Explorando la Alegoría de la Caverna de Platón: Realidad, Conocimiento y Educación

1. Descripción de la caverna y de sus moradores

Platón, habiendo expuesto en el libro VI los cuatro niveles de realidad (imágenes, seres físicos, entidades matemáticas, Ideas) que se corresponden con los cuatro niveles de conocimiento (conjetura, creencia, conocimiento matemático e inteligencia), presenta la Alegoría de la Caverna para ilustrar el ascenso desde el nivel más bajo de conocimiento/realidad hasta el más alto.

Con esta alegoría expresa:

  • Metafísicamente, la jerarquía de lo real (desde el evanescente mundo material hasta la realidad suprema del Bien).
  • Epistemológicamente, el tránsito de la ignorancia al saber.
  • Pedagógicamente, el proceso educativo mismo.
  • Políticamente, quién debe gobernar, por qué debe hacerlo y cómo.
  • Antropológica y éticamente, el acceso a la plenitud humana.

Por esta riqueza de temas, podemos afirmar que se trata de un excelente compendio de la filosofía platónica.

La caverna representa el mundo sensible y los prisioneros simbolizan el alma encadenada en él.

Lo que nos ata es la sensibilidad. Las sombras del fondo de la caverna representan el nivel más ínfimo de realidad (imágenes) y, por tanto, de conocimiento (conjetura).

Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan hombres que llevan toda clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales…

1.1. Descripción de lo que sucede en la caverna

La referencia a objetos artificiales, prácticos y decorativos, por parte de quienes pasan del otro lado del tabique, parece una alusión a los artistas plásticos, que nos alejan más de la realidad al generar copias de copias.

El tabique permite el engaño al ocultar, como los titiriteros, las figuras humanas que manipulan los objetos; además de ser un artilugio para embaucar, sirve para diferenciar a estos manipuladores expertos de los prisioneros y de los que han salido de la caverna.

El fuego hace posible que haya luz y, por tanto, sombras, pues hasta allí no llegan los rayos del sol.

El reconocimiento de las sombras proyectadas a lo largo del tabique es el nivel de conjetura; el conocimiento directo de estos objetos iluminados por el fuego es el de la creencia. Por tanto, representa el saber acerca de las realidades naturales (es decir, lo que hoy llamaríamos ciencias experimentales y que para Platón forman parte de la opinión o doxa). El fuego simboliza el sol del mundo sensible.

—Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.

1.2. Descripción de la situación de los prisioneros

La situación es de alienación casi total: el conocimiento de los prisioneros se reduce al conjunto de las sombras y ecos que se proyectan de otros. Se supone que toman invariablemente por real lo más insustancial pero, lo peor es que, a pesar de que no pueden mover ni siquiera la cabeza, no tienen conciencia de estar encadenados.

Para Platón, es una imagen fiel de la condición humana, pues no solo vivimos secuestrados por la corporalidad y la tiranía del deseo y la ignorancia que nos impone, sino que, además, no somos conscientes de que nos esclaviza e incluso la añoramos si alguien nos empuja hacia la lucidez.

—Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia…

2. La ascensión del prisionero

2.1. Paso de la conjetura a la creencia

Aquí se inicia el proceso de ascenso, es decir, el comienzo del conocimiento y de la educación.

Desde el primer momento se hace patente que es indispensable un elemento externo de coacción para que el hombre pueda llegar a cumplir su auténtica naturaleza.

Se describe el paso de un nivel de conocimiento (y, por tanto, de realidad) a otro superior: de la conjetura a la creencia. En este nivel, se pasa de captar imágenes a captar objetos. Es interesante subrayar que los prisioneros ya poseen la facultad de la vista y el órgano para ejercerla; únicamente les falta aprender a dirigirla adecuadamente hacia el ser verdadero. Una vez más, Platón muestra la relación de dependencia de la epistemología respecto a la metafísica.

—Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir?

2.2. Contemplación de la causa del conocimiento sensible

Se plantea una situación aparentemente paradójica: lo que es en sí más claro y luminoso se ve peor. Por eso el prisionero piensa que las sombras que veía antes con claridad y sin dolor son más reales. A medida que se va ascendiendo, esto se agudiza: lo más real es lo que se percibe con mayor dolor y dificultad.

De ahí que el prisionero constantemente quiera volver atrás, en una suerte de síndrome de Estocolmo.

En este momento, se le obliga a mirar directamente a la luz del fuego, que es la causa de toda visibilidad en la caverna. El resultado es dolor e intento por volver a las confortables sombras de antes.

—Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar a la luz del sol…

2.3. Salida de la caverna

El camino de salida es dificultoso y ascendente.

Con ello simboliza Platón el proceso gradual del conocimiento.

En este caso, se trata del costoso y difícil tránsito de la opinión (doxa) al conocimiento (episteme).

También es un símil de la educación, que nunca es algo fácil. El exterior de la caverna representa el mundo inteligible. Es necesario respetar en el ascenso un orden de menos a más. Ello simboliza la dialéctica ascendente.

—Necesitaría acostumbrarse para poder mirar las cosas de arriba. En primer lugar, miraría con mayor facilidad las sombras…

2.4. Proceso de adaptación al exterior de la caverna

La necesidad de acostumbrarse a la luz alude al conocimiento matemático, que prepara para la inteligencia pura de las Ideas.

El orden de ascenso en el exterior de la caverna sería el siguiente:

  • Sombras de los seres naturales.
  • Reflejos en el agua de los seres naturales.
  • El cielo de noche y, finalmente, el cielo de día.
  • El Sol.

Al contemplar el Sol, comprendería que este es la causa de todo lo que existe en el mundo sensible. Es decir, el conocimiento supremo consiste en la comprensión de que el Bien es el fundamento de todo lo real.

—Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus antiguos compañeros de cautiverio…

2.5. Reconocimiento feliz de haber accedido a una vida mejor

El prisionero liberado también llegaría a la conclusión de que ha accedido a una vida más dichosa y sentiría compasión por sus excompañeros de la caverna. Juzgaría como triviales y sin valor los tributos (‘honores’) de la caverna.

Los ‘campeones de sombras’ son los sofistas.

Ninguna persona que ha accedido al conocimiento envidiaría sus triunfos.

Una de las intenciones de esta alegoría es explicar cómo los más ignorantes pasan por sabios y los más sabios son objeto de burla e incluso se les condena a muerte.

La referencia a Aquiles de Homero alude a un pasaje de la Odisea en la que Ulises desciende al Hades para interrogar al adivino Tiresias, quien se supone le ayudará en su objetivo de volver a Ítaca.

—Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?

3. Regreso a la caverna y sus consecuencias

Este apartado simboliza la parte descendente de la dialéctica. El liberado que retorna queda deslumbrado por el paso de la luz a la oscuridad. Los prisioneros se burlan de él porque se mueve torpemente, no están dispuestos a reconocer su ignorancia y rechazan su postura crítica. Si este intentara liberarlos de sus cadenas y procurar que salieran al exterior, intentarían matarlo.

El hecho de que la tentativa de liberación acabe en muerte es una referencia clara a la condena de Sócrates, causada por querer conducir a sus conciudadanos fuera de la caverna. El sabio se muestra torpe en las cosas cotidianas, pues está acostumbrado a la realidad puramente inteligible. No obstante, debe cumplir su misión educadora con los ciudadanos. Este es su destino: elevarse hasta la contemplación de la verdad, pero volviendo para enseñar esa verdad a los que están encadenados. Más adelante en este libro (La República), Platón expondrá otras razones para ello:

  • Prioridad de la felicidad del Estado respecto a la felicidad individual.
  • Se trata de una manera de devolver lo que ha sido concedido socialmente: la posibilidad de formarse en la inteligencia hasta el nivel superior.
  • Ellos mismos no se negarían a asumir la tarea de gobierno, pues son justos y se les ordenan cosas justas.

—Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión…

4. Interpretación de la alegoría

Por último, Platón desvela las claves interpretativas de la alegoría: su relación con los grados de realidad y los grados de conocimiento, así como sus implicaciones éticas y políticas. Platón recapitula lo que ya expuso en el libro VI: la Idea del Bien está en la cima de todo lo que hay, pues es la causa de toda excelencia; en el mundo sensible ha generado la luz y al sol, mientras que en el inteligible es responsable directa de la verdad y de la inteligencia, y es preciso conocer la Idea del Bien para obrar con sabiduría.

Podemos hablar, pues, de una triple función de la Idea del Bien:

  • Ontológica: Es la realidad suprema, causa última de todas las Ideas y, por tanto, indirectamente, del mundo sensible.
  • Epistemológica: Es la causa de la inteligibilidad de las Ideas y, por tanto, del conocimiento verdadero.
  • Ética y Política: Solo quien logra su conocimiento puede ser buena persona y buen gobernante.

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