Razón vital y razón histórica

hacer patente el mundo que se le ofrece en virtud de su circunstancia.

En muchos textos Ortega ilustra su tesis presentando el ejemplo de la perspectiva espacial: el mismo paisaje es distinto visto desde dos puntos de vista; la posición del espectador hace que el paisaje se organice de distinto modo y que haya objetos que desde una se aprecien y desde otra no. Carecería de sentido que uno de los espectadores declarase falso el paisaje visto por el otro pues tan real es uno como el otro; pero tampoco nos serviría declarar los dos ilusorios por aparente-mente contradictorios puesto que ello exigiría un tercer paisaje auténtico, verdadero, pero tal paisaje no visto desde ningún lugar carece de sentido. La propia esencia de la realidad es perspectivistica, multiforme; todo conocimiento está anclado en un punto de vista, en una situación. Una realidad que vista desde cualquier punto de vista sea siempre igual es absurda. El conocimiento absoluto, objetivo e independiente del sujeto cognoscente no existe, es ficticio, irreal.

7. La nueva idea de razón

En filosofía ha dominado la razón pura. La razón pura es la razón que ha creído necesario prescindir de las peculiaridades de cada cultura, de cada sujeto. La filosofía pretende alcanzar un conocimiento que sirva para todos los tiempos y todos los hombres. Sin embargo, la doctrina perspectivística exige rechazar la razón pura; la realidad primordial, la vida, sólo puede captarse adecuadamente mediante el recurso de la razón vital y de la razón histórica. 1. La razón vital. El concepto de «razón vital » en Ortega comprende al menos las siguientes tres cuestiones:

1. No podemos renunciar al ejercicio de la razón. El mundo de la cultura y de la razón (la ciencia, la religión, el arte) es la balsa en la nos podemos salvar del naufragio que supone la existencia. La razón es útil para la vida. Hay que rechazar dos errores: (1) el del irracionalismo, que olvida. Que la vida humana tiene un apetito de objetividad, de ver-dad y de universalidad; y (2) el del Racionalismo, que renuncia a la vida y se inventa un sujeto ajeno a la realidad histórica.

2. La razón vital nos enseña a apreciar los valores de la vida. En la historia no se encuentra esta valoración de la vida. El mundo asíático concentra su ideal en la propuesta budista de renunciar al deseo (el nirvana —no sentir— es su objetivo); el cristianismo ha puesto los valores en la vida del más allá; la modernidad, por último, tampoco ha puesto el acento en la vida sino que sólo se ha ocupado de la cultura (la ciencia, el arte, la moral o la filosofía).

3. Es necesario desarrollar una filosofía que haga compatible la racionalidad con la vida. En El tema de nuestro tiempo nos presenta dos tipos de imperativos a los que de ningún modo se puede renunciar. Es preciso combinar los imperativos subjetivos con los objetivos. La vida debe enriquecerse con nuestro afán por alcanzar los ideales culturales, que son la belleza, bondad y verdad. La cultura, por su parte, debe enriquecerse con los imperativos de la razón vital: Sentimiento, Belleza, Deleite, Voluntad, Bondad, Impetuosidad, Pensamiento, Verdad, Sinceridad, etc.

El raciovitalismo, la razón vital, acepta el uso de la razón para el conocimiento del mundo, pero acepta también las dimensiones irracionales de la existencia. Ortega reconoce estas dimensiones también en la cultura. Por ejemplo, en las propias matemáticas hay números irracionales y en las ciencias naturales la noción de causa se ha puesto en entredicho en el principio de indeterminación. El Racionalismo intentó ocultar la dimensión irracional que tiene la existencia. El raciovitalineo muestra que el orden y conexión de las cosas del mundo de la vida no coincide plenamente con el orden y conexión de nuestras ideas. 2. El raciovitalismo. Raciovitalismo es el titulo que propone Ortega para la filosofía de la vida; es el título de su propia filosofía. Con este título quiso separarse de los movimientos vitalis-tas irracionalistas como el Nietzsche y del Racionalismo de la Modernidad que separa la razón de la vida.

3. La razón histórica. Por último, la expresión «razón histórica» es una reformulación de la razón vital. Esto es lo que vendría a señalar la conocida afirmación de Ortega de que «el hom-bre no tiene naturaleza sino en su lugar tiene historie. La racionalidad del Racionalismo y de toda la modernidad ha fracasado. La causa de este fracaso es que las ciencias físico-matemáticas pueden explicar el mundo físico. Sin embargo el mundo humano no es como el mundo físico, el hombre no tiene naturaleza, no tiene un ser fijo, estático. El hombre es lo que se va haciendo a lo largo de la historia. El verdadero conocimiento del hombre es el conocimiento histórico. Cono-cimiento de tres elementos distintos: (a) los individuos concretos, estudiando su biografía; (b) los individuos de una época. Estudiando el conflicto entre generaciones;(c)de toda una época,estudiando el destino que la define.

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