Santo Tomás esencia y existencia

aristóteles:Es irracional separar las esencias de las cosas particulares y sensibles, pues no habría modo de decir que la esencia de una cosa es de esa cosa, es decir, no habrá modo de expresar qué es una cosa cualquiera. Así “Sócrates es hombre” supondría que “hombre”, la esencia de Sócrates, fuera distinta del individuo Sócrates y, de este modo, Sócrates no sería hombre, o sería algo distinto de él mismo (lo que es absurdo). Decir que Sócrates es hombre porque participa o imita a la idea de hombre no es sino un modo poético y metafórico de hablar, pero no riguroso. (Las sustancias artificiales son las que tienen el principio de lo que son y de su movimiento en otro.). Tºmov: Al pasar de la potencia al acto las sustancias naturales realizan las potencialidades que las definen y forman parte de su esencia, la cual es el fin o télos al que ellas tienden. La esencia o forma es lo que actualiza las potencialidades de la sustancia natural, la causa (final) de su movimiento. Tds los procesos de cb son por la tº de las 4 causas:eficiente,material,formal,final. 


Occam: final de la escolástica, destrucción de la escolástica (desde el punto de vista cristiano). No se puede demostrar la existencia de Dios ni tener ciencia acerca de lo que él es. A cerca de la revelación solo se puede tener fe, no se puede justificar racionalmente.Debido a que todo cristiano debe asumir que lo ente es contingente (no necesario)
Y creado por un Dios todopoderoso y absolutamente libre, no puede haber límites a esa libertad absoluta. De ello (de la absoluta libertad de Dios que Occam ha de aceptar como cristiano) se sigue: 1. Dios no creó esencias, ni por tanto un orden jerárquico y necesario de esencias, sino que creó libremente individuos, pues Dios en su absoluta libertad no puede someterse a ningún orden anterior a él. 2. No hay un orden jerárquico y necesario de esencias, sólo existen individuos sin relaciones jerárquicas y causales necesarias entre sí. 3. Entonces, nuestros conceptos no se refieren a esencias que estén en las cosas, sino a individuos y a su parecido entre sí. Sólo conozco individuos, y éstos a través de la percepción. 4. Dios no es un ente del que tenga percepción; de él no puedo decir racionalmente ni qué es ni si existe. 5.- No puedo probarlo por medio de la causalidad como Santo Tomás (no hay relaciones causales y de jerarquía necesarias entre los seres), ni por medio de su concepto, como San Anselmo (pues no tengo concepto alguno de la esencia divina). No es posible la teología racional. Sólo se puede tener fe.

Para Nietzsche (segunda mitad del s. XIX) lo ente es profundamente también voluntad de vivir o voluntad de poder, pero no extrae las consecuencias negativas de Schopenhauer, para quien vivir es sufrimiento, pues esa voluntad de vivir que desea insaciablemente y de manera destructiva (poniendo en lucha permanente a todos los seres vivos unos con otros) nunca se halla satisfecha. Nietzsche, a diferencia de Schopenhauer, no tratará de liberarse ascéticamente de la voluntad de vivir, como fuente de sufrimiento, sino que tratará de afirmarla, de aumentarla, querer vivir más, también esta es una filosofía del sujeto, esta vez, como voluntad de vivir. Nietzsche rompe con la metafísica, al designar el mundo aparente, del devenir, de lo que percibimos, como el único real; y el mundo de la metafísica, de Dios, del alma, de las ideas, como el mundo aparente. Sostiene que el mundo que la metafísica llamaba mundo verdadero, con el nombre de Dios, ya no se tiene en su tiempo, en la época contemporánea, por verdadero, sino como falso: se ha desvelado nada. El diagnóstico de la historia occidental es el del Nihilismo, todo eso (Dios, alma, idea, etc.) que no era nada, puesto que no lo puedo tocar ni ver ni sentir, ni por tanto desear, es lo que se denominó en la historia metafísica de Occidente como verdadero, pero que ahora se desvela gracias a la mentalidad científico-técnica como lo que en verdad siempre fue, como una gran nada. “Dios ha muerto”, significa que nos hemos quedado con una gran nada (Nihilismo). “Dios ha muerto” es el rótulo que podría resumir nuestra situación histórica: “Falta la meta, el sentido, la respuesta a la pregunta por qué”. Todo ello lo proporcionaba Dios como principio ordenador y rector de nuestra vida. A lo largo de la historia de Occidente el mundo de lo sensible del devenir, el único real, fue llamado aparente y el mundo ideal verdadero, por resentimiento al devenir y a su fue, a la vida. El mundo ideal juzga el devenir, sostiene que no debíó ser. A partir de entonces la voluntad queda apresada por el deber ser, no desea vivir en el momento presente, no desea su futuro, no desea vivir más. Pero que Dios haya muerto, junto con sus valores morales y metafísicos contrarios a la vida y que la condenaban, es una oportunidad histórica, para afirmar la única realidad, la vida, y superar el Nihilismo mismo. La vida es la auténtica realidad, es voluntad de poder, deseo de vivir más, de aumentar la propia potencia. La muerte de Dios permite crear nuevos valores, nuevas interpretaciones de la realidad, que no condenen la vida, como aparente, como irreal, como mala, o insuficiente, sino que la afirmen, que la favorezcan, que aumenten nuestra potencia o deseo de vivir, nuestra voluntad de poder. La superación del Nihilismo consiste en la creación de nuevos valores afirmadores de la vida, que aumenten la voluntad de poder, se le denomina transmutación de todos los valores, y se corresponderá con la época histórica del superhombre, del hombre creador de nuevas interpretaciones y valoraciones para vivir más, con más intensidad, del hombre dice sí a.

sartre: Por último, es de señalar el existencialismo ateo de Jean-Paúl Sartre en los años 30´, 40´, 50´y 60´ del s. XX. Sartre defiende en su existencialismo ateo la incompatibilidad entre Dios y la libertad. “Si Dios existe nada está permitido”. Seríamos una esencia creada por Dios, igual que un artesano produce una mesa en función de un concepto previo, de una esencia por él pensada. De este modo nosotros no seríamos libres, sino que nuestros actos estarían predeterminados por nuestra determinación o esencia. “Si Dios no existe, en cambio, todo está permitido”. No seríamos una esencia (una determinación producida por Dios), sino un existente, sin determinación previa, una pura posibilidad, libertad. El sujeto no tiene esencia, sólo existencia: no está hecho, por así decir, tiene que hacerse a lo largo de su existencia, y en cuanto pura libertad está condenado a decidir lo que va a ser. Decide su esencia con sus actos, en su modo de vivir, de existir. De ahí que Sartre sostenga que la existencia precede a la esencia, y no al revés, como se había pensado metafísicamente. Para la metafísica tener esencia o determinación debía ser anterior a existir, pues si algo tiene determinación, no es contradictorio en sus términos, puede llegar a tener existencia. A esta posición tradicional de la metafísica en que la esencia antecede a la existencia se le denomina “esencialismo”). Para Sartre, al ser nosotros una existencia y no una esencia, no estamos determinados a nada, excepto a una cosa, a tener que decidir lo que seremos: estamos condenados a ser libres. Y negar con excusas, con pretextos, el hecho de que siempre somos nosotros los que decidimos, negar nuestra libertad, y con ello nuestra responsabilidad, es engaño, es “mala fe”. Por ejemplo, en el caso de aquel que dice: “No decidí yo, fue la educación que recibí”, o “no decidí yo, fueron las circunstancias”, etc.

Marx:Para Marx no hay entidades ideales, independientes del mundo material. Marx funda el materialismo histórico, para el que sólo hay:●El hombre como ser de necesidades.●La naturaleza.●Y las relaciones cambiantes (históricas) del hombre con la naturaleza para obtener de ella lo que necesita, a través del trabajo. Esas relaciones cambiantes vienen definidas por el modo de producción. El materialismo histórico sostiene que la auténtica realidad es el modo de producción, que es: El conjunto de relaciones sociales de producción e intercambio que permiten producir lo necesario para vivir. Cada modo de producción supone: a) Una división social del trabajo: una división en clases cada una de las cuales tiene una función en la producción (por ejemplo, organizar o ejecutar, etc.) b) Un sistema de propiedad: que define la relación (de dominio) entre las clases. La instituciones políticas, jurídicas, religiosas, son una superestructura que se levanta sobre las relaciones de producción y que es condicionada fuertemente por ellas. Esta superestructura (el conjunto de instituciones políticas, jurídicas, religiosas, etc.), están al servicio del mantenimiento del orden existente con su división de clase y su explotación. Ese mantenimiento del orden que ellas aseguran no sólo se logra por la fuerza, sino a través de los discursos que acompañan y generan esas instituciones. Tales discursos (políticos, jurídicos, religiosos, filosófícos o metafísicos) constituyen ideologías, una conciencia falsa de la realidad, por medio de la cual se trata de justificar el orden social existente en que una clase domina sobre otra, a fin de mantener dicho orden.

anselmo y Santo Tomás: La filosofía cristiana diferencia entre seres contingentes y necesarios. El cristianismo considera los seres existentes como creados, y eso quiere decir que son seres llamados contingentes, esto es, no necesarios, son pero pueden no ser, luego alguna vez no fueron, y deben haber recibido de otro su existencia, es decir, su esencia no contiene su existencia. Por otra parte hay un ser necesario (que es y que no puede no ser), porque es máximamente perfecto. Su esencia (noción o definición) incluye su existencia como una de sus carácterísticas esenciales, pues la existencia es una perfección. Ese ente es Dios, y no necesita ser explicado en su existencia, pero es causa de la existencia del resto de los seres. Como decíamos la metafísica tradicional incorporaba la necesidad de Dios a fin de poder responder a la pregunta por la existencia de los entes existentes. Precisaba de este modo una teología racional acerca de la esencia de Dios, esto es, de sus atributos o propiedades como divinidad, y de su existencia, por tanto, pruebas de la existencia de Dios. Pruebas de la existencia de Dios: San Anselmo (Siglo XI d. C.), el argumento ontológico: Es un argumento también llamado “propter quid”, que parte del concepto de Dios. Y es como sigue: Dios es lo mayor (lo más perfecto) que puede pensarse. Existir es una perfección. Luego Dios existe, No puede pensarse que no exista, ya que la existencia es una perfección, incluida en la propia definición o esencia de Dios. La vías de Santo Tomás (Siglo XIII d. C.): Santo Tomás criticará esta el argumento ontológico, pues se refiere a la existencia pensada, no a la existencia real. Así que elaborará otras demostraciones de Dios, llamadas “vías quia”, y que no parten del concepto (como las propter quid), sino que parten de los hechos, de los efectos conocidos por experiencia y que van a la causa de éstos. Las vías quia son cinco. Y todas ellas tienen la misma estructura: parten de hechos y se remontan a la causa primera de esos hechos (Dios). Exponemos la tercera, relativa a la existencia: -Es un hecho que hay seres existentes (contingentes o no necesarios), los cuales no tienen la causa de su existencia en sí mismos, sino que la han recibido de otro. -No puede haber una serie infinita de causas. -Luego debe haber un ser, que no precise de otro para existir, un ser necesario, que es y no pueda no ser (Dios) y que sea la causa de la existencia del resto de los seres.

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