La Concepción del Ser Humano a Través de la Historia de la Filosofía
El Mundo Homérico y la Virtud (Areté)
Es en este segundo sentido en el que nos interesa hacernos una idea de cómo se concebía al ser humano en el mundo homérico y la importancia de hacer los máximos logros en esta vida, ya que lo que queda de nosotros es solo un reflejo, una sombra.
Los antiguos griegos entendían la virtud (*areté*) no solo como una capacidad, característica de alguien que destaca notablemente en alguna actividad, arte o poseedor de algún talento innato para algún fin.
Pero también se decía virtuoso de un caballo de carreras que ganaba las competiciones o de un escudo que aguantaba sin mellarse los golpes del enemigo.
Para **Homero**, no; solo los nobles aristócratas dispondrán de las condiciones propicias para el desarrollo de esa *areté* que pueda dar paso a la alabanza pública, al reconocimiento de su grandeza.
Platón: El Alma Espiritual y la Polis Ideal
Como una sustancia o entidad espiritual, el alma, de origen sobrenatural e inmortal, que estaba en comunicación intelectual con la divinidad, mientras que el cuerpo era simple materia corruptible.
Cuando un alma es expulsada del mundo divino por cometer alguna acción que molestase a los dioses, cae al mundo material y queda encerrada en un cuerpo, del que no se liberará hasta que este muera.
Influido por los pitagóricos, **Platón** recogerá la idea de que el alma es de naturaleza espiritual, hallándose temporalmente unida al cuerpo.
Para **Platón**, una *polis* (ciudad) bien organizada viene dada por el gobierno de los más razonables, los más sabios y prudentes, los filósofos (parte racional), pues saben qué es el bien y la verdad y emitirían leyes adecuadas para gobernar sobre los guardianes (parte irascible), que habrán de ser valientes en su defensa de la ciudad, y los productores (parte vegetativa), que deberán ser moderados en sus bajas pasiones.
**Platón** defiende, pues, una forma de gobierno aristocrático, mostrando a las claras su falta de fe en una democracia que había condenado a **Sócrates**.
Aristóteles: El Alma como Forma del Cuerpo
Al interpretar **Aristóteles** “el alma como aquella organización de la materia que hace posible que un cuerpo tenga vida”, desechará la teoría de que el alma de una persona pueda existir antes que el cuerpo, o que pueda pasar de un cuerpo a otro.
Tipos de Alma según Aristóteles
- **Alma vegetativa**: propia de las plantas, permite las funciones básicas de nutrición, crecimiento y reproducción.
- **Alma sensitiva**: incluye las funciones del alma vegetativa y además tiene la capacidad de recibir sensaciones, de tener movimiento autónomo y de ser afectada por el mundo exterior. Propia de los animales.
- **Alma racional**: incluye las funciones de las almas vegetativa y sensitiva, y además posee la capacidad de pensar y entender. Propia del ser humano.
Los Atomistas: El Alma de Átomos Esféricos
Como pensaban que los átomos eran los responsables de la vida, y asociaban la vida con el calor (pues los cuerpos al fallecer se enfrían), llegaron a la conclusión de que los átomos del alma deberían ser esféricos, como los del fuego, pero aún más sutiles y ligeros.
La Visión Cristiana del Ser Humano
Por el contrario, el **cristianismo** creía en un **Dios** espiritual, todopoderoso y dotado de perfección, que había creado al hombre a su imagen y semejanza, dotándolo de un alma inmortal.
Este **Dios**, que había sido anunciado por los profetas, se encarnará en la figura de **Jesucristo** y vivirá (y morirá) humanamente para traer un mensaje de salvación.
No obstante, a causa del pecado original de **Adán** y **Eva** por desobedecer la voluntad de **Dios**, todo ser humano nace con una mancha que deberá limpiar a través del bautismo, mediante el cual manifiesta su voluntad de ingresar en la comunidad de vida cristiana.
De este modo, se compromete a hacer buen uso de la libertad que le ha sido otorgada por **Dios**, siguiendo los mandamientos y llevando a cabo una vida inspirada por el amor al prójimo.
La Filosofía en la Edad Media
Durante la **Edad Media**, grandes teólogos como **San Agustín de Hipona** (354-430 d.C.) o **Santo Tomás de Aquino** (1225-1274) destacaron en la elaboración de una filosofía cristiana.
Su objetivo era hacer más comprensibles cuestiones controvertidas como, por ejemplo, de qué manera había que entender la relación entre fe y razón, o cómo hacer compatibles la libertad humana y el hecho de que **Dios** lo sepa todo.
La respuesta de ambos era: **Dios** es “causa sui”, es decir, **Dios** es causa de sí mismo y ha creado el mundo ex nihilo (de la nada).
El siguiente escalón lo ocupa el hombre (compuesto de alma/cuerpo) y sigue subiendo hasta las formas puras inmateriales (los ángeles) hasta llegar a Él mismo.
**Agustín** tendrá que hacer frente al ataque de los maniqueístas que le reprochaban el hecho de que, si **Dios** ha creado el mundo y es un ser perfecto que nos ha hecho a su imagen y semejanza, ¿por qué existe el mal en el mundo y en el hombre?
El Renacimiento y el Humanismo
Entre los siglos XIV y XVI tiene lugar un movimiento artístico y cultural denominado **Renacimiento** que se origina en **Italia** y desde allí se expande al resto de **Europa**.
Tanto a nivel estético como filosófico se vive un gran interés por recuperar las fuentes clásicas, dada la admiración que despertarán de nuevo en esta época.
El movimiento intelectual más destacado que surge durante el **Renacimiento** es el **Humanismo**, donde se pasa de una cultura medieval de corte teocéntrico (todo gira en torno a **Dios** y la relación del hombre con Él), a una cultura antropocéntrica (el punto de partida de toda reflexión es el hombre mismo).
El **ser humano** se muestra ahora más optimista respecto a la posibilidad de disfrutar de la vida terrena: es en esta época cuando se rescata la expresión latina “carpe diem”, que significa: “disfruta el momento”.
Esta visión se contrapone a la vida de sacrificios, resignación y sufrimiento del **Medievo** al seguir los preceptos bíblicos como condición necesaria para alcanzar la vida eterna.
**Giovanni Pico della Mirandola** (1463-1494) afirmaba que todo ser humano está dotado de una dignidad esencial, porque ha sido creado por **Dios** como un ser libre por naturaleza, lo cual le permite elegir el tipo de vida que más le satisfaga, a diferencia de los animales que permanecen sujetos a los mandatos del instinto.
Si el pensamiento cristiano medieval concibió la vida como un simple trámite hacia la salvación o la condena eterna, los pensadores renacentistas reivindicaron el valor intrínseco de la existencia y, dentro de esta, la capacidad creativa del ser humano, es decir, sus dotes artísticas e intelectuales.
De este modo, se defendió el valor de la **conciencia subjetiva**, esto es, la condición de todo sujeto para emplear su capacidad crítica en el análisis de la tradición y los valores sociales.
La Revolución Científica y el Mecanicismo
El universo aristotélico estaba formado por los cuatro elementos: aire y fuego, elementos ligeros con movimiento ascendente y recto (↑↑↑); tierra y agua, elementos pesados con movimiento descendente y recto (↓↓↓).
El llamado quinto elemento (el éter) es de lo que estaban hechos el resto de cuerpos celestes, y además su movimiento era perfecto y eterno (movimiento circular).
Con la llegada de la **ciencia** del **Renacimiento** y, sobre todo, con el descubrimiento de **Nicolás Copérnico** de que es el **Sol** el que está en el centro del universo (**heliocentrismo**), la concepción aristotélica poco a poco se irá desmoronando, y con ella la idea de que el ser humano está en el centro de la creación.
**Galileo Galilei** también es quien perfecciona el telescopio (creado por **Hans Lippershey** en 1608) y descubre que la **Luna** no está hecha de éter, sino que su composición es similar a nuestro planeta.
**Newton** partió de las contribuciones anteriores y consolidó la concepción **mecanicista** del mundo y el uso de las matemáticas para describir la realidad física.
En definitivas cuentas: se pasa de un mundo geocéntrico y cualitativo (visión aristotélica/cristiana) a un mundo heliocéntrico y cuantitativo (visión renacentista).
Muy al contrario, son personas tremendamente religiosas y pensaban que descubriendo las leyes de la física se acercaban cada vez más a la obra de **Dios**.
Gracias al gran desarrollo de las **ciencias** en el **Renacimiento**, se dio lugar a una concepción **mecanicista** del cosmos, ya que pasó a verse el universo como una gran máquina.
Este principio se aplicó también al ser humano, pues, en lo que se refiere al cuerpo, se consideró que funcionaba según esas mismas leyes físicas que se aplicaban a toda la materia.
De todos modos, numerosos filósofos de este período afirmarán que, al estar el cuerpo en contacto con el alma y ser esta de naturaleza no material, sino espiritual, el ser humano era un ser dotado de entendimiento y libertad.
El alma, principio activo e inmaterial, convivía y hacía funcionar un cuerpo que actuaba, por otro lado, de manera totalmente mecánica y era únicamente de origen material.
Su respuesta fue tan incompleta como insatisfactoria: en la base de nuestro cerebro se encuentra una glándula, llamada **glándula pineal**, y en ella es donde se produce la unión y la conexión entre ambas partes.
La Ilustración: Razón y Progreso
Este contratiempo no evitó que los avances **científicos** y técnicos que se fueron produciendo en la **Modernidad** fueran aumentando progresivamente la confianza en la capacidad de la **razón** para poder explicar la realidad a todos los niveles.
La invención del microscopio y el telescopio había ampliado enormemente nuestra mirada sobre el mundo, **William Harvey** descubría la circulación de la sangre, las leyes de **Newton** lograban dar cuenta de los movimientos tanto a nivel terrestre como celeste, y **Lavoisier** sentaba las bases de la química moderna en la segunda mitad del siglo **XVIII**.
Los **Ilustrados** afirmarán que todo el saber heredado de la tradición debe ser sometido a la crítica de la **razón**, que pasa a constituirse ahora en el tribunal que establecerá qué creencias y valores se mantendrán, y cuáles deben ser desechados o eliminados.
Su lema será Sapere aude, es decir, piensa por ti mismo, utiliza tu razón para llegar a tus propias conclusiones.
Esta confianza en las posibilidades del ser humano para alcanzar cada vez un mayor conocimiento de la naturaleza, junto al desarrollo creciente de la técnica, alimentó la idea de que la humanidad se había situado definitivamente en la vía de un **progreso** que prometía ser ilimitado.
Se esperaba que la **ciencia** y sus aplicaciones en la sociedad dieran lugar a un mundo mejor para todos, si bien para que fuera realmente mejor para todos y no solo para una minoría selecta, habría que promover cambios en la estructura social y reclamar la **igualdad de derechos**.
De este modo, las reivindicaciones políticas formarán parte de la lucha por la **emancipación humana**, al ponerse en cuestión la legitimidad del **Antiguo Régimen** y el orden sociopolítico que se había mantenido vigente hasta entonces.
No hay que olvidar que el monarca tenía origen divino y los nobles lo eran por derechos de cuna (los de sangre azul) y no por ningún tipo de mérito destacable.
Desafíos Modernos a la Idea del Ser Humano
La **Teoría de la Evolución** nos enseñó que nuestra especie procede de los primates, así como que las mutaciones y la selección natural han sido el motor del proceso histórico que explica las transformaciones que se han ido produciendo en las distintas especies durante miles de años.
Contemporáneo de **Darwin**, el filósofo y economista **Karl Marx** asestó otro ataque al orgullo humano en la medida que insistió en que, si bien a menudo nos creemos que es nuestra manera de pensar la que determina nuestra manera de vivir, en realidad ocurre exactamente al revés.
Como señala en su libro La ideología alemana, nuestros deseos, creencias, inquietudes, etc., vendrían fuertemente condicionados por lo que hacemos, lo cual, en última instancia, sería consecuencia del lugar que ocupamos dentro del marco socioeconómico en el que nos encontramos.
Según el fundador del **psicoanálisis**, ha sido un error histórico identificar la mente con la **conciencia**, pues en realidad esta solo recoge una pequeña parte del contenido de nuestra mente, ya que la mayor parte de la misma tendría un carácter **inconsciente**, el cual nos resulta inaccesible.
De este modo, si hasta entonces era común pensar que uno mismo es quien mejor sabe lo que piensa o siente, el psicoanálisis trata de hacernos ver que buena parte de nuestros impulsos, motivaciones e incluso creencias se hallan en nuestro **inconsciente**, por lo que ni siquiera somos conocedores de lo que hay en nuestra propia mente ni somos del todo dueños de nosotros mismos.