Lacan y Descartes

Hacia la mitad del s.XVI surge en Europa una crisis que recorrerá todo el s.XVII Esta se corresponderá en el plano social con el desarrollo de la burguésía, y en el plano ideológico con la necesidad que se experimenta de una nueva concepción del mundo basada en la razón.
Esta crisis supuso finalmente la caída total de los fundamentos de la Europa medieval.

Habría que añadir también el cambio que se va produciendo en la mentalidad y que se manifiesta en el desarrollo del espíritu científico, desde los tiempos del Renacimiento,

El desarrollo del pensamiento cartesiano se enmarca en el proceso abierto en el Renacimiento con el antropocentrismo, la consolidación del humanismo y el desarrollo de la ciencia, que supuso la reacción contra los fundamentos de la escolástica y contra la autoridad de la fe como fuente de conocimiento.
Se exalta el valor de la razón frente a la autoridad de libros y maestros.

Hacia la mitad del s.XVII va perdiendo fuerza la creencia en hechicerías, y ganando importancia el Racionalismo, representada en descubrimientos como los de Kepler o Galileo. Se desarrollan las matemáticas, con Gassendi, Descartes, etc. La física tiene su culminación con Newton.

Con respecto a la cultura, encontramos dos fenómenos opuestos: Barroco y Clasicismo. El Barroco domina durante la primera mitad del siglo, mientras que el Clasicismo comienza a desarrollarse durante la segunda. En el Barroco se expresa la crisis rompiendo el equilibrio y la armónía renacentista, exaltando el exceso y la desmesura. Los edificios se hacen más dinámicos, las imágenes adoptan posturas forzadas, y en pintura se resalta el contraste. La realidad se reduce a apariencia.

Por su parte, el Clasicismo propugna la imposición de una ley y orden racional, claridad y sencillez, que era lo que buscaba Descartes frente a las distorsiones del Barroco 


En 637 se publica en Holanda el Discurso del Método para dirigir la razón y buscar la
verdad en la ciencia, escrita en francés, y no en latín como era costumbre. En la primera
mitad del S.XVII)en la que vive Descartes, explica por qué cree que es necesario una obra
que se ocupe del método y porque defiende que el anterior camino al conocimiento debe
abandonarse, buscando una certeza para sobrevivir a la crisis.Aunque la filosofía de Descartes destaca por su originalidad, su pensamiento tiene algunas influencias filosóficas de la época. La primera influencia viene de los filósofos de la antigua
griega que resurgieron en el Renacimiento y del escepticismo, basado en el rechazo de la
verdad, y del estoicismo que admite en sus reglas provisionales de la moral. La crisis y
pérdida de referentes de la época trajo al escepticismo. La estrategia cartesiana empezará
por vencer el escepticismo transformando la duda escéptica en metódica.
Hay que resaltar la postura de Descartes ante la filosofía escolástica, ya que aunque la
descarta abiertamente, no es capaz de superar por completo algunos conceptos y
planteamientos. Sigue usando la noción de sustancia para referirse al yo como si yo fuera
una simple cosa.
Filosóficamente, lo más claro es la polémica entre el pensamiento racionalista continental y
el Empirismo inglés, polémica centrada en el origen del conocimiento.El Racionalismo ve en la razón la fuente principal del conocimiento humano. Un
conocimiento solo merece el nombre de Ideas innatas, cuando es lógicamente necesario y
universalmente válido, Cuando la razón juzga que una cosa tiene que ser así y no de otro modo, nos encontramos con un verdadero conocimiento. Pretende la creación de un sistema deductivo con rigor matemático (spimes).El Empirismo defiende que la única fuente de conocimiento humano es la experiencia, que construye al mismo tiempo su límite. No hay idea innatas y la mente está vacía por
naturaleza, como una hoja en blanco en la que se describe la experiencia. 


Descartes pretende la reconstrucción del saber desde sus raíces, además pretende la
unificación de todas las ciencias con un método universal y único. Descartes se siente
perdido y desorientado, cansado de los errores del pasado. Dice que todos los conocimientos que ha aprendido ya no le sirven, por lo que adoptará una gran prudencia para no volver a caer en estos errores. La filosofía de Descartes se basa en la cautela y la precaución, «avanza más el que va lento y con cuidado». Para ello, Descartes propone evitar la ligereza, debemos analizar las cosas con mucho cuidado, no abandonar las opiniones previas hasta no haber terminado el proyecto de reforma y no haber descubierto el método. Descartes pretende analizar todas las opiniones y creencias que hasta ahora ha recibido para comprobar si son verdaderas. De ahí la enorme importancia del método: antes de responder a la cuestión metafísica, busquemos la manera de no equivocarnos al responderla. El comienzo de la Edad Moderna se ve caracterizado por la búsqueda de un método nuevo. Esta búsqueda es la expresión de una situación de crisis, producida al caer la concepción del mundo hasta entonces vigente. Se rechaza el criterio utilizado por la escolástica, la autoridad, la razón no se reconoce más que a sí misma. El origen del método de Descartes se relaciona con la importancia de, para él, los saberes más importantes relacionados con motes: la lógica, la geometría y el álgebra. Descartes crítica estos tres saberes, llegando a la conclusión de que lo importante no es tener buen entendimiento, sino aplicarlo bien. Por tanto, Descartes desprestigiará la capacidad de raciocinio del individuo, sumándole importancia a la forma de aplicar esta razón. Esta razón, como facultad de distinguir lo falso de lo verdadero, es por naturaleza igual en todos los hombres, distinguíéndose únicamente unos de otros en la manera y capacidad de aplicarla. Descartes dedica al método sus obras El Discurso del método y Reglas para la dirección del espíritu Solo En ellas, se define el método como el conjunto de reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales el que las observe exactamente no tomará nunca lo falso por verdadero y llegará a descubrir solo al verdadero conocimiento de todo aquello que sea capaz. Es un método deductivo, se parten de una serie de axiomas a partir de los cuales se deducen una serie de
teoremas.


El Discurso nos ofrece una síntesis de las reglas en 4: 1. La evidencia. No aceptar como verdades cosas que no sabemos con evidencia que lo son. Consta de la claridad (aquello presente y manifiesto a un espíritu atento) y de lo distinto (aquello que es tan preciso y diferente a lo demás que solo comprende lo que manifiestamente aparece al que lo considera como es debido). El acto del entendimiento por el cual se alcanza un conocimiento evidente es la intuición. En la Regla III se define la intuición intelectual como «la concepción de un espíritu puro y atento, concepción tan fácil y distinta que no queda ninguna duda sobre lo que comprende». Hay que evitar dos vicios fundamentales en la búsqueda de la verdad: la precipitación (tomar por verdadero lo que no es) y la prevención (negarse a aceptar la verdad de lo que es evidente). 2. El análisis. «Dividir cada una de las dificultades que examinaré en tantas partes como fuera posible y en cuantas requiriese su mejor solución». La división tendrá un límite, las naturalezas simples, elementos indivisibles que constituyen el último término del conocimiento. 3. La síntesis. Una vez alcanzadas las naturalezas simples, conduciremos ordenadamente los pensamientos, comenzando por los más simples para ir ascendiendo poco a poco hasta el conocimiento de los más complejos. Para finalmente unir los resueltos. 4. Enumeraciones y revisiones. Hacer en todo enumeraciones tan complejas y revisiones tan generales que estemos seguros de no omitir nada. Para la elaboración de este método Descartes se basará principalmente en la geometría. Este tendrá un optimismo racionalista: fe en la capacidad de la razón. Sin embargo, en el ámbito de la moral no podrá aplicarse el método. Establecer la certea de los primeros principios será el objetivo de la Cuarta Parte del Discursa. Descartes distingue tres esferas o ámbitos de la realidad: Dios (res infinita), el yo (res cogitans) y en los cuerpos (res extensa). Lo primero que hace Descartes es utilizar la regla del análisis con el fin de llegar a una verdad absolutamente segura. El procedimiento que se usa es la duda, una duda metódica y universal. En la duda, Descartes: – Rechaza a los sentimientos y sentidos que nos engañan a menudo. – En el ámbito de las matemáticas, Descartes afirma su certeza, cuyas demostraciones, siempre que sean claras y distintas, serán verdades. – En el ámbito de la realidad no podemos distinguir entre los estados de sueño y vigilia. 


Por tanto, afirmó que todos los conocimientos que pudiera haber conseguido su mente tuvieron el mismo valor que las ilusiones de sus sueños. Descartes radicaliza la duda a través de un experimento mental, el genio maligno, que nos engaña y permite que lo que hemos considerado por verdadero en realidad fuese falso. La aplicación de la duda nos lleva a una primera verdad o principio. Si se duda significa que piensas, y si piensas, existe un ser pensante. Así lo expresa con su frase «Cogito, ergo sum», que es una verdad tan firme que no se puede dudar de ella Presenta una doble función: – Se trata de un ejemplo de proposición clara y distinta, que se capta con la intuición y que es verdadera. – Inicia el dualismo antropológico,distinguiendo entre mente y cuerpo. Las leyes que explican el cuerpo no explican la mente. Este yo pienso traerá una serie de consecuencias: – Lo único cierto es un sujeto cuyo modo de ser es pensar. – El yo es el alma, lo que define esencialmente al hombre. – El dualismo antropológico. El yo o alma es independiente y distinta de cualquier sustancia material, si es que existe. – El alma es más fácil de conocer que el cuerpo, ya que de ella tenemos una certeza inmediata. – El alma es inmortal. Hay una grave consecuencia que se deriva del planteamiento cartesiano: el encierro del sujeto dentro de sí mismo. Esto se denomina solipsismo. Descartes descubrirá que el yo depende de Dios, el primer principio en el orden del ser. El objetivo último de la filosofía cartesiana al afirmar que el alma (res cogitans) y el cuerpo (res extensa) es salvaguardar la autonomía del alma respecto a la materia. Descartes ha mostrado el primer principio a partir del cual se pueden deducir otras verdades, todo lo que se perciba con igual claridad y distinción que la primera verdad será verdadero y podrá afirmarse con total certeza. El siguiente paso es deducir la existencia de Dios y que el pensamiento actúa sobre ideas y no sobre cosas. A diferencia de la aristotélica y la escolástica, Descartes afirma que nuestra mente trabaja con ideas. El yo solo existe como ser pensante que tiene ideas, la idea es una representación mental. Existen tres tipos de ideas: – Adventicias: las que provienen de los sentidos. No son fiables. Facticias: la combinación de ideas por la mente y pueden ser erróneas (no sirven para demostrar una realidad extramental) Innatas: son las ideas primitivas a partir de las cuales construimos el conocimiento («semillas de verdad»). Son fiables ya que Dios o la naturaleza las ha puesto en nosotros 


La filosofía de Ortega se construye frente al modelo de razón del Racionalismo de Descartes. Lo hace en dos frentes, por su oposición a la importancia concedida por Descartes al sujeto, y su oposición a la sobrevaloración cartesiana de la razón frente a la vida.
De estas oposiciones y de las que Ortega desarrolla sobre otras posturas filosóficas surgirán sus doctrinas perspectivistica y raciovitalista. Ortega considera que la historia de la filosofía ha transcurrido por dos etapas, el Realismo y el idealismo. El Realismo es la perspectiva general que la filosofía adopta desde su origen hasta el Renacimiento, es una filosofía que se construye alrededor de las cosas. Por el contrario, el idealismo, impulsado por Descartes, es una filosofía que se construye entorno al sujeto. El centro se situá ahora en como el sujeto percibe el mundo. El idealismo es la nueva actitud vital y filosófica que transcurre desde el Renacimiento hasta el S.XXI Surgíó como crítica y superación del Realismo. Para Ortega lo real es el yo y las cosas, un yo referido a las cosas. Estas no son algo ajeno al sujeto sino que forman parte de su vida, como obstáculo o circunstancia. La vida es la realidad radical, es el absoluto conocimiento y todo se encuentra referido a ella para que tenga sentido. Esta relación entre el yo y las cosas es lo que Ortega entiende por vida. El idealismo y el Realismo caen en el mismo error, al ignorar la vida como realidad radical, como coexistencia en el mismo plano del yo y las cosas. En concreto, el Racionalismo cartesiano disuelve el mundo exterior a favor del yo. Para Ortega no puede existir el yo sin las cosas, ni las cosas sin el yo. Por tanto, el idealismo cartesiano es una filosofía que va en contra de la vida. Para Ortega la vida es como un continuo intercambio entre el yo y la circunstancia. La circunstancia hace posible mi vida y constituye la perspectiva que muestra la verdad de las cosas. Por tanto, él alega que no son válidas ni la postura del Racionalismo dogmático, que pretende imponer una única verdad sobre los demás, ni la del escéptico, que concluye que no existe ninguna verdad La posición correcta es que la verdad tiene muchas caras y según su perspectiva nos afectará una u otra. Ortega afirma que lo falso es la utopia, y es el principal error que comete Descartes en su concepto de verdad. 


La razón se construye desde una razón vital que implica la fusión de perspectiva. El raciovitalismo (vitalismo y Racionalismo) supone una reflexión sobre las perspectivas radicales en las que el € ser humano está situado. Para Ortega razón y vida son inseparables. El error de Descartes estaría en ignorar el carácter plural e histórico de la verdad. Además, no podemos adoptar, como hizo Descartes, un criterio de verdad abstracto como la evidencia, pues la verdad no se construye desde la razón lógico-matemática, sino desde una razón vital. Ortega se opone a la concepción de razón de Descartes. El raciovitalismo (razón y vida son inseparables) supone una reflexión sobre las perspectivas radicales en las que el ser humano está situado: la perspectiva de la razón y la de la vida. En definitiva, el planteamiento de Ortega, frente al de Descartes, busca un nuevo fundamento para la reflexión filosófica. La filosofía, si quiere ser auténtica guía de la vida, no puede construirse más tomando como referencia una razón abstracta, que tome como modelo el saber matemático; ha de hacerse desde la propia vida e historia humanas, y ése era, precisamente, el tema de su tiempo, a juicio de Ortega.

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