Los individuos tienen por naturaleza el derecho a la libertad, a la igualdad e, incluso, a la propiedad. Además, tienen leyes naturales que conocen por medio de su razón y que les impulsan a respetar de forma habitual los derechos básicos.

CONCEPTO DE PODER Y TIPOS

El poder es la capacidad de los individuos para hacer algo o para conseguir que otros lo hagan. Tiene poder quien consiguió imponer su voluntad, el poder es, un medio para llegar a un fin y, en su aplicación política, un medio imprescindible para gobernar. Max weber distingue 3 tipos de poder: -el poder político. –el poder económico. Y –el poder ideológico. La autoridad se reconoce, mientras que el poder se ejerce y se padece.Teorías CONTRACTUALISTASEl contractualismo es una corriente de la filosifia política y del derecho que se origino en el Siglo XVII. El poder político tiene su origen en alguna forma de pacto con contrato social entre los miembros de la sociedad. Los representantes clásicos de estas teorías son:
1.Hobbes, filósofo inglés cuya vida transcurríó principalmente a lo largo del Siglo XVII, nos cuenta en su obra Leviatán su visión del estado de naturaleza.
En su opinión, los seres humanos por naturaleza son crueles, egoístas, malvados. Desean satisfacer constantemente sus deseos e incrementar su poder y para ello, si fuera necesario, llegan a practicar el robo o el asesinato. Los seres humanos en estado de naturaleza son muy libres, pero esa libertad les conduce a una guerra continua de todos contra todos. El hombre se convierte piensa Hobbes en un “lobo para el hombre”.Si las personas quieren conservar su vida tienen que salir de ese estado de naturaleza. En esta situación, piensa Hobbes, la mejor solución consiste en entregar todos los derechos (libertad, igualdad, uso de la fuerza…) que tenían las personas por naturaleza a una única persona:
El soberano. A través de un acuerdo entre todos se realiza este paso con el que desaparece la sociedad natural y surge una sociedad política más ordenada, organizada y política. El soberano absoluto tendrá el poder de establecer las leyes y de formar un ejército para conseguir que las leyes se cumplan. Las demás personas que se han convertido en súbditos no tendrán más remedio que obedecer las decisiones del soberano. De este modo, el sistema de gobierno ideal para Hobbes es el Absolutismo, un sistema en el que las personas renuncian a sus derechos naturales a cambio de alcanzar la paz.
2.Locke, Otro filósofo inglés, Jonh Locke, rechazará en su obra Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil la visión tan pesimista que tenía Hobbes acerca del estado de naturaleza. En estado de naturaleza los seres humanos viven en una gran familia en la que reina la confianza y el compañerismo. Los individuos tienen por naturaleza el derecho a la libertad, a la igualdad e, incluso, a la propiedad. Además, tienen leyes naturales que conocen por medio de su razón y que les impulsan a respetar de forma habitual los derechos básicos.No obstante, en ciertas ocasiones, surgen algunos enfrentamientos que requieren la presencia de un poder superior que ponga orden entre las personas. Por tanto, no para sobrevivir, como pensaba Hobbes, sino para vivir mejor los seres humanos se ponen de acuerdo a través de un contrato, deciden salir del estado de naturaleza y crean una sociedad política. Pero hay una diferencia importantísima respecto al sistema diseñado por Hobbes. Los individuos no renuncian a los derechos que tenían en el estado de naturaleza, simplemente dejan que unas personas tomen el poder y procuren que las leyes se cumplan, pero siempre que respeten los derechos (libertad, igualdad y propiedad) que corresponden a cada individuo por naturaleza, por el hecho de nacer.Además, el sistema político defendido por Locke que da origen al llamado liberalismo político se basa en la división de poderes. Hay una Asamblea legislativa que se encarga de establecer las leyes y elegir encargadas de velar por el cumplimiento de las leyes. Estas últimas componen el poder ejecutivo. El pueblo no obedece ciegamente las leyes que emanan de la Asamblea legislativa y que hace cumplir el Poder ejecutivo; por el contrario, si los gobernantes no respetan los derechos naturales de los individuos estarán incumpliendo el contrato y el pueblo podrá rebelarse contra ellos.
3.Rousseau, en sus teorías políticas los rasgos que habían caracterizado su propia vida: la pasión por la vida sencilla y solitaria, el gusto por la naturaleza, y el rechazo de las grandes aglomeraciones urbanas. No era de extrañar, por tanto, que el estado de naturaleza perfecto fuera para Rousseau el de aquellos individuos que vivían de forma solitaria o en compañía de pocas personas, disfrutaban de las ventajas de la naturaleza y desplegaban las cualidades bondadosas que poseen los seres humanos desde el nacimiento.En el estado anteriormente descrito los seres humanos despliegan su bondad y disfrutan de una enorme felicidad. Es la sociedad y, sobre todo, el ambiente de las grandes ciudades el que convierte a las personas en falsas, astutas y malvadas. Pero Rousseau sabe que volver al estado de naturaleza resulta casi imposible, por tanto, lo que se puede intentar es convertir las comunidades humanas en lugares más habitables y, sobre todo, más justos. Para ello, Rousseau defiende la creación de un sistema democrático.De nuevo la comunidad tendrá que llevar a cabo un contrato. En este caso el conjunto de la comunidad cede todos sus derechos naturales (como ocurría en el planteamiento de Hobbes), pero no los cede a un soberano absoluto sino a la propia comunidad que, reunida en una asamblea expresará la voluntad general del pueblo y establecerá las leyes que han de seguirse. Las leyes no pueden reflejar el interés de uno o de unos cuantos, sino la voluntad de todos. El sistema es democrático porque todos los individuos participan en la creación de las leyes, convirtiéndose en ciudadanos. No obstante, el planteamiento de Rousseau, al recomendar un tipo de democracia directa y mostrar su rechazo hacia los representantes políticos, parece más apropiada a las antiguas ciudades griegas o a pequeñas comunidades y difícilmente realizables en las complejas sociedades contemporáneas.

Ética KANTIANA


Kant(1724- 1804) afirmó que la felicidad no es siempre buena porque a veces conduce a la arrogancia y porque un espectador razonable e imparcial no sentirá nunca satisfacción al contemplar a una persona a quien siempre le va todo bien.Según Kant, lo único absolutamente bueno, siempre y en toda situación, es a buena voluntad. Y decir que una persona actúa por buena voluntad equivale a decir que actúa por respeto al deber y no solo conforme al deber.¿qué significa actuar por deber? El deber es un imperativo. Un imperativo sin condiciones, un imperativo absoluto o categórico. Sin embargo, no nos lo impone ni la sociedad, ni una autoridad externa… nos lo imponemos nosotros mismos en tanto que seres racionales. Actuar por deber es obedecer la voz de la razón. Somos imperfectos porque estamos dotados de deseos e inclinaciones que nos impulsan en sentido distinto al de la razón.Según Kant, la razón prescribe la ley según la cual han de vivir los seres racionales: la ley moral. Y esta ley moral, que se dirige a los mismos seres racionales, ha de ser tan formal que no contenga referencia alguna a circunstancias particulares. Es como si la razón dijera: «Actúa solo según una máxima(norma o regla) tal que puedas al mismo tiempo querer que se convierta en ley universal». Kant denomina a este imperativo de la razón, del cual ofrece hasta cuatro formulaciones distintas, «imperativo categórico». La ley moral expresada en el imperativo categórico se concreta en normas morales que constituyen nuestras obligaciones o deberes. Para Kant la corrección moral de una acción, o la obligación moral de realizarla, se justifica solo por la existencia de principios y normas morales que deben respetarse. A su vez, el fundamento de las normas morales reside en la exigencia de universalizabilidad de la razón.

Kant propone dos criterios para comprobar la universalizabilidad de una norma

El ‘primero es el criterio de autocontradicción: hay normas que es imposible pensar que sean leyes universales, ya que si todo el mundo las cumpliera no se podrían realizar. Si todo el que se encontrara en un apuro prometiera algo con la intención de no cumplirlo, las promesas se harían imposibles, porque nadie creería lo que se le promete. En un mundo en que todas las promesas hechas en un momento difícil fuesen falsas, sería imposible hacer en un momento difícil una promesa, porque al saber que era falsa todos sabrían que no era una promesa.El segundo es el criterio de la inaceptabilidad: hay normas que es imposible querer que sean leyes universales, ya que si todo el mundo las cumpliera resultarían inaceptables para los seres racionales. Si una persona renuncia a ayudar a otra que está en dificultades. Aún pudiendo ayudarla, la norma que justifica su acción («no hay que ayudar a nadie si no se obtiene beneficio, aunque no cause inconveniente») sería inaceptable al universalizarse. Esta norma no podría ser querida por un ser racional. Kant divide los deberes que emanan de las normas morales en deberes estrictos o perfectos (no admiten ser limitados por otros deberes) y deberes meritorios o imperfectos (admiten ser limitados por otros deberes) y en deberes hacia uno mismo y deberes hacia los demás. Esto da cuatro clases: deberes perfectos hacia uno mismo (conservar la propia vida), deberes perfectos hacia los demás (no mentir, no hacer promesas falsas, cumplir las promesas), deberes imperfectos hacia uno mismo (cultivar los propios talentos) y deberes imperfectos hacia los demás (contribuir a su felicidad, ser generoso).Kant supone que las normas morales al ser universalizables no admiten excepciones. Eso significa, en primer lugar, que obligan a todo ser racional y, por tanto, nadie es excepcional y, en segundo lugar, significa que han de cumplirse en toda circunstancias sin excepción.Con todo, según Kant, el valor moral de una acción no es sólo la conformidad con las normas morales que constituyen el debe. Y el único motivo que otorga valor moral a una acción es realizarla por respeto al deber. El tendero que no pide un precio excesivo al comprador inexperto actúa honradamente, de conformidad con el deber, pero dado que el motivo de esta acción podría ser o la inclinación- querer aumentar la clientela, por ejemplo- o el deber- querer cumplir el deber-, solo tendrá valor moral, si su motivo ha sido este último. En definitiva, lo único que da valor moral a una acción es la intención: actuar por respeto al deber. Esto es la buena voluntad.

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