos hombres lo conocerían y con muchos errores.

Explicación: El fin del hombre es Dios y, para alcanzarlo, dicho fin debe ser conocido. Ahora bien, nuestra razón no puede llegar al conocimiento pleno de un Dios que no se ofrece a nuestros sentidos; hemos, por tanto, de recurrir a la fe.

Las Cinco Vías de Tomás de Aquino (Reiteración del Texto Original)

Las llamadas «cinco vías» son demostraciones racionales de la existencia de Dios. Todas parten de efectos sensibles que la razón conoce y nos permiten deducir la existencia de Dios; por tanto, la razón nos puede llevar a conocer que Dios existe, pero nada nos aclara sobre cómo es Dios. Las cinco vías son las siguientes:

  1. Vía del Movimiento

    En este mundo hay movimiento, y todo lo que se mueve es movido por otro. Nada se mueve sin ser movido por otro. Quien se mueve está en acto, pues mover no es más que pasar de la potencia al acto. En Aristóteles hay dos tipos de movimiento: sustancial, que afecta a la sustancia y no se puede decidir no sufrirlo (vida), y accidental, que afecta a la cosa o no. Los hechos naturales se explicarán mediante la naturaleza y las acciones humanas mediante la razón. Esto es insuficiente porque apela a realidades mutables, y todo lo que es mutable debe ser reconducido a algo inmutable: Dios.

  2. Vía de la Causalidad Eficiente

    Todo efecto tiene una causa. Las cosas que ocurren son causadas por algo. No es posible que una cosa sea causa eficiente de sí misma, porque tendría que ser anterior a sí misma. Ahora bien, en la serie de causas eficientes no es posible llegar hasta el infinito. Si no existe una causa primera, no existirán ni causas intermedias ni últimas. Por eso, es necesario admitir una causa eficiente primera a la que todos llaman Dios.

  3. Vía de la Contingencia y Necesidad

    Todo lo que existe perece; existe, pero podría no existir. Todo es contingente, nada es para siempre. Si nada existiera, sería imposible que algo empezara a existir. No todos los seres son solo posibilidad, sino que es preciso que alguno sea necesario. Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro. Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de necesidad no esté en otro, sino que él sea causa de necesidad de los demás: Dios.

  4. Vía de los Grados de Perfección

    Esta vía nos habla de la jerarquía de valores que hay en las cosas. Todo lo que existe es imperfecto, pero todo tiene un grado de perfección. Absolutamente perfecto solo es Dios. Si en el mundo hay grados de perfección, es porque Dios existe y Él es la perfección absoluta.

  5. Vía de la Finalidad o Gobierno del Mundo

    Hay cosas que no tienen conocimiento y que, sin embargo, obran por un fin. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden a un fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia. Hay alguien inteligente por quien todo es dirigido; este es Dios. Todo tiende a un fin, y Dios existe porque es la finalidad última.

Texto: David Hume (Filosofía Moderna)

Las dos ideas principales que este texto presenta son que la idea no es más que una copia de algo que ya habíamos percibido previamente (una impresión) y que no se puede establecer una relación causa-efecto necesaria entre los fenómenos.

Hume es el autor más importante de la escuela del Empirismo. Para el Empirismo, todo nuestro conocimiento procede de la experiencia. Hume niega, pues, la existencia de las ideas innatas en la razón, ya que nuestro entendimiento es como una página en blanco (tabula rasa) en la que nada hay escrito al nacer.

Hume distinguirá dos tipos de percepciones en la mente:

  • Las impresiones: Son las percepciones más vívidas y directas (sensaciones, pasiones, emociones) que experimentamos en el momento.

  • Las ideas: Son copias o imágenes más débiles de las impresiones, que aparecen en la reflexión o el recuerdo. Para que haya conocimiento válido, toda idea debe derivar de una impresión previa.

Afirmará dos modos de conocimiento racional:

  • El conocimiento de relaciones de ideas (razonamiento a priori): Para conocer su verdad no es necesario recurrir a la experiencia, ya que es anterior a esta. Son las matemáticas y la lógica. Son conocimientos exactos y absolutos.

  • El conocimiento de cuestiones de hecho (razonamiento a posteriori): Trata sobre la realidad. Afirman algo nuevo sobre la realidad, proporcionando un conocimiento extensivo. Además, son a posteriori, ya que su verdad o falsedad se descubre después de recurrir a la experiencia. Todo nuestro conocimiento sobre la realidad, exceptuando matemáticas y lógica, es de este tipo.

Así, según Hume, todo conocimiento sobre la realidad proviene, por lo tanto, de un razonamiento a posteriori, y el criterio de verdad para saber si una idea es verdadera o falsa es recurrir a la impresión.

Hume criticará a continuación el principio de causalidad, según el cual una causa determinada produce siempre y necesariamente un efecto concreto (argumentando que no podemos percibir que algo vaya a ocurrir siempre y necesariamente).

Para Hume, la relación causa-efecto la afirmamos por la experiencia de haber percibido de forma habitual un acontecimiento detrás de otro; por ello, afirmamos que lo que ha sucedido en el pasado se repetirá en el futuro y que objetos semejantes tendrán efectos semejantes. Así, Hume afirma que el principio de causalidad es solo una suposición o creencia basada en el hábito y la costumbre de haber tenido impresiones en el pasado de dos acontecimientos distintos unidos consecutivamente. La verdad de toda ley de la naturaleza es, por tanto, solo probable.

Sin embargo, Hume acepta la utilidad de estas creencias para la vida, y por ello la ciencia misma resulta útil para la humanidad. Hume igualmente criticará las tres sustancias cartesianas (el Yo, la Realidad Exterior y Dios) y asegurará que es imposible conocer su existencia, defendiendo así el escepticismo. El yo, por tanto, es un hecho psicológico producido por la memoria y no algo sustancial.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *