Pirámide de las ideas de Platón

Platón
Discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles.
Se interésó por la política, el origen del cosmos, el origen del hombre y su destino después de la muerte.

La obra de Platón se conserva casi completa, escrita en forma de diálogo y con Sócrates como principal interlocutor.
La dictadura de los Treinta tiranos, la convivencia con Sócrates y su injusta condena a muerte cambiaron el rumbo de su vida.
En Atenas fundó una escuela llamada «La Academia», la primera universidad europea en la que se seguían múltiples estudios.
Platón pensaba que los gobernantes debían hacerse filósofos.
Crece con la guerra del Peloponeso, donde Atenas pierde todo su equilibrado sentido de la justicia.
A partir de esta guerra y de la muerte de Sócrates a Platón le interesa averiguar:
Problema metafísico: ¿qué es la realidad?
Solución: teoría de las ideas.
Problema cosmológico: ¿cuál es le origen del cosmos?
Solución: las Ideas, la Materia, el Demiurgo.
Problema gnoseológico: ¿cómo alcanzar la verdad?
Solución: teoría de la reminiscencia.
Problema antropológico: ¿qué es el ser humano?
Solución: dualismo alma

Cuerpo



Problema ético: ¿en qué consiste obrar bien?
Solución: las virtudes y la armónía entre las parte del alma.
Problema político: ¿cómo organizar una sociedad justa?
Solución: armónía entre las clases sociales y gobierno de filósofos.
Teoría de las Ideas:
Para Platón «idea» significa intuición, son el ser.
Sólo en lo permanente se puede encontrar la verdad, es decir, en el mundo inteligible.
Existencia de un molde inmaterial o idea (forma) que es causa de todos los individuos en los que puede materializarse sin confundirse con ellos.
Lo eterno son las ideas inmateriales a cuya imagen está copiado el mundo físico.
Ideas: causas metafísicas del mundo físico. Modelos inmateriales y subsistentes.
Las causas físicas no lo explican todo.
Dos planos del ser:
Fenoménico y visible, captable por los sentidos.
Inteligible captable con la mente.
Las ideas son la verdadera realidad, denominada por Platón «mundo de las ideas». Sus propiedades son:
Inmutabilidad (no cambian nunca).
Atemporalidad, eternidad.
Unicidad (no hay dos ideas iguales)
Si los seres materiales son copias imperfectas, las ideas son modelos perfectos.
Inteligibilidad (sólo pueden ser conocidas por la razón, no por los sentidos).
Homogeneidad.
Trascendentalidad.
Tras revisar la teoría varias veces, sostuvo que las ideas han de estar relacionadas y jerarquizadas entre sí, formando una especie de pirámide en cuya cúspide se encuentra la idea suprema: el Bien.
Existen tantas ideas como realidades distintas hay en el mundo sensible, puesto que está hecho a semejanza de las ideas.
Mundo sensible (entes materiales):
El mundo físico está en continuo devenir.
Materia preexistente, caótica, desordenada.
Heterogéneo.
Múltiple.
Ha sido engendrado.
Tres realidades:
El mundo de las ideas.
El mundo sensible.
El espacio vacío (recipiente o receptáculo del mundo sensible, que hace posible el movimiento. No es ni sensible ni inteligible).
El mundo sensible se formó a partir de cuatro causas:
El espacio vacío.
Una materia caótica e informe.
Unos modelos ideales: las ideas.
Un Demiurgo o Artífice Supremo: un Dios bueno que convierte el caos en cosmos modelando la materia amorfa según el modelo de las ideas. También es eterno.
La imperfección que contiene el mundo físico no se debe al Demiurgo sino a la resistencia que ofrece la materia para ser moldeada. Esta teoría es conocida como «optimismo metafísico».
Platón pensó que el Demiurgo modeló la materia en forma de partículas geométricas.
Varias tesis sobre el ser humano:
Su realidad consiste en la uníón de dos elementos reales, alma y cuerpo.
El alma representa lo divino, anterior al cuerpo e inmortal.
El cuerpo es mortal e impuro, cárcel y tumba del alma.
El destino del cuerpo es muerte y corrupción, pero el del alma es perdurar después de la muerte.
El destino de las almas no es igual para todas: recibirán premios o castigos, según hayan sido sus obras en este mundo.
Si la vida ha sido virtuosa, la muerte es más deseables que temible.
El ser humano es el alma, el cuerpo es un lastre que el alma arrastra a consecuencia de un antiguo castigo. Ese castigo fue debido a que el hombre, en un principio con una naturaleza sana y completa, trastornado por sus «ideas de grandeza» intentó enfrentarse a los dioses, perdiendo su primera integridad. Ese castigo es hereditario.
La uníón alma-cuerpo es accidental y temporal.
Las almas son eternas e inmortales.
El ser humano presenta tres almas o tres partes del alma:
Racional.
Irascible.
Concupiscible.
Esto explica la lucha interior del hombre entre la razón y el deseo de placer, responsables de nuestras malas acciones.
El cuerpo es la raíz de todo mal.
Si el alma logra purificarse se reencarnará en cuerpos cada vez más perfectos, y cuando la purificación sea total, volverá al mundo de las ideas. Si no se purifica, se reencarnará en cuerpos peores, incluso en cuerpos de animales. (Teoría de la reencarnación, metempsicosis)
El alma conocíó las ideas antes de encarnarse; luego, a raíz de su castigo, se olvidó de ellas; pero, como el mundo sensible es una copia del mundo de las ideas, sirve de ocasión para que, poco a poco y con esfuerzo, en el alma se produzca la reminiscencia (anamnesis, conocer es recordar) de lo ya conocido.

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