La Filosofía del Asombro y el Ser en Heidegger: Crítica a la Técnica y Propuesta de la Serenidad

El Asombro como Origen de la Filosofía en Heidegger

Los antiguos griegos sabían que la filosofía nace del asombro, y de lo que más debemos asombrarnos es de que las cosas existan. Heidegger se asombra de que existan cosas en lugar de la nada. La pregunta fundamental es: ¿Qué es lo que hace que las cosas sean? Esto es preguntarse por el SER.

Hay quienes dicen que el motivo de esto es Dios, pero tendríamos que preguntarnos: ¿Quién es Dios? O ¿quién creó a Dios? Heidegger argumenta que cuando nos quedamos asombrados por el “tener” es como “no tener”; dejamos de poseer las cosas. Nuestra relación cotidiana con las cosas es “tenerlas” (si llueve, cojo un paraguas), pero cuando me asombro, no poseo las cosas, me detengo, no hago otra cosa.

El Papel Receptivo del Filósofo

En la relación cotidiana con las cosas, yo soy el sujeto activo y las cosas son algo así como el predicado, objetos a mi disposición, pasivos. En el momento del asombro, ya no está tan claro que mi papel sea activo, sino que más bien es un papel de recepción.

La filosofía no tiene nada que ver con la ciencia, ya que cuando te asombras frente a un suceso de la naturaleza, te conviertes en un ser activo que experimenta para conocer sus secretos. Torturamos a la naturaleza para dar respuesta a nuestro asombro. Si, en lugar de eso, no salimos del asombro, se tratará más bien de una contemplación estética (como puede ser la postura del hombre religioso ante Dios).

A diferencia de lo que se ha hecho con la naturaleza, el ideal de las religiones no ha sido poner a Dios bajo su dominio. Frente a Dios no somos activos, al igual que frente a la música. Para Heidegger, la filosofía está más cerca de la música y de la religión que de la ciencia, pues es pasiva, no activa. La filosofía es una actividad intelectual que intenta ir más allá de la razón.

La Pregunta por el SER y la Crítica a la Usura

La pregunta por el SER de las cosas no se puede responder, según Heidegger. Las preguntas científicas fuerzan a la naturaleza. La razón convierte todo lo que hay a nuestro alrededor en cosas, pero estamos buscando algo que se parece más a Dios o a la música. Por ello, hay que recurrir a la etimología del verbo SER.

La obra más importante de Heidegger es Ser y Tiempo. En ella explica que el SER es algo que experimentamos a lo largo del tiempo de nuestra vida.

La Relación de Usura con la Naturaleza

Heidegger dice que nuestra relación con la naturaleza es una relación de usura. La vemos como un gran depósito de mercancías que es posible explotar sin fin. La naturaleza queda reducida a un conjunto de existencias, y por eso se da la usura. Esta concepción del hombre como un ser que trabaja, ya que ha de explotar la naturaleza, tiene graves consecuencias.

Si el hombre ve la naturaleza como un objeto o mercancía, también verá a otros hombres como objetos; la cosificación invade todo y eso provoca una postura de guerra continua.

Ciencia, Técnica y la Propuesta de la Serenidad

El trabajo tiene dos formas principales: la ciencia y la técnica. La ciencia no piensa (según Heidegger) y nos impide pensar, ya que nos dota de un nuevo principio de productividad, donde todo tiene que ser productivo.

Frente a la usura (principio de productividad), Heidegger propone la SERENIDAD, una nueva relación con las personas y la naturaleza, más respetuosa. No hay que actuar como científicos, sino más bien como quien escucha, asombrándonos ante la maravillosa naturaleza, contemplando. Heidegger tiene una idealización de la naturaleza.

Metafísica y Crítica Social

Heidegger es un pensador metafísico que se hace la pregunta más abstracta: ¿Qué es el Ser? Su respuesta es que ese SER puede entenderse como la naturaleza, no solo como lo que existe, sino además como su proceso de creación. El SER es lo que hace que las cosas sean. Sin comprender el SER no se puede entender al ENTE (lo que es).

En cuanto a la relación del hombre con la naturaleza, comienza un estudio antropológico que le permite hacer una crítica social. Como resultado de esa crítica, puede llegar a la conclusión de que el hombre ha quedado deshumanizado. Para pensar el SER es necesario haberlo vivido antes. Su filosofía no es intelectualista, sino que aspira a ir más allá del logos. El pensar es una actividad secundaria.

Nuestra vida es vida natural en un entorno natural. Y cada uno escoge la manera de vivir en este entorno:

  • Ir en contra de la naturaleza intentando conquistarla.
  • Encontrarse en armonía con ella.

Postura Política y Pensamiento Verde

Heidegger vio en el nazismo una forma de alcanzar estos valores perdidos, valores que no existen en nuestra sociedad consumista. Se le puede considerar un pensador reaccionario en cuanto a su política y, por otro lado, el implantador del pensamiento verde, mediante el que había que armonizarse con la naturaleza. Difundió estas ideas mediante sus críticas sociales.

El trabajo genera dolor, alienándose contra la naturaleza y, posteriormente, el hombre se aliena contra el hombre. Por tanto, la paz y la guerra terminan por no diferenciarse. Habrá pensadores marxistas que reivindicarán estos valores del pasado que propone Heidegger.

Pensamiento Unilateral vs. Serenidad

Heidegger llama “pensamiento unilateral” al resultado alcanzado por el hombre una vez se ha desvinculado de la naturaleza. Frente a él, propone un “pensamiento mediante”. Heidegger no es un pensador claro, pues pretende sugerir al lector, para lo cual tiene que ser oscuro. Plantea preguntas para las que no da respuesta. No busca enfrentamiento, sino correspondencia y armonía.

Heidegger propone otro punto de vista: compatibilizar el dominio técnico de la naturaleza con que no se vean desplazadas otras partes del ser humano, como nuestras capacidades poéticas y estéticas que nos permiten relacionarnos con la naturaleza. Esto es a lo que Heidegger denomina SERENIDAD.

La Tercera Vía: Razón, Irracionalismo y Poesía

El SER es una especie de cosa misteriosa, pero gracias a él las cosas existen. No queda claro qué es exactamente. Heidegger contrapone la idea del campesino, que a través de su relación con el campo consigue los frutos, a la del trabajador industrial, que dedica su vida al trabajo en una cadena de montaje, en la que acaba siendo una máquina de producción que podría ser sustituida por otra máquina.

Filosofía y ciencia nacen de la mano y tienen que ver con explicar las cosas por la razón y no dar explicaciones míticas. Con el tiempo hemos perdido la confianza en la razón. Heidegger dice que la ciencia es ciega, ya que nos hace conocer los medios, pero no los fines (la energía atómica puede servir para hacer bombas, pero ¿con qué fin?).

Heidegger pensaba que había una especie de camino o de Tercera Vía entre dos sendas que no conducen a ninguna parte: la razón y el irracionalismo:

  1. La Razón

    Intentar controlar racionalmente la vida humana es un absurdo. La razón es igual que la técnica, que la ciencia, etc.; está bien, pero dentro de un determinado ámbito. No se puede pretender que toda nuestra vida esté guiada por la razón. De hecho, lo más importante de nuestra vida (gustos, afectos, etc.) son temas en los que la razón no decide nada.

  2. Lo Irracional

    Tampoco sería sensato dejar el control de nuestra vida bajo el dominio de los impulsos del momento o los sentimientos.

Para entendernos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, no es suficiente ni confiar en la razón ni en los instintos, ya que ninguno de estos caminos basta. Hay que buscar una Tercera Vía, un camino intermedio entre la razón pura y los sentimientos puros que nos ayude a entender la realidad.

La Poesía como Solución

¿Qué sería esta Tercera Vía? Heidegger nos sugiere la poesía. Si reflexionamos sobre la poesía, esta tiene que ver con los sentimientos, pero la poesía tampoco es algo totalmente sentimental, ya que requiere una elaboración racional: rimas, ritmo, etc.

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