La Filosofía Política de Platón

Guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta

Humillante derrota entre Atenas frente a Esparta. Gobierno de los treinta tiranos, que siembra el terror en Atenas durante un año. Represión de los partidarios de los diputados democráticos. Revuelta democrática de Trasíbulo, derrocamiento del gobierno de los treinta tiranos y reinstauración de la democracia. Juicio y ejecución de Sócrates tras la reinstauración de la democracia.

La motivación de la filosofía platónica

La verdadera motivación de la filosofía platónica es la política, según el propio autor confiesa en su

«carta VII», en la que dice que desde muy joven sentía el deseo de participar en la política de su ciudad, pero la realidad política de su tiempo le resultó decepcionante y le llevó a la convicción de que todos los Estados de su tiempo estaban enfermos, es decir, mal gobernados, debido a la ineptitud o inadecuación de sus gobernantes.  3.Platón cree hallar este remedio en la filosofía. En efecto, como dice en la «carta VII» tras la decepción con la política real de su tiempo, se vio obligado a reconocer «en alabanza de la verdadera filosofía, que de ella depende el obtener una visión perfecta y total de lo que es justo, tanto en el terreno político como en el privado, y  que no cesará en sus machos el género humano hasta que los que son recta y verdaderamente filósofos ocupen los cargos públicos, o bien los que ejercen el poder  en los Estados lleguen, por especial el favor divino, a ser filósofos en auténtico sentido de la palabra». esta «medicina política» contra la enfermedad de los Estados de su tiempo se conoce como filosofogobernante y pretende asegurar que aquellos que dirijan el estado sean los más capaces, no  solo intelectualmente, sino moralmente. 4.a)Relativismo:Ninguna verdad es absoluta; toda verdad es siempre raltiva.b)Escepticismo:es imposible estar absolutamente ciertos de ningunas cosas; las facultades humanas son tan limitadas que no nos llegaran nunca a verdades de las que podamos estar completamente seguros. El conocimiento es imposible.c)Empirismo político:En política, lo que se llama «justo» y «bueno» es aquello que la mayoría del pueblo, más o menos desinformada, toma por tal, aun cuando lo real y objetivamente (pues en realidad no existe lo real y objetivamente justo). 5.El intelectualismo moral de Sócrates es una teoría ética que afirma que sin conocimientos sobre aquello que es el bien, los justo y los demás valores éticos, no puede haber acciones verdaderamente buenas. Y, si alcanzáramos el conocimiento de las dichas cosas, los seres humanos, siendo como somos seres racionales, no podríamos más que actuar justamente y rectamente. En suma, la virtud se basa en el conocimiento del bien, sien el cual no puede existir, por otra parte, lo contrario de la virtud, es decir, el vicio, no es ni más ni menos que desconocimiento de lo verdaderamente justo y bueno. Esta teoría ética influyó poderosamente sobre Platón, quien la acepta plenamente además la aplica al terreno de la política. El resultado de ello es la propuesta platónica de un gobierno de  filósofos, que gobernaran instruidos previamente  en el conocimiento de la justicia, del bien y de los demás valores morales. 6.Una idea es una realidad inmaterial, inmutable, que no ha sido creado, sino que es ingénita e imperecedera, inaccesible a la vista de los demás sentidos, pero si accesible a la inteligencia; es además un modelo perfecto e ideal que copian imperfectamente las cosas materiales y sensibles. Por eso cada idea es la causa del ser o de la esencia de una pluralidad de cosas sensibles que la copian o imitan.

7.La realidades sensibles son materiales, accesibles a la vista y a los  demás sentidos, es el mundo de las apariencias, en constante devenir; se trata de un mundo de cosas que nacen y perecen, que son copias o imitaciones de las ideas, de los cuales dependen ontológicamente. En cambio, las realidades inteligibles son inmateriales, invisibles pero accesibles a la inteligencia; son realidades más auténticas que las sensibles, inmutables, ingénitas e imperecederas. Incluya a los objetos matemáticos y a las ideas; estas últimas en modelos de ideales o arquetipos copiados imperfectamente por las cosas  sensibles y son además únicas y subsistentes. 8.Platón explica la relación entre ambos tipos de realidades mediante los términos «copia» o «participación».Así, afirma que las realidades sensibles copian las realidades inteligibles, si bien de manera imperfecta. O también, que las realidades sensibles participa de las realidades inteligibles. 9.La teoría de las ideas afirma la existencia de ciertas realidades inmateriales, únicas, inmutables, eternas, absoluta, trascendentes, separadas del mundo físico, no accesibles a los sentidos pero sí a la inteligencia, e independientemente de las cosas sensibles y de las humanas. Las ideas son, además, paradigmas o modelos perfectos e ideales que constituyen las esencias de las cosas sensibles  y son imitadas por incluidas de forma más o menos imperfecta, a la manera como una sombra copia o imita el objeto de la que produce. 10.Si no existieran realidades inmutables, es decir, si las únicas realidades existentes fueran las realidades sensibles en cambio, sería imposible hallar un conocimiento permanente auténtico y verdadero sobre la realidad, pero cuando creyéramos haber hallado cualquier verdad sobre algo, para entonces ya habría cambiado, con lo que dicha verdad perdería su validez. Para que exista la posibilidad de lograr un conocimiento objetivo y verdadero sobre una realidad, dicha realidad no puede estar en continuo cambio, ha de ser permanente, dado que esa clase de realidades no existen en el mundo sensible, es preciso suponer que existe otro ámbito distinto de realidades inmutables sobre las que sí es posible hallar conocimiento  verdadero. 11.La opinión es un saber de grado inferior que tiene por objeto la realidad sensible; se basa en los sentidos y es por eso oscuro, superficial, aparente  y poco fiable;  además, la opinión es cambiante y relativa. En cambio, el conocimiento científico o conocimiento propiamente dicho es un saber acerca de las realidades inteligibles; su fuente no son los sentidos, sino la inteligencia; es claro, objeto, fiable, permanente y universalmente válido, no relativo. 12.En efecto, la teoría de las ideas es una teoría que afirma que existe al menos  un  ámbito de la realidad que es inmutable y no sometido al nacimiento y a la muerte ni a variación alguna a lo largo del tiempo. Sólo porque hay realidades así es posible plantearse la posibilidad de alcanzar el conocimiento científico, es decir, un conocimiento objetivo, universal, no cambiante y definitivo sobre alguna parte de la realidad. Pero si es posible lograr un conocimiento con estas características, aunque sea solo una parte de la realidad, entonces no tienen  razón los sofistas al defender que toda verdad es siempre relativa y que es imposible alcanzar ninguna verdad absoluta  y objetiva. Y es que los sofistas no distinguen entre ser y parecer; para ellos real es lo que parece real y las cosas son como nos parece que son. De ahí su relativismo.


13.Semejanzas: Ambos son inmateriales, eternos, inmutables, perfectos e ideales, trascendentes, invisibles, inteligibles, y, por tanto, solo accesibles a la inteligencia; también son modelos que las cosas sensibles  copian imperfectamente. Diferencias: Los objetos matemáticos no acaban de ser plenamente subsistentes, pues copian a algunas idea; todavía son, en cambio, absolutamente subsistentes.En este sentido podemos decir que las ideas son las más reales y auténticas que los objetos matemáticos. Además, admiten la pluralidad, mientras que las ideas que copian son únicas y no admiten la pluralidad. 14.La ateniense se basa en el supuesto erróneo de que cualquier ciiudadano es competente moral e intelectualmente para desempeñar los cargos públicos relevates de la vida política, sin necesidad de una previa educación y de un examen exhaustivo de su capacidad e integridad moral e intelectual. De ahí que bajo la democracia ateniense dichos cargos se asignen por sorteo, por turno o por votación de la mayoría más o menos desinformada. 15.La alternativa que Platón formula se sintetiza en la llamada teoría del filósofo gobernante. Esta teoría propone un gobierno de filósofos, es decir,  un gobierno formado por los mejores ciudadanos que han sido formados moral e intelectualmente por el propio Estado para que, cuando les llegue el momento, asuman la dirección del gobierno y las principales funciones públicas. El sistema educativoo estatal, y no la decisión de la mayoría, se convierte entonces en el instrumento de selección y de formación de las mejores naturalezas, destinada a algún día a dirigir la ciudad. 16.Influenciado por el intelectualismo moral de su maeestro Sócrates, Platón está convencido de que sin conocimiento sobre el verdadero bien y la verdadera justicia no puede haber acciones verdaderamente justas y buenas. De ahí que el buen gobernante deba formarse en el conocimiento del bien y la justicia para ser capaz de conducir a la ciudad hacia el bien y la justicia. De lo contrario, los gobernantes son como ciegos  conduciendo a otros ciegos. Ahora   bien el bien y la justicia en el Estado no son sino un reflejo del bien y de la justicia en sí, es decir, de las ideas eternas de justicia y bien. De modo que la ciencia que el político necesita conocer no es otra que la filosofía, la cual le proporcionará una visión general sobre el bien en sí, la justicia en sí y otros valores eternos. Dicho conocimiento le servirá para ver más claro en el mundo de los asuntos humanos a la hora de gobernar, y también para dirigir con ecuanimidad y moderación su vida personal, lejos de ambiciones personales que pongan en peligro el buen gobierno y la armonía de la ciudad. El orden político del Estado debe ser un reflejo del orden cósmico representado por el mmundo de las ideas, de ahí la necesidad de conocer éste último mediante la filosofía si se quiere lograr la armonía y la justicia en el Estado. 17. gobernar la propia alma consiste en lograr la armoonía entre sus partes. lo mimo que en el mundo sensible existe un mundo imperfecto que copia el orden perfecto representado por el mundo de las ideas, el alma debe existir también un orden natural entre sus partes que copie el orden del mundo de las ideas. Este orden natural consiste que la parte racional ejerza un sabio control sobre las partes irracionales del alma, es decir, sobre la parte irascible (emociones y pasiones) y la parte apetitiva (apatitos y deseos materiales); cuando esto   ocurre estamos ante un alma  bien gobernada o un alma en armonía.


si por el contrario, es una de las dos partes inferiores la que se impone, estamos ante un alma mal gobernada. Gobernar la propia alma consistirá entonces, no en eliminar las emociones ni los deseos materiales, si no en moderarlos lo necesario para que no se desborden y acaben tomando el control, apartándola del orden natural, de lo bueno y de lo conveniente. 18.Gobernar bien el Estado es semejante a gobernar bien la propia alma: En esencia, se trata de que las dos clases inferiores (guardianes y productores), se sometan a la superior (gobernantes filósofos), que representan la racionalidad. Se trata de reflejar también el orden natural de las cosas, a imitación del orden que reside en el mundo de las ideas. Hay desorden y, por tanto, mal gobierno, cuando no quienes están preparados para dirigir el Estado ni por naturaleza ni por educación, asumen las funciones de gobierno. Es decir, cuando quienes asumen esta función no son los verdaderos filósofos, sino aquellos que tienen la naturaleza y educación de productor o de guardián. Entonces se rompe   el orden natural y entonces reina el mal gobierno. Por otra parte, es necesario que los dirigentes políticos sepan también gobernar su propia alma para llevar una vida recta  en el terreno personal; de este modo, en su acción de gobierno, no se dejarán llevar por ambiciones personales de poder, de riqueza o de gloria, porque han moderado los deseos de estas cosas, es más, en cierta medida desprecian estas cosas, pues, gracias al conocimiento que les ha proporcionado la filosofía, saben que no dan la verdadera felicidad humana, que son solo «vanas sombras» del verdadero bien. 19.Para Platón el fin de la educación de los aspirantes  a gobernantes debe ser seleccionar y formar moral e intelectualmente a los mejores; la disciplina que permite lograr este objetivos es la filosofía o dialéctica, que deberá conducirlos al mundo de las ideas, particularmente de las ideas de bien, justicia y belleza, y que irá precedida por el estudio de las matemáticas como preámbulo de la filosofía; en cambio, los sofistas el fin de la educación debe ser ayudar a quienes acuden a ellos a lograr poder popularidad o influencia en la Asamblea;   de ahí que los sofistas enseñen disciplinas como la oratoria, la retórica o la erística, tendentes a aumentar el poder de persuasión, clave del éxito político en la democracia ateniense. Por otra parte, las diferencias entre Platón y los sofistas se dan, no solo en el objetivo que debe lograr la educación de los aspirantes a políticos y en las disciplinas que deben cultivarse, sino también en la manera misma de entender la educación en el método: En efecto, para los sofistas la educación es una manera de transmisión de conocimientos del que sabe al que no sabe, de ahí que consideren justificado cobrar por sus enseñanzas; en cambio, para Platón, en la línea de Sócrates, educar no consiste en transmitir conocimientos, sino en estimular las facultades  de conocimiento que dormitan en el alma década uno para que, guiado por el educador, uno  mismo alcance el conocimiento de la verdad y el bien.

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