Locke critica a la monarquia absoluta

La fama principal de Locke (1632-1704) se debe a sus Tratados sobre el gobierno civil (1690), publicados anónimamente y su Ensayo sobre el entendimiento humano (1690). En El Ensayo Locke manifiesta que “la mente es, como nosotros decirnos, un papel en blanco, vacío de caracteres, sin ideas. ¿Cómo se llena? ¿De dónde procede el vasto acopio que la ilimitada y activa imaginación del ser humano ha grabado en ella con una variedad casi infinita? A esto respondo yo con una sola palabra: la experiencia. En ella está basado todo nuestro conocimiento y de ella se deriva en último término”. Recordad aquella sentencia: “El empirismo es un hecho empírico”. Locke daba por sentado que nuestra experiencia quedaba confinada a las ideas, los contenidos de la mente. Las ideas eran, para él, entidades mentales experimentadas y advertidas por la persona cuya mente las contenía. Sobre las ideas de primer orden o ideas de sensación podían formarse las ideas de segundo orden o ideas de reflexión. No hay ideas innatas. “Es opinión establecida entre los seres humanos que en el entendimiento existen ciertos principios innatos, ciertas nociones primarias, como si estuvieran estampadas en la mente humana y que el alma los tiene desde su origen, trayéndolos al mundo con ella. Para convencer al lector carente de prejuicios de la falsedad de esta suposición, bastaría mostrar cómo los seres humanos, por el simple uso de sus facultades pueden obtener todo el conocimiento que poseen sin ayuda de ninguna impresión innata”. Al rechazar la teoría de las ideas innatas, negaba la existencia tanto de principios innatos de carácter especulativo como de orden moral o práctico. El ideal ético racionalista también es sostenido por Locke: “La moral es tan susceptible de demostración como las matemáticas”. Por consiguiente, si nos tomamos el trabajo de definir los términos morales de un modo claro y preciso “el conocimiento moral puede llevarse a un grado de claridad y certeza tan alto” como nuestro conocimiento matemático. En segundo lugar, en su prefacio a los Treatises of Civil Gobernment, Locke expresa su esperanza de que lo que ha escrito sea suficiente para “asentar firmemente en el trono de nuestro gran restaurador, nuestro actual rey Guillermo y legitimar su título en el consentimiento del pueblo”. En el Primer Tratado, Locke rebate la teoría del derecho divino de los reyes expuesta en El Patriarca (1680) y Sir Robert Filmer. Locke asegura que “la posición principal de Sir Robert Filmer es que los hombres no son libres por naturaleza.
Éste es el fundamento sobre el que descansa la monarquía absoluta”. Esta teoría es rechazada por Locke quien sostiene en el Segundo Tratado que los hombres en el estado de naturaleza son libres e iguales. En el Segundo Tratado, rebate a Hobbes: “Todos los hombres están naturalmente en este estado y permanecen en él has que por su propia voluntad se convierten en miembros de una sociedad política”. Y continúa: “El estado de naturaleza se caracteriza porque los hombres viven juntos según la razón, sin que haya en la tierra un superior común para dirimir los conflictos entre ellos” (Spinoza). La fuerza, cuando se ejerce fuera de la esfera del derecho crea la guerra; pero éste no debe identificarse con el estado de naturaleza, puesto que constituye una violación de éste; es decir, de lo que éste debe ser. En el Estado de naturaleza hay una ley moral natural que puede describirse por la razón. Al creer en una ley independientemente del Estado y de su legislación, Locke también creía en la existencia de derechos naturales. El derecho natural al que Locke dedica más atención es el derecho a la propiedad privada. ¿Cuál es el título primario de propiedad privada? El trabajo. De igual modo, Locke opina que la familia es una sociedad natural. Y sigue avanzando que en los orígenes de la sociedad política está el pacto social. “Aunque el estado de naturaleza configura un estado de cosas en el que los hombres no tienen por encima de ellos ninguna autoridad común, “Dios los colocó bajo el imperio de fuertes necesidades, conveniencias e inclinaciones para impulsarlos a la sociedad”. El principal fin del pacto es la conservación de la propiedad individual. Los hombres se agrupan en sociedad “para la mutua presentación de sus vidas, libertades y patrimonios, que llamamos de modo general, propiedad”. Ahora bien, Locke intenta mostrar que la sociedad política y el gobierno se basan en fundamentos racionales. Y el único modo de demostrarlo es sostener que se basan en el consentimiento. Ningún hombre puede ser sacado del estado de naturaleza sin su consentimiento. ¿A qué renuncian los hombres que dan su consentimiento? A su poder legislativo y ejecutivo y al gobierno de la mayoría. Los hombres no renuncian a su libertad para pasar a una condición de servidumbre. El pacto original implica el consentimiento de los individuos sometidos a la voluntad de la mayoría. La monarquía absoluta es contraria al pacto social original. La 1ª y fundamental ley de una sociedad es la que establece el poder legislativo (gobierno, parlamento, soberano), que en Hobbes se corresponde con el monarca. El legislativo es el máximo poder de la comunidad, Locke destaca la deseabilidad de una división de poderes. No es deseable que las personas que hacen las leyes, las ejecuten. Por consiguiente, el ejecutivo habría de de estar separado del legislativo. El poder legislativo no es absoluto y está sometido a la ley moral, tiene que responder a la confianza depositada en él. Por tanto, los poderes son en Locke: legisltivo, ejecutivo y federativo (una especie de gabinete de exteriores). El gobierno puede disolverse desde fuera o desde dentro. Locke llama disolución por la fuerza “destrucción desde el exterior” (como la ejercida por un conquistador). Pero también puede haber una disolución desde dentro mediante la modificación del legislativo. Si el Príncipe sustituye las leyes por su arbitrariedad; o si cambia arbitrariamente el consentimiento del pueblo; si el que ostenta el poder ejecutivo abandona o descuida su cargo; o cuando el Príncipe o el legislativo obran de modo contrario al mandato recibido, entonces la rebelión está justificada: es el derecho a la sedición. Y si se pregunta quién ha de juzgar las circunstancias que hacen legítima la rebelión “contesto: el pueblo juzgará”.

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