Legitimidad del Poder y Evolución de la Ciudadanía Democrática

Concepto de Legitimación del Poder

A veces, los habitantes de un país obedecen al Estado por miedo a un castigo fácilmente imaginable. En muchos otros casos, en cambio, los ciudadanos obedecen sin sentirse amenazados, considerando que es su deber hacerlo. Esto pasa cuando el Estado goza de autoridad. Además del Estado, también pueden tener autoridad los padres sobre los hijos, la profesora sobre los alumnos o el entrenador sobre los jugadores.

Tener autoridad es tener derecho a mandar o derecho a dirigir. Alguien tiene autoridad cuando los demás le obedecen no porque se sientan intimidados, sino porque reconocen el derecho del otro a mandarles. Es decir, autoridad no es sinónimo de poder, sino de poder legitimado.

Además, la legitimación de algo, en este caso la legitimación del poder, coincide con su justificación. Esta justificación logra darle sentido y aceptabilidad. Así, si un atracador nos obliga a darle nuestro dinero amenazándonos con una pistola, probablemente obedeceremos, pero no reconoceremos ninguna legitimidad a su poder. En cambio, cuando acatamos las leyes de nuestro país, convencidos de que ese es nuestro deber, entonces reconocemos que el poder del Estado está justificado.

El Poder y la Autoridad: Distinciones Fundamentales

Hemos definido el poder como la capacidad de influir y modificar la conducta de los demás de acuerdo con lo que consideramos adecuado.

En este sentido, poseen poder tanto el profesor que nos obliga a estar callados bajo amenaza de castigo como el que lo consigue convenciéndonos de los beneficios de estar atentos. En ambos casos, logran modificar nuestro comportamiento.

Sin embargo, solo el segundo de los profesores posee la autoridad auténtica, pues solo él consigue ser escuchado sin usar amenazas ni castigos y, por tanto, logra que se le reconozca su derecho a mandar.

Tipos de Legitimación del Poder según Max Weber

Tipo de LegitimaciónCaracterísticasEjemplos
Tradicional
  • El poder se legitima por recurso a la tradición. Ciertas familias, dinastías o clases han ocupado el poder desde siempre y, por tanto, parece natural que lo sigan haciendo.
  • Esta forma de autoridad no se apoya en cuestiones racionales, como, por ejemplo, la capacidad del gobernante, sino que se basa en la creencia en su carácter hereditario o divino. Por ello, es difícil poder argumentar racionalmente en su favor o en su contra.
  • Jefes tribales
  • Faraones egipcios
  • Imperios dinásticos
  • Monarquías
Carismática
  • El poder se legitima por recurso al carisma; es decir, en función de una especie de don que poseen algunas personas que las hace especialmente dotadas para atraer y movilizar a la población.
  • La legitimación carismática es similar a la tradicional (se basa en la atribución de un don o cualidad excepcional al líder), pero se diferencia en que esta capacidad se considera personal y no hereditaria.
  • El prestigio de estos líderes tampoco tiene una explicación exclusivamente racional, pues sobre todo intervienen las emociones y los sentimientos que logran suscitar. Suele ser poco duradera, ya que es típica de movimientos revolucionarios o transformaciones sociales bruscas.
  • Caudillos como Hitler, Mussolini, el ayatolá Jomeini
  • Líderes revolucionarios como Simón Bolívar, Che Guevara
Racional-legal
  • El poder se legitima por recurso a la ley. Esta es la que confiere autoridad porque emana de la voluntad popular, es decir, ha sido establecida democráticamente.
  • El Estado posee un poder legitimado porque es fruto del convenio o acuerdo racionalmente aceptado por los ciudadanos, que, así, se comprometen a respetar las leyes.
  • Es la única forma de autoridad plenamente racional y la que, por tanto, permite la argumentación a favor y en contra.
  • Democracia ateniense
  • Democracias actuales

La Democracia: Desde Atenas hasta la Actualidad

La Democracia Ateniense: Orígenes y Limitaciones

El primer sistema democrático del que tenemos noticia se remonta a los siglos IV y V antes de Cristo, en la antigua Atenas. En estos siglos se produjo un fenómeno político y social. En Atenas, los ciudadanos estaban íntimamente comprometidos con la marcha política de su ciudad, pues podían y debían tomar parte en las decisiones públicas y en la elaboración de las leyes. El procedimiento para que todos pudieran intervenir consistía en la celebración de asambleas en la plaza pública. En estas asambleas, podían dar su opinión todos los ciudadanos y todos eran escuchados.

Además, los ciudadanos atenienses tenían la posibilidad de acceder a un cargo ejecutivo; también existían sorteos para elegir los cargos. La justicia era impartida por un jurado elegido al azar entre los miembros de la sociedad.

La democracia ateniense era una democracia directa, porque los ciudadanos participaban, sin intermediarios ni representantes, en la legislación y el Gobierno. Sin embargo, este sistema tenía algunas deficiencias. Por una parte, los derechos y privilegios democráticos estaban restringidos a una cuarta parte de la población. Ni las mujeres, ni los extranjeros ni los esclavos tenían derecho a voto. Por otra parte: la facilidad de influencia del pueblo. La opinión de la mayoría podía ser fácilmente manipulada por los demagogos.

Las Democracias Representativas Actuales: Características Clave

Hasta el siglo XVIII, con la Guerra de Independencia americana y la Revolución Francesa, no hallamos ningún planteamiento político similar. Será el movimiento liberal, encabezado por la burguesía, el que reaccionará frente al absolutismo y pedirá mayor libertad y justicia. Sin embargo, hasta el siglo XX no podemos hablar de la existencia de Estados democráticos, ya que hasta esta época no se da una participación real de toda la población. Hasta entonces, el derecho a voto estaba reservado a una minoría privilegiada, ya que estaba limitado a una parte de la población. A diferencia de la democracia ateniense, las democracias actuales son representativas. Los que gobiernan y establecen las leyes no son los ciudadanos, sino unos representantes que los ciudadanos han elegido. Los procedimientos de participación directa son: el referéndum (cuando se pide al ciudadano su voto acerca de alguna cuestión de especial importancia) y el jurado popular (mediante el cual los ciudadanos participan en la administración de justicia). Las características de las democracias representativas actuales son:

  • Sufragio universal: Todas las personas adultas tienen derecho a votar, independientemente de su profesión, sexo o condición social.
  • Sistema de partidos: Los representantes que pueden escogerse pertenecen a partidos diferentes (existe diversidad de opciones). Esto garantiza el pluralismo político. Sin embargo, en ocasiones sucede que los representantes no actúan siguiendo su propia conciencia, sino la disciplina de partido.
  • Estado constitucional: La existencia de una Constitución garantiza el sometimiento del sistema democrático a la ley. La Constitución es un límite para los representantes que, a la hora de legislar, han de tener como referencia lo que esta dicta. Además, evita que la democracia se convierta en una dictadura de la mayoría, pues le impone ciertos límites, entre ellos, la protección de las minorías.
  • División de poderes: Como ya hemos visto, constituye un freno a los abusos de poder.
  • Respeto a las libertades individuales: Una de las funciones de la democracia es proteger las libertades de las personas: libertad de asociación, de lugar de residencia, de elección de profesión… De estas, la más destacable es la libertad de expresión: la libertad para expresar una opinión, aunque esta se oponga al Gobierno o al sistema.

La Evolución del Concepto de Ciudadanía

Ciudadanía en la Antigüedad y la Modernidad

En la Antigüedad, la ciudad era una comunidad política, así que ser ciudadano significaba participar en la vida política de la propia comunidad. En la actualidad, las comunidades políticas han evolucionado y configuran los modernos Estados, de manera que suele decirse que los ciudadanos pertenecen a un Estado.

En la democracia ateniense se originó este concepto. Se habla por primera vez de ciudadanos, aunque solo eran considerados como tales los varones libres (es decir, los que no eran esclavos) y nacidos en antiguas familias de la ciudad. Así pues, la ciudadanía era una noción muy restringida.

Hitos en la Definición de Ciudadanía

  • En el Imperio Romano se profundizó en la noción de ciudadano, de manera que las leyes detallaban con exactitud los privilegios y deberes de un ciudadano. Este poseía derechos públicos (derecho de voto, de acceder a cargos públicos y de apelar al pueblo contra la sentencia de un magistrado) y derechos privados (derecho a comerciar y a contraer matrimonio legal).
  • Los esclavos y extranjeros quedaron siempre excluidos de la ciudadanía.
  • A raíz de la Revolución Francesa, se publicaron los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y se reconocía, por primera vez, la categoría de ciudadano sin distinción de clase social, a la vez que se proclamaba su libertad e igualdad. No desaparecía la discriminación de sexos: la mujer continuaba sin poseer derechos de ciudadanía.

En las democracias actuales, son considerados ciudadanos todos los hombres y las mujeres mayores de edad. Por lo menos es así si nos atenemos a lo estipulado por la ley. Sin embargo, este ideal se ve desafiado en el caso de los inmigrantes, que ven cuestionados sus derechos y deberes con la comunidad a la que han acudido a vivir y trabajar.

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