Nihilismo y transmutación de valores

Biografía y contexto:


Filósofo alemán, Friedrich Nietzsche nace en 1844, es una de las figuras más significativas del pensamientocontemporáneo y más grandiosa de la metafísica occidental. En su pensamiento convergen las preocupaciones del evolucionismo darwiniano, del historicismo relativista, del vitalismo y de la filosofía de la acción; pero sobre todo, está dominado por la orientación ROMántica hacia el infinito.
Propuso, la transmutación de todos los valores, mediante la exaltación del superhombre, soberano legislador y encarnación de la voluntad de poder, es decir, del dominio absoluto del hombre sobre la vida y sus límites.

“Yo no soy un hombre, soy dinamita” dejó escrito Nietzsche en Ecce Homo. Si lo más representativo de una época es lo que podemos denominar su cultura, la dinamita de Nietzsche va dirigida, en nombre de la vida, contra una cultura decadente, vieja y sin vigencia que, según su criterio, dominaba la sociedad en que existíó. Frente a esta cultura, Nietzsche hará su propia propuesta formulada en la llamada cultura del superhombre.

Desde el punto de vista filosófico cabe destacar algunas influencias detectables en el pensamiento de Nietzsche. En primer lugar, la de Kant que critica con rigor las pretensiones racionales de la metafísica, no la que luego acepta un nuevo planteamiento de la moral y de la religión, aunque sea sobre bases más autónomas e interiorizadas. En segundo lugar tenemos a Schopenhauer, para el que el mundo es voluntad de existir, deseo ciego de perdurar. Destaca este autor que tras la razón hay algo más fuerte que ella, que es lo que nos mueve a razonar. En tercer lugar hay que señalar las influencias que sobre Nietzsche ejercíó Richard Wagner a través de su poesía y de su música. En un principio Wagner fue el modelo de creador de un arte al servicio de una nueva humanidad en la que se restaura el pathos trágico de la Antigüedad. Pero más tarde, Nietzsche ve en Wagner una nueva forma de la vieja cultura, sintiéndose intelectualmente traicionado y rompiendo sus relaciones con él. En 1888 Nietzsche escribe El caso Wagner, en donde dice que su música ha dejado de ser flauta de Dionisos para convertirse en un fenómeno más de la decadencia universal.


Nihilismo

 La idea nietzscheana del Nihilismo es compleja:

1. Nihilismo como decadencia vital


: para Nietzsche toda cultura que crea en la existencia de una realidad absoluta, realidad en la que se sitúan los valores objetivos de la Verdad y el Bien, es una cultura nihilista. En la medida en que el cristianismo concentra esta realidad absoluta en la figura de Dios, a la que le opone el mundo de las cosas naturales, y en la medida en que, según nuestro autor, dicho mundo “superior” es una pura nada, la cultura cristiana, y en definitiva toda la cultura occidental, es nihilista pues dirige toda su pasión y esperanzas a algo inexistente (el Dios cristiano, el Mundo Ideal y Racional de los filósofos), despreciando de modo indirecto la única realidad existente, la realidad del mundo que se ofrece a los sentidos, la realidad de la vida.

2. Nihilismo activo


: es también nihilista la filosofía que intenta mostrar cómo los valores dominantes son una pura nada, una invención; la filosofía nietzscheana es nihilista en este sentido pues propone la destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución por otros radicalmente nuevos (propone la “transmutación de todos los valores”). Este Nihilismo es una fase necesaria para la aparición de un nuevo momento en la historia de la cultura, para el reencuentro con el “sentido de la tierra”, la aparición de una nueva moral y de un nuevo hombre, el superhombre.

3. Nihilismo pasivo


: es una de las consecuencias de la “muerte de Dios”, aparece por  la consciencia del carácter radicalmente infundado de la creencia en lo sobrenatural, de la creencia religiosa en el mundo del espíritu. El “nihista pasivo” no cree en ningún valor, puesto que considera que todo valor es posible sólo si Dios existe, y Dios no existe; termina en la desesperación, la inacción, la renuncia al deseo, el suicidio. En este momento crítico encontramos el Nihilismo en la desesperación de los que consideran que nada tiene sentido ni valor por no existir aquello que debería ser el fundamento de todo sentido y valor,  Dios. Aquél que dijese que si Dios no existe todo está permitido, aquél que desesperase de la vida y se levantase en contra de ella por considerar que ésta solo puede tener su fundamento en algo ajeno de ella y que dicho fundamento no existe, ese sería también nihilista.


La crítica de Nietzsche a la tradición occidental se dirige fundamentalmente en tres frentes: 
1. La crítica a la metafísica socrático-platónica: La metafísica tradicional se asienta sobre un error: considerar que los valores de las cosas no están en ellas (en la vida) sino en un mundo ultraterreno de esencias.

2. La crítica al cristianismo: El otro gran pilar de la civilización occidental es la afirmación de la existencia de Dios. Y ésta se ha concretado en Occidente en el cristianismo. Nietzsche piensa que el concepto de Dios ha sido hasta ahora la objeción mayor contra la existencia. Con Dios se declara la guerra a la vida, a la naturaleza y a la voluntad de vivir. Dios es la fórmula de toda calumnia contra este mundo y de toda mentira respecto al más allá.

3. La crítica a la moral occidental: El fruto más granado de la metafísica socrático-platónica y del cristianismo es lo que Nietzsche denominará la moral de los esclavos. La moral de los esclavos es la moral del rebaño, la negadora de la vida. Hay que transmutar la moral y los valores que defiende para que nazca un nuevo tipo de hombre. Hace falta ir más allá del bien y del mal. Crear unos nuevos valores y una nueva moral en la que la vida sea el valor fundamental.

1. La voluntad de poder: El Nihilismo (activo)


nos lleva a patentizar la auténtica realidad del mundo y de la vida. El devenir constante, la afirmación de la vida. A esto llama Nietzsche voluntad de poder. Es, al fin y al cabo, la expresión de la instintividad de la vida; la vuelta a las actitudes dionisíacas. Instintividad que se expresa en el fondo del individuo como superación continua de sí mismo y que se manifiesta en cada una de sus máscaras como egoísmo, como voluntad de ser señor.

2. El eterno retorno:


Si la vida, que es puramente material, terrestre, se reduce a voluntad de poder, y ésta no es más que la primacía del instinto, se comprende que todo se mida en clave de placer y que las ansias de inmortalidad que tiene todo ser humano en su interior, y que Nietzsche percibía con angustiosa exigencia, se vislumbren también en el placer.

3. El superhombre



Nietzsche reclama una realidad guiada por un hombre «irracional»: voluntad de poder.


Un hombre en el que se hayan superado todos los errores de Occidente. Un hombre sin Dios. Un hombre que asuma la vida en toda su fuerza. Un hombre que ame la vida, que sea pura instintividad. Por eso este nuevo modelo humano está más allá del hombre occidental y sólo será posible cuando la civilización que está por venir se haga real.

ACTUALIDAD


La defensa de los valores terrenales


Lejos queda la época en la que se delinquía contra Dios y los preceptos religiosos cuando se alababa la liberación sexual. Si bien es cierto que una gran parte de la población mundial (con diferentes ideologías y confesiones religiosas) juzga negativamente una concepción del sexo desligada de afectividad, el amor o el compromiso, no lo es menos que su demonización y el tabú que representaba han quedado atrás. En nuestra cultura, su normalización, desde luego, dista mucho de los cánones de la época nietzscheana. Pongamos como ejemplo el rigor y el puritanismo extremo en la época victoriana sobre ese y sobre otros muchos temas. En nuestros días, no solo ha dejado de considerarse tabú, sino que constituye un elemento cotidiano, vivimos en un ambiente pansexualista: desde los anuncios publicitarios como reclamo al consumo, a la exposición, alarde y jactancia en manifestaciones artísticas. Esta trivialización de la sexualidad se encuentra en las antípodas de la visión nietzscheana; el sexo es considerado como premisa potente y noble de la vida, alejada de cualquier instrumentalización mercantil o comercial.

Comparación con Marx 1-La crítica a la religión cristiana

 Tanto en Nietzsche como en Marx la religión aparece como un consuelo para débiles, como una distracción respecto a los verdaderos problemas del aquí y ahora.
2-La crítica a la moral cristiana es común a Marx y Nietzsche. Para Marx la moral cristiana es un instrumento de opresión de la clase dominante sobre la clase oprimida y para Nietzsche, al contrario, el instrumento de los débiles para someter a los fuertes.*abajo*Para Nietzsche existe una desigualdad natural entre los hombres que convierte a unos en señores y a otros en esclavos. Marx diría que esta división entre moral de esclavos y de señores no es más que una forma de ideología para justificar el dominio de las clases superiores.


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