Razón y pasión Hume

Teoría del conocimiento

Como empirista, Hume consideró una obligación el ordenar todos los conceptos y pensamientos confusos que habían inventado todos aquellos hombres.

Empieza por constatar que el hombre tiene dos tipos diferentes de percepciones, que son impresiones e ideas.

Con «impresiones» quiere decir la inmediata percepción de la realidad externa.

Con «ideas» quiere decir el recuerdo de una impresión de este tipo.–Si te quemas en una estufa caliente, recibes una “impresión» inmediata. Más adelante puedes pensar en aquella vez que te quemaste. Es a esto a lo que Hume llama «idea».

La diferencia es que la «impresión» es más fuerte y más viva que el recuerdo de la reflexión sobre el recuerdo. Podrías decir que la sensación es el original, y que la «idea» o el recuerdo de la sensación sólo es una pálida copia. Porque la «impresión» es la causa directa de la «idea» que se esconde en la conciencia.

Hume subraya que tanto una «impresión» como una «idea» pueden ser o simples o compuestas.

Lo que quiere decir Hume es que algunas veces podemos componer esas «ideas» sin que estén compuestas así en la realidad, De ese modo surgen las ideas y conceptos falsos que no se encuentran en la naturaleza. Por ejemplo pegasus», es decir, un caballo con alas. En todos casos tenemos que reconocer que la conciencia ha jugado su propio juego. Ha cogido las alas de una impresión y el caballo de otra.

Todos esos conceptos han sido percibidos en alguna ocasión y han entrado en el teatro de la conciencia como «impresiones» auténticas. Nada ha sido inventado por la propia conciencia. La conciencia ha utilizado tijeras y pegamento y de esa manera ha construido «ideas» y conceptos falsos.

Por tanto, Hume quiere investigar cada concepto con el fin de averiguar si está compuesto de una manera que no encontramos en la realidad. Él pregunta: ¿de qué impresión viene este concepto?

Ante todo tiene que encontrar cuáles son las «ideas simples» de las que consta un concepto compuesto.

Pero Hume subrayó que todos esos materiales que usamos para componer imágenes soñadas tienen que haber entrado en la conciencia alguna vez como «impresiones simples». El que nunca haya visto oro tampoco podrá imaginarse una calle de oro.

METAFÍSICA

Digamos que nos imaginamos a Dios corno un ser infinitamente «inteligente, sabio y bueno». Tenemos, pues, una idea «compuesta» que consta de algo infinitamente inteligente, algo infinitamente sabio y algo infinitamente bueno. Si nunca hubiéramos conocido la inteligencia, la sabiduría y la bondad, nunca podríamos haber tenido tal concepto de Dios.

Hume quiere atacar todas aquellas ideas y pensamientos que no tienen su origen en su correspondiente sensación.

También a diario utilizamos conceptos compuestos sin pensar si son válidos.

ANTROPOLOGÍA

La idea del «yo» es una idea simple o compuesta. Esa sensación de tener un núcleo inalterable de personalidad es falsa. La idea del «yo» es en realidad una larga cadena de impresiones simples que nunca has percibido simultáneamente. No es más que «un manojo o un montón de juicios diferentes que se suceden el uno al otro con una rápidez increíble, y que están constantemente en cambio y movimiento».

Dice Hume: La conciencia es «una especie de teatro donde aparecen los distintos juicios sucediéndose los unos a los otros; pasan, vuelven, se marchan y se mezclan en una infinidad de posturas situaciones. Lo que quiere decir Hume es que no tenemos ninguna «personalidad» que este detrás o debajo de tales juicios y estados de ánimo que van y vienen. Pasa como con las imágenes sobre la pantalla de cine. Como cambian tan deprisa, no notamos que la película está «compuesta por imágenes simples». Pero en realidad las «imágenes» no están conectadas la una con la otra. La película es realmente una suma de momentos.

Buda consideró la vida humana como una línea ininterrumpida de procesos mentales y físicos que cambian a cada momento.

En la extensión de la idea de un yo inalterable muchos racionalistas también habían dado por sentado que el hombre tiene un «alma» inmortal.

Sabemos que Hume rechazó cualquier intento de probar la inmortalidad del alma o la existencia de Dios. No significa que excluyera la posibilidad de ninguna de las dos cosas, pero creer que se puede probar la fe religiosa con la razón humana, es un disparate para él.

Sólo aceptó como verdadero aquello sobre lo que tenía sensaciones seguras. Podríamos decir que la última conexión entre fe v razón fue disuelta mediante la filosofía de Hume.

Hume rechaza los milagros simplemente porque no los ha experimentado. Pero no rechaza que puedan ocurrir milagros. Un milagro es, según Hume, una ruptura con las leyes de la naturaleza. Pero no tiene sentido decir que hemos percibido las leyes de la naturaleza. Percibimos que una piedra cae al suelo cuando la soltamos y, si no hubiera caído, nos habría extrañado.

LA CAUSALIDAD y Metafísica

Lo hemos visto tantas veces que estamos completamente seguros.

Hume diría que has experimentado muchas veces que una piedra cae al suelo. Pero no has experimentado que siempre caerá. Se suele decir que la piedra cae al suelo debido a la ley de la gravedad. Pero nunca hemos experimentado tal ley. Solamente hemos experimentado que las cosas caen.

Estás tan acostumbrada a que una cosa suceda a otra, que siempre esperas que ocurra lo mismo cuando intentas soltar una piedra. Así surgen las ideas sobre lo que llamamos leyes inquebrantables de la naturaleza. Pero señaló que no ha percibido por qué cae.

¿Quién en tu opinión, se sorprendería más al ver una piedra quedarse una hora o dos flotando en el aire, un niño de un año o tú?

–Porque aún no ha aprendido cómo es la naturaleza.

–O porque aún no ha habido tiempo para que la naturaleza se convierta en un hábito. El niño no tiene opiniones preestablecidas. Percibe al mundo tal como es, sin añadir a las cosas más de lo que simplemente percibe Hume quería que la gente agudizara sus sentidos.

–Cuando Hume discute el poder del hábito, se concentra en la ley causa-efecto.

Hume subraya que la expectación de que lo uno siga a lo otro no está en los mismos objetos, sino en nuestra conciencia. Y la expectación tiene que ver con el hábito, como ya hemos visto.

No nacemos con una serie de expectativas sobre cómo es el mundo o cómo se comportan las cosas del mundo. El mundo es como es, esto es algo que vamos percibiendo poco a poco.

–Puede ser importante si la expectación creada nos hace sacar conclusiones precipitadas.

–En cuanto a la relación entre causa y efecto puede que muchos piensen que el relámpago es la causa del trueno por que el trueno siempre viene después del relámpago. Pero eso no significa que sea la causa del trueno. La causa es la descarga eléctrica.

–El que algo se suceda en el tiempo no significa necesariamente que se trate de una relación causa-efecto. Una de las misiones principales de los filósofos es la de advertir a la gente que no saque conclusiones demasiado precipitadamente.

Ética

–También en lo que se refiere a la ética y la moral, Hume se rebeló contra el pensamiento racionalista. Los racionalistas habían opinado que es inherente a la razón del hombre el saber distinguir entre el bien y el mal.

según Hume, no es la razón la que decide lo que decimos y lo que hacemos. Son nuestros sentimientos.

–Según Hume todo el mundo tiene cierto sentimiento hacia el bien de los demás. Tenemos la capacidad de mostrar compasión. Pero todo esto no tiene nada que ver con la razón.

–Hemos señalado que no podemos probar con la razón cómo debemos actuar. Actuar responsablemente no equivale a agudizar la

razón, sino a agudizar los sentimientos que uno tiene hacia los demás. «No va en contra de la razón el preferir la destrucción del mundo entero a tener un rasguño en un dedo», Sabes que los nazis mataron a millones de judíos. Dirías que algo anduvo mal en la razón de esa gente o en sus emociones.

–Muchos de ellos también tenían la cabeza muy despejada, lo que demuestra que, en muchos casos, puede haber un cálculo tremendamente frío detrás de las decisiones crueles e insensibles.

Percepciones: son los elementos básicos o primigenios de la actividad del espíritu, la cual consiste precisamente en relacionarlos.

Impresiones: son percepciones vivaces e intensas y pueden provenir de la sensación externa, también llamada simplemente «sensación» (oír, ver, etc.); o de la sensación interna, también denominada «sentimiento» (desear, odiar, etc.).

Ideas simples: son percepciones débiles y oscuras. Se trata de copias de las impresiones y provienen de ellas (recuerdos, fantasías de la imaginación, etc.).

Razonamientos: a partir de las ideas simples, el espíritu razona y construye proposiciones e ideas complejas.

Ideas complejas: el espíritu tiende naturalmente a asociar las ideas simples conformando ideas complejas. Las ideas más generales y abstractas provienen de las ideas más simples y éstas de las impresiones. Si las ideas simples que componen una idea compleja no se dan en ella en el mismo orden en que se nos dan las impresiones de las cuales provienen, la idea compleja no responde a las impresiones sino a la imaginación.

Proposiciones de razón: son proposiciones cuya verdad depende de las mismas ideas pensadas. Permiten lograr un conocimiento verdadero porque su contenido es necesario y no contingente (Matemática y Lógica). Sólo en en este plano es posible la «demostración».

Proposiciones de hecho: sobre las cuestiones de hecho no hay posibilidad de alcanzar un conocimiento cierto, demostrativo, ya que allí no hay necesidad sino contingencia y, en consecuencia, siempre lo contrario puede ser pensado sin contradicción. Sin embargo, Hume sostiene que, en base a la observación regular y a la experimenación, pueden formularse «pruebas» (que no permiten una duda razonable) o «probabilidades» (que recogen experiencias con resultados variables). De todos modos, no tenemos de las cuestiones de hecho verdadera ciencia, ya que la idea de causalidad que nos permite unir los fenómenos, explicarlos y predecirlos, no se respalda en ninguna impresión y, por tanto, halla su fundamento sólo en la imaginación y la costumbre.

Palabras: representan a las ideas, por lo que su significado deriva en última instancia de las impresiones de las que proceden éstas.

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