La nueva actitud metafísica: el sentido de la vida

3.3. EL SER HUMANO EN LA FILOSOFÍA MODERNA

En el s.XVII surge la filosofía moderna. La preocupación fundamental de esta nueva etapa es el problema del origen, de las límites y de los criterios de validez del conocimiento (el problema del ser humano en relación con el problema del conocimiento).

3.3.1. AUTOCONCIENCIA Y MECANISMO DE Descartes:

El proceso renacentista daba mayor importancia al ser humano frente a Dios. Este hecho desembocara en el principio de la filosofía cartesiana. Descartes publica Discurso del método (tiene como objetivo encontrar un método para determinar la validez de nuestras ideas, creencias y opiniones. De esa intuición deduce la propia existencia: pienso, luego existo. También reconocemos en nosotros el cuerpo, que al igual que el resto de la materia, se mueve mecánicamente. Por lo tanto, el ser humano sería un híbrido de máquina y autoconciencia. Descartes ideo la hipótesis de que en la glándula pineal se realiza una conexión entre el alma y el cuerpo.

3.3.2. EL SER HUMANO, PUNTO DE PARTIDA Y LÍMITE. Hume:

En la obra Tratado de la naturaleza humana, Hume usará el método introspectivo, solo desde un enfoque y punto de partida antropocéntrico tendremos posibilidad de explicar legítimamente el conjunto de la realidad.

– No podemos probar la existencia de esa realidad denominada alma. El alma sería tan solo una especie de imagen pictórica para referirse a la grandeza del ser humano.

– En consecuencia, el ser humano se explica a partir del estudio de sus operaciones mentales y de sus realizaciones prácticas, sociales y estéticas. Para Hume, no cabe duda de que existe una naturaleza humana. Hume sitúa el ser humano como un ser más dentro del conjunto de la naturaleza.

– Para él, la función de la razón consiste en descubrir los fines que nos resultan apetecibles y los medios para alcanzarlos. La razón no es el motor de la acción, sino el motor de la pasión y el deseo (la razón tan solo es y debe ser esclava de las pasiones).

– Las pautas de convivencia y la constitución de las sociedades humanes también se derivan de las pasiones, sean apacibles o violentas. Las claves para entender al ser humano desembocan en el establecimiento de su condición no esencialmente racional, sino sentimental y afectiva.

3.3.3. EL SER HUMANO EN EL REINO DEL DEBER MORAL. Kant:

Kant considera que el carácter fundamentalmente racional de la propia condición de los seres humanos nos obliga a actuar no solo por los impulsos de la naturaleza, sino por los dictados del deber moral. Este aspecto racional supone, como en el Renacimiento, reconocer la igual dignidad de todos los seres humanos. El ser humano se convertirá en problema filosófico, sobre todo por su condición moral.

3.4. EL SER HUMANO EN LA Filosofía DEL Siglo XIX:

En el s.XIX Darwin, Marx y Níetzsche promueven una segunda revolución intelectual respecto a la concepción del ser humano.

3.4.1. EL SER HUMANO DESDE LA PERSPECTIVA Biológica. Darwin:

Darwin explica la evolución de las especies a partir de otras especies vegetales o animales precedentes. La especie humana no ha aparecido en la Tierra espontáneamente, es fruto de una evolución. La creencia en la separación radical entre los seres humanos y el resto de los animales.

3.4.2. EL SER HUMANO DESDE LA PERSPECTIVA Sociológica. Marx:

Marx parte de la indefensión natural del hombre, que necesita vivir en común para transformar la naturaleza a través del trabajo y asegurar la supervivencia. El trabajo se convierte en el factor constitutivo de la sociedad y de la naturaleza humana. Los seres humanos, al trabajar por imperiosa necesidad dentro de este sistema capitalista, acaban convirtiéndose en meras mercancías de mercado, quedando cosificada su propia naturaleza y sus relaciones con los demás.

La alienación es un proceso por el cual un individuo transforma su modo de ser propio y carácterístico por otro que es ajeno. Hay tres tipos básicos de alienación, religiosa, política y económica, por lo que los seres humanos se convierten en esclavos de determinadas creencias, de las leyes y del trabajo respectivamente.

La desigualdad social tiene su expresión en el abismo creciente entre la mayor riqueza de la burguésía y ma mayor pobreza del proletariado. Estas contradicciones internas provocarán cíclicos progresos de crisis.

3.4.3. EL SER HUMANO DESDE LA PERSPECTIVA Psicológica. Nietzsche Y FREUD:

Con Nietzsche se abre el abismo y la zozobra del ser humano del s.XX. Su punto de partida supone reconocer la inexistencia de una realidad objetiva. El mundo se entiende desde una perspectiva antropocéntrica. Nietzsche propone una nueva forma de entender al hombre que resulta de la muerte de Dios: el superhombre, Nietzsche representa ese proceso con tres imágenes: el camello, el león y el niño.

Sigmund Freud intento dar un estatus científico al concepto de lo inconsciente. Su concepción de la mente dividida en capas (inconsciente, preconsciente y consciente) es revolucionaria. Aún lo es más su indicación de que el ámbito de su consciencia es solo la punta del iceberg de nuestra vida mental.

CLAVES SOBRE EL SENIDO DE LA EXISTENCIA HUMANA

El ser humano es una realidad por hacerse. Cada persona se construye así misma a partir de lo que constituye su estructura como individuo y de la estructura de la sociedad y de la época en la que vive, que le otorgará unas referencias concretas para dar sentido a su vida y justificar su existencia. La filosofía existencialista, gestada durante el horror que vivíó Europa con las dos guerras mundiales, intentó responder a esta cuestión con las siguientes alternativas:

LA VIDA CARECE DE SENTIDO


El existencialismo nihilista (Albert Camus y Jean Paúl Sartre), afirma que la vida es algo absurdo, sin sentido. Camus utiliza el mito de Sísifo para expresar lo absurda que es la existencia. La vida es una secuencia de proyectos que se frustran con la muerte. Y Sartre, indica que el hombre es un ser arrojado al mundo. Dice que la vida es absurda, y el ser humano, una pasión inútil.

LA VIDA TIENE SENTIDO

SENTIDO TRNACENDENTE DE LA VIDA


Dios es el creador de todo y es el fin hacia el que entiende todo lo existente. La felicidad plena consiste en ser uno con él.

El personalismo cristiano de Emmanuel Mounier.
Para este filósofo, la persona es la suma de vocación, encarnación y comunión. La vocación puede descubrirse a través de la meditación. La encarnación se produce cuando la persona se compromete con alguna obra y está en la comunión con los demás, renunciando a sí mismo.

SENTIDO INMANENTE DE LA VIDA


Bajo esta perspectiva pueden incluirse corrientes evolucionistas , ecologistas, vitalistas o los humanismos marxistas. El ser humano va realizándose y desarrollando sus capacidades, a la vez, que va dotando de sentido su vida.

El humanismo marxista


Denuncia la situación de opresión y explotación de una parte de humanidad a manos otro. Debido a esto, el trabajo se ha convertido en algo odioso, en enemigo del hombre, y toda la vida humana ha quedado cubierta por la sombra de la alienación. La lucha solidaria humana será capaz de hacer una sociedad sin clases, al no existir propiedad de los medios de producción.

La crítica demoledora de Nietzsche a la cultura occidental


La muerte de Dios lleva consigo la desaparición de los valores tradicionales de Occidente, pero también origina un nuevo tipo de ser humano: el superhombre. Nietzsche defiende un sentido radicalmente inmanente de la vida.

NOSOTROS DAMOS SENTIDO A LA VIDA


El sentido de la vida hay que descubrirlo en la nueva sociedad, en la participación y la solidaridad. Al individuo le faltan referencias y anclajes sociales, y su personalidad tiende a la desintegración. Este fenómeno , conocido como “vacío existencial”, según Viktor Frankl se manifiesta en estados más o menos largos, más o menos profundos de tedio, de aburrimiento. Otro síntoma es la “neurosis dominical”, la depresión que a veces nos visita o nos invade los días de descanso. Frankl apuesta por buscar un sentido a la vida que sea liberador, concreto y sólido. La actitud que nos toca es la de “responder” de nuestra propia vida. A esta carácterística esencial del hombre, Frankl le designa “autotrascendencia de la existencia”. Pues solo desde la responsabilidad personal se puede contestar a la vida.

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