Lacan y Descartes

Platón (427-347 a.C), nacíó en Atenas en una familia aristocrática. Entonces Grecia era un conglomerado de ciudades estado independientes y autogobernadas. En el siglo V, bajo el mandato de Pericles y con la instauración de la democracia, Atenas había conocido una etapa de gran esplendor político, económico y cultural con la construcción de obras como el Partenón o el triunfo de dramaturgos como Eurípides, Sófocles y Esquilo, comediantes como Aristófanes o historiadores como Heródoto y Jenofonte. Pero tras esta época de esplendor a Platón le tocó vivir un período de decadencia pues tras las Guerras del Peloponeso, enfrentamiento entre Atenas (democrática) y Esparta (Aristocrática) que finaliza con la victoria de Esparta, se impuso a Atenas el régimen sangriento de los Treinta Tiranos, que fue sucedido por la restauración de la democracia, pero piensa Platón que fue una democracia corrupta, donde ni los ciudadanos ni sus gobernantes saben lo que es la justicia y que condenó a muerte a Sócrates, maestro de Platón. Todo esto influirá en el pensamiento de Platón y su filosofía será una propuesta de solución de la decadencia de Atenas. Estas razones llevaron a Platón a no simpatizar con el régimen democrático, lo que marcará el inicio de su obra filosófica, alejándose de la política y convencíéndose de que la solución a los males sociales sólo podía estar basada en la filosofía. El nuevo orden social y cultural trajo consigo consecuencias inmediatas en la reflexión filosófica, haciendo girar el interés por la naturaleza, propio de los presocráticos, por cuestiones relativas al ámbito humano, como los problemas morales, sociales y políticos (giro antropológico). Con la llegada de la democracia se produjo en Atenas una demanda cultural para satisfacer las necesidades de los ciudadanos por participar en las instituciones públicas. Ahora resultaba necesario el desarrollo de habilidades políticas como la retórica o la oratoria, necesarias para conseguir el éxito en la asamblea. Estas necesidades educativas trajeron a la ciudad a los sofistas, que basaban sus enseñanzas en el dominio del lenguaje, concebían el saber como arma política y no buscaban el conocimiento verdadero sino convencer a su auditivo mediante el arte de la retórica, lo que supone el triunfo del relativismo (Protágoras), el escepticismo (Gorgias) y convencionalismo. La utilidad se impuso como criterio de verdad y el interés propio y al interés común. A este pensamiento sofístico se enfrentó Sócrates, que rechazó el individualismo subjetivista y abogó por un orden social fundamentado en valores universales, identificando bondad con justicia. Siguiendo en la línea de su maestro Sócrates, Platón polemiza con los sofistas, a los que ve como meros demagogos que pretendían enseñar un saber que desconocían y dedicará sus esfuerzos a la educación filosófica de los gobernantes, pues solo los filósofos gobernantes, conocedores del Bien, podrán gobernar de manera justa y de este modo evitar tanto el escepticismo como el relativismo ético, moral, político y epistemológico, derivado de las enseñanzas de los sofistas. Su filosofía por tanto tiene una finalidad claramente política entendiendo la política como la realización del bien y la justicia. 


En este contexto surge el diálogo la República, cuyo interlocutor principal es Sócrates. Aunque en apariencia es de carácter epistemológico tiene un objetivo esencialmente político. El tema central es la Justicia y su objetivo primordial es llegar a la constitución de un Estado justo; formar buenos ciudadanos y justos gobernantes, en el que el ciudadano pueda vivir feliz, frente al caos e injusticias de su época. La República ha de analizarse desde la perspectiva de la polémica platónica con los sofistas: 1) Contraposición entre dos tipos de políticos, por un lado los políticos al uso, que solo conocen sombras, que viven en el mundo de la opinión (doxa), y por otro lado los auténticos políticos que conocen la auténtica realidad (epistheme); 2) La contraposición entre dos formas de entender la educación no consistente en introducir conocimientos en la mente sino en enseñar a mirar la verdad. Además en la obra de Platón pueden apreciarse otras influencias filosóficas como: Heráclito, de quien acepta que la realidad física se encuentra en continuo devenir y su contingencia; de Parménides acepta la duplicidad de lo real: un mundo sensible, que no es susceptible de ser conocido realmente (opinión) y un mundo inteligible, que es inmutable (doble vía de conocimiento, afirmando así la inmutabilidad del ser y el cambio como apariencia); de los Pitagóricos su concepto de hombre (compuesto de cuerpo y alma, inmortalidad del alma, reencarnaciones…) y la importancia de las matemáticas. De Sócrates, además de hacer propia su crítica al relativismo de los sofistas acepta la búsqueda de definiciones universales y su intelectualismo ético. La mayéÚtica socrática se transformará en la dialéctica platónica. 

Este texto pertenece al Discurso del Método, obra escrita por René Descartes (1596-1650) y publicada en 1637. Descartes es considerado el padre da la Filosofía Moderna e iniciador del Racionalismo, fue un ilustre filósofo y matemático que pretendíó hacer de la Filosofía un saber universal y válido. Su pensamiento se sitúa en una época de tránsito cultural, entre el final de la Edad Media, con el Renacimiento, y el inicio de la Modernidad, de la que filosóficamente, se considera a Descartes como iniciador. Se pasa de un teocentrismo, propio de la Edad Media, a un antropocentrismo y Naturalismo, que coloca al hombre como centro de interés intelectual. Todo esto supone la caída de las ideas y creencias de la Edad Media, la superación de la ciencia y filosofía escolástica, Aristóteles y Santo Tomás. En la época de Descartes siguieron presentes los cambios del Renacimiento: el hombre tomó la posición central y fue el arranque de cualquier reflexión. Sin esta influencia no tendría sentido el proyecto cartesiano de su método que guiará al hombre en su búsqueda de certezas. Este es el siglo del Barroco, que se define como el gusto que tiende a la excitación del orden, destacado el gusto por lo complicado y retorcido. Con él nace una actitud de duda, de cautela y angustia, y declara la miseria de nuestra condición, se muestra la hipocresía y la tentación del escepticismo es clara. 


Desde el punto de vista científico se exigía una puesta al día del saber, que supuso el abandono de la física aristotélica y de la imagen geocéntrica del universo. Se sustituirán los conceptos metafísicos por otros de caracteres físico-matemáticos, fundados en la experiencia y en un método con un criterio riguroso y lógico para que los hechos observados fueran traducidos al lenguaje matemático. Así, autores como Copérnico, Kepler, Galileo y Newton fundamentan la nueva ciencia y un nuevo método científico experimental, que relega las teorías aristotélicas que habían prevalecido durante siglos. Aunque Descartes rechaza de la nueva ciencia el que se fundamentara sobre la observación y experimentación, compartía con ella la importancia de la búsqueda de un método fiable, para saber cuándo estamos ante la verdad, y la importancia del modelo matemático, pues era el único que propónía demostraciones. En el s.XVII se consolidan dos sistemas filosóficos contrapuestos: el Racionalismo y el Empirismo. Ambos coinciden 1) en que el sujeto es el centro y fin de toda actividad y quien decide sobre la verdad o falsedad y 2) en el análisis del conocimiento para determinar su alcance.  El Racionalismo pone el criterio de verdad en la autonomía de la razón y construye el conocimiento deductivamente a partir de unos principios innatos, independientes de la experiencia sensible.  El Empirismo parte de la experiencia y, por inducción, llega a hipótesis explicativas de los fenómenos. Con Descartes surge el Racionalismo. En su intento de crear una nueva filosofía, se propone como modelo el modo de proceder de las matemáticas: si la filosofía encuentra un método puede proceder con igual facilidad a la búsqueda de la verdad. El método ha de ser el mismo para todas las ciencias existentes. Descartes tiene su inicio en la Escolástica, por lo que parte de los fundamentos escolásticos: existencia de Dios, etc. Por ello, está dentro de la línea platónica agustiniana; pero inicia un Racionalismo. Descartes inicia la filosofía moderna y el Racionalismo. Nace en 1596, en una familia noble. Se educó en el colegio jesuita de la Fléche, en París. Su moderada fortuna la permite dedicar su vida al estudio de la ciencia y a la filosofía. De 1628 a 1649 permanece en Holanda. Este año se traslada a Estocolmo don de muere el año siguiente. La mayor parte de su vida trascurre viajando para nuevas experiencias. Entre sus obras destacan: “Reglas para la dirección del espíritu”, “Meditaciones” y “El Discurso del Método.

La comparación que vamos a establecer es entre Platón y Descartes, dos autores que, aunque muy alejados en el tiempo, mantienen gran número de similitudes y diferencias. Entre estas vamos a destacar las siguientes: ❖ Ambos autores son pensadores racionalistas. Coinciden en que el conocimiento racional es superior al empírico. Para estos el origen del conocimiento se encuentra en la razón y sostienen que es mediante la razón, y no mediante los sentidos, como podemos alcanzar el verdadero conocimiento. Los sentidos son el camino equivocado para alcanzar la verdad, puesto que nos engañan y no debemos fiarnos de ellos. 


Platón desconfía de los sentidos porque cree que el conocimiento que proviene del mundo sensible (“doxa” u opinión) no es fiable puesto que es cambiante y aparente. Es en el mundo de las ideas donde se encuentra el verdadero conocimiento o “epistheme”. Descartes, por su parte, desde la duda metódica también desconfía del conocimiento de los sentidos, considerándolo como no totalmente verdadero, es decir, probable, dudoso y no fiable porque alguna vez nos ha llevado a engaño, por lo que no puede ofrecernos certeza. ❖ Ambos autores defienden que el conocimiento es innato, es decir, que existen las ideas innatas (ideas que no provienen de la experiencia sensible), algo que juega un papel importante en ambos autores. Sin embargo, cada uno las comprende de diferente manera. Platón justifica la existencia de las ideas innatas en el hombre, pues piensa que las ideas existen previamente en el “Mundo de las Ideas” donde son conocidas o contempladas por el alma en una vida anterior, antes de ser unida al cuerpo, y según su doctrina de la reminiscencia conocer no es más que recordar. Mientras que en Descartes las ideas innatas son connaturales a mi razón, y se encuentran únicamente en la mente del sujeto, a diferencia de Platón. Para Descartes están puestas por Dios en el hombre y son como predisposiciones según las cuales éste puede conocer. Podemos llegar a las ideas innatas porque en la mente humana no solo existen ideas adventicias (de fuera) o facticias (fabricadas) sino que encontramos otras como las ideas de “infinito” o den “perfección” de las cuales no podemos ser nosotros “responsables” pues no somos ni infinitos ni perfectos. Tampoco las podemos obtener de una realidad que no es perfecta ni infinita, por tanto, no tenemos más remedio que atribuir a Dios su origen. Nada de esto último hay en Platón.❖ Ambos autores tratan de superar el relativismo y el escepticismo, sin embargo hay gran diferencia entre ambos en el modo de interpretar la verdad, pues aunque los dos creen en que las ideas son la base de la epistemología el punto de partida de ambos es distinto. A Platón se le considera “objetivista” al afirmar que las ideas son realidades objetivas que existen con independencia del sujeto (la verdad está más allá del sujeto que la piensa, se encuentra en el Mundo de las ideas), al que otorga poca importancia dándosela al objeto conocido (idea)
. Sin embargo Descartes tiene una visión más “subjetiva” dando mayor relevancia al sujeto que piensa, al considerar las ideas como representaciones mentales que representan algo extramental (realidad objetiva). Para Descartes para que una idea sea verdadera debe presentarse en mi mente de forma evidente, es decir, clara y distintamente (como el Cógito) y a partir de estas ideas evidentes y aplicando correctamente el método deductivo se pueden obtener otros conocimientos igualmente ciertos. Es el sujeto quien determina cuándo estamos ante un conocimiento verdadero aunque las ideas no van con el individuo sino con la razón que es una y la misma para todos. ❖ Ambos autores tienen una concepción dualista del hombre puesto que para los dos el hombre es la suma de dos sustancias, alma y cuerpo. 


En ambos casos el alma es la parte más importante que define al ser humano, es el lugar donde reside la verdad, es razón o pensamiento y es inmortal, y el cuerpo es fuente de errores; aunque difieren en otras explicaciones. Por ejemplo, Platón mantiene la naturaleza ideal y preexistencia del alma a su uníón con el cuerpo, la reencarnación en otros cuerpos a los que da vida o la concepción del cuerpo como cárcel. Descartes, sin embargo no considera al cuerpo como cárcel sino como una sustancia extensa (res extensa), independiente del alma (res cogitans), que puede moverse y vivir sin ella. ❖ Ambos autores encuentran en las matemáticas una de sus ciencias predilectas. Para Platón la matemática es una forma de prepararse para el conocimiento de las ideas, y la dianoia, el conocimiento de los objetos matemáticos, es la forma de conocimiento que más se acerca a la dialéctica. Por su parte, Descartes encontrará en la matemática dos cualidades que la distinguen del resto de ciencias, la evidencia y demostrabilidad de sus verdades, y las tomará como modelo de método por su carácter preciso y riguroso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *