La Crítica de Nietzsche a la Metafísica Tradicional
Nietzsche critica la metafísica tradicional, surgida con Platón. La metafísica tradicional ha considerado la realidad como algo estático, fijo e inmutable, postulando las esencias como la verdadera realidad de las cosas. Esto le ha llevado a distinguir entre una realidad verdadera y superior, y una falsa y aparente. Pero la invención de este otro mundo superior es producto, en realidad, del resentimiento y temor hacia la vida por parte de los filósofos, a quienes considera resentidos. Este impulso contra la vida es denominado por Nietzsche voluntad de verdad y consiste en utilizar la razón para afirmar la supremacía de las esencias, lo estático, vengándose así del devenir de la realidad. Por ello mismo, toda la filosofía ha sido, en realidad, un platonismo encubierto y contrario a la vida.
La Realidad como Devenir y la Voluntad de Poder
Nietzsche afirma la realidad como devenir, sin finalidad ni meta. Esta realidad cambiante y múltiple se presenta al hombre a través de perspectivas. Estas son individuales y propias de cada momento de la vida individual. Por ello, no hay una sola perspectiva verdadera, y la voluntad de verdad, que pretendía una verdad absoluta, es falsa. Nietzsche defenderá la voluntad de poder, que es asumir y enfrentarse a la realidad cambiante, afirmando una perspectiva de forma temporal. Se reconoce la imposibilidad de captar la realidad como algo estable y, por tanto, de que exista la verdad, admitiendo las distintas perspectivas para potenciar la propia vida desde la voluntad de poder.
Los Conceptos como Metáforas
Los conceptos no son, en realidad, más que metáforas. Estas metáforas se generan a través de un proceso que se va alejando cada vez más del origen. La primera metáfora es la imagen mental conformada por nuestra percepción. Esta imagen la convertimos en palabra, que expresa nuestra forma individual y original de captarla, convirtiéndose así en la primera metáfora, la metáfora primigenia, y así sucesivamente, de manera que las ideas más abstractas son las metáforas más alejadas de la realidad. Estas metáforas se convirtieron en conceptos por la necesidad y el deseo del hombre de vivir en sociedad. Se establecieron así los nombres y significados de las cosas, imponiendo ciertas convenciones como las correctas por mera utilidad. Con el tiempo, se olvidó el origen metafórico, afirmándose erróneamente el concepto universal como la verdadera realidad. De esta forma, la filosofía llama verdad a lo más alejado de la realidad, a lo creado al final del proceso por el pensamiento.
Crítica a las Ciencias Positivas y el Criterio de Verdad
También las ciencias positivas, que materializan lo real, son criticadas por Nietzsche, pues solo expresan la realidad cuantitativamente. Así, para Nietzsche, no hay verdades absolutas, y solo podrá considerarse verdad aquello que favorezca la vida. El criterio de verdad es la voluntad de poder, que asume y justifica el error necesario de la metáfora y nos ayuda a vivir plenamente.
Las Tres Transformaciones del Espíritu
El espíritu, según Nietzsche, atraviesa tres transformaciones: de camello se transforma en león, y el león, por fin, en niño.
El Camello: La Carga de los Viejos Valores
El camello, animal paciente y de cargas, soporta el fardo de la metafísica y de la moral tradicional, y solo sabe decir: «Tú debes». Debe soportar esa metafísica y esa moral tradicional. Pero la metafísica se asienta en un error fundamental: la creencia en la existencia de dos mundos, un más allá de las ideas (considerado el verdadero) y el mundo real (considerado cambiante y ficticio). No solo se ha interpretado mal la realidad, sino que Sócrates, Platón y el cristianismo han implantado la tiranía de la razón, porque han creado la gran mentira de un mundo trascendente que solo se percibe con la razón.
La moral tradicional es una moral de esclavos, es la moral del rebaño. Esta moral proclama como bueno lo que beneficia al débil y como malo lo que exalta a los grandes individuos. Para los antiguos, el hombre feliz y bueno era el noble, el fuerte, el sano. Con Sócrates y el judeocristianismo, el noble, el fuerte y el sano pasan a ser malos o culpables porque no son miserables. El resentimiento ha hecho aparecer una civilización enemiga de la vida. El camello ha soportado la metafísica, cuyo error fundamental es la creencia en un más allá cuando lo único existente es esta vida. Igualmente, ha soportado una moral cuyo rasgo es la antinaturalidad.
El León: La Muerte de Dios y el Nihilismo
Al «deber» del camello se opone el «querer» del león, afirmando su libertad. Hay que echar abajo todos los ideales antiguos: la metafísica y la moral tradicional. En palabras de Nietzsche: «Dios ha muerto». Esta frase significa el fin de la cultura occidental y de los valores que la sustentan. Se utiliza el símbolo del león por la fuerza y el valor que se necesitan para llevar a cabo esta revolución. La consecuencia de echar por tierra los valores tradicionales es el nihilismo, es decir, no queda nada. El nihilismo es una época transitoria, porque el hombre debe crear nuevos valores para vivir.
El Niño: El Advenimiento del Superhombre y la Transmutación de los Valores
El niño representa la tercera transformación, encarnando al superhombre (Übermensch). El superhombre es el filósofo venidero, que surge tras la «muerte de Dios». Es quien inaugura la época de los nuevos hombres; de ahí que su labor sea incomprendida, solitaria, y que aparezca como un loco, pues los valores que trae son desconocidos. Este superhombre está más allá del bien y del mal. De ahí que Nietzsche compare esta transformación del espíritu con un niño, símbolo de la inocencia, el juego, la creación y la voluntad de poder activa. Esta fuerza impulsa al superhombre a realizar la transmutación de todos los valores. Hay que crear nuevas formas de vida e implantar la nueva moral de señores, que afirma la vida.
Conceptos Clave Adicionales en la Filosofía de Nietzsche
Lo Apolíneo y lo Dionisíaco
Nietzsche distingue entre lo apolíneo, asociado a Apolo como dios del orden, la forma y la mesura, y lo dionisíaco, vinculado a Dioniso, la embriaguez y la fuerza vital. Postula que existe un antagonismo irreductible entre ambos, cuya tensión es fundamental.
El Eterno Retorno
El superhombre, quien establece los nuevos valores, al no creer ni en Dios ni en otra vida, ha de ser consciente de que está eliminando toda esperanza de una vida eterna. Pero este superhombre no debe entregarse al pesimismo, sino aceptar la vida tal como es: cerrada en sí misma y sin apuntar a nada exterior a ella, afirmando cada instante bajo la perspectiva del eterno retorno.